Castigo

Vishnu no creyó ninguna palabra de Afrodita. Abrió los ojos, y se dispuso a desterrarla a un multiniverso lleno de fealdad, cuando Nix apareció y se puso de rodillas ante su grandeza.

—Perdonela, mi señor. Afrodita es imprudente, pero no es mala. Ella solo quería ser la diosa de la verdadera belleza, nada más. No merece castigo cruel por poca travesura.

Las otras diosas que estaban tan asustadas como Afrodita, imploraron perdón en su nombre. Vishnu sonrío, y con un poco de vacilación, impuso un castigo más liviano.

—Por vuestra deseo de ambicionar toda la belleza del mundo, no podeís a volver a apreciar la verdadera belleza. Pues todo lugar que pises, morirá para posteriormente ser la cosa más fea y repugnante. 

Afrodita lloró, pero sus lágrimas no conmovieron el corazón del dios, que se mantenía firme en su decisión. Resignada, aceptó su castido. Las otras diosas fueron condenadas a cien años de oscuridad. 

Khayana volvió a la sierra en compañía de la Pachamama, y Ranjit volvió a casa con su enferma madre. Al día siguiente, camino al trabajo, murmuró para si mismo:

—No sabeís cuan equivocadas estaban todas, yo también he vivido rodeado de belleza, pues he vivido apreciando la belleza de la bondad en mi madre. 


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