Capítulo 10: Crimen y castigo

Habían transcurrido 5 días desde que me enteré de que mi padre engañaba a mi madre.

En toda la semana no me concentré en ninguna de las materias. Paris y Will me preguntaban todo el tiempo qué sucedía, pero les mentía diciendo que todo estaba bien, aunque sabía que no me creían, pues me conocían demasiado. Lo peor de toda esta situación era que hoy en la noche mis padres celebrarían su aniversario de bodas.

—Musa... —llamó mi atención Caleb mientras jugaba con la comida en mi plato, sentada en un rincón de la cafetería durante el horario del almuerzo.

—Hola, Caleb —saludé, desganada.

—Sigues preocupada por el tema de tu padre, ¿cierto? —Tomó asiento frente a mí y yo asentí a modo de respuesta, observando la mesa—. ¿Qué piensas hacer?

—No lo sé... —respondí en voz baja—. Hoy es su aniversario de bodas. Mi madre se ha pasado toda la semana planeándolo súper ilusionada y yo... no sé si debo contarle. Mis hermanas no saben nada, no puedo pedirle consejo a ninguna. No quiero destruir a mi familia, pero tampoco soporto que mi madre viva engañada... No sé qué hacer —me lamenté, cubriendo mi rostro con ambas manos.

—Bel —apartó mis manos para verme—, me tienes a mí.

—¿Me ayudas? ¿Qué debo hacer, Caleb? —pregunté con tristeza mientras él se ponía en pie para rodear la mesa y sentarse a mi lado.

—No estoy seguro, Bel —respondió, rodeándome con su brazo mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro—. Creo que primero deberías hablar con tu padre. Tengo la esperanza de que sea un malentendido.

—¿En serio piensas que si la está traicionando me dirá la verdad? —respondí, escéptica.

—¿No dijiste que tu padre está muy enamorado de tu madre? ¿Entonces?

—No lo sé —dudé de su plan.

—Bel —alcé la cabeza para observarlo—, cuando un hombre está realmente enamorado no existe mujer alguna capaz de hacerlo dudar... —declaró a centímetros de mi rostro—. Lo digo por experiencia —agregó, mirándome con intensidad, lo cual me hizo tragar con fuerza, nerviosa.

—¿Interrumpo, chicos? —intervino una tercera y venenosa voz: Megan Meyer.

¡Sí! ¡Sí, interrumpes, perra!

—Para nada, Meg. Siéntate —dijo Caleb, apoyando los codos en la mesa, mientras ella tomaba asiento esbozando una sonrisa maliciosa.

¿Qué estará planeando Cuernos de Diabla?

Si planea quitarnos a Caleb, tendrá que vérselas conmigo.

¿Le romperás una pierna con tus brazos imaginarios?

—¿Cómo están tus padres? —preguntó ella, ignorándome deliberadamente.

—Igual que siempre —respondió Caleb, desganado—. Ya sabes cómo son...

Al parecer, sus padres no eran su tema de conversación favorito. Por lo que pude ver en su casa aquel día su relación con ellos no era la mejor, pero, ¿por qué Megan los conocía?

—Tal vez un día de estos podrías invitarme a cenar en tu casa. Estoy segura de que les gustará verme —sugirió, la muy ofrecida.

—Probablemente. Les agradas mucho —reconoció él mientras yo me sentía totalmente excluida.

—Después de todo lo que vivimos tiene sentido, ¿no crees? —opinó Megan con voz aterciopelada.

¿Todo lo que vivieron?

Acaso... ¿Megan y Caleb fueron novios?

—Bel, ¿a dónde vas? —emitió Caleb cuando me puse en pie.

—Debo irme —respondí sin mirarlo siquiera, intentando disimular mi decepción.

:():():():

Para celebrar el aniversario de mis padres mi familia reservó un restaurante al aire libre, situado en la terraza de un alto edificio.

Debido a los preparativos para la velada el día estuvo muy ajetreado, motivo por el cual no tuve tiempo de enfrentar a mi padre y exigirle explicaciones. Además, mis pensamientos estaban enfocados en una nueva preocupación: Caleb.

¿Celosa?

No estaba segura de si eran celos lo que sentía exactamente con respecto a su vínculo con Megan, pero sí estaba convencida de que no me agradaba la idea. Desde que comenzó este año escolar ellos evidenciaron su cercanía. Probablemente se conocían desde antes, ya que él fue a su fiesta, el primer día hablaron y Caleb incluso la defendió en una ocasión. Entonces hoy conversaron con esa familiaridad...

¿Habrán tenido algo en el pasado?

—¿Bel? —emitió Paris al entrar en mi habitación mientras yo observaba mi reflejo—. ¿Tardas mucho? Ya mi tía quiere marcharse.

—Ya estoy lista. Solo... me miraba en el espejo —respondí.

—¿Te sientes bien? —Me colocó una mano en la frente, ceñuda—. Tú nunca te miras en el espejo. De hecho, te burlas de mí por arreglarme durante horas frente al espejo —señaló.

Yo sonreí débilmente, depositando la mirada en el suelo.

—Bel, en serio, ¿te sientes bien? Has estado rara esta semana. No pienses que me creí que todo estaba bien. Te conozco, sé que algo te pasa.

Había temido este enfrentamiento directo durante todos estos días. Si Paris me preguntaba, no me quedaría otro remedio más que decirle la verdad, pero aún no estaba segura de querer compartir el "desliz" de mi padre, así que opté por contarle la bomba menor.

—Creo que... Caleb y Megan tuvieron algo —conté en voz baja.

—¡¿Caleb y Cuernos de Diabla?! —chilló—. Ya decía yo que ese chico era demasiado perfecto, algún defecto debía tener: sus gustos para las mujeres y sus amigos.

—¿Lo dices por Zack? —pregunté, sonriente.

—Sí, es un idiota —sentenció.

—A mí no me lo parece —contradije con serenidad.

—¿Acaso lo conoces? —inquirió, arqueando una ceja.

—Pues... no mucho —admití—, pero me parece un chico... —intenté buscar un buen adjetivo.

—Idiota —completó Paris por mí.

—No es la palabra que estaba buscando. —Sonreí—. Creo que Zack es... indescifrable —concluí.

No lo había visto en muchas ocasiones, pero en el caso de Caleb y Phoebe bastó una vez para formarme una opinión acerca de ellos, sin embargo, Zack es distante e imperturbable. Su mirada parece una muralla inderribable, como si estuviese totalmente solo y no quisiera ser molestado.

—Además, Paris, ¿todo este drama solo por un rechazo? —indagué, escéptica, y a ella se le encendieron las mejillas.

—No quiero seguir hablando de él —murmuró—. Mejor cuéntame qué harás con respecto a Caleb —dijo más animada.

—¿Qué haré? —repetí—. Nada —contesté con obviedad.

—¡Pero, Bel! —protestó como niña pequeña—. Deberías invitarlo a salir —sugirió.

—Paris, no olvidemos lo que pasó la última vez que seguí tu consejo —señalé.

—¿Que por fin estuviste con alguien? —dijo con inocencia.

—Que perdí mi virginidad con un completo desconocido, cuyo rostro no recuerdo y que robó mi ropa —la corregí.

—¿Qué habrá sido de él? —emitió Paris.

—No sé, ni me interesa —gruñí.

—Porque ahora quien te interesa es Caleb —canturreó mi prima.

—No —mascullé—. Caleb no me gusta.

—¿No me digas que sigues con esa idea absurda de que te gusta Will?

—Pues... —murmuré, insegura de si debía contarle acerca de ese tema.

—Bel, eso jamás resultará —zanjó.

Ahí coincido con ella.

—Creo que te refugias en esa idea de que te gusta Will porque te da miedo aceptar que te gusta Caleb —opinó.

—No tengo miedo, simplemente no me gusta. Y si te conté lo de Megan es porque siento que no es la chica ideal para él —me justifiqué.

—¿Y quién sí lo es? ¿Tú? —Arqueó una ceja con una sonrisa coqueta.

—¡No fue eso lo que dije! —exclamé.

—¿Bel, cómo esperas estar segura de lo que sientes si no te atreves a descubrirlo? —preguntó con voz suave, colocando sus manos en mis hombros—. Invítalo a salir. No tienes nada que perder.

—¡Chicas, suelten los dildos que ya nos vamos! —gritó Irlanda desde afuera de mi habitación.

Después de un breve trayecto llegamos al alto edificio donde se encontraba el restaurante. La luna, el cielo estrellado y un grupo de violinistas nos acompañaron durante la velada. Toda mi familia lucía desbordante de felicidad, especialmente mis padres, los cuales ya podían presumir de 22 años de matrimonio. Mi tía Grecia y su esposo, Dallas y su novia Aiko, Kenya y Évett los miraban con admiración, anhelantes de alcanzar una relación como la de mis padres.

La única que se sentía como si estuviéramos viviendo una farsa era yo, pues conocía el turbio engaño de mi padre.

¿Qué debía hacer?

—Bel, ¿sigues pensando en Caleb? —murmuró Paris, quien se sentaba a mi lado mientras mis padres y el resto de las parejas de la noche bailaban al ritmo de los violines, justo antes del discurso que mis padres darían.

—No, ya no —musité.

—Esta noche ha sido maravillosa —comenzó a decir mi padre cuando mis familiares regresaron a la mesa para escuchar sus palabras—. Quería agradecer la presencia de todos. Soy un hombre de pocas palabras. No suelo expresar mi afecto, pero la fecha amerita una excepción para honrar a la mujer más hermosa y excepcional que ha caminado sobre esta tierra: mi esposa, Alaska.

Al ser nombrada, sus ojos azules brillaron debido a las lágrimas de alegría.

—Aún recuerdo el día que te dije lo que sentía por ti. Estaba tan nervioso, era solo un muchacho. Mis manos sudaban y no lograba formular una frase coherente. Jamás pensé que la chica más hermosa del campus, que aspiraba a ser una gran modelo, se fijaría en el nerd, pero sucedió. Me diste 5 hermosas hijas que me llenan de orgullo cada día.

De repente entró al lugar una joven delgada y muy hermosa que llevaba una pequeña caja cuadrada, la cual le mostró a mi padre.

—Gracias, Stephanie —musitó él al recibirla y yo me quedé estupefacta.

¿Stephanie? ¿Es ella su amante? ¡¿Cómo tuvo el escaro de traerla?!

—Alaska, mi amor, sé que esto no compensa todos los regalos que me has hecho en nuestros 22 años de matrimonio. De hecho, el simple hecho de que seas mi esposa es el mayor obsequio de la vida, pero a pesar de que no es suficiente quiero darte esto —dijo, sacando un lujoso collar de diamantes de la caja.

—Oh, Sheldon. Es hermoso. Muchas gracias —emitió, conmovida, mientras levantaba su pelo para que mi padre se lo pusiera.

—Te amo, Alaska —declaró, acunando su rostro.

—Cínico —mascullé, llamando la atención de los presentes.

—¿Perdón? ¿Dijiste algo, hija? —preguntó mi padre.

—Dije que eres un hipócrita y un mentiroso —sentencié, iracunda.

—Bélgica, ¿por qué le hablas así a tu padre? —me regañó mi madre.

—¿Le cuentas tú o le cuento yo? —lo amenacé.

—¿De qué hablas, Bel? —fingió confusión.

—¡De tu amiguita Stephanie hablo! —rugí, fulminado a su querida, la cual se mantenía en un rincón.

—¡¿Qué?! —exclamó.

—Sé muy bien que entre ustedes hay algo. Los escuché el domingo pasado cuando estaban en casa. ¡Sé que engañas a mi madre con esa mujer! —le reproché y, sin venir a cuento, él soltó una estruendosa carcajada.

El whisky ya le hizo efecto.

—¿Por qué te ríes? —inquirí, ceñuda.

—Bélgica, Stephanie es mi secretaria. Ella solo me estaba ayudando a escoger un regalo para tu madre —explicó.

—¿En serio piensas que creeré eso? —mascullé, escéptica.

—Soy pésimo para la joyería y lo sabes perfectamente. Le pedí discreción porque era una sorpresa. Además, tu madre personalmente escogió a Stephanie para el puesto.

—Y —intervino la tal Stephanie—, sé que no estoy en la obligación de contar esto, pero tengo pareja —aclaró, mostrándome el fondo de pantalla de su móvil, el cual la mostraba felizmente besando a una chica.

Evidentemente tu padre no es su tipo...

—Oh —articulé.

Tierra, trágame. ¡Trágame ahora!

—Creo que le debes una disculpa a tu padre y a Stephanie —terció mi abuela.

—Disculpa, Stephanie. Disculpa, papá —dije en voz baja, mirando el suelo—. Lamento haber dudado de ti. Debí preguntar antes.

—Estoy realmente dolido, Bélgica. Sabes que amo a tu madre y que no puedo vivir sin ella. ¿Cómo pudiste pensar que haría algo así y encima en nuestro hogar? —expresó, tomando asiento.

—Lo siento mucho, papá —dije honestamente.

—Creo que mereces un castigo —opinó mi madre, mirando a Paris con complicidad.

—Uno muy tortuoso —coincidió mi prima malévolamente.

—¿Qué tienen pensado? —preguntó mi padre con curiosidad y ambas se acercaron a susurrarle algo en cada oído. Él, por su parte, asentía analizando las propuestas de castigo y, al parecer, cada una parecía gustarle más que la anterior porque sonreía perversamente.

No sé de qué va todo esto, pero me gusta.

—Me gusta la idea —concluyó mi padre—. Bélgica, irás arreglada a la escuela durante un mes.

—¡¿Qué?! —chillé y Paris y mi madre hicieron su mejor hi-5—. Por favor, no... Todo menos los tacones y el maquillaje —supliqué.

Lo tenían todo planeado desde el principio las muy perras... ¡Me encanta!

—Y Paris tiene un extra para ti —agregó mientras mi prima esbozaba nuevamente su sonrisa del mal.

Ay, no.

¿Qué estará tramando esa bruja traicionera?

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Buenas, buenas :D
Cómo están?
Qué les pareció el cap?
Los leo!
Qué creen que Paris le pedirá hacer a Bélgica?
Lo veremos en el próximo cap. Muajajajajajajaja.
Y cuál será la historia que hay entre Caleb y Megan? :)
Son cositas que descubriremos poco a poco.
Espero que el cap les haya gustado.
Hasta el próximo.
:***
Dato random: El personaje de Paris está inspirado en una prima mía, la cual también es mi mejor amiga.
IG: daia_marlin

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