XV.
Marcaba las nueve y media de la noche, esperaba a Namgyu en la calle en la que le indico, dos cuadras lejos de su penthouse, darían una vuelta repasando lo que sucedería hasta que el reloj marcara la hora esperada.
La causa justifica el medio, se decía Jungkook mientras estaba atento al semáforo que pintaba en rojo. Era una noche donde la luna se hacía presente en todo su esplendor, veía su reflejo en la ventana del auto y la miraba desafiante, con una sonrisa triunfante. Tal vez se veía como un loco sonriéndole retante a la luna, pero si ella había sido la que unió a dos sujetos solapandose en la excusa de “el destino” ¿por qué no retarla? Si ella había sido quien unió a su hermano y a Jimin, ¿por qué no hacía algo para evitar lo que vendría? Eran patrañas, un cuento de niños que solo metía la ilusión en corazones buscando a su otra mitad.
Era falso, porque de ser verdadero, el mismo destino se opondría a lo que haría, pero no era así.
“¿Te dijo por dónde entraríamos?” Pregunto Jungkook.
“Sí, por la puerta de servicio, los empleados de la limpieza comienzan su labor a estás horas. Además, no habrá ninguna enfermera.” Informó Namgyu.
“Bien.” Asintió mordiéndose el labio.
Sinceramente, se sentía ansioso por comenzar con su jugada, sentir el poder sobre sus manos y el control sobre las vidas de sus inferiores.
“¿Será como usted lo dijo, señor?” Pregunto Namgyu estacionando el auto una cuadra antes. “Usted sabe que yo—”
“Claro, será como te ordene, solo espérame aquí.”
“Bien.”
Jungkook asintió y se colocó la gorra que trajo, todo para no levantar sospechas, o ser captado por alguna cámara cercana. Sabía bien lo que haría, lo había pensado desde el primer momento.
Metió sus manos a su bolsillo y se colocó el chaleco que diferenciaba a los empleados de limpieza, camino sin apuros por las calles hasta llegar a la puerta de servicio del hospital e ingreso.
Un hospital en la noche suele ser aterrador, es desolado y lleno de pena de las almas que no pudieron asimilar que no estaban en el mismo plano, pero a Jungkook no le daba miedo, lo había perdido hace mucho. Con seguridad y algo de ansias se paseo por los pasillos, subió por las escaleras hasta llegar al piso que sabía de memoria pues lo había estado estudiando hace mucho. Miro hacia ambos lados para asegurarse de que nadie estuviera cerca e ingreso a la habitación cerrando con seguro.
Se quitó la gorra y se acercó hacia la cama del enfermo, el papá de Jimin dormía plácidamente, se veía igual que la primera y última vez que lo vio, también conservaba el regalo de flores que le había regalado.
“Que tierno.” Dijo mirando las flores. “Conservando el veneno como si fuera un adorno.” Se sentó al borde de la cama. “Me dijeron que su hijo no vino a visitarlo hoy, debió de hacerlo, así tendría el recuerdo de su última charla juntos.” Limpió las comisuras de sus labios mirando hacia la ventana, una vez más, encontrándose con la luna llena. “Aunque, el hecho de que se haya perdido su último día de vida hará que me abra su corazón más fácilmente, y bueno… también las piernas.” Soltó una risilla suave. “Estoy hablando como un loco, solo.” Movió los pies del hombre para que se despertara. “Despierte. Es descortés no recibir a las visitas.”
El padre de Jimin se levantó con un sobresalto, asustandose de ver a Jungkook en el borde de su cama, luciendo como una sombra que lo acechaba.
“Al fin despierta.” Le sonrió. “Quise hacerle una visita, disculpe la hora pero era la que más me convenía, espero no se moleste.”
“¿Taehyung?” Preguntó entrecerrando sus ojos.
“Casi.” Se levantó de la cama. “Me ofende que me confunda con mi hermano, no nos parecemos en nada, absolutamente en nada.” Dijo.
“¿Jungkook? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué…?”
“Bingo.” Sonrío. “Aunque mi hermano y yo tengamos rasgos parecidos, no somos iguales, somos demasiado distintos. Tal vez hay algo en lo que nos parecemos y es en nuestro interés por su hijo.” El padre de Jimin frunció el ceño. “Pero incluso en eso somos distintos, yo si cuidare a Jimin como se debe, yo si estaré para él cuando usted deje de respirar.”
“¡Enfermera!” Exclamó con sus pocas fuerzas. La situación comenzaba a asustarle.
“No hay nadie afuera, nadie vendrá. No sea descortés y deje que termine de hablar, ¿no le enseñaron modales?” Negó con la cabeza, burlándose de la desesperación en los ojos del hombre.
“No tiene por qué preocuparse, Jimin estará en buenas manos, en las mías. Le daré todo lo que me pida y más, él merece tener un buen alfa a su lado y aunque tenga que recurrir a esto, Jimin será mío. Espero que lo apruebe.”
“No… Jimin.”
“¿No quiere decirle algo? ¿Un mensaje? ¿Que lo ama?”
“¿Qué harás?”
“Le diré otra de las muchas diferencias entre mi hermano y yo.” Se agachó acercando su rostro hacia el del hombre enfermo, lo miró a los ojos y con firmeza le dijo. “Taehyung jamás se atrevería a matar a alguien por un bien mayor, pero yo sí.” Acto seguido tomó la almohada de la cama y la puso sobre el rostro del padre de Jimin.
Colocó todo su peso en ahogarlo, el hombre pataleaba y le daba manotazos con su poca fuerza, trataba de vivir para advertirle a su hijo de la gran amenaza que lo acechaba, pero la fuerza de Jungkook era más y de esta forma le arrebató la vida de su cuerpo.
“Como le dije, cuidare muy bien de su hijo.” Quito la almohada de su rostro y la volvió a colocar debajo de su cabeza, cerró los ojos del padre de su omega y le acomodó los brazos. “De todas formas iba a morir, acabe con su sufrimiento ¿no?”
Se colocó el gorro que había traído y salió de la habitación, sin mirar atrás y sin arrepentimiento en su cuerpo, después de todo, no era la primera vez que arrebataba la vida de alguien. La cicatriz en su mejilla y su rodilla eran un recordatorio.
Con las manos en los bolsillos salió del hospital, completamente satisfecho y ansioso por el amanecer, cuando el gallo cantara su plan entraría en marcha y los días de Taehyung gozando lo que es suyo se acortarían.
“Jimin, desde mañana me perteneces.”
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Ya era típico que se encontrará con Jimin “por accidente”, siempre se hacía al sorprendido a pesar de haber planeado cada paso, está vez invito a Jimin a desayunar ya que se lo había topado de ida a su trabajo. Tomaban chocolate en una cafetería y la conversación se centraba en su hermano, algo que le fastidiaba pero no podía hacer más que fingir y colocarse en el papel de buen hermano mayor, todo para que cayera redondo a su bolsillo.
“¿Tu conoces Bangkok?” Pregunto Jimin mordiendo su sándwich de huevo.
“Claro, era constante viajar por allá para reunirme con mis socios.” Dijo bebiendo su café cargado.
“Entonces debes saber muchos idiomas, ¿no?” Sonrío. “Mi Taehyung no sabe otros idiomas, sabe algo de inglés pero lo básico, me preguntó cómo se las estará arreglando.”
“Nuestros socios también hablan en coreano, pero si, se muchos idiomas, los negocios me obligaron a que los aprendiera.” Le sonrió de vuelta. “¿Tu?”
“Solo sé un poco de inglés, como Taehyung.”
Para convertirse en un omega ejemplar de sociedad tenía que cultivarse, eso lo sabía Jungkook, pensaba que cuando lo tuviera como suyo haría que aprenda todo lo que él sabía, su omega tenía que ser su reflejo.
Antes de seguir la conversación el celular de Jimin sonó, el alfa sonrió en su taza porque ya sabía lo que le dirían.
“Discúlpame, es del hospital.” Jungkook le hizo una seña para que contestara. “¿Hola?”
La sonrisa que adornaba el fino rostro del omega pronto se desvaneció, fue reemplazado por un ceño confundido y después por un puchero con ojos llorosos.
“¿C-cuando paso?” Susurro con las manos temblandole. “E-esta bien. Adiós.”
“¿Está todo bien?” Dejó su taza sobre su platillo y busco la mirada del omega que yacía perdida en algún punto del suelo.
“M-mi papá… mi papá falleció.” Susurro. “Tengo que ir al hospital.”
“Yo te llevo.” Se ofreció rápidamente, levantándose de su asiento para ofrecerle la mano a Jimin, el omega estaba temblando y soltando lágrimas silenciosas.
Jimin aceptó su ayuda y se sostuvo de él, caminaba tembloroso, completamente en shock. Fue guiado en silencio por Jungkook hasta su auto, sintiéndose a salvo entre sus brazos y olvidando como su corazón se rompía en mil pedazos.
Lo cierto era que Jungkook soltaba feromonas para tranquilizarlo y así comenzará a creer que era su presencia la que le daba el consuelo que su alma necesitaba.
Llegaron al hospital en completo silencio, caminaron juntos por los pasillos y se pusieron lado a lado en el elevador, llegaron a la habitación siendo bienvenidos por una enfermera y un doctor. El silencio se quebró con el sollozo estruendoso que Jimin soltó, fue hacia la cama donde yacía su padre muerto y se arrodilló llorando por él.
“Murió en la madrugada, su corazón se detuvo, lo siento mucho Jimin.” Dijo el doctor informando sobre el descenso de la persona más importante del omega, el último miembro de su familia que conservaba y ahora ya no estaba.
“¿P-por qué?” Sollozo sosteniendo la mano de su papá. “Papito, ¿por qué me dejaste?” Beso la mano fría y sollozo.
“Lo dejo, en un momento comenzaremos con los trámites.”
“Yo me haré cargo, doctor.” Dijo Jungkook.
“¿Es usted su prometido?”
“No, soy su cuñado, pero yo me encargaré de los trámites.”
El doctor asintió y salió de la habitación dejándolos solos.
En la habitación fría del hospital solo se escuchaban los sollozos del omega que aún yacía de rodillas sosteniendo la mano de su padre.
“Llévame contigo, no me dejes solo.” Susurro sentándose en la cama y acariciando su rostro. “No me dejes, por favor.” Sollozo y se echó a abrazarlo.
La habitación apestaba por el dolor de Jimin, Jungkook dejó que su corazón echara lágrimas, sería sano para él llorar por la pérdida de su papá, era la única familia que le quedaba después de todo.
“Debí venir a verte, debí hablar contigo por última vez.” Dijo. “Perdóname, perdóname. Papá, papito, levántate, vámonos a casa.”
Tocaron la puerta suavemente, Jungkook fue a ver de quién se trataba, era una enfermera que le informaba que tenían que comenzar con los trámites ya que la funeraria se encontraba en el hospital, Jungkook asintió y pidió un poco de tiempo para hablar con Jimin.
“Jimin…” Susurro tocándole la espalda. “La funeraria está aquí para…”
“No, no, no, déjame aquí.”
“Ven aquí, deja que hagan su trabajo.”
“No.”
“Jimin, comprendo tu dolor, pero tienes que continuar.” Dijo y comenzó a soltar más feromonas. “Ven aquí y deja que los de la funeraria hagan su trabajo.”
Está vez, el omega le hizo caso, se levantó y se lanzó a sus brazos para encontrar el consuelo que solo Jungkook podía darle. Lloro en su hombro y lo abrazo con todas sus fuerzas, empapó la camisa del alfa mientras esté lo abrazaba. Era la perfecta escena, si fueran pareja, claro.
Jimin se dió la vuelta cuando el cuerpo de su padre ya no estaba, tomó la mano de Jungkook e hizo que los dos se sentarán en la cama vacía, el omega recostó su cabeza en el pecho del alfa y lo abrazó para seguir llorando.
“Tranquilo, todo estará bien.” Susurro Jungkook acariciando sus cabellos.
“No lo sé…”
“Todo estará bien, estoy aquí, tranquilo.”
“Gracias.”
Jimin pensaba que Jungkook lo comprendía, creía que al haber pasado por una situación igual sabía cómo su corazón se sentía y como los pedazos del mismo le pedaceaban desde el interior. El omega sentía que aquel abrazo los conectaba mucho, pues sus corazones habían pasado por la misma pena de perder a sus padres.
Lo que Jimin no sabía era que, Jungkook nunca sintió lo que él, jamás.
“Todo estará bien.” Le susurro.
Lo estaría, porque Jimin ya era prácticamente suyo.
y desde acá mis amores, comienza la verdadera historia :3
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