46

No supe cuándo me quedé dormida, pero el sonido de voces elevadas me hizo abrir los ojos. Al principio, pensé que no eran ellos, pero al escuchar claramente sus voces, me di cuenta de que sí eran ellos. Estaban discutiendo.

Me levanté rápidamente de la cama, me dirigí hacia la puerta de la habitación y me acerqué sigilosamente para escuchar mejor.

—¡¿Por qué no me entiendes, Hoseok?! —La voz de Yoongi estaba llena de frustración. Escuché un golpe fuerte, como si golpeara la pared.

—¡No soy el problema aquí, Yoongi! ¡Tú eres el que no ve lo que está pasando! —respondió Hoseok, su tono lleno de enojo, pero también de desesperación.

El sonido de los pasos de Hoseok hizo que me quedara quieta. El corazón me latía fuerte, no sabía si debía intervenir o si eso solo lo haría peor.

—¡Yo no soy el que está complicando las cosas! —gritó Yoongi, su voz temblaba ligeramente, como si estuviera al borde de perder el control. —¡¿Qué quieres que haga?! ¡¿Que te deje todo para ti?!

—Yo no te estoy pidiendo que me dejes a Sun-Hee. No estoy siendo egoísta, Yoongi. —Hoseok habló con una calma tensa, como si intentara racionalizar la situación. —Lo que quiero es que veas lo que estás perdiendo... No estoy aquí para hacerte daño. Yo solo quiero que ella sea feliz.

Hubo un largo silencio, y mi corazón dio un vuelco al escuchar las siguientes palabras de Yoongi.

—Tú sabes que no puedo dejarla ir, Hoseok. ¿Por qué no lo entiendes? Yo... yo no puedo vivir sin ella.

La confesión me dejó helada. La idea de que Yoongi, con toda su complejidad, sintiera eso por mí era abrumadora. No sabía si debía sentirme halagada, confundida o simplemente aterrada.

—¡No la hagas sufrir más, Yoongi! —gritó Hoseok, su voz ahora quebrada por el dolor. —¡Tú también me estás lastimando a mí!

Escuché un leve crujir, como si alguien estuviera apretando sus puños. Entonces, la voz de Yoongi sonó con más calma, aunque seguía llena de dolor.

—No quiero herir a nadie. Lo único que quiero es estar con ella... pero no puedo hacer que las cosas sean fáciles, no cuando tú...

No pude escuchar más. Me aparté de la puerta, mi mente giraba rápidamente tratando de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Qué harían los dos si yo no tomaba una decisión?

El silencio volvió a invadir la casa, pero no había paz, solo una sensación de caos interior que parecía apoderarse de todo.

Me acerqué de nuevo a la puerta, sin querer perder ni una palabra más. Mi corazón latía acelerado, temía lo que podría suceder si entraba en la conversación, pero al mismo tiempo, no podía quedarme allí sin entender todo lo que estaba pasando entre ellos.

—Yo te entendí desde el principio, Yoongi —dijo Hoseok, con una calma forzada. —Pero hay cosas que no se pueden controlar, no puedes obligar a alguien a amarte.

Yoongi se quedó en silencio un momento, como si esas palabras le pesaran más que cualquier otro golpe. Finalmente, susurró con voz quebrada.

—Lo sé. Pero lo intento. Yo solo... necesito algo de tiempo. A veces me siento tan perdido sin ella. No creí que esto me pasaría a mí.

El dolor en su voz me atravesó el pecho, pero no sabía cómo responder. ¿Qué debía hacer con todo eso? No estaba lista para ser la causa de todo ese sufrimiento. No de ellos dos.

Hoseok respiró hondo antes de hablar nuevamente, su voz más suave, casi resignada.

—Yo también te entiendo, amigo. Pero tienes que entender que no quiero perderla. Ella se merece lo mejor, no sé qué le depara el futuro, pero yo estoy dispuesto a ser lo que sea para ella. Y si eso significa estar a su lado, sin presionar ni apurar, entonces lo haré.

No pude evitar dejar escapar una pequeña exhalación al escuchar sus palabras. ¿Cómo podía estar tan dispuesto a hacer todo por mí, incluso cuando sabía que mi corazón estaba dividido? ¿Era justo para él? ¿Para Yoongi?

—No sé qué hacer, Hoseok... Yo solo sé que tu eres como un hermano para mí y te quiero a ti, pero a ella también la quiero... —Yoongi volvió a hablar con voz apagada, como si le costara decirlo.

El silencio reinó nuevamente por unos segundos, y esa calma me hizo sentir aún más tensa.

—Y no la perderás, Yoongi. No lo harás. Pero tenemos que aceptar que lo que pase entre los tres depende de lo que ella decida. No podemos seguir persiguiéndola, no si eso la va a hacer más daño.

De repente, me sentí atrapada. No podía escapar de lo que estaba pasando, ni de los sentimientos que ambos me despertaban. ¿Cómo podía pedirles que me dejaran decidir, cuando yo misma no tenía claro lo que quería?

Entonces una idea terrible pasó por mi mente. Una idea estúpida, egoísta y de moral cuestionable.

—Quizás, los tres... Está noche. —Susurré para mí misma.

La discusión subió de tono y más me pegué a la puerta.

La idea me rondaba, como una sombra que no podía ignorar. No era algo que realmente quisiera, pero en ese momento, esa voz dentro de mi cabeza me decía que quizás fuera la única manera de hacer que todo esto terminara. De hacer que Yoongi y Hoseok pudieran entenderse, o al menos, entender lo que realmente significaba todo esto para mí.

Mientras la discusión al otro lado de la puerta subía de tono, me acerqué aún más, pegando mi oído a la madera fría. Las palabras que se cruzaban entre ellos me hacían sentir como si estuviera atrapada en una tormenta, sin poder salir.

—No es justo para ella, Yoongi. No podemos seguir haciendo esto. Ella no es un premio, no es algo que podamos pelear.

—Lo sé, lo sé... Pero, ¿y si ella también quiere estar conmigo? ¿Qué pasa entonces, Hoseok? ¿Qué harás tú?

La tensión creció, pero algo dentro de mí se deshizo al escuchar el dolor en la voz de Yoongi. La verdad era que los tres estábamos heridos, atrapados en un triángulo de emociones que ninguno de nosotros había pedido.

Mi mente seguía viajando hacia ese pensamiento estúpido, egoísta... ¿Qué pasaría si aceptaba lo que estaban ofreciendo, si todo lo que querían fuera solo una noche para desahogar lo que sentían? Si solo por una vez, mis sentimientos se apartaran para darles lo que pedían.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que por accidente había apretado demasiado la manija de la puerta y la había soltado en un chasquido que se escuchó demasiado fuerte para el silencio que de pronto se había instalado del otro lado de la puerta.

De repente, la puerta se abrió de golpe y Yoongi apareció frente a mí. Su rostro estaba tan serio, tan triste, pero también había algo más en sus ojos. Algo que no podía identificar.

—Te escuché, Sun-Hee. Lo sé. Sabía que estabas ahí. —dijo con voz suave, pero cargada de una tristeza que me desgarró.

Mis palabras quedaron atrapadas en mi garganta. Estaba tan confundida, tan perdida en todo lo que sentía, que no pude responder.

Hoseok apareció detrás de él, su mirada era una mezcla de preocupación y algo que no sabía cómo interpretar.

—¿Qué estás pensando? —preguntó, con voz baja, casi desesperada.

La pregunta se quedó en el aire. ¿Qué estaba pensando? ¿Qué debía hacer ahora?

Las palabras que les respondieron explotaron en mi boca como una burbuja contenida en mi pecho. Me desconocí por un instante. Esa no era yo pero a la vez era un deseo que fue creciendo en toda la noche. Desde que los ví de nuevo en la fiesta de antifaces.

—¿Qué dijiste? —Preguntaron los dos al mismo tiempo.

—Quiero que esta noche me amen los dos. Qué nos amemos solo esta noche. Qué al despertar la decisión que tome la acepten como es y vivan con eso. Me superen y yo los supere. Darle vuelta a esta página y continuar.

El aire se volvió pesado, denso, y por un momento, sentí como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Mis palabras flotaban entre nosotros, resonando en las paredes de la habitación, como un eco que no podía escapar. Yo misma estaba sorprendida de lo que había dicho, como si una parte de mí se hubiera soltado de las cadenas del miedo y la duda, lanzándose a una verdad que ni siquiera sabía si quería enfrentar.

Ambos se quedaron quietos, mirando, como si intentaran procesar lo que acababa de decir. El silencio llenó el espacio, y me sentí como si estuviera a punto de ahogarme en él.

—¿Qué? —repitió Yoongi, su voz más baja esta vez, llena de incredulidad. No podía ver su rostro completamente, pero sentía su mirada penetrando la mía, buscando entender, buscando encontrar algo de coherencia en mis palabras.

Hoseok, por otro lado, parecía más tranquilo, pero su expresión era igualmente confusa, casi rota. Se acercó un paso, sus ojos fijos en mí.

—¿Esto es lo que realmente quieres, Sun-Hee? —preguntó, y su voz, aunque suave, llevaba consigo el peso de la incertidumbre.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. No sabía si era la verdad lo que decía, o solo una forma desesperada de hacer que todo terminara. Quizás solo quería liberarme del sufrimiento, de la culpa de no poder elegir entre ellos. O tal vez, tal vez en el fondo, deseaba que al menos una noche, todas las emociones que había estado guardando se desbordaran.

—Sí. —La respuesta salió de mis labios casi sin querer, como si no pudiera controlarla. —Quiero que me amen los dos. Solo esta noche. Luego, todo regresa a la normalidad, y yo tomaré la decisión que debo tomar. Pero esta noche, quiero vivir sin arrepentimientos, sin miedo a lo que sucederá después.

Yoongi dio un paso hacia atrás, su rostro marcado por la confusión, la sorpresa, y algo más que no pude identificar. Hoseok permaneció en su lugar, observándome en silencio, como si estuviera considerando lo que acababa de decir.

El aire seguía siendo denso, y mi respiración se aceleraba mientras esperaba la respuesta de ambos. No sabía si me arrepentiría de mis palabras o si esta era la única forma de encontrar algo de paz en medio de este torbellino de emociones.

—Si es lo que realmente deseas... —dijo Yoongi finalmente, su voz grave, pero aún con ese toque de incertidumbre. —Entonces... lo haremos.

Hoseok asintió, pero sus ojos no dejaban de mirarme, como si quisiera leer mi alma para asegurarse de que esto no era un error. El miedo, la tensión, la atracción, todo se mezclaba en el aire, y aunque sabía que lo que estaba proponiendo era algo peligroso, no podía detenerlo.

Esta noche, algo en mí quería tomar lo que me ofrecían, lo que ellos estaban dispuestos a darme, y tal vez, solo tal vez, encontrar algo de lo que había estado buscando todo este tiempo.

—Pero recuerda —dijo Hoseok, acercándose un poco más—. Mañana, lo que pase, lo que elijas, lo respetaremos.

Mis labios temblaron un poco, pero su declaración me dio algo de consuelo. No estaba completamente segura de lo que estaba a punto de suceder, pero sabía que esa noche, al menos, me pertenecería a mí misma, a mis deseos, a mis decisiones.

—Lo prometo. —respondí, con una mezcla de miedo y liberación en mi voz.

Y entonces, todo cambió.

Esos momentos en los que el cuerpo se siente ligero, libre de las ataduras del mundo real, cuando la gravedad deja de ser un obstáculo y todo parece posible. Esa sensación en los sueños cuando nos elevamos, como si flotáramos en un espacio donde las leyes físicas ya no tienen poder sobre nosotros. Es un instante tan liberador que hasta el corazón parece suspenderse, flotando junto a nosotros. La mente se olvida de las limitaciones, de los problemas, y se entrega a la belleza de la gravedad anulada.

Es como cuando uno prueba algo tan delicioso que te hace cerrar los ojos para concentrarte solo en el sabor, y luego, con un impulso inexplicable, decides mezclarlo con algo más. Al principio parece un error, algo extraño e incluso arriesgado, pero al momento de dar el primer bocado, te das cuenta de que lo que has creado es algo sublime. La combinación perfecta de lo inesperado. Un festín para los sentidos, un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido. El contraste de los sabores se fusiona de una manera que te hace cuestionar cómo vivías antes de descubrir esa armonía.

Es en esos momentos que siento que estoy viva, que estoy más en contacto conmigo misma y con lo que realmente quiero. No importa que sean sueños, ni que la mezcla de sabores sea irracional, porque esos momentos son los que me permiten sentirme libre.

—Sun-Hee... —escuché la voz de Yoongi, interrumpiendo mis pensamientos.

Me giré hacia él, encontrándome con su mirada suave pero intensa. Algo en su expresión me decía que él también había sentido ese tipo de liberación, ese momento de romper las barreras, aunque en su caso, era más que un sueño, era la realidad de lo que estábamos compartiendo esa noche.

—¿Estás bien? —preguntó, su tono más suave que nunca.

—Sí... —respondí, sin poder evitar sonreír. —Solo estaba pensando.

No pude evitarlo, no pude evitar el caos de mis pensamientos. El tirón entre lo que quería, lo que temía y lo que sentía. Pero con Yoongi cerca, todo parecía un poco más claro. Quizá él también había probado esa sensación de flotar en el aire, de estar más allá de las reglas. Quizá esta noche, todos estábamos flotando en algo que nos liberaba de las expectativas, las dudas y los miedos.

Entonces, sin pensarlo demasiado, me acerqué un paso más hacia él. Una parte de mí ya no quería tener miedo de los límites que habíamos impuesto, de lo que parecía prohibido.

—Creo que deberíamos seguir explorando esto —dije en voz baja, como si el simple hecho de decirlo ya estuviera rompiendo otra barrera.

Y esa fue la respuesta silenciosa que ambos necesitábamos para continuar.

La noche estaba llena de tensión, de una electricidad que nos envolvía a los tres, haciendo que todo lo demás pareciera distante. El contacto de Hoseok sobre mis hombros, su aliento caliente sobre mi cuello, me hizo estremecer. Su toque era suave, pero firme, una mezcla perfecta de ternura y deseo.

Mientras tanto, Yoongi, con esa mirada profunda que parecía atravesarme, tomó mi mano con delicadeza. Me miró a los ojos y besó mi palma, como si cada gesto estuviera cargado de significado, como si me estuviera entregando su confianza, su alma. Sus ojos me hipnotizaban, como si supiera exactamente lo que me gustaba, como si pudiera leer mis pensamientos sin que yo tuviera que decir una sola palabra. Cada mirada, cada gesto, parecía un susurro, una promesa.

El roce de los labios de Hoseok en mi piel, el calor de su aliento, me hacía sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado. El roce de sus cuerpos cercanos me hacía olvidar de todo lo demás, sumida en un mar de sensaciones. La química entre los tres era palpable, una fuerza que nos mantenía juntos, empujándonos más allá de los límites de lo conocido.

-¿Te gustaría seguir? -preguntó Yoongi en un susurro, su voz grave y llena de deseo.

No pude evitar sonrojarme, mi mente tratando de procesar lo que sucedía. ¿Era posible que todo esto fuera más que un sueño? Pero al mirarlos, al ver sus rostros cerca del mío, al sentir sus toques, todo lo demás dejó de importarme. Solo importaba lo que estaba ocurriendo en ese instante.

-Sí -respondí, mi voz quebrada por la intensidad del momento.

Hoseok sonrió en mi cuello y sus manos bajaron suavemente por mi espalda, mientras Yoongi mantenía mi mano entre las suyas, sus dedos entrelazándose con los míos, como si no quisiera soltarme. Todo parecía moverse en cámara lenta, cada toque, cada mirada, cada respiración.

La sensación de ser deseada, amada de esta manera, por los dos, era una mezcla de placer y miedo. Un amor complicado, entrelazado con deseos, celos, promesas rotas y esperanzas. Pero, por una noche, todo eso desapareció, y solo existía este momento.

Lo que sucediera después, no lo sabía, pero lo que estaba viviendo en este instante era real, más real que cualquier otro sueño que hubiera tenido en mucho tiempo. La fragilidad de los sentimientos humanos se disolvió en la intensidad de la noche, y sin pensarlo, me entregué completamente a ellos.

La noche estaba llena de una tensión palpable, como si el aire a nuestro alrededor se hubiera vuelto espeso, cargado de algo más que solo presencia. Estábamos juntos, los tres, en un espacio entre sombras, sin que el mundo pareciera importar. El calor de nuestros cuerpos mezclados con la incertidumbre de lo que podría suceder después, lo hacían todo más intenso, más real.

Hoseok tomó mi rostro, sus manos firmes pero suaves al mismo tiempo, y me besó la cara con pequeños besos. Un roce delicado, pero lleno de deseo, como si quisiera marcarme de alguna manera, dejar su huella. Yoongi, por otro lado, me dió un masaje con sus manos por toda la espalda con la misma suavidad de quien tiene miedo de quebrar algo frágil, y besó mi piel con una ternura que me desconcertó. No entendía cómo ambos podían ser tan diferentes y, al mismo tiempo, tan absorbentes. Los ojos de Hoseok se encontraron en los míos y, por un momento, no supe si estaba soñando o si todo aquello realmente estaba sucediendo. La mezcla de sentimientos que recorrían mi cuerpo me dejaba sin aliento.

El calor de la noche, los susurros suaves de sus voces, la sensación de ser deseada y, al mismo tiempo, tan vulnerable, me invadían por completo. La confusión era abrumadora, pero el deseo que despertaban en mí era tan intenso que no pude hacer otra cosa que entregarme al momento. Cada caricia, cada roce, cada susurro parecía hacerme perder un poco más de mí misma, como si todo lo que había sido antes de esa noche se desvaneciera, dejándome solo con lo que estaba sucediendo aquí, ahora, con ellos dos.

Las promesas rotas, los celos, los miedos, todo parecía quedar atrás. Por un instante, solo existíamos nosotros tres, flotando en un mar de emociones incontrolables. Los límites se desdibujaban, las palabras no eran necesarias. Solo nos entregábamos, uno al otro, en una danza silenciosa que desbordaba todo lo que habíamos experimentado antes.

Lo que sucediera después ya no me importaba. Lo que estaba viviendo en ese momento, en esa noche llena de contradicciones y pasión, la sentía más real que cualquier sueño.

Navegaba en el ensueño de ser deseada, de ser amada de una forma que nunca imaginé. Solo por esta noche, no había promesas ni preguntas, solo nosotros tres, en ese espacio suspendido entre el deseo y el miedo, entre lo imposible, lo volátil y lo real.

━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━

"Parece que estoy flotando,
Hay algo en el aire esta noche,
Estamos hablando con emociones,
No apartaré la mirada,
Ámame en mi peor momento,
Te amaré cuando apenas puedas soportarlo,
Iluminando la oscuridad,
Puedo ser un hombro cuando no estés fuerte." —Closer To You, Jungkook.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top