DE MAL A PEOR

Roma. Italia.

12 de enero del 2020.

CAMILA

Tomé a María y la alejé del grupo para hablar conmigo, quiero saber qué pasa con ella.

– ¿Qué tienes María? –

– Nada, estoy bien–

– ¿Segura? –

– Si, no pasa nada Cami–

– Pues tu cara no dice lo mismo, ¿Es por Sofía? –

– Es solo que no es buen momento para verla–

– Ya veo, ¿Qué pasó? –

– Ahora no quiero hablar de eso–

– Bien, entiendo, pero lo mejor es que dejes esa actitud negativa y vuelvas a ser la María alegre que conozco ¿Sí? –

– Bien, lo intentaré–

– Grandioso, ahora volvamos con Helena y Esteban–

Un rato después, Pablo terminó de hablar con Sofía, me tomó de la mano para alejarme un poco del grupo, eso hizo que Helena comenzara a verme como una amenaza, definitivamente está celosa de mí.

– ¿Qué averiguaste? – me preguntó.

– No mucho, no quiso entrar en detalles ¿Y tú? –

– Nada en especial, solo averigüé todo lo que paso y con detalles. Sabes, entiendo el por qué ambas se odian, en especial María–

– Grandioso, dime–

– Bueno, todo comenzó hace unos meses cuando...– dijo Pablo siendo interrumpido por María que se acercaba. – Luego te cuento–

– Camila– dijo María llena de rabia. – Necesito hablar contigo a solas, perdón Pablo–

– Tranquila, tómense el tiempo que quieran– dijo Pablo dirigiéndose al grupo.

– Mari, ¿Qué pasa? –

– ¿Te acuerdas de que hace varios meses te conté que había tenido un novio con el cuál terminé por algo que me dolió? –

– Si, obvio que me acuerdo–

– Bueno, es él– me dijo señalando al último invitado.

– Así que él es Roberto, bien, le voy a enseñar que a una mujer no se le lastima–

Me acerqué a él con gran ira.

– ¡Maldito infeliz! – le grité dándole una cachetada con todas mis fuerzas tomándolo por sorpresa y haciéndole caer.

Todos quedaron sorprendidos, nadie se esperaba que iba a responder de esa forma, y aún no termino.

– Esta es por María– de dije dándole otra cachetada justo cuando se paró.

En eso intenté darle otra cachetada, pero esta vez Pablo me agarró el brazo justo antes de que lo golpeara. El problema fue que reaccioné agresivamente dándole una cachetada que hizo que retrocediera, para luego tropezar y caer al suelo con sus manos en su mejilla derecha.

Después de eso, todos reaccionaron, María me calmó, Helena ayudaba a Pablo y Esteban y Sofía a Roberto. Un momento después, me acerqué a donde estaba Pablo y lo ayudé a sentarse en una de las bancas del centro comercial.

– ¿Estás bien? – le dije sentándome a lado de él.

– ¿Tú crees que está bien? – me dijo Helena furiosa.

– Oye, perdón, fue una reacción–

– Pues valla reacciones las que tienes–

– Chicas, no peleen, no fue nada, solo es una pequeña marca– decía Pablo intentando calmarnos.

– Yo no utilizaría la palabra "pequeña"– dijo Helena.

– Desaparecerá con el tiempo, no te preocupes–

– Claro, defiéndela– dijo Helena levantándose de la banca.

– Yo no la estoy defendiendo– le dijo tomándola de la mano.

– Iré a mirar si Esteban necesita ayuda– dijo liberándose de la mano de Pablo.

– Perdón Pablo, no quería que esto pasara, yo solo, lo siento– dije un poco apenada.

– Tranquila, creo que el haberme metido de esa forma no fue la correcta, es comprensible que reaccionaras así, más de rabia que tenías. Por otra parte, no le hagas caso a Helena, ella suele reaccionar así cuando se meten con alguien que significa algo para ella, en especial a Esteban y a mí– me dijo con una sonrisa.

Las palabras de Pablo me tranquilizaban, me siento mal por haberle hecho esto a él, más cuando es su cumpleaños, creo que le he dado el peor regalo de cumpleaños de la historia. Pero la calma terminaría muy pronto.

– ¡¿Qué demonios pasa contigo?!– me gritó Roberto furioso por lo ocurrido.

– ¡Cállate bastardo! No debiste herir a María–

– Muchachos, mejor cálmense y resuelvan esto como gente civilizada– decía Pablo intentando calmarnos–

– Mejor no se meta en los asuntos de los demás–

Pablo solo se limitó a mirarlo de forma desafiante. Esto comenzaba a salirse de control, Roberto estaba preparado para pelear; Pablo, aunque prefería que esto se resolviera hablando, al ver la amenaza que representaba Roberto, se preparó para lo peor; los demás, solo se limitaban a ver la escena; yo, por otra parte, estaba ansiosa de sacarle un diente.

– Saben qué, me largo, no voy a tolerar más a este metido y su noviecita loca– dijo Roberto mientras caminaba hacia la entrada del centro comercial por donde llegó.

Eso me enfureció de nuevo.

– A quien llamas loca bastardo– le dije lanzándole otra cachetada, pero esta vez él logró tomar mi mano antes de que lo golpeara para luego empujarme ligeramente haciendo que tropezara y cayera.

Luego de eso vi como una mirada de arrepentimiento lo invadió, creo que muy en su fondo vio que había hecho algo malo. Luego se acercó lentamente hacia mi comenzando a estirar su mano lentamente. Pero entonces, Pablo le dio un golpe en la cara que lo hizo retroceder, pero él respondió dándole un golpe en el estómago a Pablo sacándole el aire para luego darle un golpe en la cara que lo tumbó. Roberto se acercó a Pablo, pero este lo empujó con una patada, se paró y cargó contra Roberto tumbándolo, ya en el suelo, Pablo le aplicó una llave de sumisión que, por la expresión de Roberto, causaba gran dolor.

– Discúlpate con ella– de decía Pablo aplicando más presión.

Roberto intentó librarse de la llave, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. En eso apareció Esteban.

– Pablo, déjalo– dijo Esteban tomando a Pablo de los brazos, luego de un poco de forcejeo, Pablo cedió soltando a Roberto.

La gente se acercaba a ver la pelea, incluso algunos la grabaron, eso me hacía sentir un poco mal, es probable que dentro de poco ese video se vuelva viral dejando mi imagen como la de una loca descontrolada y la de los demás como unos desadaptados sin modales.

– Me vengaré Pablo, lo juro– dijo Roberto saliendo del centro comercial junto con Sofía y Helena.

– ¿A dónde vas? – le preguntó Pablo a Helena.

– Voy a asegurarme que no haga otro escándalo, nos veremos luego– respondió Helena para luego salir del centro comercial.

Luego de unos minutos, cuatro oficiales llegaron al lugar.

– Muchachos, deberán venir conmigo– dijo uno de los oficiales sacando sus esposas poniéndoselas a Pablo.

Creo que este día va de mal a peor.

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