IV.

Después de semanas en las que vio a su madre ajetreada por la fiesta de compromiso de su hermano, el día llegó. Todos gozaban de júbilo al hablar del compromiso del menor de los Jeon, el primer hijo en casarse y el primero en proteger la dinastía Jeon. Tanto parientes lejanos como primos con los que habían perdido el contacto, se encontraban en el gran salón que su madre había rentado, unidos por el mismo festejo; el compromiso de uno de los suyos.

Jungkook se sorprendió, ni siquiera había visto a alguno de sus tíos cuando su padre organizó un brindis por la portada que Forbes le había dedicado, ni la primera, ni la segunda vez. Le hizo un muy mal sabor de boca, muy agrio, creía que este compromiso era poca cosa; Taehyung no era más que un parásito que chupaba del esfuerzo de su esfuerzo y el de su padre para vivir la vida de niño rico mimado, tampoco veía a su omega como un premio el cual presumir. No sabía porque hacían fiesta de esto, era insensato.

Pero se encogió de hombros y siguió, tomó una de las margaritas que le ofrecieron al entrar, saludo a muchos de sus conocidos y compartió algunas charlas cortas. Era el primer logro de Taehyung en 27 años, suponía que era eso.

Olvidaba completamente que su familia era tradicional, llevarían flores a quien fortaleciera el tronco familiar y expandiera sus raíces, el que trajera más Jeon al mundo recibiría sus halagos y la atención de todos, siempre había sido así y permanecería de la misma forma. Jungkook lo había olvidado por completo.

“Que bueno verte, creí que tendrías que revisar aranceles.” Le dijo su hermano acercándose hacia él, lo abrazó por los hombros y le sonrió. “Estoy bromeando, gracias por venir.”

Jungkook sonrió en un gesto. “Tenía que venir, toda la familia se reunió para esta fiesta y me pone muy curioso, ¿acaso te casarás con algún príncipe?”

“A mis ojos, Jimin es un príncipe.” Sonrió sonrojado.

“Vaya cursi.” Rodó los ojos. “Hasta tía Naeun está aquí, creí que estaba muy ocupada en su villa italiana, ni siquiera recibe las invitaciones que mamá le hace para la cena de navidad.”

“Tia Naeun me dijo que era una ocasión especial y había dejado todo en Varenna para venir, me felicitó con un gran abrazo ¿Puedes creerlo?”

“Vaya.” Cuando inauguró una sucursal de bisutería en Polonia solo recibió un mensaje felicitándolo, ni una carta y ni un abrazo. Siendo el hijo estrella de los Jeon le golpeaba en el ego saber que su hermano, el bueno para nada, había recibido más aprobación por su compromiso de pacotilla que él en sus hazañas empresariales.

Rodó los ojos, no tendría porque tener celos por esto, él había recibido flores desde que entró al colegio; en cambio Taehyung solo era el parásito chupasangre. No eran iguales, jamás lo serían.

“¿Y dónde está?” Pregunto Jungkook, refiriéndose al prometido de su hermano.

“Ahora que lo preguntas…” Busco por el salón con su mirada, cuando encontró a su omega le hizo una seña para que viniera a él. “Ya viene para acá.”

El alfa dominante, Jungkook, asintió bebiendo lo que sobraba en su copa, esperando que su hermano le presentará a su futuro cuñado.

“Jungkook, quiero presentarte a Jimin, mi prometido.” Dijo Taehyung alejándose de su lado para tomar la mano de un omega castaño, el omega le sonrió e inclinó su cabeza para saludarlo, extendió su mano para saludar a su cuñado.

“Mucho gusto.” Sostuvo la mano que el omega le ofrecía y la apretó con fuerza, su piel era suave, como un algodón. “Así que tú eres el famoso Jimin, me disculpo por no haber estado en la cena de bienvenida, me surgieron contratiempos.”

“No sé preocupe.” Sonrió tímido.

Su mirada se le hacía conocida, su aroma dulce también, sentía que veía a un fantasma.

“Tuteame, seremos familia, no hay porqué ser tan formales, Jimin.” Al formular su nombre su lobo alzó sus orejas, actuando como si ya hubiese conocido a aquel omega, ¿pero, de dónde?

“Esta bien, Jungkook.” Sonrío en un gesto. “Que gusto que estés aquí, Taehyung me habló mucho de ti.” Sabía que le estaba mintiendo, sus ojos le habían delatado.

“Espero que cosas buenas.” Codeo a su hermano menor en forma de broma. “¿Ya tienen la fecha para su boda? ¿Algún preparativo adelantado?”

“La fecha la tenemos, será a finales del próximo mes, también tenemos adelantado la casa de moda donde le diseñarán su traje para la boda.” Respondió Taehyung colocando su mano en la cintura del omega.

Acto que Jungkook noto. Acto por el que su lobo puso atención.

“Me alegro. Pero ahora los tengo que dejar, iré a saludar a mis primos, estábamos hablando sobre abrir una línea de ropa de bebé, ya saben, los padres pagarían lo que fuera porque sus bebés estén envueltos en las mejores telas ¿y quienes mejores para eso?” Se retiró de la conversación dejando a su hermano y pareja detrás.

;

Pasó el tiempo lejos de Taehyung, prefería hablar con sus conocidos de equitación que seguir con su menor, pero no despegaba la mirada de la pareja, desde lejos miraba cada gesto que compartían y en especial observaba a Jimin, se fijaba en sus ojos y sonrisa. Quería averiguar porque sus pestañas se le hacían tan conocidas, ¿dónde lo había visto?

Fue en un momento crucial en el cual los dos cruzaron miradas, ahí recordó dónde había visto esos ojos antes. Era Jimin, aquel omega que lo había vuelto tan loco como para volver a buscarlo por dos noches seguidas, era él.

Ahogó una risa y miró sus zapatos, no podía creer que hasta en eso le tomó la delantera a Taehyung. Hasta en descubrir el encanto de las piernas de su omega y otorgarle un viaje hacia las estrellas, sin duda alguna, siempre sería mejor que él.

El tiempo le había sentado bien, Jimin era un omega precioso y encantador, parecía que todos estaban fascinados con cada palabra que salía de su boca de miel, tenía que reconocer a su hermano por haber conquistado a un bombón como aquel omega. Por primera vez había hecho algo bien, su primer logro.

Pero, Jungkook lo había conocido antes. Había sido antes suyo.

¿Él lo recordará? Se preguntó mientras lo observaba, se dió cuenta que el omega evadía su mirada a toda costa. Es posible, pero, ¿por qué no refrescarle la memoria? Sonrió bebiendo su última margarita.

Las luces se atenuaron, una melodía conocida comenzó a sonar desde la orquesta que había contratado, el baile de la pareja había comenzado. Su vals podía delatar la gran conexión que tenían, en su baile se los podía confundir como una sola persona, la gente sonreía y los miraba con ternura. Jungkook creía que no era para tanto, solo era una joven pareja sonriéndole cuál tontos.

Las sonrisas de Jimin y Taehyung eran tan molestas que volvió a tomar otra margarita, en lo poco que el alcohol se había formado en su sistema mantenía su mirada en Jimin, con más atención que antes lo encontraba hermoso como un ángel y también recordaba porque lo había buscado por dos noches enteras—hasta que se cansó—era una belleza.

Buen gusto, hermanito. Pensó mirándolos.

Una vez más, la mirada de Jimin se había encontrado con la suya, se abrazó más al cuerpo de su novio.

Una vez que el vals se terminó, Taehyung se arrodilló frente a Jimin para colocar la pieza de diamantes sobre su delgado dedo, todos les aplaudieron y les felicitaron.

“Por favor, ahora acompáñenos en este vals.” Pidió Jimin, la orquesta volvió a tocar.

Jungkook reconoció la melodía y espero que en los cambios pudiera bailar con Jimin, quería saber si su evasión era por lo que había pasado en el pasado. Quería saber si aquella noche le había perseguido como fantasma durante toda la noche.

Comenzó bailando con una de sus tías, luego con un desconocido y en uno de los giros pudo tomar a Jimin de la mano. Con una sonrisa, su mano se posó en la cintura de su futuro cuñado.

“Que lindo anillo.” Halago falsamente, era una baratija a comparación de los que Jungkook podría comprar. “Mi hermano se lució.”

“Ya sé, gracias.” Asintió evitando mirarle a los ojos.

“Me dijo que se casan porque son destinados, ¿es así?”

“No solo nos casamos por eso, nos casamos porque nos amamos, lo amo y él me ama.” Se defendió. “El que seamos destinados solo fue una conexión que hizo que tomáramos este camino juntos.”

“Así que eso existe.” Ahogó una risa. “Siendote sincero, no me creía los cuentos de destinados y eso, nadie en mi familia se casó por eso, siempre hemos sido independientes a aquel pensamiento colectivo, que curioso que Taehyung se case por eso.”

“¿Por qué no crees en los destinados?”

“Por favor.” Rodó los ojos. “¿La luna hizo un destino específico para que ustedes sean pareja? Parece ficción, además, ¿cómo sabrías quien es tu destinado?”

“Es complicado.” Suspiro Jimin. “Nunca podré describir lo que sentí al mirar a Taehyung, era como… si mi alma lo llamara a mi lado. Es como si lo hubiera buscado toda mi vida hasta que lo encontré, no lo sé, no puedo explicarlo, pero supe que era él.”

“Vaya.” Quiso reírse, lo que Jungkook llamaría a ese sentimiento es el gusto a primera vista, un capricho y ya, pero no sería cruel como para decírselo. Que siga ignorante creyendo que los destinados existían.

Un cambio más fue tocado, Jimin tendría que volver a los brazos de Taehyung, pero Jungkook no lo dejó, hizo que diera una vuelta y lo volvió a atraer a su lado tomándolo de la cintura.

“Quiero hacerte una pregunta.” Le dijo sosteniendo su mirada fijamente y acariciando con su pulgar su cintura. “¿Recuerdas esa noche hace tiempo atrás?”

Las mejillas de Jimin enrojecieron por la vergüenza, no pudo seguir mirándolo, posó sus ojos en sus zapatos y mordió su labio, asintió ligeramente.

“Así que no soy el único que lo recordó.” Dijo. “¿Mi hermano lo sabe?”

“No, por favor no se lo digas, esto sería muy incómodo.”

“¿Por qué?” Frunció el ceño. “Tu tuviste una vida antes de él, no es algo que debería enojarlo.”

“Ya sé, pero sería incómodo, no quiero que sea incómodo, por favor.” Levantó la mirada y le vio a los ojos suplicante. “Por favor.”

“Tranquilo, ¿por qué se lo diría?” No me interesa volver a tenerte, pensó.

“Gracias.” Sonrío y desvío su mirada.

“Solo quiero saber algo.”

“¿Qué?”

“¿Por qué me diste un número erróneo?”

“¿Qué?” Frunció el ceño. “Yo no hice eso.”

“Lo hiciste, cuando quise contactarte me dijeron que ese no era tu número, luego fui a buscarte pero… no te volví a ver, fue como si te hubieses esfumado.”

“Oh…” Se detuvo a decir.

Jimin no pudo decir nada más, cuando quiso darle una respuesta la sinfonía había terminado y tenía que volver al lado de su prometido. Dejando una duda en el aire, dejando a Jungkook con la palabra en la boca y el calor en sus manos.

Vio a la pareja irse a brindar tomados de la mano, tenía que admitir que se veían bien juntos.

A pesar de que, Jungkook había conocido antes a Jimin.

Sus miradas se habían conocido antes de que el destino juntase a su hermano con aquel encantador omega.

















































🩸
muchas gracias por sus votos y sus comentarios, me inspiran mucho a continuar y a actualizar seguido (sobre todo sus comentarios, me gusta saber que opinan)  <3 :')

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top