Capítulo XXVI

México

    Desde otro lugar y espacio se encuentra un hombre dando órdenes por todos lados, en su guarida secreta; estando debajo de un club nocturno para caballeros exclusivo del lugar, que lo buscan famosos, políticos y hasta empresarios de índole grande; fue el mejor negocio que pudo emprender, después de haber salido de la ratonera en que estaba, trabajándole a su jefe desde Italia junto a Turquía siendo los años más desastrosos de su vida.

Mientras veía que todo estaba en orden, su vestimenta estaba pulida con su ropa casual, que consistía en pantalón blanco, camisa manga larga negra con su saco en blanco sin corbata, junto a sus zapatos pulidos; es allí donde saco un puro cubano del bolsillo delantero con su encendedor al estar cortado la parte de la punta, puso el fuego en el mismo para después guardar el encendedor en su mismo sitio.

Inhaló el sabor de su puro con maestría; disfrutando todos sus frutos, claro tuvo que hacer grandes sacrificios, para estar en este punto, por un lado sus viejos colegas también disfrutan de su parte, teniendo poder en Turquía según recordó la semana pasada que hablo con Carlos Ferraro, uno de sus tanto amigos que trabajaron para el sucio jefe que tuvieron y sigue jodiendo sus vidas, por lo cual le dan cada mes su porcentaje de dinero, como de drogas cerrándole la boca hasta la siguiente mensualidad.

Soltó su humo con un sabor amargo, pero no se dio cuenta que uno de sus escoltas estaba esperando por él, enarco una ceja ante eso; al estar por la mitad decidió bajar los escalones de la parte de la tarima grande en que estaba; viendo junto a su organizador de que está noche todo este perfecto para sorprender a sus clientes más populares.

Con pasos algo perezosos, fue hacia su mano derecha Flavio el cara de pocos amigos, siempre tenía una cara de seriedad por eso le caía bien, al estar frente pidió noticias claras.


— ¡Dime! Porque veo que es importante Flavio. — hablo sin dejar de fumar su puro.


— Tenemos noticias graves señor. — Recalcó, muy molesto su manos derecha, que enarco una ceja por oír eso.


— ¿De que hablas? —


— Será mejor hablarlo en privado jefe. — fue directo, cosa que él aludido asintió, para ir adelante y no perder tiempo.

Pasaron todos los pasillos del área, hasta llegar a su oficina llamativa con todo lo que necesitaba, para hacer cada negocio y diversión era su lugar favorito; sin premura se sentó en su gran asiento de cuero pulido en color marrón, mientras su escritorio era de roble el más fuertes de todos, allí había muchos documentos por trabajar y otros adornos de cosas impactantes como las diferentes balas de muchas armas colocados de forma ordenada y pegados en el mismo escritorio, era uno de sus juego favoritos coleccionar, al quitar su puro y soltar el último humo, miro fijamente a su mano derecha que estaba sentado del otro lado, con un folder en color negro, eso no le gusto para nada.


— Bien. Ya estamos aquí; ¿Que pasa? — anuncio algo inquieto por la situación y la cara de su colega.

Sintió como respiró hondo para hablar.


— Debes tomar las cosas con calma León; porque en este folder sabrás todo, solo léelo y me dices que haremos después. — Agrego serio; al entregar la carpeta que llevaba en sus manos.


El silencio que se formó entre ellos no le gustó, por lo que tomo la dichosa carpeta, la abrió y detallo todo lo que necesitaba, descubriendo escenas nada gratas en fotos, como información plasmada altamente secreta, otorgado por uno de sus clientes de la C.I.A. no le agrado reconocer los cuerpos muertos de Hasan Orhon, Filippo Salerno, Federico Cirilo. Esto le sobrepaso poniéndose de pie; dejando todos los papeles allí, en el escritorio regado.


— ¿Que significa esto?


— Es evidente que murieron tus socios de hace años León, y no conforme con eso le dejaron marcas en su cuerpo con una palabra extraña llamada (Belicosa); esto no es bueno. — argumento su mano derecha algo inquieto de la situación.


— Eso pude ver imbécil. Solo quiero saber ¿Quien lo hizo? — dijo enardecido.


— Según nuestras fuentes de gobierno, no cuentan mucho solo que es un soldado experto, que mata sin pudor alguno. Comenzó desde abajo y parece que es una lista que trata de sacar del camino, además todo inicio desde Turquía, Venezuela para terminar nuevamente en una población pequeña de dónde iniciaste León. — argumento ese detallé, que no le gustaba recordar, se tocó el cabello exasperado.

Se giró tocando su cabello con molestia, miro por el rabillo del ojo a su colega dando una orden.


— Tráeme alcohol fuerte, llama a mis hombres ¡Ahora! — aclaró sin dudar, viendo cómo hacia lo propio Flavio.


Se giró en su eje y camino fuera del escritorio inmenso que tenía, fue hacia su caja fuerte que tenía en color dorado puro; cortesía de uno de sus amigos de Europa, lo cual le encantó marco los dígitos especiales siendo ocho en este caso y se abrió para ver si dinero como oro en su mismo lugar sin ser movido de todo ese dinero saco un documento en color amarillo para volver a cerrar su caja, miro a su colega que lo esperaba sentado y con la bebida que pidió en su mesa.


— ¿Y bien? — hablo tajante.


— La bebida la tiene aquí señor. Y los hombres están por llegar en cinco minutos. — asintió conforme, para así tomar asiento en su lugar preciado como su trono.


Ya sentado tomo su alcohol con rapidez saciando su sed, todo esto lo rebasaba y más en desconocer al hijo de perra; que ha matado a todos sus colegas, Flavio tenía un punto a su favor, la persona sigue un patrón y todo lo lleva a aquel tiempo en la ciudad de México; abrió su sobre para ver otros documentos importantes de su última misión que hizo para su sucio jefe, sobre esa familia que asesino sin tener piedad.

La mirada de su acompañante fue de pura curiosidad, que al verlo frunció el ceño yéndose con cuidado, lo conocía desde hace ocho años; cuando apenas comenzó su negocio, no le falló en cada encargó para surgir en todo lo que ha creado que respiró un poco para iniciar a mostrar su otra cara, le entrego los archivos y comenzó hablar.


— ¿Que es esto? León. — dejando de lado, su pregunta bebió su copa y continúo.


— Allí verás mi pasado Flavio y por eso deseo que la conversación que ahora tenemos, se mantenga en completo secreto puedes hacerlo. — comunico sin mostrar nada en su rostro, solo su seriedad.


— Te escucho. — al decir eso, fue suficiente para proseguir.


— Allí salen tres objetivos, pero el punto mayor fue el señor Piero Yilmaz, mi jefe descubrió que era un espía turco, como también trabajaba para el gobierno de Estados Unidos. — Pauso, para sacar otro puro y encenderlo sin problemas. — la cuestión no quedo allí, nuestra misión la misma que participaron los que fueron asesinados son mis antiguos compañeros que trabajaron conmigo como el líder para sacar a esa familia de esta tierra. — aclaró con severidad.


— Entiendo... pero la cuestión es, ¿porque han muertos tus colegas? — agrego muy confundido.


— Ese es otro asunto que debo resolver, Porque es seguro que tiene que ver con esa misión. — evidenció al señalar el documento que entrego al hombre, cosa que siguió leyendo.

Para esperar que su colega terminara de leer, siguió fumando su agradable puro que lo hacía relajar en todo momento y más en cosas que lo asquean no tener el control, hasta que Flavio coloca los documentos en su escritorio impresionado de todo lo que allí se decía, se relajo en el asiento viendo que iba a decir su jefe.


— ¿Que pudiste entender de lo leído? — pidió, observando su cara que estaba sujeta en su mentón pensando.


— Pues... es un pasado fuerte León; tanto que la que sufrió mucho hasta la muerte, fue esa joven de quince años, creo que debiste darle una bala en la cabeza y terminar todo. — argumento su propia opinión, pero el rostro de su jefe curvo una sonrisa, que le pareció desagradable.

Dejo de fumar colocando su puro en el cenicero, para después soltar el humo llenando el lugar de ese olor por lo que Flavio frunció el ceño soportando eso, la sonrisa grande de León nunca vaciló, reía cada momento lo que supuso el otro estaba disfrutando de algo que desconocía.


— El motivo de la sonrisa León. — indico, elevando una ceja inquisitivo.


— ¡Porque me dio la gana! Flavio, además esa chiquilla valiente, me desafío y su Padre desencadenó su sufrimiento por no darme lo que quería; lo cual pago las consecuencias. — fue su respuesta, para colocarse de pie, e ir por más alcohol de mejor calidad en este caso whisky.

Todo esto le dejó algo impresionado, pero a la vez alerta de cualquier cosa que se pudiera presentar ante su jefe, que al volver le trajo una bebida, la tomo con gusto bebiendo de a poco; pero tocaron a la puerta dio la orden su jefe; pasando unos cinco hombres rudos tanto de cara como de cuerpo, siendo sus matones en casos especiales cada uno, con su gesto imperturbable estaban de pie cada uno en una fila.


— Señor aquí nos tiene. — dijo uno de los hombres, siendo afroamericano, los demás se mantuvieron esperando.


— Bien caballeros tenemos trabajo ¿que hacer?; Quiero que vayan a Turquía a la zona central de la ciudad y busquen en las direcciones que le va a pasar Flavio, para traerme información importante como a personas que están tratando de fastidiar mi trasero; Carlos los va ayudar, lo voy a llamar para que los reciba, harán el trabajo, no me importa ¿Quienes maten? Solo quiero saber de ese asesino y traerlo aquí para terminar con todo lo que inicio. — dio la orden; al tomar su copa con algo de rapidez, mirando a sus soldados con completa seriedad.


— ¡Si señor! — dijeron al unísono.

La mirada de León, fue directo hacia Flavio, que se colocó de pie esperando nuevas órdenes.


— Flavio te quedarás aquí. Te necesito, para que veas el cargamento de drogas y armas no quiero fallas, así que terminó está reunión. — dejo por sentado el asunto y sus soldados salieron de la oficina directo a su misión que iniciaba esa noche.

Cuando iba retirarse Flavio, la voz de su jefe lo hace quedarse en su lugar estando de espaldas.


— ¿Quiero resultados? Y más porque debemos darle a esa basura su cargamento, lo que hablamos aquí es confidencial porque no deseo tener que matar a un buen compañero. — Dijo de forma fría, mientras el otro asentía.


— Entendido señor.


— Perfecto y la duda que antes tenías, te la voy a disipar; quise hacerla sufrir porque me gustó esa Tatlilik. Tanto que me gustaría volverla a violar si pudiera, pero está muerta como sus Padres es una lastima era virgen cuando se lo hice, mientras deje que los demás la tomarán; pero yo me lleve la mejor parte de su cuerpo. — termino de hablar riéndose sin parar.


Por un leve momento Flavio apretó sus puños; entendiendo que tiene una hermana de esa misma edad, resguardada en otro país lejos de su asqueroso trabajo para mantenerla protegida, siendo el único familiar que tiene y no va perderlo por nada, solo siguió dejando la puerta entre abierta antes de salir lo miro con una seriedad y curvo una sonrisa después dejando el tema sin importancia.


— Eso fue asqueroso y bizarro León, pero como tal, ese es tu fuerte el mío será cumplir mi trabajo. — Con eso, vio que elevo la bebida para dar como un brindis su jefe; entendiendo sus palabras.

Dejo la oficina de su jefe, emprendiendo la marcha, hacia el hangar; dónde la mercancía lo espera para ser contada sin errores; nunca dejo de pensar en su mente, todo lo que antes descubrió del pasado del apodado León; pero de algo estaba seguro que debía irse con cuidado, para no tenerlo como enemigo.



Turquía

   Ya en el comando C.E.T. todo estaba en un bajo perfil y controlado, el señor Atticus estaba revisando cada perímetro de las zonas que han podido alcanzar, para dejar atrás los objetivos; en su escritorio están las cartas de felicitaciones; por parte de sus altos comandantes, eso le generó gran éxito hacia su persona; pero había un punto muy importante que lo inquietaba y era su sobrina, debía llevarla a la cesión de hipnosis para quitar los malos momentos que ha tenido, según su compañero Ignacio, le explicó que siempre en la madrugada está en el gimnasio entrenando, es seguro que no duerme por pesadillas que tenga, aunque nunca le comentaba nada; supone que eso sea.

Sin embargo una llamada telefónica lo hace volver en sí; la toma escuchando la voz de uno de sus espías de las misiones internacionales, que todavía no han culminado, para hallar la fuente y sacar al que hizo daño a la familia Yilmaz; ha trabajado con eso desde hace más de cinco años, aún no han logrado nada, pero siente que ya lo tendrán cerca de él.


¿Que me tienes?


Negativo señor. Estamos buscando al objetivo, se esconde bien y tiene informantes del gobierno que lo ayudan.

Frunció el ceño por eso, así que continúo hablando.


Entonces apresuren el paso, necesito respuestas soldado y no quiero tener que darte de baja.


No señor. Solo denos está semana, ya casi estamos cerca.


Eso espero soldado, así que la próxima llamada sea, para decirme ¿en dónde está? ese marginal.


Entendido y copiado.


Colgó la llamada exasperado, todavía no podía entender como ese gusano se puede escabullir, pero de algo si estaba seguro, daría con su paradero tiene que vengar la muerte de la familia Yilmaz, para que Isla sea libre o eso piensa que puede lograr, meditaba al dar órdenes de aquí para allá, hasta que vio a Liam venir junto a su sobrina que estaba en su uniforme en negro y botas de cuero manteniendo su cabello suelto; es ahí donde detalló que tenía algo en sus manos sujetándolo, elevo una ceja descubriendo la mascota que le dio, para que cuidara a alguien más, sin dudar se acercó a ellos para estar frente a Isla.


— ¡Buenas tardes! Llegan tarde, más tu Liam te toca una misión. — remarcó al verlo con seriedad, mientras el aludido asintió alejándose de ellos.


— Hoy ¿Cuál será mi trabajo? — demandó a su tío, que no dejaba de ver cómo acariciaba la cabecita del animal en sus brazos.


— Nada. Solo encárgate de ayudar al animal, que tienes a tu lado Isla. — comento, donde ella elevo una ceja; no estando de acuerdo.


— Entiendo señor. Tengo cita con su veterinario, así que nos veremos después. — añadió ella de forma relajada, pero guardando muchos secretos en su mente.


— Me parece bien. Ahora dime el nombre del águila, que tienes ahí. — quiso saber; al ver cómo va creciendo de a poco y su piel está creciendo con el plumaje.

La pelinegra arrugó los labios pensado en ese nombre que nunca pensó antes, hasta que le vino algo que nunca planeó decir, pero a la vez iba representar esa ave; que ahora le da ese cambio por verlo crecer; le parece extraña esa sensación, pero negó viendo a su tío con firmeza.


— Su nombre es (Zafer); significa Victoria. — Dijo con orgullo al seguir dándole cariño al ave, que estaba algo adormitado por sus caricias.


— ¿Zafer? Que interesante sobrina, no te quito mas tiempo, hablaremos será mañana temprano, es posible que tenga una misión para que líderes. — mencionó cauteloso, detallando como ella asentía de acuerdo.


— De acuerdo. Me retiro señor. — culminó al darse media vuelta.


Con pasos firme, pero seguro iba recorriendo cada pasillo, junto a su águila que estaba creciendo, la miro un momento para seguir con su recorrido llegando a una parte importante de las habitaciones de hombres; encontrándose con uno de los soldados que es veterinario, le tocó la puerta, al abrirla apareció el hombre moreno con facciones latinas la dejo pasar a buscar la jaula de la ave, que estaba cuidando desde hace meses, ella misma colocó al ave dentro, para así mirar al soldado y hacer una seña en silencio, captando que debe seguir sus órdenes; lo cual acepto para ella volver a salir, emprendiendo la marcha esta noche tenía un trabajo y es conocer la verdad de sus pesadillas, para terminar después acabando con los dos hombres que siguen en la lista. 


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