XIII
La veía desde el borde de la puerta con una sonrisa y sus ojos negros brillando de curiosidad, era tan extraño como impresionante, todo había cambiado desde que ella había llegado y el castillo ahora lo veía como un hogar y no como una prisión. Elizabeth tenía un vestido verde que se coloco después de su baño con él, traía unas botas de cuero, guantes que originalmente debían de utilizarse en bailes y un hermoso sombrero para cubrirse del ligero sol que hacía. Estaba haciendo servicio de mantenimiento al tan descuidado jardín por siglos sin ser atendido.
—¿Qué es lo que vas a plantar? —preguntó el demonio sentado en el suelo del castillo. La mujer volteo a verlo con una sonrisa de tanta felicidad y emoción que incluso se la contagio, su pequeño acto en la bañera pareció llenarla de energía en vez de calmarla, pensar en los adorables gemidos femeninos hizo que sus mejillas se tiñeran de rojo y volteara a ver la tierra—No tenemos flores como para poder adornarlo con algo que no sean rosas—hizo una mueca de asco al mencionar dichas flores, no les tenía nada de afecto por lo que estando vivas o estando como una planta normal no eran de su agrado.
—Tenemos semillas de los vegetales—habló con naturalidad, dejo varias de aquellas pequeñas semillas de lo que parecía ser calabaza entrará en los orificios que había hecho y luego los cerró con la tierra. Sabía que el invierno estaba cerca, pero si tenían suerte iba a poder salir para cuidar de sus plantas e impedir que se llenarán de nieve. Todo dependía de el canal por el que iba la maldición de meliodas y si es que en verdad había sido ella quien le había causado daño real a las rosas. No quería tocar el tema hasta que meliodas se sintiera más relajado y ambos puedan poner las cartas sobre la mesa y encontrar una explicación—¿Estas seguro de que no quieres salir? —el blondo se puso tenso por la pregunta de la fémina y vasilo.
—Aquí estoy cómodo—suspiro poniéndose de pie sacudiendo la tierra de su vestido y mirando a su amante. Meliodas nuevamente se tenso al ver como el bosque se sacudía al ritmo del viento, los pájaros volaban libremente saliendo de los alrededores y él seguía adentro, en la oscuridad, sin permitirle a su piel sentir los rayos del sol o algo del viento que ese momento de libertad le daba. Lo deseaba, pero se sentía aterrado...
—Vamos mel, hay un hermoso clima y no sabemos cuando volveremos a salir—insistió la albina yendo hasta su amado para colocarse frente a él y extenderle una mano—Por favor, se que lo deseas—
—Lo deseos, de verdad—se puso de pie aun sin permitirle a su cuerpo traspasar los milímetros que lo separaban del mundo exterior, aún así hizo una mueca y miró la mano de elizabeth dudando—¿Pero y si me impide salir? ¿Y si alguien pasa cerca y nos ve? ¿Y si se aterroriza al verme? —ahora comprendía su inseguridad
—Oh cariño—dando solos dos pasos largos la joven mujer se acercó hasta el demonio para tomarlo de ambas manos, lo calmo con una sonrisa que lo derritió por completo y empezó a retroceder llevándolo consigo para ayudarlo a salir—No van a impedirte salir—eso lo aseguró cuando meliodas por fin puso un pie fuera de su encierro tras 3000 años sin hacerlo, su corazón empezó a latir con fuerza por la emoción y sus ojos se abrieron de par en par—Dudo que alguien venga, me perdí cuando llegue aquí y todos los pueblerino conocen el sendero, además si alguien te ve se correrán los rumores del demonio del castillo y los hombres de mi pueblo son cobardes—soltó unas risitas soltando una de sus manos permitiéndole seguir disfrutando de la libertad.
El aire en su piel sin nada que me impidiera el paso, el sol sobre su cara calando sus ojos negros, nunca se había sentido tan contento porque el sol le lastimara los ojos. Los árboles se movían danzantes ante la alegría de que aquel que fue juzgado injustamente había logrado salir y los pájaros empezaron a cantar con más gozo volando por encima de los amantes.
—¡Mira ellie! ¡Pájaros! —exclamó como un niño que por primera vez ve a aquel animalito con alas—¡Mira las fuentes! —señaló a las fuentes de yeso con formas espectrales como bestias con cuernos y dientes. Con un movimiento de su mano ambas fuentes empezaron a soltar agua dándole un bonito color traslúcido al lugar y el polvo que las cubría se alejó de un momento a otro. En vez de espantarse por su aspecto, elizabeth sonrió con dicha al ver como todo volvía a fluir como si nada del desastre pasado hubiera sucedido y fueran una familia normal, una princesa y un príncipe viviendo en su querido palacio. Meliodas se mostraba completo, se soltó de su agarre para correr por todos los alrededores del enorme lugar solo persiguiendo a los pájaros que estaban sobre su cabeza y darle la vuelta a todo el palacio sin cansarse en ningún momentos. Los animalillos parecían jugar con él pues iban al lado contrario y el rubio los seguía, daban vueltas y meliodas al igual las daba, seguía adelante y meliodas no dejaba de verlos. La libertad se sentía viva en su piel que no podía evitar sentir que iba a llorar.
Unas gotas ligeras que empezaron a caer desde el cielo llamaron tanto su atención que tuvo que dejar de correr detrás de los pájaros para mirar hacia las nubes. Primero mojaron su nariz a lo que tuvo que moverla como un pequeño conejo, luego fueron sus ojos y los cerró para tallarlos y seguir mirando al cielo, al final fue su cabello y ropas para pegarlas al cuerpo. Una enorme nube gris de tormenta se había colocado sobre la aldea cercana de la que elizabeth habían huido y sobre el castillo maldito. Se desánimo al instante al darse cuenta de que iba a tener que volver adentro para resguardarse de las frías gotas de lluvia.
—¡Ven mel mira! —el grito de la mujer que estaba algo cerca de donde estaba lo sacó de sus pensamientos, decidió seguir corriendo hacia ella como chiquillo sin correa estirando sus piernas y no tardo en ir al lado de elizabeth. La bella albina señaló justo al cielo para mostrarle un fenómeno que sus ojos negros no habían visto en mucho mucho tiempo, era un recuerdo lejano que no podía volver aunque intentará forzar su mente, pero sin duda le daba una gran calidez al verlo. Los rayos de sol del medio día más las pocas gotas que empezaban a caer con mayor fuerza cada vez habían formado un arco de distintos colores en el color azul de las alturas. Era un hermoso arcoiris. No pudo evitar empezar a soltar lágrimas saladas de sus ojos al verlo.
—Es hermoso—murmuró con el nudo en su garganta impidiéndole seguir hablando con normalidad. Inconscientemente sus cuerpos se juntaron para tomar calor ante las gotas frías que intentaban enfriar su sangre y sus manos se llamaron hasta quedar entrelazadas en un bello momento. Una chispa de luz en su cabeza hizo que el demonio se sostuviera su cráneo con una mueca de dolor al percibir unas imágenes fugaces que habían vuelto de la nada a él. Como una estrella que desaparecía, como el arcoiris que empezaba a evaporarse mientras el sol era tapado lentamente por las nubes negras—La última vez que estuve afuera del castillo estaba acompañado—
—¿Qué? —la joven albina no dudo en mirarlo con sus oídos bien atentos a lo que fuera a decir. Si es que había logrado recordar algo mínimo iban a poder tener más pistas de lo que podía liberarlo, todavía no olvidaba lo que le había dicho antes de que las rosas atacaran, L' amour et le sang libéreront, ¿Qué podía significar eso?
—Recuerdo...—relamio sus labios buscando que las palabras brotaran dejando de ver el arcoiris que ya no estaba ahí presente para dedicarse a ver las efímeras imágenes de los recuerdos arrancados—Lluvia, mucha. Recuerdo que era una tormenta como ninguna otra. Un rayo cayó a mi lado dejándome sordo por unos momentos mientras corría de...de algo—elizabeth contuvo el aire al imaginar tal escena, meliodas corriendo por el bosque con una lluvia tan caótica como el mar furioso y a nada de haber muerto por un electrizante rayo—Lo primero que vi para resguardarme de la lluvia fue el castillo así que decidí entrar y cerrar las puertas—este tomo aire hondo intentando controlar un poco su corazón acelerado ante el recuerdo de sus últimos momentos como humano y la sensación de ese miedo único a aquello que iba detrás de él como un lobo hambriento. Suspiro cuando esa pequeña luz que le había entregado ese recuerdo perdido se apago como la llama de una vela derretida y la oscuridad volvió a su mente, apretó el agarre sobre la mano de su amante y empezó a caminar hacia la puerta para resguardarse de la lluvia que se volvía más fuerte cada vez, no quería que elizabeth tomará un resfriado—Eso es todo—
La albina seguía algo conmocionada por la reciente información así que caminaba como un muñeco siendo jalada por su querido amigo y amado. Solo reaccionó cuando dejó de sentir el frío del agua que caía del cielo y escucho que las puertas se cerraban con un golpe detrás de ella para volver a dejarlos a ambos encerrados, solo con la esperanza de que las rosas no volvieran para darles un poco más de libertad comprada. Inhalo hondo para recuperar el alma que había huido al escuchar esa historia y se aferro al brazo del demonio maldito.
—¿Cómo es posible? —preguntó meliodas aún con el ceño levemente fruncido sin comprender esa visión que había tenido de su pasado—Mis recuerdos fueron robados, eso sí lo recuerdo bien—
—Quizá tú maldición se está rompiendo—no era algo lejano, podía ser una posibilidad. El mojado demonio dudo de aquellas palabras empezando a apretar su cabello para que este soltara el agua que había absorbido de lluvia, iban a tener que darse otro baño si es que no querían enfermarse—¡Achuu!—el sonido del estornudo de la joven mujer fue lo que lo terminó alertando. La tomó de la cintura, la cargo cual princesa o novia de boda y luego sacó sus enormes alas negras y voló a una velocidad tan fuerte que elizabeth tuvo que aferrarse a su cuerpo mojado por miedo a terminar cayendo. Llegaron a la habitación que compartían solo para dejar que ella entrara al baño y la cristalina agua cálida empezará a llenar su tina de mármol—Meliodas ¿Qué haces? —preguntó con el ceño levemente fruncido por estar mareada y sintiéndose avergonzada de que su ropa esté siendo quitada de la nada por el blondo.
—El agua estaba helada, puedes enfermarte, tu dijiste que eso hacía que tuvieras un...¡Resfriado!—recordó la palabra terminando de quitar los listones de su bello vestido y luego tirar hacia arriba para dejarla en ropa interior. Elizabeth se arrepintió de contarle sobre las enfermedades humanas al instante, jamás debió de responder cuando preguntó (cómo casi por todo) sobre qué significaba estar enfermo. No se negó cuando la metió a la cálida agua aún con su ropa interior y no pudo evitar soltar un suspiro de placer al sentir su cuerpo entrar en calor. Eso también relajo al demonio—Solo no quiero que te pongas mal—
—Yo no importó mel, debemos descubrir porque un Recuerdo volvió a ti—se sumergió un poco más en la cristalina superficie algo preocupada por la salud del demonio. ¿Los demonios se enfermaban? No quería verlo mal, mucho menos su es que podía quedar vulnerable ante las vengativas rosas—Oye—lo llamó nuevamente—¿Los demonios se enferman? —el joven solo soltó una risa nasal divertido de la preocupación de la mujer. No sabía si es que los demonios se enfermaban, pero no creía que sucediera por lo que solo negó suavemente con su sonrisa divertida. Elizabeth decidió creerle por esa ocasión y se introdujo por completo en la cálida agua con los ojos cerrados y la cabeza ocupada, seguía pensando y pensando si aquello era lo que sucedía. Si la maldición se estaba rompiendo entonces por eso sus recuerdos estaban volviendo.
Amor y sangre.
Meliodas se estaba enamorando de ella y por eso es que sus recuerdos estaban volviendo de poco a poco. La felicidad inundó su corazón por lo que este empezó a latir con la fuerza de un caballo corriendo por su vida y una sonrisa se dibujo en su rostro. Salió de adentro de las aguas para poder tomar aire sin quitar la bella cara de felicidad que tenía en esos momentos y se sacudió el agua de sus párpados.
—Ahora lo entiendo—
—¿Qué cosa? —ladeo su cabeza el hombre sin comprender a lo que se refería. Elizabeth sonrió enternecida y salió del agua con la temperatura natural del cuerpo humano, rápidamente meliodas la cubrió con una bata que ella agradeció en silencio.
—Tú maldición—el de ojos negros le puso atención—Amor y sangre—
—¿Eso qué? —alzó una ceja
—Vamos mel, ¡es mas simple de lo que creíamos! —el blondo hizo un puchero adorable al sentirse algo tonto y las gotas de lluvia de afuera se volvían un poco más fuertes al golpear el techo del palacio. Incluso los árboles empezaron a moverse con violencia como si comprendieran que las cosas iban de mal en peor y a un pequeño pájaro que volaba con dificultad por tener las alas mojadas le cayó un rayo matandolo al instante. No sabía lo que pasaba, pero la sonrisa de elizabeth solo le causaba un mal presentimiento—Amor y sangre, necesitas aprender a amar de verdad para poder liberarte de tu maldición, esa es la primera parte—eso sonaba simple, estaba cayendo en los encantos de la albina, se podría decir que ya estaba enamorado de ella.
—¿Y qué hay de la sangre? —preguntó, esa parte le daba un mal sabor de boca. Elizabeth pensó con un sonidito de duda que salió de sus labios y rasco su nuca un poco. No se le ocurría nada con lo cual utilizar la segunda parte de la maldición de su amado y los párpados pesados que sentía por lo relajada que estaba no ayudaban. Al ver esto, el demonio la tomó entre sus brazos y la sacó del cuarto de baño para dejarla sentada sobre su mullida cama, fue tan rápido como el viento por una toalla y regresó con la misma rapidez a su lado para empezar a secar su cabello mojado, eso relajo más a la joven.
—No se me ocurre nada—murmuró con sus bellos ojos cerrados concentrada en las atenciones de su amante—Puede ser cualquier cosa, sangre animal, una gota de sangre, tu sangre demoníaca, sangre celestial, una muerte, la sangre de...—se quedó en silencio, eso no era algo que sucediera siempre, pero era una posibilidad y no iba a contarla en su presencia, sus mejillas se pusieron coloradas llamando la atención del demonio que siguió las atenciones a sus largas piernas mirándola con sospecho. Elizabeth sacudió su cabeza, la sangre de su primera vez no era algo que contará ¿cierto? No era seguro que fuera a sangrar—No es nada—
—Si no fuera nada, no estarías avergonzada—contraataco terminando de secar ambas piernas y pies para subir la toalla a su cuerpo, tuvo que retirarle la bata para poder secarla. La joven hizo un puchero por su comentario, pero se estremeció por el trueno gigante que los dejó sordos por unos momentos. Eso le asustaba un poco—Tienes miedo—
—No me gustan los sonidos fuertes—admitió con una mueca
—Tu ropa interior esta mojada, iré a buscar más—murmuró acariciando la mejilla pálida por el susto de la humana. La de ojos bicolores se mostró temerosa al encontrarse sola por unos momentos, sin embargo asintió con su cabeza dejándolo ir con calma por algo de ropa para ponerse. A pesar de ser medio día se veía como si ya fuera de noche por la negra nube de tormenta que estaba sobre sus cabezas. Rogo a las diosas que sus hermanas y su padre estuvieran a salvo de las aguas enfurecidas que caían sobre ellos—Volví—el sonido de la voz masculina la sacó de sus pensamientos, había ido lo más rápido que podía para poder seguir a su lado. Llevaba un camisón en su hombro izquierdo y su característica sonrisa calmante que no tardo en acelerar su corazón. No oído escuchar el crujir de las ramas empezar a subir por la piedra mojada del castillo que iba justo hacia ellos—Traje algo para que estés cómoda, la tormenta va para largo así que no podremos salir más tiempo hoy—elizabeth hizo una mueca y suspiró resignada, había disfrutado de estar en el jardín y sentir aire fresco por unos momentos.
—Gracias mel—este asintió rápidamente aunque no se dio media vuelta cuando ella se deshizo de la ropa mojada para secar sus partes privadas y colocarse la ropa nueva. Esos ojos negros estaban cobre ella como la noche, no dejaban de mirar su etérea desnudez con tal admiración que causaba mucho más que solo lujuria, causaba pasión y amor. Sonrió cuando ella, aún con las mejillas rosadas, terminó de colocarse su camisón y le sonrió tímidamente feliz de que la contemplará como si fuera yan diosa.
Le dio unas suaves palmadas a la cama para invitarla a recostarse y permitió que el aire le hiciera sentir su dulce fragancia por todo el cuerpo, elizabeth se recostó con un suspiro de paz y volteo a ver al demonio cuando sintió su peso al otro lado del colchón de plumas.
—Entonces...—él fue el primero en hablar para retomar aquel tema crucial en su historia sin notar la presencia de un alma lastimada que lo escuchaba todo—La sangre puede ser cualquier cosa—elizabeth asintió sin dudarlo ni un momento y se acercó lo suficiente como para acercarse al ya seco cuerpo del demonio, recostó su cabeza en su pecho tranquila de escuchar su corazón latir contra su oído y sentir su pecho subir y bajar. Aún estaba algo traumada por haberlo visto casi muerto, no importaba que su maldición le impidiera morir, no quería verlo de esa manera aún sabiendo que podía resucitar—¿Cómo podemos saber de que trata? —
—Probándolo todo—meliodas agachó la mirada para poder verla—Quizá sólo será derramar la sobre ti, sea la sangre que sea—
—Mi sangre no es, la he derramado sobre mi mucho antes y jamás me ha liberado—elizabeth suspiro, ya habían descartado la primera muestra de todas—No hay animales aquí así que podemos descartarla—alzó su fuerte mano para empezar a acariciar el húmedo cabello femenino que reposaba sobre su camisa. Eso solo hizo que la luz brillará nuevamente en la mente de la inteligente mujer. Elizabeth se sentí en la cama mirando fijamente al demonio que se quedó esperando la razón por la que abandonó su abrazo y luego le sonrió lo suficiente como para preocuparle aún más, su suave mano fue hasta la mejilla del blondo haciendo caricias placenteras sobre esta misma.
—Eso solo significa...—relamio sus labios.
—¿Qué cosa? — se sentó de la misma forma para quedar más cerca de ella con su corazón martillando contra su pecho, no por felicidad o amor, sino por pánico.
—Eso significa que la sangre que necesitas, es la mía—
*
Aunque el inicio fue relleno, me gustó este capítulo >w<
Al fin pude acabarlo! Llevo toda la semana pasada escribiéndolo y solo no podía terminarlo por falta de tiempo XD, pero aquí esta por fin.
Se ha revelado información importante en este capítulo y así como aquí, empezará a fluir la historia de poco a poco, presten mucha atención al pasado porque podría revelarles el futuro *_*✨
¿Cuál fue su parte favorita? ¿Les gusto? ¿No les gustó? Lamento si fue así.
Disculpen las faltas de ortografía y nos veremos en alguna historia corta nueva o en alguna de las largas ;3💕✨
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top