Capítulo 49

Blus

No puedo simplemente aceptar lo que Morket me dijo. Me duele y me molesta que tenga razón, pero no es como si fuera tan fácil manejar la situación. Seguro me volveré loco si la dejo ir, aunque ya lo estoy.

—Blus... —Aerix dice excitada, sentada en medio de mis piernas, puesta de espaldas hacia mí, mientras beso su nuca y la abrazo en la cama, pero no le veo al rostro, solo mantengo mis labios en su espalda—. ¿Sigues enojado? —consulta.

—No —susurro, hago una pausa—. ¿Te molesta lo que estamos haciendo?

—¿A ti te molesta? —me pregunta.

—¿No vas a decidir por ti misma?

—No... no lo sé.

Acaricio su pierna y cierro los ojos. No es Veinticuatro, pero es tan suave como ella. Me muerdo el labio inferior, qué deliciosa.

Veinticuatro.

Gime.

No lo es, así no reacciona ella.

—Así no —la reprendo.

—Yo... lo siento. —Respira agitada.

—No te disculpes. —Reacciono y abro los ojos—. Deberíamos parar.

—¿Hice algo mal?

—No, yo estoy haciendo todo mal. —La aparto y me levanto de la cama—. Vístete, que no se enteren las ninfas que las eché por esto, iré a caminar un rato. —Me pongo mi túnica.

Asiente.

—De acuerdo.

No hay un no ni un sí, solo obedece. Estaba tan ciego que no lo pude ver. Entonces me retiro, camino por los pasillos en solitario, perdido en mis pensamientos, hasta que una luz me enceguece, pero esta vez es literal, porque no veo nada.

Maldita metáfora, se hizo realidad.

Rebecca

¡Estoy harta de Océano, quisiera patearla, pero es mi cuerpo!

Otra vez se ha escapado de Askar, ha estado tomando alcohol, molestando a Jacky y haciendo a todo el que se cruce con ella infeliz.

—¡Ay, creo que este sí se ahogó! —Se ríe la descarada del guardia.

—¡Maldita sea! —se queja Jacky cuando nos ve en el pasillo—. ¡¿Qué estás haciendo?! —Se agacha a ayudar al hombre—. ¡Uf! Está bien. —Se alivia, se levanta y me mira furiosa—. ¡Has llegado demasiado lejos!

—Ay, Desierto, siempre haciendo dramas —se burla.

—¿Ya ni te gastas en fingir? —Enarca una ceja.

Lo dice porque ya la descubrió, era evidente, tanto molestarla se iba a dar cuenta tarde o temprano.

—¿Para qué? No es como si vaya a follar contigo o Askar, ninguno me presta atención siendo Rebecca.

Jacky tiene un escalofrío.

—Ya para tu estupidez, si Cielo te descubre... ay no —Queda pensativa—. ¿Estoy imaginando cosas?

¿Qué?

Océano gira mi vista y vemos venir a Irina hasta aquí. Tiene cara seria, así que definitivamente es Cielo.

—Jacky, nunca me entregaste el mensaje de Isela —expresa la castaña.

—¡Ah, eso! —Se alivia Jaelyne—. ¿Eres Cielo, no? Desierto me explicó tantas cosas que a veces me confundo.

Sonríe de forma suave, esa sonrisa es en definitiva de Cielo, porque Irina es más intensa, sus sonrisas son más grandes y emocionales.

—Sí —contesta a su pregunta—. Gracias a mí ya no hay maldición. —Hace una pausa y me mira—. Hablando de Isela, dijo que te hablaría, pero no lo permitiré, además no quiero que mi enemiga mortal esté en mi boda.

—Entonces ya lo sabes —formula Océano con mis labios.

Ella se ríe.

—Hace tiempo, pequeña alma inferior.

Mi ceño se frunce.

—¿Te crees muy poderosa? Aburres, tu rencor no es mejor que mi disfrute por el sufrimiento.

—Ya que tanto te gusta el sufrimiento, probemos algo.

De repente apoya su mano en mi abdomen y la introduce en mi cuerpo, siento como una extracción y muchas luces sofocantes, caigo al suelo cuando me suelta.

—Oh, cielos —digo sintiéndome muy débil y toco en el lugar donde está mi corazón, dándome cuenta que he vuelto a hablar.

¡Ya puedo manejar mi cuerpo!

—Felicidades, ahora eres un ser incompleto —expresa Cielo y alzo la vista, tiene una perla muy brillante entre sus dedos—. ¡Oh! ¿Esto? Es Océano —responde como si supiera lo que iba a preguntar.

—¡Rebecca! —Corre Jacky y se agacha hasta mí—. ¡¿Estás bien?! —pregunta y luego mira a Cielo—. ¡¿Qué le hiciste?! —cuestiona preocupada, porque me ve algo perdida.

Siento un vacío, un vacío enorme, una tristeza que no logro comprender y a la vez, mi cuerpo se nota totalmente distinto.

Irina

«¿Qué hiciste? Me asusté», le aclaro a Cielo mientras camina por el pasillo con la perla en la mano, alejándose de Jacky y Rebecca.

—Le hice un favor —me contesta—. Aunque separarse de gran parte de sí misma debe doler, quizás un tiempo esté perdida, pero lo superará —me explica.

«¿Vas a deshacerte de Océano?», pregunto preocupada.

—¿Quedármela como perla? Qué asco, no la quiero en mi cuello, lo disfrutaría, pero me va a dar alergia. —Oigo la risa que sale de mi boca, pero luego se pone seria—. Tengo sentimientos encontrados, deja esa emoción, me frustra.

«Es una mala persona, pero todos merecen una segunda oportunidad».

—Había olvidado mi bondad —susurra sobre mi aclaración—. Bien, haré algo que Océano haría, será divertido.

«¡Me estás asustando!».

Abre un portal y lo cruza.

«¿Dónde estamos?». Es un lugar blanco y hay una tumba de cristal.

—Ya verás.

Blus

Al fin puedo ver, mis ojos me estaban matando, aunque creo que exageré un poco. Solo necesito agüita. Me dirijo a mi cuarto, luego de haber caminado un montón. Seguro que ya todas las ninfas están haciendo lío ahí. Abro la puerta, entonces me quedo tildado, porque están todas rodeando la cama.

—¿Qué pasa? —pregunto curioso.

—¡Es Veinticuatro! —Señala una.

¿Qué?

Me acerco y su cuerpo está recostado ahí ¿Pero cómo? Estaba en el mundo de los sueños.

—¡Ay! —Me sobresalto cuando Cielo hace una aparición de la nada, sonríe y tira una perla, que se mete en el cuerpo de mi amada—. ¡¿Qué crees que haces?!

—¿Triste, no? —expresa la Belleza—. Tu amor nunca despertará.

—¿Qué dices? Eso no es cierto —me niego a lo que aclara.

—Veo el futuro, lo sé, así que tuve una increíble y divertida idea. El cuerpo de tu amada y el alma de la chica con la que te obsesionaste, ahora estarán unidos. Qué buena combinación, una nueva oportunidad.

Veo que Veinticuatro abre los ojos. Oh, mierda ¿Es Océano? Me voy a pegar un tiro, esos que aparecen en los sueños de los de Paraleio. No importa que no pueda morir, necesito volarme la cabeza. No puedo asimilar esto.

No puede ser.

___

No sé si esto es una bomba, pero qué ideas retorcidas tengo jajaja

Atte: Vivi.

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