Capítulo 20
Rebecca
¿Arreglar el odio de hace muchísimos años? No creo que sea posible. Océano no olvida las ganas de torturar a Desierto, así que no creo que Cielo se olvide de lo que tuvo que pasar por culpa de Océano. Hay recuerdos que nunca se superan y acompañados de emociones potentes, se convierten en situaciones que vuelven a surgir para destruir todo a su paso.
Me aproximo a las compuertas de donde salen las carretas que se dirigen al pueblo. El lugar es en el exterior y se respira aire fresco. La visualizo a una distancia prudente del camino, entonces me le acerco.
—Irina ¿Qué estás mirando? —consulto.
—Lo bello que es Fared dando órdenes —dice emocionada.
La observo reacia a su comentario.
—¿En serio?
—Se está encargando en persona de que los cargamentos lleguen, es todo un rey ocupado, el cual que se preocupa por su gente.
—Entiendo. —Hago una pausa.
Observo como Fared les da instrucciones a los mercaderes, y es claro que lo escuchan. A pesar de que los trata de manera rígida, respetan todo lo que se les está indicando.
—La repartición de alimentos es importante en esta época del año —agrega Irina y la miro.
—Eres toda una reina —opino.
—¿Me quieres preguntar algo? —dice seria.
—No sé si estoy hablando con Cielo o con Irina.
—Con ambas.
—¿Vas a deshacerte de mí? —consulto de manera fría.
Se ríe.
—¿Por qué? ¿Le dijiste a Fared que soy Cielo?
—¿No quieres que lo sepa?
—No por ahora. —Mira hacia adelante—. Asegúrate de que a Kael no se le vaya la lengua tampoco, porque serás tú quien sufra las consecuencias. —Sonríe—. Iba a decírtelo antes, pero se me olvidó. —Creo que se burla.
—Siento lo que Océano te hizo pasar, pero...
—¿Lo sientes? Qué divina, encima que fingió ser mi amiga para burlarse de Desierto, va y la apuñala, hasta la tortura, justo en frente de mí. Qué horrible y sangrienta escena de una hipócrita loca. Así que no gracias, no quiero tus disculpas.
Mis labios tiemblan.
—Yo... entiendo tu rencor, pero no es mi culpa.
—Me das asco, pero si te hace sentir mejor, no es como si me importara Desierto ahora. Su error con el amuleto no me ayudó en lo más mínimo. Aunque no la culpo, Isela la engañó muy bien haciéndose pasar por la Diosa de la Creación.
—¿Isela puede hacer eso?
—Isela ha perfeccionado todas sus personalidades, puede cambiar su forma a cada una de ellas y trágicamente una de esas es la de su mamita.
—Perturbador —opino y se ríe.
—Exacto. —Me mira fijo—. ¿Terminaste? Tengo que ir a coquetearle a mi futuro marido.
—¿Y qué hay de Morket? Creí que estabas enamorada.
—Tú lo dijiste "estaba", si piensas que él puede convencerme estás muy equivocada, ya no soy esa Cielo inocente que esperaba a que su príncipe la salve. —Gira su vista en dirección a Fared—. Ahora yo soy el monstruo que vigila la torre, así que permiso, me voy a reunir con mi alma gemela.
Su actitud cambia de repente y se va dando saltitos como niña pequeña.
Creo que sí superó su trauma y lo convirtió en su fortaleza, una llena de espinas.
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