Capítulo 4: Vete
—¿Por qué nos tenemos que ir? —me quejé. Adam rió y besó mi frente.
—Porque ambos tenemos que regresar a estudiar.
—Odio la escuela... —bufé cerrando mi maleta.
—No me digas —se burló tomando sus cosas para guardarlas en su maleta. Su celular sonó interrumpiendo lo y al ver la pantalla resopló.
—¿Quién es?
—Clark —murmuró aventando su celular en la cama. Salió al balcón con su libro en mano sin decir una palabra.
Clark lo había estado llamando desde hace dos días, y Adam lo único que hacía era ignorarlo. ¿Habían discutido?
El celular continuaba sonando y entonces decidí contestarlo.
—¿Señor Lotheir? —hablé.
—¿Quién habla? —preguntó.
—Eh, soy Bella —balbuceé torpemente—. Adam está algo ocupado así que...
—Está bien, no quiere hablar conmigo —rió—, lo entiendo.
—Sí... —afirmé—. Ah, pero, ¿necesita algo? Tal vez yo pueda dejarle el recado a Adam.
—¿Cuándo? —preguntó. ¿Eh?
—¿Cuándo... Qué?
—¿Cuándo se casaron? —carraspeó un poco y suspiró—. ¿Cuánto tiempo?
—Seis meses... Casi siete —murmuré—. Fue antes de que se fuese al intercambio.
—Ya veo —contestó seco.
—¡Pero no hubo celebración ni nada! —agregué—. Eh... Estábamos pensando que... —me arrebataron el celular con brusquedad. Me giré para ver a Adam molesto. Se alejó y comenzó a hablar con su papá.
—¿En verdad te importa? —preguntó irritado—. Amira ya no está aquí, y si fuese así no me hubiese gustado que se enterara —sostenía el celular con fuerza y su mirada de odio permanecía—. Perdiste el derecho de ser mi padre desde que tú... Desde que tú y ella... —Adam guardó silencio—. Adiós, Clark.
—Adam, yo... —hablé nerviosa ante su reacción.
—No hables, sólo vámonos —ordenó tomando las maletas para salir de la habitación.
•
—¿Huh? Tengo quince llamadas —murmuré revisando mi celular al llegar a Francia—. Sikha, Sikha, Sikha, Sikha, Gastón, Gastón, Sullivan... Sullivan, Sullivan... Sullivan, eh, Sullivan, Andrew, Sullivan, Sikha... Y Sandra.
—Deberías hablarles —dijo Adam. Solté un suspiro aliviada. Me había ignorado durante todo el viaje y realmente me había hecho sentir miserable.
—Sí —asentí. Piqué a Sullivan quien había insistido más y esperé a que contestara.
—¡Bella! —gritó emocionado—. ¡Adivina qué! ¡Ya somos tíos! —rió—. Parece que él bebé de Haless no pudo esperar un mes más y boom, salió para ver la luz —habló rápidamente. Sonreí completamente feliz.
—¿Hablas enserio? ¿Cuándo? ¿A qué hora? ¿Cómo se llama, Sully? —pregunté. Miré a Adam de reojo que estaba concentrado en su celular.
—Le puso Daryl —bufó—. Insistí en que fuera Ed, pero a la vez lo dejé pasar para cuando tú tengas hijos o yo los tenga. Pero bueno, el pequeño nació en la madrugada.
—Aw, qué emoción, Sullivan —suspiré llena de alegría—. ¿Cómo está Haless? ¿Todo bien?
—De maravilla, tanto ella como su novio están derrochando felicidad. Y también Sikha, ella lloró —se burló—. Pero, ¿ya llegaste?
—Eh, sí —reí—. Estamos saliendo del aéreopuerto y...
—¡Eh! ¡Quédate ahí! ¿Qué puerta es?
—¿Eh? —busqué el nombre y sonreí al verlo—. Puerta doce 'b'. ¿Por?
—Curiosidad —respondió distraído—. ¡Ah! —exclamó—. Me tengo que ir, te extraño, nos vemos ya —y colgó.
Antes de que pudiese guardar mi calcular, alguien se colgó de mi espalda haciéndome caer al piso.
—¡Auch!
—¡Hola mejor amiga amante de Dumbo! —gritó Sullivan besando mi mejilla—. ¿Te sorprendí? Pero claro que lo hice, a juzgar por tu cara —rió.
—Pesas demasiado, gordo —me quejé.
—Es tu culpa, si no me hubieses dejado abandonado, no me hubiera deprimido. Y si no me hubiera deprimido, no hubiese engordado —se excusó poniéndose de pie y tendiéndome la mano—. Hola Bella —sonrió. Adam carraspeó e ignorando a Sullivan me ayudó a pararme.
—Eres realmente descuidado —regañó a mi amigo—. Podrías haberla lastimado.
—Estoy bien —hablé. Sullivan me señaló y se encogió de hombros.
—Si ella está bien, yo estoy bien, hermano —le dijo Sullivan sin borrar su sonrisa y me abrazó pro los hombros—. ¿Y cómo fue el viaje? Cuéntamelo todo... ¿Acaso existen en verdad aquellas deliciosas manzanas gigantes? —me interrogó. Sonreí y lo codeé.
—No, es solo una leyenda —dramaticé. Sullivan rió y soltó un largo suspiro.
—Me hiciste falta, la próxima vez nos vamos tú y yo de luna de miel —bromeó viendo de reojo a Adam, quien lo miraba irritado—. ¡Solo bromeo, compadre!
•
—Hola pequeño —murmuré tomando a Daryl, el bebé de Haless, en mis brazos—. Oh, se parece mucho a tí —miré a mi amiga con cariño y bajé mi mirada al bebé—. Ow, eres tan hermoso... —susurré arrullándolo.
—¿Lo ves? Cuando una mujer ve un bebé su instinto materno, aunque aún no sean madres, sale —dijo Sikha—. Por eso lloré.
—Excusas —rió Haless—. ¿Y cómo estuvo su viaje? —nos preguntó. Miré a Adam quien hablaba con Gastón en un esquina y suspiré.
—Estuvo bien —sonreí.
—¿Bien?
—Nada fuera... Del estilo de Adam —agregué acariciando la mejilla del bebé.
—Hm, que mal —murmuró Sikha. Miré a Hales quien tenía una mirada divertida.
—Hey, te ves bien con el bebé en manos —me dijo—. Sikha, tómales una foto. Lo pondremos en el álbum de recuerdos de Daryl.
—¿Eh? —pregunté. Daryl se removió incómodo y lo dejé de arrullar para acomodarlo. Su pequeña mano se enredó en uno de mis dedos y sonreí—. Qué bonito bebé —le susurré.
Adam se acercó a mí y vio al bebé con cautela. Sonrió mientras acariciaba su cabeza y luego la besó.
—¿Quieres cargarlo? —pregunté. Adam negó sin embargo se lo pasé con cuidado y él lo recibió del mismo modo.
—Vaya, es... Muy ligero —murmuró sin apartar la vista de Daryl—. Felicidades otra vez Haless...
—Gracias, Adam —sonrió—. Puse esfuerzo en el —bromeó.
—Ew —habló Sullivan entrando a la habitación—, esfuerzo.
Adam alzó la vista y su mirada se tornó irritada al ver a Sullivan, sin embargo al volver a ver al bebé se calmó. Acarició su frente con cariño y Daryl se apegó más a él tomando el dedo de Adam como lo había hecho conmigo.
—Alguien aparece estar hipnotizado —murmuró Haless en mi dirección. Asentí viendo a Adam—. Creí que no le gustaban los bebés...
—Yo igual —reí.
Adam se paseó un buen rato con Daryl en brazos hasta que se durmió y suavemente se lo entregó a Haless, para que descansara a su lado.
—¿Cómo se siente ser madre? —le preguntó a Haless. Ella lo miró con una sonrisa.
—En un principio, y tú lo sabes, estaba asustada —suspiró—, porque no sabes si serás buena madre... Pero te das cuenta de que, nadie nos enseña a serlo, y solo depende de nosotras. Es agradable, y nada se compara. Es increíble cómo un ser humano puede amar tanto a otro... Y no lo puedes entender hasta que tienes a tus propios hijos en brazos.
—Ya veo —asintió Adam.
—Y bueno, yo espero pronto verlos a ti y a Bella con por lo menos un bebé —rió. Adam de removió incómodo y eso aumentó la risa de Haless—. Tranquilo, hay tiempo... Aparte de que depende de ustedes. Pero te aseguro que ser padre cambia tu vida.
•
—Señorita Mittlemark, ¿puede decirme que es lo que acabo de explicar? —preguntó el profesor. Alcé la cabeza de mi mesa y negué—. En ese caso puede ir a la dirección por un buen merecido reporte.
—Oh vamos —bufé.
—¡Sullivan! —exclamó el profesor ignorándome. A mi lado estaba Sullivan completamente desparramado sobre su lugar e incluso roncaba—. ¡Señor Hassec!
—Ese es mi segundo apellido —balbuceó sin moverse.
—¡Si no se levanta en este preciso momento traeré al director!
—¡Traiga a la reina de Inglaterra pero yo no me muevo! —le respondió Sullivan. Tomé mi libreta y lo golpeé en la cabeza—. Auch...
—Ya vamos —hablé.
Ambos salimos del salón tras hablar con el profesor y caminamos cansados hacia la oficina del director. Donde claramente nos pusieron una buena regañada.
Saliendo de ahí, como el maestro ya no nos aceptaba en clase, decidimos esperar afuera de nuestra otra aula.
—Adam no quiere hijos entonces... —habló Sullivan.
—Así es —suspiré—. O al menos no por ahora...
—Verás que el tiempo pasa rápido —me animó—. En un abrir y cerrar de ojos serás una buena madre y asombrosa psiquiatra.
—Eso espero, gracias —sonreí—. ¿Y qué hay de ti? ¿Ya encontraste a tu chica especial?
—¿Hm? Ah, sí. Pero no me corresponde —sonrió—. Ella está con un buen chico, así que lo dejaré pasar —murmuró.
—¿Te rindes tan fácil? —me burlé.
—¿Acaso quieres que intervenga en su relación? Es como si alguien tratara de separarte a ti de Adam.
—Oh...
—Pero estoy bien así... Ella está feliz con él, y yo estoy seguro que ambos están hechos para el otro, lo que significa que posiblemente aún no encuentro a mi media naranja —aclaró—. Así que solo esperaré para volverme gay, atraer a Ed Sheeran, y casarme con él —bromeó.
—¿Bella? —preguntó una voz gruesa y algo ronca. Me giré en dirección a la voz y me encontré con Clark. Me puse de pie y Sullivan me imitó.
—Señor Lotheir —murmuré—, ¿que hace aquí?
El padre de Adam se acercó a mí y me saludó con un fuerte abrazo y un beso en cada mejilla.
Pero entonces fue apartado bruscamente por Sullivan, y antes de que pudiese preguntarle qué sucedía Adam apareció a lo largo del pasillo corriendo.
—Gracias —le dijo a Sullivan, él asintió y se colocó a mi lado.
—Qué manera de recibirme —farfulló Clark acomodándose el saco.
—¿Que parte de no te acerques a Bella no entiendes? —habló Adam furioso.
—¿Crees que soy capaz de hacerle algo? —preguntó incrédulo su padre.
—No me hagas responder a tu pregunta.
—Estoy bien, Adam —intervine. Sin embargo mi comentario pareció irrelevante y fue ignorado.
—Vete, por favor... —pidió Adam a Clark.
—¿De qué me perdí? —pregunté. Creí que la relación entre Adam y él había mejorado.
—No te interesa Bella —gruñó Adam.
—No le hables así, Lotheir —lo regañó Sullivan.
—Malinterpretaste todo Adam —habló Clark irritado.
—¿Si? ¡¿Enserio, Clark?! —gritó Adam conteniéndose por no lanzarse sobre su papá.
—Cálmate Adam —susurré tomándolo del brazo.
—La información que tenía sobre Bella en mi computadora... —comenzó a decir Clark con una sonrisa inocente, sin embargo Adam dejó de contenerse y golpeó a su padre.
—¡Adam! —chillé. Traté de acercarme a él pero entonces sucedió... Fui tirada al suelo tras un golpe en la mejilla.
—¡Carajo Lotheir, fíjate! —gritó Sullivan agachándose a mi lado.
El timbre que indicaba el final de la primera jornada de clases sonó y los estudiantes salieron. La mayoría se quedó secos al vernos a los cuatro y otros simplemente lo ignoraron. Claro, como es tan normal lo que está pasando...
—¿Bella? —susurró Adam tomando mi cara entre sus manos. Todo rastro de ira en su cara se había desvanecido—. Lo siento, demonios, en verdad lo siento. Fue un accidente...
Sullivan apartó a Adam con brusquedad y me ayudó a ponerme de pie. Clark miraba atento la escena y suspiró. Cuando Adam se puso de pie, le tendió una carta roja. Era una invitación.
—Este viernes, se reúnen los Lotheir. Están invitados —habló secamente y sin despedirse se retiró.
Sullivan revisó mi mejilla con cuidado y suspiró pesadamente. ¿Había sido tan grave?
—Se está tornando roja, tal vez termine morada —me indicó mi amigo. Adam se acercó y lo empujó.
—Déjala, yo me encargo —murmuró.
—No —intervine. Ambos me miraron confundidos—. Regresa a clases Adam. Sullivan me acompañará.
—Bella...
—¡Maldita sea Adam, solo déjame! —exploté—. Solo... Vete.
•
—Estás molesta.
—No, claro que no. Mi esposo golpeó a su padre y al estar tan malditamente cegado de ira me golpeó a mí también.
—Fue un accidente.
—¿Lo de Clark también? No parecía —bufé entrando a la cocina donde Martha me esperaba con una bolsa de hielos.
—Bella...
—¿Qué es lo que te ha molestado tanto?
—Mi padre... Hace un par de días, desde que regresamos, había decidido ir a visitarlo para aclarar algunas cosas sobre ciertos gastos —suspiró—. Hablamos y demás, entonces me pidió que fuese por su computadora. Al encontrarla estaba encendida y... Había información tuya.
—¿Qué? ¿Por qué...?
—No lo sé, yo solo... Bella no quiero que te haga daño —susurró abrazándome. Martha soltó un pequeño "aw" y palmeó la espalda de Adam antes de salir de la cocina.
—No puede hacerme daño —le susurré—. Adam, las personas cambian... Y entiendo que lo que hizo tu padre es imperdonable, ¿sí? Pero no puedes, no podemos, vivir con miedo.
—Entiendo —afirmó acariciando mi mejilla—. ¿Duele?
—No —sonreí tratando de darle ánimos—. Estoy bien.
—Lo siento tanto —volvió a abrazarme con fuerza y le correspondí.
—Esta bien... Todo está bien.
•
—No quiero ir, Bella —insistió Adam.
—Tú padre nos ha invitado. Aparte, necesitas hablar con él para aclarar por qué tenía información mía. No puedo evitar sentirme curiosa —reí. Adam suspiró y asintió.
—Pero prométeme algo, Bella.
—Lo que sea —afirmé.
—No te creas nada de lo que mi familia te diga, ¿entiendes? Nada.
—Yo... Entiendo.
Escena Extra:
—Cuando ella era pequeña, insistía en que no tendría hijos —murmuró Gaston—. Porque no quería ser como su madre.
—Pero ha cambiado de opinión —agregó Adam mientras veía a Bella cargar al bebé de Haless.
—Te ocurre lo mismo, ¿no?
—¿Mm?
—No quieres ser como tu padre —dijo en un susurro Gastón. Adam se limitó a asentir la cabeza y regresar su vista a Bella. Reprimió una sonrisa al verla.
—Soy alguien complicado...
—No para ella —le sonrió Gastón dándole ánimos—. Ve a ver al bebé. Te has negado a siquiera acercarte...
Escena extra 2:
—¡Adam! ¿Está en este salón Adam? —gritó Sikha recorriendo cada salón. Entró de golpe en un aula y reviso cada cara hasta encontrarlo mirándola confundido—. Acabo de ver a tu padre —jadeó recargándose en el marco de la puerta—, está aquí.
Adam se congeló. No podía ser verdad. Se puso de pie asustado y corrió hacia la entrada para hablar con Sikha, ignorando la llamada del profesor.
¿Es que nadie respetaba la escuela en esta historia?
Él se había encargado de decirles que su padre no era precisamente una buena persona, y que evitaran contacto con él a toda costa. Y solo a Sullivan le había pedido que, si lo veía cerca de Bella, lo apartara. Se sorprendió cuando todos accedieron, y solo Andrew se emocionó al saber que su padre era aquel director famoso.
Sikha le dijo por donde lo había visto, y corriendo por cada pasillo, Bella se le cruzó por la mente. Corrió hacia el edificio de medicina y los encontró en el primer pasillo.
Gracias a Dios, Sullivan ya la había apartado.
Bam, bam. El siguiente capítulo espero que sea más interesante, ¡pero esto es el comienzo! Y quiero dar a conocer poco a poco como los personajes han cambiado. En especial Adam.
Hace poco (heh, esta semana), me puse a leer La Bella & La Bestia, desde el mero principio. Y me gustó ver cómo la personalidad tan molesta y sería he tenía Adam con todos, ha cambiado un poco. Y eso me alivia, porque desde que comencé a escribir esta historia, era lo que quería lograr.
Pero bueno, ya.
Si me dan ganas (lol), subo otro capítulo hoy en la noche. (Ya tengo otros dos escritos y ya quiero que los lean).
Pregunta del día: ¿Niño o niña, si es que Adam y Bella tienen un bebé?
Heh, io noh ze.
Recepcionista del manicomio, jodidamente fuera.
Bai.
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