Capítulo VI
La mañana culminó para Isla, dónde pudo ganar la misión, que le fue encomendada tuvo el éxito que se requería; aunque por un minuto se sintió tensa de no poder dar el ancho, pero eso quedó en el olvido al tomar su posición. Ahora ella, se encuentra vistiéndose en su dormitorio de color arena y blanco, los colores favoritos de sus fallecidos padres, es como si con ellos los llevará siempre; además de una foto, que le dio su tío Atticus antes de venir a ese internado.
Por suerte, no tuvo que compartir habitación; ya que ella le pidió que no dejarán entrar a nadie para estar sola; mientras da sus últimos toques en un espejo ovalado, dónde aprecia su cuerpo, que ahora a desarrollado a la perfección en su sistema dejo de ser una niña, para convertirse en mujer teniendo ya veinticinco años.
Dio un último retoque con un labial intenso de color rojo; su vestido era negro descotado de en medio de sus senos y un lateral en este caso derecho donde era descubierto de piernas; haciéndola lucir más sensual que nunca, dejo su cabello suelto caer entre liso arriba y ondulado en las puntas. El calzado consistía en: unos tacones de aguja en color plateado, su piel estaba algo bronceada y más al aplicar una crema de rosas con brillo resaltando todo sobre su piel, el maquillaje no se quedó atrás, uso bastante delineado para hacer el efecto requerido; dejando esa actitud de empoderada, como la misma reina o perra para las enemigas, que se ha ganado no por algo tener dos nacionalidades, una latina y la otra europea la deja con buena ventaja.
Dejo de estar en el espejo, para buscar en su pequeño escritorio de madera su bolso entre negro y plateado; haciendo resaltar su atuendo, respiró hondo hoy es su graduación por carrera y en la categoría de combate, que pidió incursionar siendo la especialidad de espía una de ellas. Por consiguiente, va hacia la puerta toca el pomo y logra salir caminando por los inmensos pasillos de ese internado, encontrando a más de una mujer, y hombres salir para llegar al evento que se celebraría en una de las partes más grandes de ese lugar.
Ya para cuando está por ingresar; nota la voz chillona de una mujer rubia, que la ha hecho sacar de quicio más de una vez, la oye y más ir acompañada de un hombre fornido de cabello castaño que es tan mujeriego como asqueroso, siendo tal para cuales ambos.
Logran llegar a ella, antes de que entre al gran salón, sin dudar comienza el juego.
— Oh... pero si aquí está la Nötény kutya (perra) — Soltó en risa la rubia, mientras ella estaba ignorándola viendo la entrada pero esperando.
— Preciosa no debes perder la clase, y menos con una mexicana de quinta. — le siguió el otro, que la tenía tomada de la cintura riendo.
— No la ves... se cree la mejor, por sacar la mejor calificación de la promoción, ¡es una golfa! seguro se acostó con el jurado para ganar. — Dijo en reproche, reteniendo la rabia al verla, como la ignoraba viendo su elegante pulsera de oro fino.
— Eso no me sorprende preciosa. — le igualó el castaño, pero la paciencia de Isla estaba por acabar.
Desde un extremo del pasillo; venía saliendo un hombre elegante con traje gris y zapatos bien pulidos, cabello negro como la misma noche, ojos grises que invitan peligro y cuerpo en forma con una semi barba bien cortada, reloj Rolex en plateado lo lucía con gracia y distinción; era uno de los agentes que fue invitado a esa graduación al ser de otra agencia de entrenamiento a la que fue sometido.
Los pasos que daba, eran firme y controlados capturando la miradas de todos; incluso de mujeres que se tocaban arreglándose para obtener su mirada, pero sus ojos fueron directo a las puertas de ingreso de madera pulida; detallando a tres personas, pero su mirada cayó más en la dama del vestido negro; sonrió de lado era momento de buscar a su pareja, que estaba a punto de matar a dos individuos que no lo valen.
Se aproximó sin dudar, que pudo hacerse notar apenas hablo capturando las miradas de todos.
— (Usted viene conmigo dama de negro). — le hablo en su idioma, donde ella elevo una ceja, pero después sonrió de lado atrevida.
— (Impuntual Nohán, pero espero pronto que recompense el tiempo perdido) — le respondió devuelta, causando que él hombre sonriera mostrando su brazo y ella tomarlo.
— Oye... como puedes estar con esta mujer; es una golfa. — aclaro la rubia y él otro estar nervioso al ver la mirada del hombre.
— Rubia disfruta, porque sino una bala atravesará tu linda cabeza. — le dijo tan claro, el hombre que estaba con Isla.
— Pero...
— Ya oíste vámonos. — puntualizó el castaño; llevándose a la mujer a rastras.
Al verlos marchar al evento, ella pudo respirar un poco mejor ya estaba por sacar su arma de su bolso de mano, pero la mirada gris de Liam la trae devuelta, que sólo lo sigue para adentrarse a la celebración fueron directos a su mesa, junto a otros que eran estudiantes como ella, pero nada molestos como los anteriores; todo estaba bien decorado con color oro y blanco, las mesas con floreros únicos y exquisitos, sin quitarle nada todo gritaba ostentosidad, en el lateral derecho estaban los familiares que conversaban animadamente y entre ellos su tío con cierto hombre que seguro trabaja para él; ella solo se enfoco en la copa, que le dio su acompañante siendo champaña dónde bebió un poco, para así esperar que inicie todo.
Unos quince minutos después; dio inicio la celebración tomando la batuta un hombre canoso, gordo con facciones duras y ojos azules, presentó su discurso tan claro, convincente llamando la atención de todos; comenzó con los años que posee el internado, la historia detrás de muchas guerras en el mundo y culminando con un excelente año que los llevo a obtener buenos beneficios, para cada integrante o estudiante que logré ingresar.
Por su parte; le toca dar el anuncio de los mejores, que ganaron su lugar en la tabla de posición dorada, indico a su presentador de pantalla que estaba a un lateral y lo mostró en grande, los nombres con la categoría que les permitió ser ahora graduados con título en potencia; dejando ver cómo lidera la tabla.
— Bueno damas y caballeros; cómo pueden ver la tabla hablo por si sola, hago este anuncio para entregar su diploma con broche de oro a la señorita "Isla Yilmaz Sánchez"; fue la que represento mejor su entrenamiento tanto en estudio como la práctica. ¡Felicidades! Puede venir a recibir su título. — Anuncio, al mirar la mesa que ocupaba la aludida.
Por un momento; ella no pensó que la nombrarán delante de todos pero no mostró la alegría del todo; solo sonrió de lado poniéndose de pie miro por un momento a Liam, que le hizo un gesto con la mirada de que debe continuar lo cual hizo, se puso de pie y caminó con elegancia al estrado dónde la esperaban.
Recibió su título y broche, que le fue colocado un poco más arriba de la tira de su cuello, para no pinchar por error un área sensible de su piel le estrecho la mano a su director y dueño del internado; su mirada siempre fue sería, dando a entender que siempre, se fueran con cuidado con ella; algo que pudo ganarse con respeto porque al principio no fue bien recibida; algo que no le mencionaría a su tío; sabiendo que puede solucionar sus problemas sin tener a otras personas participando.
Dio unas palabras de agradecimiento, de forma corta sin añadir nada más y bajo del estrado con la misma elegancia, que logro obtener en el trascurso del tiempo volvió a su mesa tomando asiento, miro hacia el lugar donde ocupaba su tío. De inmediato consiguió su mirada estando orgulloso de todo lo que logro obtener dejándolo sorprendido, los aplausos se dieron fuertes por cada uno de los mencionados y por el discurso de Isla.
...
Las horas siguieron pasando, la fiesta dio su mejor inicio la pista central; estaba diseñada con un suelo de cristal exquisito, para la ocasión y el candelero del mismo material del suelo; logro cautivar a muchos; habían invitados en las mesas bebiendo y comiendo mientras que otros estaban en la pista; así que de tanto estar en la mesa Isla bostezo ya cansada de estar ahí, llamando la atención de su acompañante, que se puso de pie haciéndola voltear.
— Te invito a bailar. — Hablo de forma grave y extendió su mano, los demás acompañantes de la mesa, se quedaron viéndolos.
Ella lo detallo y no había duda; eso le agradaba pero apenas se están conociendo, solo trabajaron una vez en combate militar, en un lugar desconocido, dónde sin esperar obtener ayuda, él apareció para brindarla, más de una vez lo noqueó por sus bromas tontas; pero después logro cambiar eso, ganándose una pequeña parte de confianza, no del todo lo sigue de cerca vigilando, nadie es su amigo ni dentro ni fuera, todos pueden llegar a ser sus enemigos de un momento a otro.
Se puso de pie y tomo su mano, que le fue guiada a la pista de baile tomando forma en ese instante un sonido de tango para esa ocasión; ella no lo imagino, algo que no iba a poder retratarse, fue directo al centro y dio inicio el ansioso baile. Él la tomo del lado derecho de su cintura acercándola con posesión, ella negó colocando su mano en su hombro izquierdo, dando el paso de ritmo firmes, pero duros de vez en cuando.
La sincronización la obtuvieron de cerca, muchos miraban el baile de cerca; aunque hubiera otros en la pista; la atención recaía sobre ellos y más las veces que ella levantaba su pierna a un costado de la cadera de él con sutil seducción y elegancia; que sin verlo venir la canción dio su último toque y ellos quedar casi cerca de sus rostros rozando sus labios; dejando que los aplausos se intensificaran, dejando a la pareja ganar su distancia, mientras Isla recomponía un lado de su vestido que dejaba mucho a la imaginación de hombres de toda índole, que la miraban con deseo al estado más puro.
Algo que noto Liam, que no dudó en colocar su mano sobre su cintura acercándola a su cuerpo, mirando con seriedad a más de uno, ella lo notó pero no hizo el amago de protestar; solo lo ignoró guardando bien sus emociones. Mientras volvían a la mesa; su tío Atticus se aparece delante de ambos, sonriendo de lado.
— tebrikler çilek (Felicidades fresa) —
— (Gracias tío) — respondió devuelta, soltándose del agarré de su compañero.
Cuando lo tuvo de frente, su tío la tomo abrazándola, algo que no dudó por el tiempo que ha pasado sin tenerla, dejando ver la belleza de Samira su Madre y la mirada miel de su Padre; sin obviar la inteligencia que fue suministrada ganando la mejor posición, duro unos minutos el abrazo, para después dejarla libre tocando su mejilla de forma cariñosa, sin ella dejar de quitarle la mirada.
De pronto su mirada fue cambiada a una seria, dejándole una misión.
— Tienes una hora Isla, ¡Tenemos trabajo! — le respondió en su idioma español y ella asintió conforme.
— Estaré ahí tío. —
El aludido asintió conforme, para verlo irse de entre medio de la gente, siendo custodiado por el hombre que ella vio antes, se dio media vuelta, pero una mano sobre su muñeca la detuvo.
— ¿A dónde vas? — Pregunto serio y ella enarcar una ceja por esa pregunta.
— No te debo explicación Nohán; así que ¡aléjate! . — Le respondió firme, y crudo.
Logra zafarse de su agarré, dando pasos seguros alejándose de su compañero, paso por entre medio de la gente, tomando su distancia no le gustaba las aglomeraciones, pero debía olvidar eso y continuar. Ya para cuando llegó al pasillo grande, que va cerca de la salida del mismo internado la intercepta el estúpido castaño, que estaba con la rubia de hace varias horas antes.
Solo bufo por lo bajo, estaba solo sin la dichosa mujer, lo miro con molestia para pasarle de lado; pero el muy idiota la toma del brazo con brusquedad; algo que ella no dudo en atacar quitando su brazo y doblarlo hasta lograr colocarlo detrás de su espalda y el mismo quejarse del dolor.
— ¡Suéltame estúpida! — gritaba, era algo que ella disfruta ver al quejarse.
— Esto te servirá a la hora, de volverme a tocar ¡Entendido escoria! — Hablo tajante, presionando más y llevándose un sonido de su hueso que lo hacía quejarse del dolor.
— Entendido, pero suéltame.
Estaba donde lo quería; pero no iba perder su tiempo le quedaba unos treinta minutos, para verse con su pariente, así que lo soltó con brusquedad; haciendo que se tambalee tocando su brazo derecho para disminuir el dolor injertado; la miro con odio y ella no se doblegó por su mirar, sino que lo mantuvo hasta que la aparición de otro hombre que ella conocía estaba detrás del castaño.
— Sabes mis amenazas, no son en vano. — Soltó, apuntando con el arma a su cráneo y él castaño tragó en seco muy nervioso viendo a Isla.
Todo lo que veía, era circunstancial ganado por el idiota que se interpuso en su camino, para hacerla sentir menos lo conocía por aborrecer a los latinos, no paso de lado estar preparada para un encuentro con esta farsa de hombre, que dice tener mucho y es solo un hombre común que tiene inteligencia, pero no la sabe usar como se debe.
Elevo su mano derecha, llamando la atención de Liam y él otro quedarse viendo la figura de impresionante mujer.
— ¡Déjalo! ya le hice, mi propia advertencia. — Aclaro, pero el sonido del gatillo activarse, puso más frío al castaño.
— ¡Seguro mi dama! — Dijo molesto, pero la mirada de seriedad de ella fue suficiente, para bajar el arma.
— Ahora lárgate antes, que te vuele la cabeza. — Agrego hostil, dónde el castaño no dudo en quedarse un segundo más ahí.
El hombre se marchó, dejándolos a ambos solos, respiró hondo para poder seguir, pero su voz la detuvo.
— ¡Espera! necesito darte mi recompensa, por llegar unos minutos tarde. — Le dijo, al acercarse a ella quedando poco espacio de distancia.
— ¿Así y como lo harás? — frunciendo el ceño.
— De esta forma. — La tomo de la cintura con un solo brazo, para con la otra mano tocar su nuca y robarle un beso intenso.
Fue algo inesperado; pero ella lo tomo de la misma forma colocando sus manos sobre su cuello al relajar su agarré en su nuca soltándola, el roce de boca, vino acompañado de lengua, saciando en ambos el gusto de ese beso voraz que tanto anhelaba el hombre; cuando la pudo conocer se sintió atraído por su belleza y destreza que son inimaginables para todo hombre que desea una mujer fuerte y segura.
El rumbo del beso, no paro por nada que la arrastró con él; a un pilar de una columna grande de color blanco, allí la arrinconó sobre el mismo, para cargarla y ella cruzar sus piernas alrededor de él, ganándose un gemido, que le excitó de gran manera al hombre. Por consiguiente, no paro de besar y a la vez tocar uno de sus muslo con anheló; pero ella rompió el beso tocando sus labios carnosos y rojos por la tensión en ambos.
— Tiempo terminado colega; adiós. — fue lo que dijo, al indicar que la soltará algo que tuvo que hacer muy a su pesar, aunque no quisiera.
A su vez, de estar en el suelo, ella se arregla un poco y continua su camino, pero unas últimas palabras del pelinegro la hacen detener un momento.
— Pronto te veré dama de negro; y esto que quedó a la deriva continuará. —
Lo miro de soslayo, dónde pudo identificar la esperanza en su iris de color gris, casi oscura por el deseo que no fue realizado, no le respondió para así continuar llegando a las esperadas puertas, que se abrieron para ella sin guardias, mirando del otro lado como su tío la esperaba en la puerta de atrás de la camioneta negra, no lo pensó que ingresó para después el auto irse sin detenerse.
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