II

-Éveillé...se réveiller-

Abrió sus ojos con lentitud sintiendo un pesar en su pecho. Otra vez había soñado con esa dulce voz que le pedía despertar entre risitas tiernas.

Gruño intentando acostumbrarse a la luz del cielo azul pestañeando por varias veces y suspiro con desgana sabiendo que su tortuosa existencia seguía viva. Se levantó hasta quedar sentado sobre la orilla de su mullida cama y se estiró sin muchas ganas. Una pequeño pajarillo cantaba alegremente sobre su ventana moviendo sus alas y cabeza, de un color azul intenso que le causó una extraña nostalgia, ¿Dónde había visto un azul tan electrizante como los rayos en una tormenta? Su expresión indiferente no cambió en ningún momento mientras lo observaba atentamente.

Se veía tan feliz aquel animalito que le dio envidia, ese pájaro era libre de irse volando de ahí y cantaba con un sentimiento que él había olvidado siglos atrás.

Una humedad en su mejilla llamó su atención y luego acerco sus dedos hasta su palidez para retirarlas, las gotas de sangre salpicada le desanimaron prestamente. Por unos momentos había olvidado la condena que sufría en ese lugar, los rosales malditos que le aprisionaban habían abrazado al ave azul y sus espinas se habían clavado en su cuerpo hasta matarlo, solo quedaba un cascarón vacío ensangrentado con los ojos salidos.

El rubio parpadeo indiferente poniéndose finalmente de pie, camino arrastrando sus pies por el frío suelo y cuando estiró su mano hasta el cadáver del pájaro lo soltó de su prisión. No le importo que las espinas le rasgaran su piel y la sangre oscura cayera como catarata, dejó caer su pequeño cuerpo donde los pétalos de rosa lo recibieron y se dio la vuelta sin importarle que su mano estuviera herida. Esa clase de dolor físico no era tan fuerte como el dolor emocional que sufría su alma cada década.

Aún descalza salió de su habitación con sus oídos zumbando por el denso silencio sobre su cuerpo, rasguño las paredes para mínimo tener un poco de sonido en su solitario mundo, bajo las escaleras del palacio entre ecos del pasado que se le hacían conocidos y luego fue hasta el comedor de madera fina para tomar asiento.

Si paz se vio perturbada por el sonido de los cucharones, ollas, fuego, cuchillos y de más yendo de un lado a otro sirviendo y preparando su comida. Nada de eso estaba vivo, eran sólo míseros objetos hechos por humanos que él mismo daba su poder para que se movieran sólo, eran su única compañía en esa tortura.

Una exquisita fragancia de cerdo asado llegó hasta sus fosas nasales y gimió con vehemencia, olía delicioso y parecía ser que eso era lo único que le hacía sentir vivo de verdad, algo más que un demonio al que todos le temían, una existencia del todo que nadie recordaba o sabía siquiera. Colocaron su platillo frente a sus ojos, los tenedores y cuchillos llegaron flotando para ponerse en su respectivo lugar, la copa de cristal resonó cuando la botella de vino chocó y sirvió su presido líquido y el cucharón de madera algo manchado fue hasta su lado.

-Gracias Ban-habló con su voz haciendo ecos entre las paredes, apenas esas pala ras salieron el cucharón dejó de tener magia para caer al suelo de forma estruendosa y ser un objeto inmóvil como todos los demás. Sintió un viento helado soplando sus cabellos rubios y la soledad soltando sus frutos en su corazón de hielo.

Se sintió tan miserable en ese momento que una ira sin razón empezó a dar vueltas por toda su cabeza y cerró los ojos buscando su auto control

-Oh...pobre pequeño-los susurro de las rosas malditas se colgaron hasta sus oídos creando ecos en su interior y desvaneciendose con la misma rapidez con la que se formó

-No molestes, perra-gruño, contrario a la reacción que esperaba, las rosas crecieron hasta entrar a la habitación a través de las ventanas y lo empezaron a rodear. La tortura continuó mientras sus picos se clavaban en su piel creciendo a su alrededor susurrando risas continuas llenas de burla. Estaba molesto, su ceño estaba tenso encontrándose demostrando su enojo, las flores se pintaban a sí mismas con el color carmín oscuro de su sangre y meliodas sabía bien lo que aquel espíritu quería.

Esperaba que rogara por algo de piedad sólo para aumentar más su presión, pero no le daría el gusto, prefería que lo matara ya para terminar con eso...de todas formas no podía morir y no valía la pena luchar por una vida a la que se le encadenaba injustamente

-Vamos, nos divertimos mucho juntos-se quedó callado ignorando su provocación respirando hondo

-¡Kgh!-solyo al momento en el que las espinas se clavaron en su cuello

¡Demonio maldito! ¿Por qué no sólo rompes tu ataduras y vuelas libre como un pajarillo? ¿Por qué no intentas hacer algo por tu vida y escapar de tu fatídica maldición?

Las respuestas eran obvias.

En primer lugar, aunque rompiera los rosales estos no eran comunes, la magia y el espíritu en su interior era incapaz de morir y si los cortaba sabía que iban a llegar más, lo había intentado para salir del palacio por una guerra que duró 10 años, pero no el palacio se rompió ni los rosales cedieron. Segundo, era imposible, no sabía cómo romper aquello que lo mantenía preso de la oscuridad, solo conocía la frase de aquella que lo maldijo, pero ni eso era capaz de interpretar.

Al no ver alguna reacción que la complacerá, más enredaderas empezaron a llegar para clavarse sobre su piel, no sólo las espinas, las plantas mismas se metían por su carne empezando a crecer en su interior. Se sentía horrible, aunque no tanto como la soledad

-¡Grita ya hijo de puta! ¡Hazlo! -pero no iba a darle el gusto, soltaba pequeños gemidos de dolor, sentía como su ropa se mojaba con su propia sangre. Ardor, ira, impotencia, indiferencia. Había un remolino en sus emociones que le impedían pensar con claridad-¡Hazlo! ¿O acaso no te gustaría que nos divirtamos juntos? Llevamos mucho aquí solo tu y yo, trata de cooperar-abrió sus ojos con su mundo dando vueltas, mareado de tanta sangre perdida y vio a las rosas en su cuerpo-No lograrás irte de aquí nunca, no eres capaz de romper tu maldición-presto atención con la poca fuerza que le quedaba-¡Sigue sufriendo como un vil perro y arrepientete del pecado que cometiste! -

-¡Ahhhhh! -finalmente grito de dolor y la voz susurrante de las plantas se detuvo. Empezó a retirarse de su cuerpo dejando que chorreara aún más y empezó a retirarse del comedor. El demonio se cayó de su asiento sobre el suelo y su cara reposando en el lado rojo que él mismo había hecho.

Cerro sus ojos incapaz de moverse, iba a morir pronto o tal vez su poder demoníaco alcanzaría a curarlo antes de morir. Al final ocurrió lo segundo y empezó a recuperar su fuerza al pasar de los minutos, el apetito se había ido por lo que miró la comida con asco y prefirió irse de ahí, arrastrando sus pies resbalosos de estar mojados por su sangre, fue hasta la ventana por la que antes su verduga había entrado y miró a su exterior, apenas pudo ver un poco cuando los rosales le impidieron la vista. Gruño con furor por eso, la odiaba, odiaba todo ahí en ese castillo idiota, se odiaba a sí mismo incluso. Se retiro de ahí no sin antes mirar mal a las hermosas flores carmín y subir hasta la biblioteca

Que mal, ni siquiera había podido probar bocado de lo que su cucharón favorito le había preparado.

*

-Lo juro, solo leí un poco-sollozo debajo de sus sábanas sin salir de su cama, como una niña pequeña que creía que había un fantasma en su cuarto y se cubría para protegerse. Sentía la presencia de su familia en su habitación y el ambiente tenso era increíblemente denso-Yo no quería...no creía-lloro aún más, escuchaba murmurar a su viejo padre y a su hermana. Tenía mucho miedo de lo que podía llegar a suceder y lo peor era de que apenas era medio día, escuchaba gritos de algunos de los pueblerino frente a su puerta exigiendo su cabeza en una bandeja de plata

-Estúpida-

-¡Silencio Verónica! -grito su padre a su hermana quien cerró su boca al instante de escucharlo gritar. Sabía que detrás de la hostilidad de Verónica estaba el profundo miedo que tenía de perderla a ella, pero sus comentarios no ayudaban para nada en la situación.

Lo peor era que no quería que su familia saliera perjudicada por la estupidez que había cometido, ¿como se le ocurrió? Era como un susurro interno que le pedía que lo hiciera, la emoción en esos momentos era tanta que no podía contenerlo. No quería que sus hermanas y su viejo padre fueran llevados a la horca por haber querido ser algo más, ser diferente, lo soñar en paz. Debía irse de ahí en cuanto antes, pero no podía salir de ahí en esos momentos, la gente la escucharía ir por su caballo y la perseguirán sin descanso. Quizá durante la noche, cuando la mayoría de personas se fueran de ahí y le permitieran confundirse entre las penumbras.

Sacó la cabeza de entre las sábanas para mirar con sus ojos agudos a su atormentado padre y luego le sonrió, no quería que se sintiera culpable, no quería que se viera perjudicado y tampoco quería que su hermana Verónica terminará sola por su error, así que la decisión ya había sido tomada, por más miedo que le diera debía de irse de ahí y correr de las llamas del infierno.

*

-¡Saquenla y entreguenla! -gritaron varios pueblerino con antorchas, machetes, cuchillos y hasta palas detrás de la puerta, la golpeaban buscando romperla para entrar a la fuerza, lanzaban piedras a las ventanas para romperlas y su viejo padre se veía en la obligación de abrir su puerta

-Padre-la de cabellos cortos le dio un pequeño abrazo que el hombre con cabeza de nieve agradeció en silencio

-Llévale su capa a elizabeth, el bosque es muy frío-Fue lo único que murmuró sin importarle si era linchado por la furiosa turba que se encontraba afuera de su morada. Verónica asintió corriendo por su casa lo más rápido que podía para encontrar la única prenda que le serviría como consuelo a su hermana menor, sus ojos se llenaron de lágrimas incapaz de verla a los ojos sintiéndose culpable de lo que le pasaba y rápidamente la jalo hasta los establos de afuera confundiendose entre la oscuridad de la noche

-Vero-murmuró elizabeth al estar sobre el caballo, seguía derramando lágrimas de miedo y tristeza, pero aunque no se vieran sabía que su hermana mayor podía sentirlas en lo profundo de su alma.-Vero, lo siento mucho, debí de hacerte caso-

-Eso ya no importa, corre lejos tontellie-la albina jadeo al escuchar su apodo de cuando eran niñas y se abrazo a las riendas del animal-Corre lo más lejos que puedas y no piernas de vista el sendero, los lobos pueden llegar a casarte y escuches lo escuches, no des vuelta atrás-Entre las tinieblas de la oscuridad la peli morada le sonrió lo más que pudo, le coloco su capa de forma fraternal limpiando un poco de sus lágrimas y luego le dio una nalgada al caballo para que este saliera corriendo de ahí-¡Hia! -el animal relincho de forma estruendosa y la albina se aferro aún más fuerte a la correa, lloro amargamente dejando que la luz lunar hiciera relucir sus lágrimas como gemas preciosas y el viento acariciara su cuerpo poniéndolo tenso entre el frío de la noche.

No pasó ni un minuto cuando la puerta trasera fue derrumbado por toda la gente que miró como su hermana escapaba y empezaban a perseguirá. Verónica sintió su corazón romperse en culpabilidad y con las pocas fuerzas que tenía entró a su casa solo para ver a su padre derrumbado en el suelo con los ojos cerrado. Lloro libremente abrazando el cuerpo de su progenitor sin saber cómo continuar, su padre mal herido por ser aplastado por los aldeanos furiosos, su pequeña hermana corriendo por su vida siendo perseguida y el aullido de los lobos cerca que buscaban comer carne fresca en esa noche de luna llena.

*

-¡Más rápido! -dio la vuelta mirando de reojo la luz de las antorchas que la perseguían, estaban lejos, pero lo suficientemente cerca como para alcanzarla si es que flaqueaba. Su aliento se volvía volvo, las romas secas se veían como monstruos que buscaban atraparla para hacerla caer, las piedras hacían tropezar al caballo que se movía escandalosamente y los búhos cantaban una canción de ultratumba solo para ella-¡Rápido wandle! -gritó arreando a su caballo escuchándolo relinchar con fuerza. El polvo se acaba en nubes que ella distinguía como neblina

-¡No la dejen escapar! -el miedo congelaba su sangre incluso más que el aire tan frío, podía sentir como rozaba el filo de las hachas y cuchillos cerca de su carne y los lobos corrían hacia ellos al escuchar tantos disturbios en su bosque.

-¡Kyaaaaa! -tuvo que utilizar toda la fuerza que tenía para poder sujetarse de las riendas y ni caer estrepitosamente cuando un lobo se puso sobre su camino y su caballo se levantó asustado. Las personas, los animales, el ruido en su cabeza que no se callaba y el zumbido de una necesidad de hacerse bolita y rogar que el día llegara pronto. No tenía de otra, debía de desobedecer la orden de su hermano mayor, pese a que era lo último que le quedaba de ella y se desvío del camino adentrándose en las penumbras del claro del bosque, abierto, pero estrecho a la vez, con luz, pero siendo el lugar más oscuro en el que había estado nunca. Las mordidas de aquellos animales salvajes intentando tomar a su caballo la tenían con el sudor sobre su frente, las voces humanas se perdían entre los bosques siendo cada vez pocas las que le seguían el rastro entre maldiciones hacia su persona-¡Mierda! -exclamó sin pudor cuando cayó al suelo y su cabeza chocó contra el pasto húmedo.

No pudo detenerse a ayudar a su amigo que era derrumbado por los carnívoros y mordido hasta sangrar, quería vomitar, todo le daba vueltas como si estuviera a nada de desmayarse o quizá solo era que el golpe le había afectado demasiado.

Aun no elizabeth, aún no era ese momento de quedarte quieta y lamentar te por todo. Levántate y corre antes de que noten tu olor y vengan a devorarte cual bestia que te esperaba.

Se levantó siguiendo su instinto resignada a perder a su caballo y empezó a correr hasta donde sus flacas piernas aguantaran. Las piedras salidas la hacían tropezar levemente, pero no se detenía, su corazón latía fuertemente contra su pecho sintiendo como si fuera a salirse en cualquier momento e incluso con el corazón afuera seguiría corriendo por salvar su existencia.

-¡Ahí esta! -su temor aumentó cuando uno de los hombres del pueblo la localizó aún en el camino casi alejado y varios empezaron a ir a su llamado, no podía ser cierto, no podía permitir que la captararan y asesinaran justo frente a los ojos de su familia, tal vez lo mejor era morir, pero morir sola y desdichada en vez de ser mirada por todos.

Se detuvo ante una estructura gigantesca justo sobre ella, una enorme reja de metal cubierta de rosales llenos de espinas que le advertían, con que pusiera la palma de su mano para abrirla la sangre empezaría a salir de su cálido cuerpo.

-¡Por ahí se fue! -no era tiempo de pensar en sus daños físicos

Mordió su labio con fuerza cuando la primera espina se clavo justo sobre su palma de la mano gimiendo con dolor, luego fue en su mano contraria, en sus dedos, pero no le importaba, abrió la reja solo lo suficiente para que ella pudiera pasar, la cerró con un ardor en sus manos y corrió adentro del castillo abandonado con las lágrimas nublando sus ojos bicolores, había más de aquellas flores en todas partes, ventanas, torres, puertas. Incluso la desgastada puerta de madera estaba repleta de esas enredaderas, estando afuera y descubierta sería atrapada fácilmente.

Intento abrir la gigantesca madera que separaba su vida de la muerte, pero su manos estaban demasiado débiles como para poder hacerlo. Desesperada y sin pensarlo bien empezó a aventar su cuerpo contra la puerta clavando varias veces las espinas en su hombro y brazo izquierdo, luego empezó a rasguñar las enredaderas rasgando y rasgado para poder abrirla, pero de alguna forma estas no se rompían ni aunque usará la boca.

La adrenalina le impedía sentir dolor al que se sometía su cuerpo, el zumbido en sus oídos no la ayudaba a percibir los sonidos desde adentro de aquel palacio. Por el amor a las diosas, ¡quería vivir!, no podía rendirse cuando e estaba sometiendo a esa tortura lenta con tal de poder perder a la muchedumbre sea como sea

-¡Kgh! -cayó al suelo cuando finalmente la puerta se abrió pese a que en ningún momento sintió que las platas hubieran cedido, la puerta se cerró tan rápido como ella misma había entrado a ese lugar y suspiro rendida. Se quedó en el suelo frío con la húmedad de su sangre en sus ropas escuchando como la gente cada vez se escuchaba más lejana, como si nadie hubiera visto aquel castillo abandonado y la hubieran pasado de largo. Empezó a reírse finalmente, llenando el silencio de aquellos pasillos tenebrosos con una tenue risa irónica sintiendo su alma volver a su cuerpo.

Estaba a salvo, no podía creer que se había escapado de todos aquellos peligros muy a penas, la diosa de la muerte había decidido dejar su alma para que viviera un poco más antes de llevársela. Se puso de pie empezando a sentir ahora si todo el dolor que le había causado a su cuerpo caminado por ahí.

-¿¡Qué estas haciendo en mi castillo!? -fue tan rápido que apenas pudo sentirlo. El espeluznante grito masculino que lo siguió la heló en su lugar y luego el golpe contra la pared que sacó su aire, frente a ella había una criatura que bufaba sosteniendo su cuerpo con fuerza al haber invadido su propiedad. No pudo articular palabra alguna, su boca se seco como el río durante las sequías y el resplandor morado en esos ojos llenos de maldad la aterraron, al mismo tiempo gimió de dolor cuando los rosales la atraparon como si tuviera vida propia y sus armas puntiagudas se clavaban en su piel.

-P-Pero-Los labios de aquella cosa se acercaron lentamente hasta su oído y espero titubeante a que dijera algo

-Pregunté, ¿Qué mierda haces aquí? -susurro contra su oído, en ese mismo momento perdió la conciencia por la falta de sangre y el miedo que sentía

*

Madres wey *w*

No se ustedes pero me gustó como quedó este capítulo. Ahora, puede que haya algunos cambios dependiendo de como se vayan dando las cosas, pero las acciones que si o si se quedan las verán más adelante y creo que les encantará ewe🌹

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Alguna teoría sobre la historia? ¿A alguien mas le dio lástima meliodas Q_Q?

Tuve un poco de tiempo libre así que disfruten el capítulo y yo me iré a estudiar XD✨

Sin más que decir disculpen faltas de ortografía y nos veremos después ^^🌹❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top