Capítulo XVI

Austria


El agua puede volverse en tu contra si no sabes, como canalizar las situaciones extremas que lleguen a presentarse; es ahí el punto de quiebre si das un paso en falso. Todo esto se veía en uno de los bosques más profundos y ocultos de la provincia llamado, "Rettenbachklammo".

El cuerpo de un soldado naval, está sumergido en aguas profundas rio abajo, al ser visto atacado por unos adversarios de la localidad, ya que sus compañeros están en otras zonas, esperando su reporte o llamado en alguna parte, antes de que puedan darlo por muerto, cosa que no es cierto; no creé necesario agregar más problemas a su abuela que está en México y desea volver a verla para degustar sus comidas que prepara y lo dejan con ganas de más.


« Maldita sea, debo dejar de pensar en comida. » — En eso concuerdo hay que seguir.


Al salir de la superficie se encuentra con más bosque de por medio, del amplio lago; donde ahora está metido, dándose cuenta que los pudo perder. Siendo cauteloso, porque el silencio a veces, suele ser un alerta al estar tan pacífico, llega a la orilla y sale sin problemas todo su cuerpo mojado y la ropa de soldado adherida a su piel blanca, se oculta detrás de tres árboles silvestres con flores moradas, una flor rara y originaria del mismo país. Trata de activarse todo agitado, después de nadar por algunas horas rio abajo, para así alejarse de un clan mafioso, que sólo sirve para extorsionar al pueblo, quitándoles sus hogares y matando familias por gusto; hasta que su escuadrón fue llevado para sacar a las personas y dar con los culpables dejándolos en la cárcel; gracias a la organización naval americana dónde se enlisto desde adolescente; siempre fue bueno en peleas dentro de su institución, hasta que su abuela Bianca le aconsejo, ser algo más que un simple golpeador, tomando lo bueno y desechando lo malo, usando el motivo a enlistarse y llegar a ser el mejor de su categoría, aunque sea turco.

Por otro lado, su vista se alarma al ver, un grupo de cinco; llegando a dónde está, bajando desde las colinas del mismo bosque es cuando se percata de que su única arma es un cuchillo ya que sus armas de fuego se perdieron en la misma agua donde tuvo que irse por medio de emergencia, así que acabo de sacar de su tobillo derecho, siendo una navaja grande con filo fuerte y cortante a la hora de atacar.


— ¿Dónde está ese pendejo?, el río se termina aquí, no debe estar lejos. — Anuncia uno moreno con facciones duras, mientras los demás se dispersan a buscar.


— Debemos seguir buscándolo, no pienso perder la oportunidad de matarlo. — recalca uno, cerca del otro que hablo; haciendo sonar su arma una simple metralleta.


De inmediato se puso en posición de defensa, al agacharse cerca de sus árbol de protección, allí pudo ver como tres iban dispersándose, eso le agrado sonriendo en el proceso, también recordó la frase de su Padre antes de partir de este mundo es " divide y vencerás"; un refrán en países latinos, que da a entender que logras el éxito, distanciando al enemigo junto con los otros, entonces se volvió a ocultar bien, dejando una respiración pausada hasta que encontró al primero, dándose cuenta que va apuntando a todos lados, con una ametralladora en sus manos, por cada rincón que ve, tragando de conseguirlo hasta que piso su Terreno.

Se da cuenta que el hombre siente un ruido mínimo y se distrae, logrando así acuchillar su pie y pierna al mismo tiempo, el grito vino junto con los disparos del arma, dejando a los demás alarmados como activos para así iniciar la búsqueda de ¿Quien atacó?, Es cuando ven a su compañero muerto y desangrándose con su propia sangre, evidenciando la rabia crispada en uno de los hombres que lidera ese grupo.


— ¡Lo quiero muerto!, y no me importa si nos lleva todo el día o parte de la noche. ¡Así que vayan ya! — enfatizó eufórico, mientras los demás hacían lo propio de buscarlo, sin alejarse mucho de los otros.

Fue recorriendo cada parte con sutileza, arrastrándose con agilidad sobre la misma tierra húmeda, tras haber llovido hace poco; dejando que el mismo río, se agitará con ferocidad, despejó su mente concentrándose en su siguiente punto, un hombre calvo con un pedazo de tela en su frente, dejando entrever como lleva un arma de calibre bajo es seguro que piensa, que no necesita algo grande para defenderse.


— Buena estrategia idiota, espero seas rápido. — hablo por lo bajo, al buscar colocarse de pie poco a poco y llegar detrás de su cuerpo para dar en su cuello, que corto rápido y volver a caer en tierra rodando hacia los monterrales.


No pudieron escuchar ni ver nada, eso fue su indicativo; logrando una sonrisa de victoria, hasta que vio a otro dejando solo a uno, siendo el líder manteniendo su guardia alta en todo momento, pero al no sentir a sus compañeros lo puso muy nervioso, dejando entrever en su frente el sudor de todo lo que tenía que hacer, para capturar a dicho soldado americano. Fue en ese momento, que comenzó a disparar a lo loco por todas partes, cuando verifico a cada lugar que pisaba a sus aliados muertos y no por balas, sino degollados o ensangrentados con un objeto filoso, dándole una rabia inmensa, por conseguir a ese imbécil; pero sin darse cuenta, que el soldado se aparece delante de él, solo a cinco pasos para llegarle, no dudo en activar el arma.


— ¡Vamos pelea como hombre!, o prefieres ser un cobarde. — Puntualizó el soldado, mientras el otro le lanzaba, miradas llenas de rabia.


— Eso lo veremos imbécil, pero hoy mueres y nadie te recordará. — Respondió de forma agria, lanzando las armas de fuego al suelo de tierra, quedando sin nada para enfrentar la pelea.

Ambos estaban en su posición, para comenzar el combate, dónde poco a poco sus cuerpos, fueron acercándose e iniciar una pelea que buscaban obtener, uno la sangre de un soldado y ganar un puesto alto en su régimen de mafia, mientras que él otro solo buscaba justicia por inocentes que perdieron vidas y quedaron sin nada para vivir, pero al hacer hallados encontraron una esperanza, en medio de todo un infierno que les tocó vivir, por muchos años dentro de ese pequeño pueblo.

Asimismo golpes iban y venían; quedando heridos uno de la rodilla y el otro de la costilla, hasta que sin darse cuenta el mafioso, logro sacar una pequeña granada oculta de algún lugar, sonriendo en el proceso reluciendo la sangre que tenía en su boca, por los golpes recibidos dejando inmóvil y algo preocupado al soldado que lo miraba sin emitir ningún temor.


— Pensabas que iba hacerse a tu modo. Te equivocaste. — Dijo tan claro, que al sacar el seguro de la parte de arriba vio todo en cámara lenta.

Recibir su enemigo una bala en su cráneo, de un tiro al blanco precisó y seco que el hombre cayó en la misma tierra con monte que lo cubría, se cercioro de ver de ¿Dónde vino eso? Ganándose la sorpresa, de ver como uno de sus soldados, bajaba de un árbol bien empinado, reconociendo a su mejor amigo Austin Sevil, algo que le agrado para así darle la mano como agradecimiento y respeto.


— Te lo agradezco Sevil.


— No hay problema, me debes una cerveza y de la buena. — Causándole gracia su petición, pero se tocó la costilla por el dolor que recibió del miserable ya estando muerto.


— Tranquilo yo siempre cumplo mis promesas idiota. — aclaró en broma y él otro solo negar conociendo su buen humor.


— Bueno es hora de irnos. — Informo al sacar un radio de frecuencia, dio las coordenadas, para así llegar directo al punto dónde estaban.

A intervalos de media hora llego un helicóptero militar, que les brindo el apoyo sacándolos de ahí, ya dentro pudo ver a los otros compañeros y amigos de él, siendo soldados audaces que tiene la naval, entre bromas y anécdotas de como él, pudo sobrevivir en un río fuerte en medio de la lluvia, al estar sujeto bien del cinturón se quedó recostado detrás del asiento para cerrar los ojos, y dedicarse a pensar en volver a México y contar al menos con la esperanza de volver a verla, así sea por unos minutos; pero durante todos estos años, no ha podido su mente dejarla ir, enfrascándose en solo trabajar, para algún día estar delante de ella y darle un gran abrazo, aunque se rehúse.

Pero una voz familiar, lo saca de sus cavilaciones.


— ¿Qué te pasa amigo? Sigues pensando en un fantasma. — se burla su mejor amigo.


— No es eso Sevil, son solo recuerdos.

Lo mira y se cerciora de ver su semblante y niega por lo bajo, encontrando la razón.


— Sabes que no es así Omar, ¿deseas algo? y créeme espero puedas soportar la carga o las circunstancias que te sobrevengan. — aconsejo de forma directa, dejando un semblante serio por su parte.


— No le temo a nada Sevil, además son mis asuntos, así que cambiemos el tema. — termino de decir en tono frío, mientras su amigo se encogía de hombros regresando a su momento de relax en su puesto cercano al de él.


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