Decisiones.
Si algo he aprendido, es que la vida puede cambiar de un instante a otro, siendo la mayoría de las ocasiones por circunstancias fuera de nuestro control, pero esas minúsculas oportunidades en qué nosotros mismos podemos conseguir hacer un cambio, llegan a resultar maravillosas.
El momento en que decidí dejar de vivir con Haru, abandonado el confort de tener siempre a mi mejor amiga. Para así construir un hogar donde Mei y yo pudiésemos pasar el resto de nuestros días de matrimonio. Una sensación de dicha me invadió.
Han pasado algunos años y ver cómo ambas hemos hecho crecer nuestro hogar me lleva a creer que así tengamos cien años, los pasaremos aquí, amándonos, siempre de la mano.
~·~
Mei regresó a casa con su esposa, había mucho que procesar, si bien pensaba creerle a Arata, no tenía planeado ir en busca de su madre biológica sin al menos estar con Yuzu un rato y meditar al respecto.
—Hola cariño, regresaste antes. Pensé que esa comida, con un posible accionista, te llevaría más horas.
—Sí, resultó que no era lo que esperaba, no valía mi tiempo.
Mei se quitó los zapatos y comenzó a desprenderse de toda su ropa. Yuzu no podía dejar de observarla.
—¿En serio?, cómo saliste tan de prisa yo creí que...
Sin una prenda encima, Mei clavó su mirada en Yuzu.
—¿Realmente quieres saber los aburridos detalles?, ¿O prefieres acompañarme a la ducha?
Cómo era costumbre, ante este tipo de invitaciones, Yuzu se las arreglaba para, que antes de que su esposa pudiera decir otra palabra, apartarse de su ropa y dirigir el camino a la regadera.
Mei se aseguró de hacer hasta lo imposible para agotar a la rubia y así al menos por esa noche no ser cuestionada sobre "el posible accionista" con el que se había encontrado, lo último que deseaba era mentirle, pero tampoco estaba lista para decirle lo que Arata le confesó.
Era media noche, Yuzu roncaba plácidamente, abrazada de su esposa, quien sin conseguir cerrar los ojos la acariciaba, en un intento de convencerse a si misma que no debía arriesgar todo lo que amaba, sólo por las palabras de alguien que prácticamente era un extraño para ella.
Mei pensaba en que tenía precisamente la edad de Lian cuando conoció a Arata. Lo cuál había resultado una novedad para ella, pues al estar la mayoría del tiempo en la mansión de su abuelo a su al rededor sólo había adultos.
Pero ya en más de una ocasión, había ocurrido que las personas que se acercaban a su familia, resultaban no ser lo que aparentaban y tener sus propios intereses.
Y aún así, pensar que el pequeño Taniguchi podía correr algún riesgo, estaba por encima de todo temor o duda que llegase a cruzar su cabeza.
Yuzu parecía que estaba por despertar pero sólo se dió la vuelta y comenzó a roncar de nuevo. Mei aprovechó para abrazarla por la espalda, consiguiendo de esta forma por fin conciliar el sueño.
Por la mañana, Mei aún tenía a Yuzu entre sus brazos, quien ya llevaba despierta algunos minutos, pero le era tan grato sentirse protegida por su esposa que prefirió fingir que aún no despertaba.
No pasó mucho tiempo para que Mei comenzara a buscar acariciarla por debajo de su pijama. Yuzu por su parte intentaba resistirse un poco para seguir bajo el abrazo de su esposa, sin embargo fue cuestión de minutos para que las caricias de su esposa le hicieran estremecer.
—Pensé que seguías dormida.
Comentaba Mei burlonamente mientras la rubia se aferraba a su espalda en un intento de no desfallecer de placer.
Ruborizada Yuzu respondió;
—Lo estaba... Pero tú me despertaste.
—¿Entonces quieres que pare y te deje dormir?
—No, no pares...
Horas más tarde luego de tener que convencer a su esposa para que le diera un respiro, Mei se alistaba para salir.
—Es sábado, toma un descanso y quédate en casa conmigo.
—Sólo me llevará un par de horas ir a la academia, te prometo que en cuanto vuelva haremos todo lo que quieras cariño.
—¿Segura que todo?—preguntó Yuzu insinuante.
—Muy segura—, respondió Mei sin titubeos dándole un profundo beso y dejándola sin aliento.—Te amo, sólo se paciente y esta tarde seré toda tuya.
Ruborizada por segunda vez esa mañana Yuzu exclamó.
—Yo también te amo corazón.
Mei manejaba a toda prisa, no podía perder mucho tiempo en su segundo encuentro con Arata, en especial para no levantar sospechas con su esposa o sus padres. Pero el timbrar de su teléfono la obligó a bajar la velocidad para responder.
—¿Diga?
—"Hola Mei-san, buen día"
—¿Nene?
—"Sí soy yo, perdona que te moleste. Pero he estado revisando las cuentas de los inversores por petición de tu padre y necesito darte algunos datos que me parece deberías revisar."
—Dile a Harumi que te ayude, ahora estoy ocupada y...
—"Lo sé, justo por eso debes verlos ahora mismo."
—¿A qué te refieres con que lo sabes?
Nene hizo dio un suspiro para darse valor.
—"Sé a quien te vas a encontrar y sé cómo consiguió tu número. No le he dicho a tu padre nada, pero por favor Mei-san, debo darte esta información en persona antes de que sigas adelante, además no creo que sea seguro simplemente enviártelo o hablarte de ello por este medio."
—De acuerdo, ¿en donde quieres que te vea?— respondió la pelinegra con resignación en su voz.
—"¿Recuerdas ese lugar donde me encontraste alguna vez con Zumire y nos regañaste por tener el uniforme puesto?"
—Sí, nos vemos ahí. —Mei frenó el carro por completo y luego de colgar, respiró hondo;— ¿Cuál es el afán de todos por hablarme en acertijos?
Afuera de una heladería enorme Nene aguardaba con una carpeta en su mano.
—Gracias por venir Mei-san.
—Supongo que no tenía muchas opciones. Así que, si como aseguras estás enterada de mi predicamento, por favor ilumíname, ¿Qué importancia tiene el como es que Arata consiguió mi número?
Nene sacó una hoja de un contrato y una fotografía al parecer tomada a distancia para entregársela a Mei.
—¿Recuerdas a esta inversionista?
—Sí, yo misma le llevé este acuerdo para que lo firmara. Es Nitsu Saku.
—Pues resulta que estuvo casada con Arata hace algunos años. Y por lo que encontré es probable que sólo se divorciaran en papel.
—¿Cómo es que encontraste esos detalles?
—Tu papá me dio algunas ideas, el cree que hay toda un red involucrada en destruir a su familia y a la empresa. Lo que quiere es descartar personas que parezcan tener convenios con afectados por el crecimiento de la academia Aihara o de selective sistems.
—Comprendo, ¿pero como supiste lo de Arata?
—Debo admitir que eso fue más por casualidad. Yo estaba en ese parque donde te encontraste con él. Tu padre me había explicado lo de aquellas llamadas y al estar revisando la información salió su foto y até cabos.
—Ya veo, agradezco que te preocupes por mi, pero aún así debo ir a verlo. No puedo perder más tiempo.
—Pero ¿y Yuzu-senpai?, si algo te ocurre ella quedará destrozada.
—Entiende, no puedo detenerme, ni siquiera por ella. Arata dice que el siguiente objetivo es Lian.
—Podria ser una trampa.
—Aún así debo ir, por favor Nene, por el bien de Lian, prométeme que bajo ninguna circunstancia le dirás esto a nadie, así me ocurra algo.
—Pero...
—¡Promételo! —Exigía Mei, agitando con fuerza a Nene por los hombros.
—Lo prometo Mei-san.
Finalmente Mei se encontró con Arata, quien le prestó unos mapas con coordenadas para que los memorizara durante algunos minutos y luego los quemó frente a ella.
—Tienes una semana, luego cambiarán de ubicación y llevarán a cabo su plan.
—Por tu bien, más te vale que no estés mintiendo.
—A ti, nunca preciosa.
De vuelta de nuevo en su hogar, había olvidado por completo la promesa a su esposa, así que cuando Yuzu salió de la nada para besarla, realmente la sorprendió.
—Entonces preciosa, ¿Hoy me vas a cumplir todos mis deseos?
Mei se tomó unos segundos para observarla con detenimiento, acariciando su rostro con delicadeza.
—Desde luego hermosa.
La tarde se hizo noche, para luego volverse a pintar un hermoso amanecer. Mei no daba crédito a la resistencia de Yuzu, aunque después de tantos años juntas, sabía bien que el secreto de la rubia era simplemente pedirle más aunque estuviera exhausta y sus piernas le exigieran descanso.
—Lo siento cariño, pero debo descansar.
—Pero prometiste cumplir todos mis deseos, y me quedan un par en mi lista.
—Lo sé, pero que tal si hacemos algo mucho mejor, que estoy segura no se encuentra en tu lista, pero sé que lo deseas.
—¿De verdad?, ¿de que se trata?
—Bueno, que te parece si tú y yo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top