VI.

El olor a medicina y el rechinido de los zapatos de las enfermeras le despertaron, su cuerpo dolía y sus heridas picaban, miró a su costado y vio a su futuro cuñado dormir plácidamente. Tenía que pasar una noche en observación por los golpes que había recibido en el accidente, su madre y su hermano habían pasado la noche con su padre para cuidarlo por si alguna complicación se presentaba; por lo que habían designado a Jimin para que cuidara de Jungkook.

Los dos habían pasado una noche y un día juntos, como en el pasado pero por un motivo distinto y algo trágico.

“Ayer te fuiste en la tarde, me preocupé por ti, ¿dónde estabas?” Pregunto sentándose en su cama, se acomodaba para desayunar.

“Fui a visitar a mi papá.” Dijo en un susurro mientras se sentaba al lado de Jungkook, desde ayer que lo ayudaba a comer pues las vendas en su brazo diestro no le permitían comer.

“¿Ah, si? ¿Vive cerca?”

“No, está internado en este hospital y fui a conversar un momento con él.”

“¿Internado? ¿Le pasó algo?” Miro a los ojos de Jimin por una respuesta, estos se llenaron de tristeza y angustia, había tocado un nervio en el pobre omega.

Antes de responder Jimin lleno la cucharilla con el yogurt de fresa y la dirigió a la boca del alfa para que la degustará, evitando el contacto visual con él porque ahora mismo se sentía diminuto hablando de lo que más afligía a su corazón, la pérdida de su padre.

“Tiene cáncer y recibe su tratamiento.” No podía decir más, su garganta se secaría y sus mejillas se inundarian.

La simple oración fue clara y precisa para Jungkook, su padre estaba moribundo. Le dió mucha pena por el omega, no sabía mucho de él pero olisqueando el aire sintió toda la miseria que emanaba de esos sentimientos.

“Lo siento mucho.” Dijo llevando su mano hacia la de Jimin, tratando de consolarlo. Ambos vivían algo similar, sus padres morían lentamente y ellos no podían hacer algo al respecto.

El omega asintió y tomó la mano del alfa, le sonrió con una mueca y siguió con su labor de alimentarlo.

“Todo estará bien.” Dijo Jungkook, soltando feromonas reconfortantes, le daba pena ver a Jimin en aquel estado por las preguntas que él mismo le había hecho, tenía que reconfortarlo.

Las feromonas del alfa calmaron el alma atormentada del omega, como una droga borraron todo en él y lo envolvieron en una falsa calma, algo que no había sentido hace años, desde que supo de la enfermedad de su papá se había hundido en una miseria inmensa y encontrar semejante consuelo en las palabras de Jungkook le daba paz.

No sabía que aquella sensación de paz no era por la buena labia del alfa, sino por sus ventajas como un alfa dominante. Tampoco tendría porqué saber.

“Gracias.” Le sonrió.

Tuvieron una pequeña charla mientras Jungkook desayunaba, se conocieron un poquito más e incluso se rieron de algunas anécdotas que sobresalieron. El arcoiris que se había formado pronto se desvaneció y fue reemplazado por nubes grises impregnadas de lluvia.

La neblina entró por la habitación del alfa y con una mueca le dijo: “Lo siento mucho, su padre acaba de fallecer.”

Cuando Jimin escuchó aquello no lo podía creer, rápidamente buscó los ojos de Jungkook para tratar de darle el mismo consuelo que él le había dado hace un momento. Pero nada estaba bien, el omega trató de detener al alfa de que hiciera movimientos bruscos y se lastimara. Jungkook negaba con la cabeza y decía ‘es mentira’ entre susurros, quería ver a su papá mientras las lágrimas lo ahogaban entre la neblina.

“Déjenme ver a mi papá.” Susurro limpiando sus lágrimas, sosteniendo la mano que Jimin le había dado, el omega trataba de calmarlo en esta marea de sufrimiento.

“Yo puedo acompañarlo, por favor, dejen que lo vea.” Pidió Jimin, las enfermeras accedieron, después de todo Jungkook ya tenía el alta firmada y estaba fuera de riesgo.

En silencio ambos se dirigieron al piso donde se encontraba su familia, Jimin en todo momento miraba de reojo a Jungkook y solo encontraba la misma expresión en su rostro, estaba perdido. Al llegar al piso pudieron escuchar los llantos de la madre de Jungkook y los de Taehyung, Jimin quiso correr a consolar a su alfa pero su deber era cuidar de su hermano, así que permaneció a su lado con una mano en su espalda.

“Lo siento mucho, Jungkook.” Susurro Jimin mientras caminaba a su lado manteniendo su mano en la espalda de su futuro cuñado.

El alfa asintió. “Gracias por acompañarme, no sé qué hubiera hecho solo.”

“No tienes porqué agradecer.”

Se sonrieron antes de separarse, Jimin había cumplido con su deber así que podía ir a consolar a su alfa. Abrazo a Taehyung y limpio sus lágrimas, involuntariamente mirando a Jungkook quien recibía un abrazo de su madre.

🩸

El llanto de la familia Jeon continuó, las despedidas y los reclamos a la luna no se hicieron faltar. El hijo mayor de Sanghoon comenzó con los trámites de la funeraria, encargándose una vez más de todo como Sanghoon le había inculcado, haciendo todo por su padre incluso después de su muerte. Por otro lado, el hijo menor solo se dedicó a llorar a su padre, lamentando no haber hecho más por él y el no verle más. Entre sus dos hijos siempre había palpado una gran dualidad; el alfa dominante envuelto en las responsabilidades de su familia y el alfa menor evadiendo todo refugiándose en las alas de su padre, o era así como los veían todos, incluso ahora que iban vestidos de negro para darle la última despedida a su padre.

Los dos hijos sostenían a su madre para que no se derrumbe entre sus lágrimas y su pena, la familia le dió un último adiós a su padre prometiendo volver a verlo en cuanto sea el momento.

Los últimos días habían sido como un mal sueño, la familia tenía una expresión perdida y lágrimas secas en sus mejillas, habían entrado en shock por todo lo que había pasado tan rápido, de un arrebato sus vidas cambiaron por completo. Se miraban entre sí sin decirse nada.

Jimin sentía toda la pena que los Jeon cargaban en sus hombros, trataba de conectar la mirada con alguno de ellos para tratar de consolarlos pero solo se tomaba con Jungkook. Se miraban y se perdían entre sus pestañas.

“Todo fue muy repentino.” Dijo Hana, la viuda de los Jeon no había dicho ni una palabra desde el funeral de su marido; por lo que su voz sonaba ronca e imponente, tenía que poner las cosas en su lugar. “Pero tenemos que levantarnos y hacer lo que su padre hubiera querido, continuar.”

“Se que nos duele, hijos, se que están pasando por un gran duelo, sobre todo tu…Jungkook, que tuviste sus últimos momentos en esta tierra.” Tomó la mano de su hijo quien estaba sentado a su lado, apretó su mano y le sonrió. “Tenemos que ser fuertes, tenemos que seguir. Su padre no los dejó desamparados, su padre les dejó un imperio del cual tienen que hacerse cargo. Mañana se leerá el testamento de su padre, así que necesitan mirar hacia adelante honrando el gran esfuerzo de su padre.”

Dijo como toda matriarca, poniendo las cosas en su lugar y dando el aliento que sus hijos necesitaban. La vida continuaba y tenían que hacerse cargo del imperio que su padre les dejó.

Aunque, Taehyung sabía que ese imperio no era suyo, ni lo sería. Todo el mundo sabía que su padre le dejaría todo a su hermano y que él solo contaría con propiedades en el país o en el extranjero, nunca disfrutaría del imperio.

Incluso su prometido lo sabía, en el momento que se levantaron para dormir y esperar el mañana, le tomó del brazo y le abrazo, recibía el consuelo que necesitaría cuando el testamento sea leido.

🩸

Los Jeon habían permitido que Jimin sea parte de la lectura del testamento, porque después de todo pronto sería un Jeon más. Todos se encontraban con sus abogados y esperaban nerviosos, lo que se repartiría no eran solo dos o tres empresas, sino, el trabajo de toda una dinastía que se dedicó a construir un imperio y consolidar el apellido en todo el continente.

Esperaban al notario que tenía el testamento de su padre para abrirlo y escuchar lo que le correspondía a cada uno. Entre ansiedad y angustia todos se miraban tensos, parecía que el tiempo se había congelado y que nunca podrían saber los últimos deseos de la cabeza de su familia.

El martirio terminó cuando el notario llegó, saludó a los presentes y sacó de su maletín el sobre sellado con el testamento. Todos tensos observaron como este era abierto, en una muestra de legitimidad por el documento el notario mostró la firma de Sanghoon y el sello de su notaría, luego prosiguió con la lectura.

Yo, Jeon Sanghoon, en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, declaró este como mi última voluntad, dejando constancia de mi voluntad respecto a la distribución de mis bienes, empresas y derechos, así como las legítimas correspondientes. 
Primero: A mi amada esposa, Kim Hana le dejo lo siguiente:  La mansión principal en la que actualmente residimos, situada en Seúl, Corea del Sur. Mi viñedo en Burdeos, Francia, con todos sus derechos de explotación y beneficios económicos. Además, en cumplimiento de la ley, la legítima de mi esposa será equivalente al 20% de mi patrimonio total, asignado de manera prioritaria e inmediata, independientemente de los bienes antes mencionados.” El hijo mayor miró a su madre con una sonrisa, su padre no la dejaría desamparada, mucho menos después de todo lo que había hecho por él, esperaba correr con el mismo destino.

Segundo: A mi hijo mayor, Jeon Jungkook.” Ante la lectura todos soltaron un suspiro nervioso, la tensión se sintió entre los dos hermanos y los nervios inundaron su sistema. Al fin verían si los rumores eran ciertos. “Le dejo las siguientes propiedades y empresas: Las empresas textiles que operan en Seúl, incluyendo Jeon Global Textiles. Una villa en Italia, ubicada en la costa de Amalfi. Mi mansión en el exclusivo distrito de Hannam, en Seúl, Corea del Sur. Además, la legítima de mi hijo mayor será equivalente al 33% del patrimonio restante, asignada en bienes líquidos o tasados equitativamente.” La sala se tenso y Jungkook no pudo evitar ser transparente con lo que sentía: indignación. ¿Dónde estaban las demás empresas? ¿Dónde estaban los frutos de su esfuerzo?

Tercero: A mi hijo menor, Jeon Taehyung, le dejo las siguientes disposiciones: La totalidad de las empresas principales del Grupo Jeon, incluidas todas las filiales internacionales.” Ahí están, se respondió Jungkook.

Toda la sala se quedó sorprendida e incrédula, su misma madre no podía creer lo que estaba escuchando, ni Taehyung. Era un giro inesperado, toda su vida había creído que nunca sería dueño de siquiera alguna empresa familiar, ahora era dueño de todo. ¿Por qué? ¿Su padre lo amaba tanto?

Sin embargo, esta herencia estará sujeta a la siguiente condición indispensable.” Jungkook quiso reírse, no en burla, por rabia. No podía encontrarse en dicha situación, este testamento tendría que ser totalmente diferente, su padre se lo había permitido.

1. Taehyung deberá casarse como me lo ha prometido, deberá ser un hombre hecho y derecho para ser considerado el dueño legítimo de las empresas.” Las miradas se dirigieron de forma inmediata a la pareja de prometidos, Jimin sentía que los ojos de su suegra y cuñado se lo comían vivo, era demasiada presión.

“2. Mientras espera el cumplimiento de esta condición, Taehyung podrá asumir el control y la gestión de las empresas, actuando como administrador principal. Todas las decisiones estarán supervisadas por el consejo administrativo para garantizar la estabilidad del Grupo Jeon. En caso de que Taehyung no cumpla con esta condición, las empresas permanecerán bajo la dirección del consejo administrativo, quien decidirá su futuro, preservando los intereses del Grupo Jeon y de la familia. La legítima de mi hijo menor será equivalente al 33% del patrimonio restante, asignada independientemente de si cumple o no la condición antes mencionada.” El hijo mayor quiso gritar de frustración, quiso destruir la mesa que estaba frente a él y partirle el cuello a su hermano y a su omega, habían llegado a su vida para arruinarle todos sus planes. No podía creer que su padre había deshecho una promesa solo porque su hermano menor se iba a casar, Taehyung no era nadie para manejar las empresas más importantes de Asia, no era capaz, no podía.

Este testamento es irrevocable y deberá ejecutarse conforme a las leyes vigentes de Corea del Sur. En caso de disputa entre mis herederos, los bienes y derechos se congelarán hasta que se alcance una resolución legal o mutuo acuerdo. Firmado en la ciudad de Seúl, a los 15 días del mes de junio del año 2024. Jeon Sanghoon.” 

El notario terminó la lectura, dejando un momento de silencio incómodo entre los herederos que compartían miradas pesadas. Si las miradas pudieran matar, Jimin y Taehyung estarían muertos desde que el notario leyó la herencia de su hermano menor, Jungkook los hubiera matado desde que le arrebataron lo que le correspondía por sangre.

El hijo mayor soltó una risa amarga, sacó una cajetilla de cigarros y comenzó a fumar, se levantó de la sala y salió siendo seguido por su abogado. Aún con las heridas frescas y vendas en su brazo no pensó en nada más que golpear la pared más cercana, lastimándose más que en el accidente.

“Mierda.” Susurro. “Viejo de mierda, no cumpliste con tu promesa.” Dijo riéndose. “¿Qué podemos hacer? ¿Podemos impugnar?”

“Claro.” Dijo su abogado. “Pero tú sabes bien que es un proceso lento y siempre se dilata por los tiempos, tal vez podrías llegar a un acuerdo con tu hermano. Todos sabemos que tú pusiste más que esfuerzo en esas empresas y él no podría con tanto, no sabe nada del manejo y mucho menos de los tratos, Taehyung echarse todo a perder, podrías hablar…” Fue interrumpido.

“¿Tu crees que él va a querer renunciar a lo único que demostrará que no es un bueno para nada? Sobre todo cuando es obvio que mi padre cambió de opinión por su futuro matrimonio. Taehyung no dejara la exquisita herencia, no es tan estúpido.”

“Tal vez deberías tratar, porque llevar esto a los tribunales será una pérdida de tiempo. Piensa en cómo poder persuadirlo.”

Y lo hacía, Jungkook estaba pensando y acomodando todo en su cabeza.

Recordando una y otra vez la condición que su padre había puesto, si esa condición no se cumplía… no podría ser dueño de lo que le correspondía a Jungkook.

Pero, ¿cómo? ¿Qué podría hacer?

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