XVI.
Observaba desde el marco de la puerta como aquel omega se desesperaba por oír la contestadora una y otra vez, veía las manos temblorosas y se sentía algo apenado; Jimin le daba vergüenza. Le daba vergüenza verlo hundido en semejante desesperación solo por no tener a su hermano a su lado, lloraba mientras sostenía el teléfono y marcaba tantas veces el mismo número para recibir una respuesta, no recibiría una hasta que Jungkook lo quisiera.
“Ya para, te estás desesperando.” Dijo caminando hacia él, tomando suavemente su mano para detenerlo a qué escuche una vez más la contestadora. “Él te devolverá las llamadas, ahora tienes que tranquilizarte un poco.”
La mano del omega dejó de temblar en cuanto sintió el tacto del alfa, la ansiedad por no tener respuesta dejó de ahogarle el pecho una vez que tuvo a Jungkook cerca de él; incrustando en su cabeza la idea de lo bien que se sentía al lado de su futuro cuñado. Dopado en las feromonas de Jungkook.
“¿Es que, dónde está? Necesito hablar con él, necesito que esté conmigo.” Sollozo sosteniendo fuertemente la mano de Jungkook. “Lo necesito a mi lado.”
“Lo sé, sé que estás pasando por un momento muy difícil, pero no tienes que meterte más dolor, Taehyung contestara en algún momento, no te mortifiques más.”
“¿Le llamaste? Tal vez te contesté y así puedas decirle sobre… lo de mi papá.” Se le quebró la voz al mencionar a su padre y volvió a sollozar, realmente estaba roto.
“Sí, trate de comunicarme con él y le mandé mensajes, también trate de comunicarme con alguno de los socios pero todos me mandan a la contestadora.” Dijo, mintiendo. “Hice todo lo que pude para hablar con mi hermano, solo nos queda esperar, Jimin.”
“¿Cuánto? Lo necesito aquí conmigo.” Suspiro limpiando sus lágrimas. “Pero tienes razón, tengo que calmarme, pronto enterraré a mi papá y tengo que… por lo menos dar unas palabras.”
Me tienes aquí contigo, eso debería ser suficiente. Pensó y asintió a las palabras de Jimin.
“Todo estará bien, tranquilo, cierra los ojos y respira.” Tomó sus manos y las apretó, el omega hizo lo que le dijo y aspiro, aspiro aquel sedante que lo estaba moldeando desde adentro para pertenecerle a Jungkook.
Sus miradas se conectaron por cortos segundos y unas sonrisas se asomaron por sus comisuras, la conexión terminó por el omega que fue a refrescarse el rostro para estar presentable en honor a su padre.
Jungkook se paseó por la sala de la funeraria hasta llegar al ataúd del padre de Jimin, colocó una flor encima de este y sonrió.
“Como matar dos pájaros de un solo tiro.” Susurro. “Algo insignificante me llevará a ser el heredero de los negocios de mi padre y también me ayudará a deshacerme de mi hermano. ¿Quién lo diría? Que el padre de SU omega me haya servido para separarlo de él.”
Camino hasta un sillón y se sentó, miró su celular con todos los mensajes que le había enviado a su hermano y quiso reírse.
“¿Cómo te sentirás al volver de ese viaje? ¿Cómo se romperá tu corazón cuando te arrebate lo que más amas? Ah, Taehyung, jamás debiste meterte en mi camino.” Sonrío recostando su espalda en el espaldar del sofá, relajándose para continuar la tarde llena de llantos por parte de Jimin.
Aunque le irritara el escuchar los lamentos del omega, tenía que sostenerlo cuando caiga de rodillas para llorar por su padre, tenía que ser el hombro en el que lloré y los brazos a los que corra por consuelo. Tendría que soportar la vergonzosa debilidad de Jimin para envolverlo como una boa.
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Y así fue, se mantuvo al lado de Jimin para acompañarlo en el entierro de su padre, sostuvo con firmeza su mano para que no cayera de rodillas a arañar el césped y lo mantuvo en sus brazos para que no se arrojará al ataúd de su padre. Fue el tronco que lo mantuvo de pie sosteniendo el pañuelo que limpiaba sus lágrimas.
Protegió a Jimin de su corazón roto y de la tristeza que le carcomía el alma, lo cedo en su aroma y lo arropó entre sus púas.
“Hijo.” Su mamá llamó, haciéndole una señal para que vayan a hablar en un lugar más privado, Jungkook la siguió y ella habló. “Deberías dar unas palabras en representación de la familia, sería tu hermano pero… él no está aquí, como futura familia de Jimin debemos dar la cara por él, ¿no crees?”
“Claro mamá, diré algo en representación de los Jeon, así Jimin se sentirá consolado y no tan solo.” Asintió arreglando su corbata y alisando su traje.
Su madre le sonrió y miró su camino hacia el frente, Jungkook se postró frente a todos para dar las palabras en representación de su familia y su hermano. Tomando desde ese instante el lugar de Taehyung en la vida de Jimin.
“Quiero agradecer a los presentes por acompañarnos en este día tan doloroso, quisiera dar unas palabras para honrar la memoria de nuestro querido difunto.” Dijo con firmeza, teniendo la atención de todos y sobre todo de Jimin; quien parecía encantado por la acción que llevaba a cabo. “Donggeun fue muy querido en vida, lo conocí por muy poco tiempo y aquel poco tiempo será atesorado en mi corazón, era un hombre fuerte, trabajador y amoroso. Este hombre era un símbolo de lucha pues luchó hasta el último día de su vida, fuerte y valiente en todos los aspectos. Espero que en el paraíso en el que esté sepa que su más querido ser; su hijo, estará acompañado y protegido por mi familia. Donggeun, nos harás mucha falta, pero honraremos tu memoria recordandote por tus cualidades y tu gran corazón.”
Los presentes le aplaudieron y eso le importó poco, la reacción que buscaba era la de Jimin quien en cuanto se sentó a su lado le dió un apretón a su antebrazo y le sonrió con brillo en sus ojos susurrando un pequeño ‘gracias’.
Había escuchado que los destinados tienen una conexión tan única que pueden sentir los sentimientos más fuertes de su compañero, así que quería saber si dónde sea que se encontrará Taehyung podía sentir como su omega se iba separando de él.
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