Capítulo 58
Aerix
Me siento plena, desearía que el momento se quedara justo así, pero mis pensamientos me cortan toda la sensación agradable y abro los ojos. Unos destellos explotan, aunque no estoy segura de por qué, no entiendo este poder. Alejo despacio mi boca de la de Morket, entonces bajo mi cabeza avergonzada y triste.
—Yo...
Toca mi barbilla y vuelvo a mirarlo.
—Lo hiciste porque querías —me aclara, así que mi corazón golpetea con fuerza, mientras siento como mis mejillas comienzan a arder—. No te fuerces a nada —finaliza.
Abro despacio mi boca.
—Debería... —Reacciono—. Digo, deberíamos ir a buscar a tu madre.
—Claro —responde permitiendo que cambie el tema, respetando mi necesidad de evitarlo.
Nos miramos de una manera intensa por un rato largo, hasta que decido seguir el camino y él me sigue el paso. Llegamos a una sala, entonces observo a cada columna, pero no encuentro la que busco.
—¿Los ayudo? —Escuchamos detrás de nosotros.
Nos giramos y vemos a Rebecca sosteniendo un mapa, Morket se queda mirándola por bastante tiempo, al darse cuenta de algo su gesto se decepciona.
—Tú...
—Cielo me separó de Océano —le aclara.
Morket se sorprende.
—¿Dónde está Océano?
—Deberás preguntarle a Cielo, porque no lo sé. —Se acerca hasta mí—. Necesitas esto, ¿cierto? —Me alcanza una piedra con un dibujo de runa.
Enarco una ceja.
—¿De dónde lo sacaste? —consulto.
—Me lo dio Jacky, Ketran se lo entregó, supuestamente ella debía darle este mensaje de Isela a Cielo, pero no lo hizo ¿Qué opinan? —Mira a Morket y luego a mí—. ¿Isela comete errores? ¿Acaso no lo ve todo? ¿Por qué el mensaje terminaría en donde no debe?
Agarro la piedra y la observo.
—Isela es muy metódica, es difícil que se equivoque, pero como me dijo Blus una vez, la existencia de Cielo no la deja ver todo, aunque es imposible saber si esto es un error o un plan de ella.
—Mi madre... —Hace una pausa Morket—. Quiero decir, si esa runa trae a mi madre, mi padre no lo sabría, porque no encuentro razón para que él quiera traerla.
—Como no encuentro razón para que Isela desee lastimarte —aclaro.
—Isela solo quiere tener a Blus de su lado, eso es todo, si lo tiene a él, controla a papá.
—¿Para qué quiere controlar a tu padre? —indaga Rebecca.
—Supongo que para destruir a Cielo, papá puede destruir lo que sea si está descontrolado.
—Ahí tienes la respuesta. —Miro la columna—. Si llamo a tu madre, se va a descontrolar, ¿no?
—No estoy tan seguro.
—Mejor no lo hago, quizás sea bueno que pronto me olvide de esto, entonces no agregaré problemas.
—Necesito hablar con mi madre —insiste Morket.
—No estás siendo racional —le aclara Rebecca—. Eres Inmortal, tienes muchas otras oportunidades para hablar con ella, este no es el momento.
—Mi madre puede atraer a la desgracia, pero también tiene la respuesta a todo, así que hazlo —me pide.
Dudo y observo la piedra, para luego presionarla.
—De acuerdo, de todas formas no puedo ir en contra de Isela.
Pongo la runa en donde debe ir, la giro, entonces activo el poder. La columna se rompe, entonces dentro se ve una estatua de Inn, Diosa de la Creación, la cual comienza a resquebrajarse, revelando así a la mujer totalmente blanca, que se dice que por dentro es todo lo contrario a ese color.
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