Capítulo 55
Jaelyne
Bueno, ya estuve acompañando un poco a Rebecca, no puedo molestar a Irina porque ayer tuvo su noche de bodas y Kael está trabajando con el comité, así que solo me queda pasear por lo silvestre.
¡Me encanta la vegetación de Aerix!
—Oh, ahí se encuentra a quien estábamos buscando —le digo a mi bebé y me aproximo a la creadora de esta guarida—. Se ve un poco distinta —opino sobre la última vez que me acerqué aquí.
—Ah, es que Ketran lo destruyó —responde Aerix sentada junto a un arbusto, así que me pongo a su lado—. Si ves a Océano, avísame, ya la perdí, ni eso hago bien —expresa cohibida.
—¿Océano? Te refieres a Rebecca.
Se ríe.
—No, hablo de Océano, la de verdad, Cielo la metió en el cuerpo de Veinticuatro —explica.
Me queda la boca abierta.
—Wow ¿Esa no es la ninfa que ama Blus y se murió o algo así?
—La misma, aunque en realidad se perdió en el vacío, pero sí, es algo parecido.
—Bueno, ya no tengo que preocuparme porque Morket siga a Rebecca, un problema menos, faltan mil quinientos ochenta y ocho. —Sonrío de manera amplia.
Vuelve a reír.
—Qué graciosa, ¿pero por qué Morket sería un problema? —pregunta incrédula y ladea la cabeza—. No lo veo así.
—Ah, es que es un acosador.
Se carcajea.
—Ah, sí, lo sé. —Mantiene la sonrisa.
—¿A ti también te sigue?
Se sonroja.
—¿Eh? Digo sí, supongo porque soy una Belleza, como ustedes.
—No veo que te moleste —opino.
—¡Claro que me molesta! —Se pone más nerviosa.
Sonrío de manera pícara.
—Estoy shippeando algo.
—¿Shippeando? —Enarca una ceja.
—Ah, es cuando te gusta que dos personas estén juntas, es un término de Paraleio, no te preocupes.
Se me queda mirando confundida y creo que un poco también se me ofendió.
—¿Tú quieres que esté junto a Morket? —expresa enfadada.
Sí, se me enojó.
—Oye, tranquila, si no te gusta me parece bien, solo juego sobre ello.
Se queda callada un momento, entonces se vuelve a sonrojar, aunque esta vez un poco más.
—¿Si no me gusta? —expresa confundida y baja la vista—. Pero me gusta, eso creo.
¡Uh, atiné!
—Eh... ay, no sé qué decir. —Intento pensar—. Pues... ¿Entonces qué quieres?
—¿Eh? —Vuelve a mirarme—. ¿A qué te refieres?
—¡Que si te gusta, ve por él! Estoy segura de que está loquito por ti, porque a ti también te acosa, aunque hasta que arreglemos el problema de que sigue a Irina y a mí también, va a ser un poco complicado, a menos que no seas celosa.
—Estoy confundida. —Frunce el ceño.
—Mira... —Me lo pienso—. ¿Qué te confunde? ¿Te gusta o no? ¿Estás enamorada o qué?
—Las ninfas me enredaron con su explicación. —Hace puchero.
—A esas no le hagas caso, ni son normales.
—¿Qué es estar enamorada? —me pregunta de repente y me quedo un poco en shock.
—Pues... cuando piensas mucho en esa persona especial y la quieres más que a otros, y te pones re nerviosa cuando hablas con él, además te agarra una confianza que no tienes con cualquiera. —Suspiro—. Mierda ¿Qué estoy haciendo? Debería buscar a Kael.
Sonríe.
—Él es tu amor, ¿no?
—Exacto.
—Y por eso se casaron —afirma.
—También, es una reafirmación del amor, algo así para los cursis, Kael es muy cursi. —Me río—. Pero me gusta así, aunque me gusta más su parte pasional, esa combina con la mía. —Me carcajeo.
—Hablas de sexo —afirma seria.
—Creo que no te gustó que dijera eso —opino.
—Ah, es que el sexo no me gusta —aclara y mira para un costado—. O sea lo físico, es que... no tengo buenos recuerdos de eso.
—Oye, oye, te diré algo, nunca hagas lo que no quieres, ¿entendido?
Vuelve a mirarme.
—¿Sabes? Morket quiso besarme —me cuenta—. Pero me da miedo, si lo hago no voy a querer estar cerca de él, se va a arruinar toda la buena relación que se construyó.
—¿Por qué? —Estoy bastante seria.
—Es que... ya no va a ser lo mismo —dice triste y sus ojos se humedecen—. Va a ser algo físico.
Auch.
Esta chica necesita un abrazo, pero tengo un bebé entre manos.
—Mira. —Me quedo pensativa—. Por lo que entiendo que me contaste, has sufrido por culpa de otros, pero eso no significa que esta vez vaya a pasar lo mismo, ¿entiendes? —Asiente despacio y continúo—. Conozco a ese dios y aunque este algo loquito, no se aprovecharía, lo he escuchado muchas veces decir frases protectoras.
—Bueno —dice no muy convencida.
—¡De verdad! —insisto—. Puedes besarlo sin problemas. —Alzo un dedo—. Si es lo que quieres, claro.
Un pequeño rubor crece en sus mejillas otra vez y mueve los dedos, sosteniendo cada mano, nerviosa.
—Creo que sí.
—Y si no quieres, le dices... —Me levanto y sostengo bien a mi bebé con una mano, para alzar la otra—. "¡Vamos a estar juntos y besarnos cuando yo lo sienta o mis plantas se encargarán de destruirte, que te quede claro!" Así le dices, con mucha autoridad. —Hago otra sonrisa amplia y se ríe.
—Wow, vaya, no sé si pueda —expresa algo sorprendida y avergonzada, pero sin dejar de observarme.
Su mirada está impregnada en mí.
—¡Claro que sí, yo te he visto y tienes un carácter, uf, le vas a poner los puntos de muy buena manera!
Se ríe.
—Si tú lo dices.
—Vamos, lo digo y te obligo, ve y acláralo.
—¡¿Ahora?! —Se alarma.
—¡Sí, ve, vamos, el momento es ya!
Se levanta despacio.
—De acuerdo —responde no muy convencida, pero al final se va corriendo.
Mi trabajo está hecho.
—Ahora me quedé sin gente con la que conversar. —Miro a mi bebé y le sonrío—. ¿Tú hablarás conmigo?
—¿Puedo charlar yo? —Oigo detrás y me giro.
Hay un chico de cabello largo, entre negro y marrón, sus iris son rojos, sus pupilas estilizadas al igual que ese mismo rojizo, no es humano, hay algo en él que me parece familiar.
—¿Y tú quién eres? —Enarco una ceja.
El muchacho salta de la pared en la que estaba sentado, es bastante ágil y me sigue sonando muy conocido.
—Soy Amatsu —aclara—. Ya sabes, Rojito.
¡¿Pero qué?! ¡¡¿Mi dragón tiene forma humana?!!
Esto es nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top