quindici

Jungkook se había tomado muy en serio el papel de mantener una distancia prudente en la residencia Marcini.

—¿De verdad no vas a quitarte el velo?

—No, estoy trabajando. — el castaño bufó y abulta sus labios de inmediato, en evidente desacuerdo con aquel actuar.

—Pero quiero ver tu rostro.

Ambos se encuentran en el mismo lugar donde las pinturas de la demás familia se habían hecho, sólo que en completa soledad y con la puerta cerrada, con la excusa poco creíble que el mayor quería ver el desempeño del pintor sin ningún tipo de distracción, por lo que las criadas que vagaban por los pasillos les dejaron un par de frutas y agua para las horas que estuvieran allí.

Sólo Rosé seguía en dicha casa, su madre y Francesca habían salido con su futura suegra al tener su boda a la vuelta de la esquina, más pronto de lo que le podría gustar.

—No frunzas el rostro — Kook le regañó, por lo que se quejó en voz mucho más alta. Causando una sonrisa en el menor, aunque ésta haya sido ocultada por la tela que le cubría —. Y deja de moverte.

—Pido un descanso.

El pelinegro estaba vestido como hace mucho tiempo no lo hacía, con sus guantes, velo que cubre su rostro casi en su totalidad al igual que su cabellera, la cual amarró esa mañana con una piola que venía con los costales de arroz. De cierta manera, y por el color negro de toda su ropa, parecía no tener cabello y le daba una apariencia un poco cómica.

Notte asiente, dejando su pincel a un lado mientras hace tronar su espalda, se sentía cansado y algo preocupado, algo lo cual no pasó por desapercibido del contrario.

—¿Sucede algo? — Marcini se le acerca con unas cuantas uvas moradas en sus manos, extendiéndolas al otro.

—Estoy pensando en Hoseok. Ayer no fue al establo, hoy tampoco y es alarmante tomando en cuenta que ya considera el hecho de vivir juntos como una realidad — el alimento no fue rechazado por el menor, quien bajó la tela sólo una pequeña porción para que su boca se vea con claridad y comió la fruta, disfrutando el dulce sabor —. Uhm, están deliciosas. Gracias.

—¿En serio? Habrá que probar.

Pero antes de que Jungkook pudiera decir algo, ya tenía a Taehyung uniendo sus labios con parsimonia y un ligero sabor a uva.

Ahogó un quejido, que se escuchó más como un jadeo, en el momento que unas grandes manos se colaron por el cuello de su camisa y él llevaba las suyas a la cintura contraria que tanto ama.

Porque, ¿para qué decir que no quería que eso sucediera? Si es lo que ha ansiado desde la primera vez que se dieron un beso, unos más suaves que otros, tal vez algunos podrían parecer que eran cargados de segundas intenciones con las que ninguno tenía buena experiencia, por lo que siempre terminaban con sus respiraciones y latidos de sus corazones en un fuerte ritmo, acelerado y preocupante.

Y eso a Kook le fascina en demasía.

No sólo por el hecho de que su cuerpo reaccione a las caricias que le da el contrario, sino también por la paz que siente su alma al estar entre los brazos de Tae, quien también se muestra cómodo con ello.

Sentía estar en medio del mar, ya no con el miedo de hundirse o ahogarse. Ahora disfruta de las corrientes que le abrazan como si fuera lo más delicado que haya podido existir en el mundo y se da cuenta de la marca que el castaño ha impuesto en su vida por enamorarlo. Conocía ese pedazo de agua hace mucho tiempo, cree que todos lo han de conocer algún día, siempre estará en calma a menos que te muevas o alguien más lo haga.

Y, a su parecer, con eso interpretaría la vida misma.

Una referencia en la que nunca nadie es demasiado fuerte como para soportar unas cuantas olas agresivas que están dispuestas a hundir a todos, provocadas por problemas o ataques de externos dentro de tu hogar, debes de mantenerte en la superficie para no morir y dejar que aquellas malas intenciones hagan su cometido.

Por eso es importante quién se encuentra cerca de ti, quiénes conforman tu hogar. Si bien las discusiones nunca cesarán, serán más livianas a comparación de las que tengas con otras personas, para jamás llegar a ahogarte y mantener juntos así, el agua en calma la gran parte de tiempo.

Su mar ya se encontraba pacífico.

—¿Así se siente amar y ser amado? — preguntó el menor después de separarse con una sonrisa más grande que la anterior, Tae asintió, un poco confundido por la inesperada pregunta — Quiero sentirme así toda la vida.

—En esta podríamos serlo — Kook no dijo nada al respecto, se limitó a asentir —. Podríamos ser felices hasta nuestra muerte porque, ¿te imaginas poder salir al centro tomados de las manos? ¿O bailar en una fiesta mientras somos felices?

—Sería un lindo sueño.

—Claro que sí — el castaño jaló su cuerpo hasta dejarlos lejos del lienzo y cualquier objeto que puedan estropear por la inesperada idea que se le cruzó por la cabeza. Quedaron frente a frente, Taehyung alzó su brazo izquierdo para luego tomar el de Jungkook y juntar sus palmas —. Sería muy lindo.

Empezaron a dar vueltas muy pausadas sin dejar de verse a los ojos, un paso típico que podrías encontrar en cualquier pareja que esté dispuesta a disfrutar de una música alegre en una festividad.

Notte nunca fue un admirador de esta actividad, tampoco la pudo disfrutar como le hubiera gustado, pero la simple idea de compartir eso con el mayor, provocaba que las corrientes del mar se sientan más suaves que de costumbre.

No hay ninguna melodía en el ambiente más que sus propias respiraciones, aun así, marcaron un compás calmado para empezar a danzar. Hicieron los mismos movimientos, pero con su diestra para finalmente acabar de frente al juntar sus dos manos y simular que dibujaban un gran círculo entre ellos.

—Me encantaría que me permita un baile en algún mañana, joven Rossi.

Tae hace una pequeña reverencia, la cual fue copiada por el menor de inmediato, para dar por terminado el improvisado momento.

—Sólo si me permite usted uno también, señor Marcini.

—Entonces no espero excusas en la boda de Francesca, lo tomaré para mí unas cuantas horas para bailar al compás de verdadera música.

Jungkook sonríe, contagiando al otro, quien se encuentra con las mejillas rojas. Lo ve coger más uvas para llevárselas a los labios, por lo que él se le acerca y abre su boca con el fin de ser alimentado, algo que obtiene al instante.

—¿Vas a hacer algo en la noche? — el menor niega, disfrutando de la fruta. Realmente no hacía nada más que cenar con Hoseok y hablar, hablar mucho — Yoongi y yo queremos ir a beber a un bar, como en los viejos tiempos, pero queremos ir contigo y tu pupilo.

—Eh, ¿Yoongi? — Tae asiente, aunque sigue sin creerle que aquel hombre haya dicho para ir los cuatro juntos — No creo que sea buena idea ir.

—Si lo dices porque tienes que estar sin el velo, propusimos salir del pueblo. Podemos partir después de la cena hacia Fiori y volver al amanecer o quedarnos en una posada. La cuestión es divertirnos y olvidarnos de los problemas por una noche.

—No lo sé — admite Kook, pues no encontraba muy seguro la mítica idea —. Además, aún no sé nada de Hoseok.

—Búscalo en la tarde y nos dices en qué quedamos — el castaño sonríe con satisfacción al ver al otro asentir, realmente creyó que sería más difícil convencerlo —. Me gustará salir con usted, Jungkook Rossi.

—Jungkook Rossi estará feliz de salir con usted, Taehyung Marcini.

—Basta, eres demasiado lindo para mí.

Sus frentes quedaron juntas, aún con un leve movimiento de sus cuerpos para mecerse y arrullarse, como si estuvieran haciendo dormir a un pequeño niño, un tesoro que buscarán proteger de todos aquellos piratas que buscan robarlo, algo que se asemejaba mucho a lo que el castaño está seguro de tener.

En sus brazos se encuentra la noche, aquella tan necesaria para lograr descansar con comodidad y eso era lo que el pintor le permitía, relajarse sin recibir ningún tipo de crítica. A su lado puede mostrarse cómo realmente y, a pesar de que aún tiene un cierto miedo de que él se aleje una vez termine de conocer la terrible persona que es, está seguro que podrán hablar y comprenderse mutuamente.

Aunque es cierto que un pequeño temor aún vacila por su cabeza, entiende que cualquier tipo de verdad oculta ha sido producto del mismo vil sentimiento y está dispuesto a esperar a saber todo con claridad.

—Mi Noche. — pronuncia Taehyung a la altura de su oreja, causándole un ritmo cardíaco acelerado al menor.

—Mi Giorno. — murmura Jungkook de igual manera, dejando una suave caricia en la mandíbula contraria.

Kook, por su parte, pensó que un apodo para el ladrón de todos sus suspiros enamorados sería ese.

En sus inicios, había escogido Notte como su pseudónimo artístico para tomar aquello que le lastimaba y así convertirlo en su fortaleza. Hasta hace unos meses, donde el dolor en su abdomen era tan grande debido al daño al igual que sus deseos de morir, creyó que la pintura fue su verdadera salvación, el medicamento a su corazón roto en tantos escenarios.

La oscuridad del cielo podía protegerlo de todo, así como las mentiras y él mismo.

Si bien ya nombró a Taehyung como su día, quería cambiar el significado anterior que le colocó. Ya no era él aturdiéndolo por la intensidad de su brillo, ya no buscaba escapar o huir de él, nada de eso. Ahora podía sentir sus rayos de sol impactando sobre su piel de una manera relajante, una en la que le hacía sentir vivo después de mucho tiempo.

Porque puede que ambos estén destinados a complementarse mutuamente.

Día y noche, siendo perfectos tal para cual.

Juntaron sus labios nuevamente cuando estuvieron más cerca, pero más cortos y juguetones, el ambiente ligero acompaña sus sonrisas entre medio de los besos y eso hace que ambos sientan paz en su corazón. El dulce sabor de la fruta también les ayuda a disfrutar más el contacto, queriendo probar más del otro con la excusa de esta misma esencia.

Pero se separan bruscamente cuando un par de golpes se escucharon a través de la puerta.

—¿Niño Taehyung? — era una criada.

Hicieron silencio mientras trataban de alejarse con lentitud, sin hacer ruido, como si los hubieran atrapado cometiendo algún crimen y tan alejados de la realidad no estaba. Los ojos del menor se abrieron de par en par y sudó frío, sin poder evitar que el miedo se apodere de él de nuevo.

—Voy a abrir. — el mayor propuso, sin embargo, fue detenido por el pintor.

—Espera, t-tienes la boca roja... — murmuró con vergüenza y un fuerte sonrojo que fue cubierto por su velo, él debería estar igual que aquellos belfos que probó con mucho deseo.

—¿E-Eh? — trató de limpiarse sin ningún éxito, puesto que no era ese tipo de mancha que podría quitarse de esa manera. Vio a su alrededor en busca de una posible solución y excusa, hasta que notó unas cuantas moras al lado de las uvas — Comeré esto, ya puedes abrir. — dijo para tomar la fruta entre sus dedos e ingiriéndola con rapidez, con la intención de pintar sus labios primero.

Notte asintió, dando una respiración honda en busca de calma. Las piernas le empezaron a temblar, pero supo controlarlo hasta que llegó a la puerta, la cual no estaba trabada a como lo imaginó, por suerte quien sea que sea no podría ver sus expresiones porque está seguro que se delataría a sí mismo en cualquier momento.

Berenice entró a la sala con una sonrisa en su rostro y paso lento, con su delantal de cocina sucio y una expresión tranquila, después de que el pelinegro se haya hecho a un lado. Taehyung, al verla, también alzó la curvatura de sus labios para recibirla con un gustoso abrazo.

—Mi niño, venía a preguntarle qué quiere para el almuerzo.

—Oh, pensé que Rosé le diría. Yo no sé hacer nada más que comer.

—Ella no ha salido de su habitación desde que desayunó y no deja que nadie entre — la mujer limpió la boca del contrario, manchada por los restos de fruta —. Lamento interrumpir, pero se hace tarde y su madre ha de volver pronto.

—No se preocupe, Madre — dio una corta mirada a donde su menor se encontraba, quien les veía con distancia y sin saber cómo acercarse o si realmente podía hacerlo —. Esperen, nunca los presenté formalmente. Notte, ven. Por favor.

—¿Sí? — preguntó en un murmullo el nombrado, sin embargo, avanzó hacia ellos con la mirada gacha y un poco de nerviosismo, el cual desapareció momentáneamente al sentir la mano del castaño a un costado de su cintura una vez estuvo a su lado y frente a la recién llegada.

—Madre Berenice, él es Notte — el pintor sonríe y se siente demasiado estúpido al darse cuenta que tiene su rostro cubierto, por lo que siente y extiende su mano, la cual fue aceptada —. Notte, mi Madre Berenice. Está encargada de la cocina, todos sus platos son deliciosos.

—Un gusto, joven.

—E-El gusto e-es mío, ¿señora...? — preguntó, algo aturdido de la situación. Su mayor nunca le había hablado de esa mujer.

—¡No me digas así! Soy incluso más joven que la señora Fiorella y nunca me casé — ella ríe, logrando contagiar a los demás, uno más nervioso que el otro —. ¿Son amigos? ¿Desde cuándo?

Kook asiente rápidamente mientras Tae traga grueso con una sonrisa.

—Notte trabaja para mí casi el mismo tiempo de mi estadía en Firenze, le pedí que hiciera unos retratos de la familia — explica el castaño —. Pasar tanto tiempo juntos hizo que sepamos más de nosotros y disfrutar la compañía del otro.

—Me alegro de eso, mi niño — la mujer enfoca su mirada en Jungkook, quien por un momento se siente intimidado —. El único amigo que tenía era Yoongi, ese vago irrespetuoso. Supe que llegó porque la señora Fiorella lo maldijo en la mesa.

—Está un poco estresado por problemas que tiene con su familia y la de su esposa — comenta Tae en susurros, como si estuviera contando un secreto que nadie debería saber —. Le pidió el divorcio unos días después de llegar.

—¡Dios mío! — Berenice llevó ambas manos a su boca debido a la sorpresa, a lo que la persona que ha tratado como a un hijo asiente — Eso es terrible, ¿y qué sucederá con su pequeña?

—Realmente no estoy seguro, pero algo ha de tener en mente para que Mia no sufra ningún tipo de consecuencia. La ama mucho, ¿verdad? — esa pregunta fue para el pelinegro, quien asintió dándole la razón — Notte y él han hablado, o Notte lo ha escuchado hablar de ella un sinfín de veces.

—En cierta parte, es reconfortante y cálido ver su amor paternal salir al aire. Su apariencia no va conforme con su actitud, da hasta cierto miedo.

—Se ve como alguien frívolo, pero sigue siendo aquel adolescente que hacía travesuras junto a su mejor amigo.

—Yo soy el mejor amigo. — dijo con orgullo Taehyung.

—Lo eres — la cocinera le apretó una de sus mejillas, asintiendo con la cabeza —. Entonces sólo haré sopa de calabaza aprovechando que pronto estaremos en otoño. Procuren abrigarse estos meses que el clima será más frío.

—Lo haremos, madre.

—Me voy, la cocina está ocupada perfeccionando los platillos para el banquete de la boda y no hay tiempo que perder. Dile a Yoongi que vaya a verme, puede que en el mercado ya esté llegando esa fruta ácida que ama por la temporada.

—Se lo diré, no se preocupe. — Berenice sonríe para finalmente empezar a avanzar hasta la salida, pero una vez abre la puerta, vuelve a girarse hacia los menores.

—Dile también que deje de robarme el arroz. Ayer lo vi tomando un puñado de los costales para llevárselo a la boca, está más raro que hace algunos años.

Sin más termina de irse, dejándolos nuevamente solos.

—No sabía que come arroz crudo. — dice el castaño con el ceño fruncido, tomando la mano del contrario entre las suyas.

—Eso es extraño — Jungkook besa la unión de sus manos, dejando en el olvido que la puerta no está trabada —. Supongo que es algo que le gusta y no debe de ser juzgado por ello.

—En eso tienes razón — Tae junta sus labios por unos segundos después de bajar su velo, un tacto sencillo y rápido —. Pero de igual manera hablaré con él. Siempre ha sido un mañoso a la hora de comer, no ingiere cualquier cosa.

—Está bien, aunque no creo que haya una explicación tan profunda en eso — se quedaron en silencio unos segundos mientras se miraban con felicidad y paz, para luego unir sus bocas en un beso más profundo y cargado de sentimiento que tampoco duró mucho —. Regresemos a trabajar.

—Lo que usted ordene, señor Rossi.

—Ahora yo soy el superior, joven Marcini. — respondió, soltando una pequeña risa que fue copiada por el mayor.

Una lástima que su felicidad los haya cegado tanto como para no darse cuenta cómo la puerta terminó por ser cerrada.

Todo era un maldito desastre.

Jungkook estaba más nervioso que de costumbre por estar en un lugar desconocido sin su velo, pero al menos no bebió ninguna gota de alcohol. Yoongi se sentía molesto por no poder emborracharse como había querido por estar cuidando a su amigo. A Taehyung no le quedaba ningún rastro de sobriedad encima, ha estado hablando sin parar. Hoseok lloraba sin parar, también borracho.

¿Qué mierda pasó?

El pintor piensa que, quizás, fue mala idea aceptar la invitación de su amante. Debió saberlo desde el primer instante, pero pensar aquella aventura – o lo que sea su noche caótica – le hacía agua la boca por sed de experimentar cosas nuevas. Hace mucho que no salía de Rocce, menos para divertirse como hubieran querido.

Antes, sus viajes no eran más que visitas prolongadas en diferentes pueblos para ver cuál era mejor para vivir, incluso ya había visitado Fiori unas cuantas veces, en las cuales se limitaba sólo a pasear por el centro en busca de trabajo para recibir miradas denigrantes al final del día. Ese pueblo era más grande que el suyo y, de cierta manera, eso le provocaba un poco de terror.

Después de combatir unos besos más con Tae, el almuerzo y más caricias en soledad, fue cuando salió de la residencia Marcini a unas cuantas horas del anochecer. Cuando llegó a su establo, fue grande su sorpresa encontrar a Hoseok en el columpio mientras tenía una conversación agradable con el estafador, quien estaba en el piso.

—¿Qué te pasó? — preguntó rápidamente al situarse al lado del rubio, por su rostro con unos moretones y rasguños ya tratados. Su mirada fue hasta el mayor, el cual alzó sus manos tras la acusación silenciosa.

—Yo no hice nada, lo encontré así.

—S-Sí, maestro Notte. Me asaltaron por el mercado — explicó el menor. Jungkook aceptó la excusa no muy convencido, aún con la incertidumbre de saber quién golpeó a su pupilo —. Por cierto, Yoongi nos invitó a Fiori esta noche para beber un rato.

—Taehyung me comentó sobre eso —el pintor siguió inspeccionando a Seok con sus manos, sosteniendo su cabeza con delicadeza mientras acaricia su cabello —. No estoy seguro...

—¡Vamos, maestro! ¡Será divertido!

—Pero tienes la cara lastimada.

—¿Y? Voy a beber con mi boca y ella está bien.

Así fue como Yoongi terminó yéndose con Taehyung para decirle que ambos irían, encontrándose en el viñedo del castaño, teniendo como precaución llevar sólo dos caballos por si alguno no esté en las disposiciones de cabalgar, lo cual obviamente pasó. Stella y Raggio esperaban a por ellos en la calle.

La noche estaba fría, a fuera de la cantina sólo lograba verse oscuridad al ir a un rincón del pueblo a petición de Jungkook, quien no dejaba de temblar por el hecho de pensar que alguien le reconocería, aunque la mayoría a su alrededor se limitaba a ver sus propios tarros de cerveza.

Al principio, el ambiente estaba tenso, nadie sabía cómo empezar una conversación amena o que no incomode, por lo que los primeros tragos se dieron en completo silencio. Pero, a medida que pedían más tipos de bebidas, unas cuantas risas, insultos y golpes amistosos aparecieron hasta ser un caos andante.

Claro, a excepción del pintor, quien seguía sin decir más de lo necesario.

—Pero, ¡no puedes odiar a tu padre! — gritó el castaño, al parecer, se las daba de opinar sobre asuntos que no le incumbían cuando estaba borracho — ¡Es tu padre! Trátalo con indiferencia... Sí, e-eso, indiferencia. Luego me agradecerás cuando se enoja al ya no tener p-poder sobre ti.

Arrastraba sus palabras y movía sus manos para dar énfasis en lo que decía, sus ojos se mantenían casi cerrados y, de no ser por el pintor que está a su lado, ya se habría dado más de un golpe por no tener control en su cuerpo.

La mesa circular en la que botellas vacías reposaban, era ocupada por el cuarteto, en secuencia de mayor a menor comenzando con Yoongi, sólo que Kook se había acercado a Marcini casi hasta abrazarlo, con la excusa de que podría caerse del asiento.

—E-Es que, no lo o-odio — Hoseok, en cambio, se arrimó más al pálido para descansar su cabeza en el hombro contrario, de lo cual no recibió ninguna queja sorprendentemente, sino que le dio un pañuelo rojo para limpiar sus lágrimas —. Sólo–, sólo n-no entiendo por qué n-no me ama.

—Ellos son así — siguió la conversación Tae, los otros dos se mantenían callados sin querer intervenir —. ¡Te controlan creyendo que siempre tienen la razón y lo hacen por amor! S-Son tan... estúpidos.

—T-Tu padre es un estúpido al incendiar su propio viñedo. — el pintor vio con asombro a su pupilo por tales crudas palabras, su rostro se deformaba en una mueca extraña mientras sonreía y no dejaba de lagrimear.

—¡Tu padre también! — respondió el viticultor en el mismo estado que el menor — Tanto que dejó morir a su esposa por una enfermedad.

Nadie creería que aquellos dos hombres, que parecían odiarse con sólo saber de sus propias existencias, estarían mirándose al decirse frases cada vez más dolorosas, pero reales, con sonrisas cínicas y corazones rotos por los problemas que cada uno tenía.

El mayor de todos mantenía su boca cerrada y la mirada gacha, tratando de no involucrarse con los demás ante el miedo de que alguna verdad suya o que le afecte para también estallar en llanto ahí mismo porque conocía a su amigo, el idiota es muy hiriente al momento de estar borracho por la falta de empatía que abandona su cuerpo con el pasar de los minutos. No cuidaba en lo más mínimo lo que decía.

—E-Extraño a mi mamá...

—Yo a mi papá.

Ahora ambos lloraban. Jungkook se estaba desesperando y Yoongi quería perder la consciencia a punto de tragos, pero eso sería muy irresponsable de su parte.

—La próxima vez que queramos beber, ¿lo podemos hacer en tu establo? — preguntó el pálido, teniendo una afirmación por parte del otro sobrio junto a un suspiro cansado. Seok alzó su vaso, el cual aún conservaba un poco de vodka, hasta sus labios — Ya, deja eso ahí.

Cetti alejó cualquier líquido del más pequeño, su camisa de lino ya estaba lo suficientemente mojada por lágrimas ajenas, sin embargo, el rubio se quejó por unos instantes más hasta caer rendido sobre la mesa mientras sostenía su brazo derecho con fuerza, con la sensación de que en cualquier momento besaría el suelo.

—Taehyung, tú también deja la botella tranquila.

Notte, en cambio, le hablaba al mayor más de cerca, aprovechando que casi todas las personas estaban metidas en lo suyo. Susurraba con dulzura sus palabras en un intento que así el castaño le dé más atención y se quede quieto, se movía como un gusano.

Si bien siempre sintió intriga al ver el rostro lloroso de Tae, nunca se imaginó que lo haría en esas circunstancias mientras soltaba balbuceos de sus padres, hermanas y, probablemente, de todo lo que le atormentaba en la vida.

Trataba de callar sus sollozos con su diestra, su ceño se mantenía fruncido sin evitar que más lágrimas salieran de sus ojos. De cierta manera, no dejaba perder su belleza entre los pensamientos de miseria en los que parecía sumergirse conforme avanzaba la noche, el castaño sólo quería acabar con ellos con alcohol, mucho alcohol.

El pintor recuerda con pesar aquella necesidad de olvidarse de todo, menuda vida de mierda que le tocó, de alguna forma tenía que dejarla ir para sobrevivir el día a día, aunque eso haya significado que deba perder el conocimiento en el proceso. Irónicamente, no recordar quién eres y saber nada de ti, era gratificante, tal vez se podría decir que alegre, un sentimiento efímero que desaparecía la mañana siguiente por una fuerte resaca.

—N-Nunca me dejen, por... favor — pide entre gimoteos el viticultor, a lo que el pelinegro menor asiente de inmediato, importándole poco la mirada de algunos desconocidos que se ganaron por el escándalo que estaban haciendo —. T-Todos aquí s-son i-importantes para mí.

—¡Idiota! — exclama Seok entre risas, en un segundo que alzó nuevamente su cabeza —¡¿Por qué crees que te dejaríamos?!

—Eres un desastre, Taehyung — dice Yoongi, lo cual hace que el llanto sea más fuerte mientras esconde su rostro entre sus palmas, ahora sí tenían la atención de todo el bar sobre ellos — ¡Cállate, mal bebedor!

—Tae, me estás preocupando. Cálmate — Jungkook intenta secar las lágrimas de su Giorno sin mucho éxito, pues lo que consigue es que el castaño se aferre también a su brazo y busque su hombro para llorar tranquilo, cosa que le pone nervioso y expuesto —. E-Está bien, tranquilo.

—Mejor vámonos de aquí, tanta gente viendo me altera — Cetti intenta levantarse, con la intención de primero ir a revisar si los caballos aún se encontraban en la calle, pero el agarre del rubio se intensifica, provocándole un poco de dolor al sentir un par de uñas enterrarse en su piel —. ¡Suéltame, estúpido niño!

—¡Y-Yo tampoco quiero q-que me dejen!

» Que vergüenza. «piensa Yoon, al borde también de lagrimear por la frustración.

Escucharon quejas a su alrededor, de varios hombres y unas cuantas mujeres pidiendo que se vayan, haciendo que los dos sobrios se sonrojaran y pidieran disculpas al aire. Kook siente que el aire le empieza a faltar por los brazos que le rodean, al igual que las miradas acusatorias de clientes a sus costados.

—Taehyung, ya hay que irnos. — susurra en su oído, obteniendo un quejido como respuesta.

—No soy Taehyung, soy tu día — murmura de igual manera el mayor, respirando lentamente para hablar —. No me vuelvas a llamar Taehyung, ni Marcini. Soy tu Giorno.

—De acuerdo, mi Giorno — ambos ríen, olvidándose por completo dónde se encontraban hasta que un grito de victoria del pálido se escuchó al lograr librarse de las garras de Hoseok —. Pero ya vámonos.

Con eso, intentan levantarse sin poder separar sus cuerpos, algo difícil por el nulo control que el castaño tenía sobre sí mismo. No es como si él no tuviese la fuerza suficiente para soportar el peso del contrario, pero tampoco iba a cargarlo en ese mismo instante, tal vez, cuando estén lejos y a solas pueda hacerlo, ahora no, le daba miedo.

Vieron fugazmente cómo Cetti pudo sostener al más pequeño con un agarre en su cintura, el cual tambaleaba y murmuraba un sinfín de cosas que no llegaban a entenderse, sus ojos y mejillas rojas evidenciaban el mal rato que llevaban.

Una vez pudieron estar de pie y sin el riesgo de caerse con un beso del viento, los amantes avanzaron juntos con pasos cortos, palabras incomprendidas y sonrisas sinceras, sus torsos se mantenían unidos mientras que Tae no dejaba de ocultar su rostro en el hombro contrario. Una posición un tanto incómoda, pero cálida, bajo el mando de los otros dos que iban más rápidos que ellos hasta la salida.

Todo iba bien hasta que el pelinegro sintió cómo era empujado desde su espalda, provocando una caída que hizo eco en el lugar por las exclamaciones y jadeos de ambos adultos llenos de sorpresa e indignación.

—¡¿Qué mierda?! — gritó el mayor, rompiendo el extraño abrazo para agarrar su nuca, lugar donde se golpeó contra un pequeño banco.

Jungkook maldice por sus manos adoloridas y con unos cuantos raspones de sangre al impactarse en el suelo, de seguro eso dejará otra cicatriz. Levanta su mirada después de terminar por separarse del otro, para encontrarse con dos hombres más robustos y altos que él a sus pies, ebrios por el olor a alcohol que emana su presencia.

—¡¿Están bien?! — pregunta el pálido tras darse vuelta y ver a sus amigos, sus ojos también van hasta los posibles causantes de un mal llamado accidente — Pedazos de estiércol con ojos, ¿acaso no ven más allá de sus narices?

Los desconocidos no dicen nada más que dar unas sonrisas, estúpidas para el cuarteto que no puede encontrar la razón de su comportamiento. El pintor decide ignorarlos para volver a levantarse, queriendo más que nunca volver a la comodidad de su establo, pero un nuevo golpe en su mejilla se lo impide hasta volver a tocar la fría madera húmeda debajo de su cuerpo.

De repente, un miedo que creyó enterrado hace mucho, surgió nuevamente.

Taehyung hace el amago de atraer el cuerpo del menor hasta sus brazos, sin embargo, una fuerte pisada en su pantorrilla detiene todo movimiento para gemir con dolor.

—¿Quieres defenderlo? Malditos asquerosos. — dice uno de ellos con voz gruesa y tono de voz burlesco, ganándose inesperadamente un puñetazo en la nariz.

Yoongi, quien había dejado con sutileza a Hoseok en el suelo – el cual de a poco se le iba la borrachera por la situación –, no dudó en abalanzarse encima de éstos. Después de ir con uno, alzó su pierna derecha hacia la entrepierna del otro, haciéndole retorcer.

—¡Vámonos!

Jungkook vuelve a colocarse pie, ahora con su cuerpo más tambaleante que antes, ve cómo otros hombres se van levantando de sus asientos, dejando sus bebidas a un lado. Toca su rostro con una mueca, su mandíbula duele y, a pesar de eso, toma el cuerpo del castaño entre sus brazos para escapar de allí.

El rubio arrastra sus pies con ayuda del pálido, quien quiere aparentar una postura rígida y valiente, pero que realmente siente el terror recorrer por sus venas.

Ya ha experimentado las peleas en bares y esas cosas, aunque no por eso puede decir que está familiarizado o no siente el suficiente valor para enfrentarse a desconocidos. Realmente, no es un amante de la violencia, prefiere usar las palabras en lugar de los golpes, sin embargo, no pensaba dos veces en responder de la misma manera si ésta era agresiva.

Sólo le imploraba a Dios que ninguno de los presentes tenga un arma en el bolsillo, ahí sí que estarían jodidos.

—¡No dejen ir a esos repugnantes homosexuales!

Notte traga grueso al saber las intenciones de los demás hacia ellos y no puede evitar sentir culpa, si bien los estaban acusando sin conocerles, había un poco de verdad en cada declaración.

La situación no era muy diferente a cuando estaba en Roma.

Taehyung es tomado bruscamente de los hombros y alejado del menor hasta ser arrojado a una pared, sin dejar de escuchar el sinfín de insultos que empiezan a tirar. Se encuentra aturdido por el cambio drástico de ambiente y se pregunta cómo y dónde está su noche, la cual no puede alcanzar a ver por las patadas y golpes que lanzan por todo su cuerpo.

—¡No, déjenlo! — grita Kook después de ser obligado a arrodillarse en el suelo, charcos de cerveza mojan sus pantalones, sus muñecas fueron apresadas por alguien a quien no puede ver para obligarle a presenciar el acto de crueldad — ¡Por favor!

La escena le parecía tan familiar e íntima que le provocaban arcadas.

—¡Enfermos! ¡Son repulsivos!

Sabían que le dolía, ¿tan obvios eran con respecto a sus sentimientos?

La riña era estúpida y sin sentido, eso estaba claro, pero para los ideales de ese entonces, denigrar a esos cuatro amigos que buscaban divertirse estaba totalmente justificado.

Hace mucho tiempo dejó de sentir aquel pánico a ser golpeado, si bien tiene cierta manía de buscar protegerse a toda costa de movimientos bruscos inconscientemente, nunca creyó que volvería a tener moretones o rasguños en su piel causados por alguien que no sea él.

Es espeluznante la manera en la que se debate internamente en siquiera intentar ayudar a su amante o buscar una salida por sí mismo, reconoce que sus deseos son egoístas al haber estado acompañado de otras tres personas y que una de ellas haya estado dispuesta a defenderlo. Sin embargo, el sentimiento de supervivencia para que no vuelvan a marcar su cuerpo era cada vez más grande.

Hoseok también recibe algunos puños en su rostro por intentar ayudar al castaño y Yoongi trata de defenderse a toda costa, recibiendo comentarios despectivos. Nadie hacía nada, los demás clientes veían el maldito espectáculo o se iban con rapidez, los dueños del bar amenazaban con llamar a los gendarmes si eso no acababa rápido.

Para Tae aquello era nuevo, nunca antes había sido agredido por sus gustos porque eran comunes dentro de lo que la gran población pensaba. En realidad, nunca había recibido una paliza. Es cierto que su padre alguna vez le dio un par de bofetadas cuando cometía un error, pero nunca pasó a mayores.

Era una mierda en toda la extensión de la palabra, además del coraje gigantesco que sentía, el dolor por aquel amor que tenía hacia Jungkook se intensificaba.

No puede dejar de pensar que esto se asemejaba un poco a lo que su noche pasó hace algunos años, haciéndole sufrir más. Iba entendiendo con lentitud a lo que el menor se refería cuando decía cosas como que hablaba desde su privilegio o que nunca ha experimentado lo que él sí, ahora se pregunta.

Las patadas en su abdomen no dejaron de llegar con rapidez, no supo identificar cuántos hombres tenía alrededor. La visión se le empezó a ser borrosa, sin saber si era por sus lágrimas o el dolor que le llevaba a buscar un consuelo, sus tímpanos parecían querer explotar por las palabras que se repetían en su mente y que, por ninguna circunstancia, no dejaría que sea huéspedes de una inseguridad.

¿Así se sintió Jungkook? ¿O fue peor?

Su corazón se quebraba al pensar.

La golpiza fue disminuyendo su intensidad a medida que dejaba de responder hasta ya no tener fuerzas para alzar la mirada a sus agresores, quienes seguían burlándose de él.

El pintor vio de soslayo cómo su pupilo caía al suelo, inmóvil. La impotencia le abruma por no poder hacer más que llorar y suplicar que lo suelten para irse y nunca más volver. A sus espaldas, el ruido de algún vidrio rompiéndose se escucha y cierra sus ojos con temor después de que alguien haya soltado un grito adolorido.

—¡Aléjense! — quienes lo tenían sujeto vieron al dueño de dicha voz, quien tenía entre sus pálidas una botella de vino a la mitad con manchas de sangre mientras amenazaba a alguien directo en el cuello.

Quienes golpeaban al castaño dejaron de prestarle atención para ver al pelinegro, el cual trataba de no mostrar su nerviosismo. Lentamente se acercó hasta donde Notte estaba y, a regañadientes, le dejaron hasta hacerle perder el equilibrio, al único que no dejaban era a Hoseok.

—Cuidado que este maldito enfermo los puede matar.

—¡Suéltenlos! — gritó el hombre al que amenazaban, aterrado por sentir cómo la botella se iba incrustando en su piel de a poco — ¡No soporto que esta cosa me esté tocando!

Acatando la orden, tomaron el cuerpo del rubio hasta empujarlo hacia el pálido, el cual rápidamente tomó entre sus brazos sin soltar el arma y con el cuidado de no lastimar al menor, para empezar a caminar hacia la salida de espaldas, por algún próximo ataque.

Jungkook fue hasta Taehyung y lo cargó al estilo nupcial, aún con exigencias y advertencias de que no saldrían vivos si llegaban a asomarse nuevamente por allí. Al llegar al lado de los otros dos, salieron despavoridos hacia los caballos sin querer quedarse ni en sus peores sueños.

Con mucha dificultad puso el cuerpo del castaño sobre Stella, la yegua también parecía alterada por los relinches que lanzaba. El frío de la noche los azotó, provocando que un vaho casi transparente salga de sus bocas cada que respiraban. Una vez aseguró que el mayor estuviera seguro, se subió detrás de él y cabalgaron sin pensar mucho, sabiendo que Yoongi les seguía por detrás.

—Perdón, perdón — repetía sin dejar de ver a su amante, las lágrimas y la oscuridad casi no le permitían ver el camino —. En serio, perdón.

Menuda noche.

—Adelántense — propone Jungkook intentando que su voz saliera firme y que las lágrimas dejen de nublar su vista —. Taehyung está un poco mareado, me detendré por un momento.

Yoongi y Hoseok, uno más consciente que el otro, asienten sin mucha incertidumbre para seguir cabalgando con trote lento, un ritmo que habían marcado cuando ninguna luz del pueblo les lograba alumbrar. En las manos del rubio yace un farol negro que robaron al salir corriendo de allí, ni siquiera notó a quién se lo quitó.

El pintor detiene a Stella y se permite respirar con más tranquilidad, trata de calmar su acelerado corazón y logra bajarse del animal al ver que el castaño puede quedarse firme en la montura sin su ayuda. Ambos se miran sin decir nada, sino que se acercan hasta que sus bocas se unen en un beso delicado y con un pequeño sabor metálico por la sangre que sale de las comisuras del mayor.

—Perdón — pide Notte, acunando con su diestra el rostro magullado del contrario con mucha delicadeza, aun así, logra sacarle una mueca —. ¿Dónde más te duele? Te curaré y cuidaré hasta que logres sanar.

—No debes pedir perdón — su tono de voz era bajo, pero se escuchaba alto por la soledad en la que se encontraban, junto al sonido de algunas chicharras —. No fue tu culpa. Yo fui quién no te soltó, además de ser irresponsable al saber qué nos espera si lo nuestro se llega a saber.

—P-Pero, igual s-siento mi corazón quemar.

Jungkook llora en silencio, dándose un tiempo para soltar todo aquello que ha estado guardando en la noche. Porque sintió esos golpes como propios, tanto que también sentía su cuerpo adolorido cuando lo único que sufrió fue su rostro y muñecas al tenerlo inmovilizado, lo suyo no fue nada comparado con lo que pasó Taehyung.

Le afecta también el hecho de que el castaño experimentó, desgraciadamente, ser agredido por quien es.

Ya había dicho que no quería eso, que deseaba protegerle y tuvo razón al decir que no podía hacerlo si estaban juntos. Pero el deseo y afecto fue más grande cuando probaron sus labios por primera vez, desde el inicio supo que algo malo pasaría y, tal vez, ese no sería lo único que tendrían que afrontar.

—Cariño, tranquilízate — dice Tae antes de dejar varias caricias en la cabellera contraria y trata de sonreír —. Estoy bien, estaremos bien.

—¡No estás bien! ¡No estamos bien! — exclamó, sintiendo su garganta raspar. Entierra su rostro en el pelaje del caballo sin dejar de recibir mimos en su cabeza — Odio a la iglesia, a esas personas y a quienes permiten esto. Odio no poder besarte en la calle, no sostener tu mano y divertirnos como se supone que debíamos esta noche. Odio a los que dijeron que amar a otro hombre siendo uno era un pecado, la biblia, el mismo odio que imparten a partir de ese maldito libro ambiguo.

» Odio tener que pasar por un calvario y aún estar en él para poder saber qué mierda soy, qué quiero y quién soy, para seguir odiándome a mí mismo. Las cicatrices que hay en mi cuerpo, los azotes que recibí, el rechazo de mis padres y Namjoon, la crueldad y cinismo de Jimin, el hecho de que Jin haya muerto, él siempre supo cómo consolarme.

» Odio vivir bajo las sombras y oculto por el miedo, odio que el miedo siga manteniéndome vivo y odio estar agradecido por eso porque esto no es vida. Odio las mentiras, aunque sostuve unas cuantas, por mucho tiempo, odio que todos piensen que seamos pecadores con sólo estar juntos, que crean que, con un par de oraciones banales, nos arrepintamos de lo que hacemos y somos cuando no funciona así. Que nos llames pecadores cuando podríamos ser personas mejores que ellos.

Personalmente, Jungkook nunca se proyectó como una persona que pudiera albergar tal sentimiento, simplemente porque le parecía una pérdida de tiempo. Cuando, la verdad, su corazón siente mucho odio y rencor por años, tantos que cree necesitar otra vida para deshacerse de él.

No es fácil y siempre evitar pensar en ello, se sabe que Jin le enseñó muchas cosas para el corto tiempo en el que estuvieron conviviendo juntos, de él aprendió que dichas emociones tan mundanas no hacían más atascarlo en su pasado, el cual se acerca y aleja con cada paso que da.

Realmente quiere dejar todo eso de lado, pero es difícil teniendo en cuenta que, si se le presenta la oportunidad, golpearía y dañaría a todos aquellos que le hicieron daño, sin importarle si son personas de su misma sangre o alguien a quien dijo amar desde la niñez hasta su adolescencia y casi adultez, donde confundió el bello sentir con la necesidad de sentirse protegido todo el tiempo.

Ya que, algo que diferencia Taehyung de Jimin, es su trato.

Jimin, perteneciente a la familia D'Luca, fue criado con mano dura por parte de su padre, varias veces tuvo que presenciar cómo éste lo golpeaba por el mínimo error que cometía. Por desgracia, el maltrato que recibió lo condujo a también ser abusivo con él y cree que, por esto, soportó el mal temperamento durante mucho tiempo.

Tenía aquel don de que sus palabras sonaran dulces junto a su tierno rostro, haciéndole creer que era la víctima en su miserable vida y que él, a su vez, también era culpable de todo lo malo que le sucedía. El pintor realmente lo creyó, llegó a pensar que era una completa mierda que merecía todas esas cachetadas, puñetes y... la obligación de mantener relaciones cuando no quería. Según el mayor, era una forma de pagar por el daño que ha causado.

Afortunadamente, y tras muchas noches atormentándose por sus pensamientos, pudo darse cuenta que él nunca debió pasar por tal infierno.

En cambio, si bien Marcini es más seco y con poco tacto, no llegaba a lastimarlo. Sabe que esto se debe a que nunca antes ha experimentado el romance en carne propia y él conoce una versión mala de él, su relación se vuelve difícil cuando de dar y entregar se habla, porque uno es más caótico al pensar en ello para que nada saliera de sus labios y su mente se proyecte en acciones, mientras que el otro, podría estar necesitando más de lo que ahora le puede ofrecer.

Sin embargo, y así mismo como él lo dijo, el amor es paciencia. Y podía verlo en sus pequeños intentos de mantener la comunicación y entender lo que pasa por su mente, agradecía todo aquello.

—Odio todo, odio mi vida. Menos tú, a ti te amo.

El castaño parpadea incrédulo ante lo que escuchó, sigue admirando esa fuerza que su amante tiene para expresarse con palabras. Como de costumbre, no sabe qué decir, si bien intentó mantener la calma para calmar al menor, estaba muriéndose del miedo.

Siente que, en cualquier momento, nuevos hombres saldrán de entre los arbustos para terminar de matarlo. Le tiene que agradecer a Yoongi por protegerlos y lograr que salieran de ese asqueroso bar – se arrepiente tanto de haber propuesto ir allí –, aunque también se deben unas explicaciones. No le importa decirle su relación con el pintor, después de lo que le ha dicho no cree que tendrá una mala reacción o rechazo por su parte. Y en algún caso que esto suceda, deberá alejarse de él y respetarlo sino quiere una demanda por todo lo que ha hecho con su producción de vinos.

Porque sí, él estaba al tanto de lo estafador que resultó ser su amigo, sólo que aún no encuentra cómo encararlo.

Aún no entiende y se ofende un poco a que el mayor pensara que es demasiado tonto como para no notarlo, que dejaría pasar el hecho de que el pelinegro distribuya sus productos bajo una marca informal que dice ser de Grecia a un valor más alto. Lo que verdaderamente quiere saber es por qué hace eso o quién le incentivó, si llega a saber que todo fue por su cuenta, se decepcionaría mucho.

Pero conoce a Yoongi y algo le daba un mal sabor de boca cuando pensaba en el tema.

Vio a Jungkook, quien parecía estar esperando a que le dijera algo, pero su lengua se enredaba en su boca a la par que sus pensamientos, llegando a entender a pasos cortos todo lo que su noche le ha explicado desde que su romance empezó. El privilegio, miedo, y demás.

—Sabes... que no soy bueno para expresarme — el menor suspiró mientras asentía e inmediatamente entrelazó sus manos —. No pienses que no lo hago también. De verdad te amo.

—Lo sé, sólo– — el pintor trata de tranquilizar al tomar una gran bocanada de aire, quiere coser sus labios para no decir que a veces dudaba de ello por sus inseguridades —. Sólo quería que lo supieras — habló con un tono de voz más suave —. Porque realmente me llega a doler lo que te hagan.

—¡A mí también me duele lo que te pase a ti! — se apresuró en decir, tratando de bajar del caballo sin éxito, puesto que Notte no dejaría que haga esfuerzo alguno, a su parecer, ya estaba muy lastimado — Pero quiero compartir tu dolor, así mismo como tu felicidad.

—Yo también, Tae. — frustración e impotencia, ambos lo sentían.

Porque amaban unir sus labios, las emociones y estímulos que corrían por sus cuerpos era simplemente atrayente, adictivo. No era dañino, cada que compartían tal íntimo acto, siempre quedaban con la sensación de querer más, por lo que terminaban tocando sus cuellos y cabellos para terminar con risas nerviosas.

Sus pieles quemaban y les agradaba en demasía, cuando sus manos se mantenían juntas era muy predecible que alguno termine besando el dorso de la del contrario, habían adquirido ese anhelo de estar juntos cada que se les era posible, con la emoción excitante de ser descubiertos – aunque siempre traten de asegurarse de estar encerrados cuando deciden darse mimos – como un par de niños con el miedo de recibir un regaño por sus padres.

Pero no podían hacerlo en público por el riesgo de las reacciones que tuvieron los hombres en el bar. Ante esto, Notte una vez se preguntó, ¿por qué necesita la aprobación de los demás al querer hacer esto?

Se contestó que no buscaba un pulgar arriba y palmadas en su espalda de desconocidos, que supuestamente decidían si hacía el bien o el mal. Lo que realmente quería era enseñarles a todos lo que sentía, el amor tan hermoso que empezaba a alimentar su alma para dejar sus miedos atrás, el que ya no le hacía considerarse una persona muerta en vida y quería mostrarse por quién verdaderamente es, Jungkook Rossi.

Quería tomar la mano del castaño para que todos le envidien que él podía besarlo sin cansarse, que por ellos mismos intentaba ser una buena persona y de lo orgulloso que estaba él mismo. Inevitablemente, se siente superior a quienes sólo buscan dañarlo porque él avanza, mientras que ellos sólo logran sumergirse cada vez más en su odio injustificado.

Ha cuestionado su voluntad de perdonar a quienes lo han dañado y la respuesta, mayormente, es sí. Porque no quiere quedarse estancado en aquellos desperdicios de seres humanos cuando podría estar más concentrado en sanar para poder vivir con tranquilidad.

—Te amo, Jungkook.

El nombrado sonríe para volver a subirse al caballo, quedando detrás de su amante para rodear su cálida cintura con delicadeza. Dio un toque con sus pies al animal para que empezara a galopar con lentitud, mientras que disfrutaba tener el cuerpo del contrario entre sus brazos, los cuales buscaba darle toda la protección que podían, repartiendo varios besos en el hombro donde apoyaba su mentón.

—Te amo, Taehyung.

—Uhm, ya no sé qué más decir — el castaño da una pequeña risa, sosteniendo con fuerza las riendas de Stella para ocultar lo nervioso que se encontraba —. Pero gracias.

—¿Gracias? ¿Por qué? — Marcini se encoge de hombros.

—Por ser mi noche — responde con simpleza —. Las noches pueden ser largas si piensas mucho y te atormentas a ti mismo, solitarias también, pero se disfrutan y son placenteras si logras dormir a gusto o estar con compañía. Eres mi noche porque puedo descansar en ti o contigo, porque me siento bien entre tus brazos y se siente bien tenerte en los míos.

Para el mayor sigue siendo confuso y nuevo todo esto, pero trata de asimilarlo con rapidez y responsabilidad. Es verdad todo lo que dice, Notte le permitía ser él mismo y no le ha juzgado por ello. Admite que, en el principio, se había interesado en él por saber de la mujer en sus mentiras, la cual ya le importa poco y siente recelo hacia ella por ser la antigua prometida de su amante.

Fue patético haberse llamado un hombre enamorado de esa bella mujer cuando nunca le enseñaron qué era el amor. En parte, agradecía su confusión, puesto a que logró aprender qué era con su maestro y quedarse al lado de él, estando seguro de que sus sentimientos eran genuinos.

Kook deja caer unas lágrimas silenciosas por sus mejillas, su llanto ahora era porque su pecho se sentía tan cálido. Tan enamorado.

—Gracias a ti por ser mi día — dice, reforzando su agarre para dar énfasis a sus palabras —. Antes, sólo esperaba que el sol se ocultara para poder llorar en la oscuridad de la noche, siempre me sentía solo y, aunque escogí Notte como pseudónimo por la tristeza que sentía ante la luna, el día también me causaba mucho dolor porque el sol parecía estar feliz y quería que yo me contagiara con su alegría.

» Pero no podía y, hasta cierto punto, llegó a fastidiarme las propias ideas que me hacía en la cabeza. Es decir, sólo un loco va a pensar que el sol tiene compasión por él al verle triste — ríe, contagiando al castaño —. Le he enseñado a Hoseok que las personas somos como las flores, yo no quería florecer y pensé que me quemaba ante la luz que recibía porque me dolía existir, pero ahora quiero hacerlo y tú me estás ayudando en ello. Me inspiras a salir de mi capullo.

—Pero dijiste que deberíamos dar lo mejor de nosotros sólo por nosotros mismos.

—Me inspiras, me das ese leve empujoncito que necesitaba para ser felices juntos, en lo posible — aclara, queriendo dar a entender una vez más que también lo hacía por su propia satisfacción de haber avanzado —. También a dibujar tu bello rostro en un lienzo.

—¿Soy tu musa? — pregunta Tae, a lo que el menor le ve con el ceño fruncido.

—¿Qué es musa?

—En la mitología griega, fueron nueve compañeras del séquito de Apolo, dios del sol, música, poesía y unas cuantas cosas más que no recuerdo — comienza a hablar, no siendo un leal seguidor de estas creencias, aún está en duda de si la religión que se le inculcó es verdadera —. Él tuvo hijos con cada una de ellas, ellos bajaban a la tierra para susurrar ideas e inspirar a los mortales. Es decir, les incentivaban a crear poesía, dibujar, pintar.

—Creo que entiendo — Kook asiente con su cabeza, aún reposada en el cuerpo contrario, donde recibe un beso en su mejilla —. Si escribí una canción por ti, ¿eso te convierte en mi musa?

—¿De verdad? — preguntó incrédulo el castaño, recibiendo una afirmación — ¡Sí! ¡Quiero escucharla!

—Ve a misa y, tal vez, la escuches. La vendí al coro de la iglesia después de cambiarte por Dios para que se escuche más creyente — así como el entusiasmo se apoderó de su cuerpo, se esfumó —. Fue cuando pensaba irme de Firenze e intentaba conseguir dinero como sea, además de tener miedo a mis sentimientos hacia ti... Al final no sirvió de nada me quedaré.

—Te quedarás — vuelve a repetir el mayor, confirmando lo dicho para sentir que un peso se le iba de encima —. ¡Te quedarás!

—Lo haré. — Notte es atacado por más pequeños besos en su rostro.

Decidieron no pensar más en lo suyo al ver la luz que sostenía el pupilo delante, Jungkook se alejó un poco y dejó que Taehyung guiara a Stella mientras él le indicaba que podía tener un ritmo más rápido con sus pies.

Cuando llegaron al lado de Raggio, vieron que Yoongi había cambiado su puesto en la montura, ya que antes estaba detrás del rubio, ahora se encontraba adelante al ver que el menor se quedó dormido y usó al pelinegro como almohada. Con un trote lento para evitar despertarlo.

—Estás mejor que éste — dice el pálido con rostro cansado, un poco incómodo al tener a alguien abrazando aquella parte que tanto odia de su cuerpo, su cintura —. Tan débil.

—Está pequeño, déjalo. — defiende el maestro con el ceño fruncido, ganándose un bufido.

—¿A dónde vamos? — preguntó Cetti.

—Podríamos ir a mi establo, curaremos las heridas de los dos y dormir para despertar cuando tengamos hambre.

—Me agrada la idea. — apoyó Tae de inmediato. Aunque, independiente de lo que haya dicho el pintor, hubiera dicho que sí. El pálido mayor sólo les miraba con recelo.

—Está bien, pero que alguien que no sea Hoseok cocine, por favor. Es pésimo.

—A mí me gusta su comida. — vuelve a hablar el pelinegro menor.

—No le hagas caso, es especial a la hora de comer y tiene gustos raros. Ya nos dijo madre Berenice que te vio comer arroz crudo — Tae acusó a su amigo, quien rápidamente se sonrojó —. ¿De dónde salió eso?

—Es un hábito que tengo por culpa de Brina. No sé cómo ni por qué se le dio de comer así el arroz y ahora hay una bolsita de él al lado de su almohada — sin evitarlo, el hombre abulta sus labios mientras sigue hablando —. No es raro y no soy especial al comer.

—Cuando fui a verlos, Hoseok dijo que le pediste arroz simple para el almuerzo. Eso es un poco especial.

—¿Estabas con Hoseok? — Yoon asiente a la pregunta de Marcini, el cual se sintió ligeramente ofendido — No me lo dijiste, pensé que habías ido con tus padres.

—Iba a ir, pero surgió algo... — murmuró — Ya, esto no es de su incumbencia. Ahora adelántense ustedes que me estoy mareando.

La pareja no dijo más nada, acatando lo dicho para empezar a correr con Stella mientras recibía caricias por parte de ambos al ser una buena yegua.

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