45
Yoongi me miró fijamente, sus ojos llenos de una desesperación silenciosa que me dejó sin palabras. El momento entre nosotros, tan cargado de tensión, me hizo sentir como si el tiempo se hubiera detenido por un segundo. No sabía cómo reaccionar. Mi cuerpo se quedó paralizado, mis pensamientos eran un caos. No podía creer lo que estaba pasando, pero la necesidad que vi en sus ojos era tan palpable que no pude apartarme.
Sin darme tiempo para procesarlo, se abalanzó sobre mí con una urgencia que me hizo temblar. Sus labios encontraron los míos con una fuerza inesperada, pero al mismo tiempo, suave, como si tuviera miedo de lastimarme. Su beso era desesperado, lleno de emociones reprimidas, de todo lo que no había podido decirme con palabras. Yo sentí mi corazón latir desbocado, la confusión nublando mi mente.
Al principio, me quedé inmóvil, sin saber qué hacer. El beso, tan inesperado y tan intenso, hizo que mi mundo se tambaleara. Yoongi me necesitaba, él había dicho esas palabras con tal convicción que no podía ignorarlas. Pero mi mente no dejaba de preguntarse por qué me sentía tan dividida entre él y Hoseok. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta forma tan inesperada?
De repente, empujé suavemente su pecho, alejándome un poco, respirando con dificultad. La situación me estaba ahogando, y no sabía si podía manejarlo.
—Yoongi... —susurré, tratando de encontrar las palabras correctas. Mi voz sonaba temblorosa, como si estuviera luchando por encontrar algo en medio del torbellino de emociones que me invadía. —No puedes hacer esto. No puedes pedirme que elija así.
Él se quedó allí, mirándome, su rostro tan cercano al mío que podía sentir el calor de su piel, su respiración entrecortada. Parecía estar luchando contra sí mismo, como si quisiera decir algo, pero no encontraba las palabras.
—Lo sé —dijo finalmente, su voz grave y llena de dolor. —No sé qué estoy haciendo. Solo sé que no puedo dejarte ir, Sun-Hee.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, y sentí una presión en el pecho que me estaba ahogando. Yoongi, con toda su complejidad, su dolor y su pasión, me hacía sentir algo que no podía controlar. Pero también sabía que algo no estaba bien. Yo no podía seguir viviendo entre estos dos mundos, entre estos dos hombres que amaban partes de mí que ni siquiera entendía por completo.
Me aparté por completo y di un paso atrás, respirando profundamente. Tenía que hacer algo para aclarar mi mente, para entender lo que realmente sentía. No podía seguir viviendo en la confusión.
—No puedo seguir haciendo esto —dije, con firmeza. —Yoongi, tienes que entender que necesito espacio, necesito pensar. Esto no es justo para ninguno de los dos.
Él me miró, su rostro lleno de dolor, pero también de aceptación.
—Lo entiendo —respondió, su voz casi inaudible. —Te daré el espacio que necesitas. Pero, me lo prometiste.
Con esas palabras, Yoongi se dio la vuelta, dándome la oportunidad de salir de la habitación y retomar el control de mis emociones. Pero mientras caminaba hacia la puerta, mi corazón no dejaba de latir fuerte, sabiendo que tomar una decisión ahora no sería fácil.
"Me lo prometiste," dijo Yoongi, con una mirada fija y suplicante. Las palabras parecían resonar en el aire entre nosotros, como una carga que no podía ignorar.
Había aceptado sin saber realmente en qué me estaba metiendo, pero ahora esas palabras regresaban con fuerza, como si exigieran una respuesta, algo que no podía evitar.
"Ven, por favor, a mi habitación," añadió con una suavidad que me hizo titubear. "Me lo prometiste."
La duda me invadió, pero no pude evitar dar un paso hacia él. Sentí que algo me atraía, algo que ya no podía controlar, pero que tampoco quería evitar. No podía ignorar lo que sentía, no cuando él estaba tan cerca, tan vulnerable y tan determinado.
—Yoongi... —dije en voz baja, más para mí misma que para él, pero al final no supe qué más decir. Mi mente estaba llena de confusión, pero algo en su mirada me hizo acercarme aún más, hasta que finalmente llegué a la puerta de su habitación.
Me detuve en el umbral, dudando por un segundo, pero luego entré. La puerta se cerró suavemente detrás de mí, y él estaba ahí, esperándome.
Yoongi no dijo nada al principio, solo me miró intensamente, como si estuviera buscando algo en mis ojos. Y mientras ese silencio se estiraba entre nosotros, sentí que todo lo que habíamos guardado por tanto tiempo estaba a punto de desbordarse.
—No quiero perderte —dijo finalmente, su voz suave, pero llena de una urgencia contenida.
Yo lo miré fijamente, aún luchando con lo que sentía. Sabía que las cosas no eran simples, que nuestras decisiones afectarían mucho más de lo que podíamos imaginar, pero en ese momento, lo único que parecía importar era lo que estaba sucediendo entre nosotros, lo que aún nos atraía.
Y mientras él me observaba, esperó una respuesta que no supe si estaba lista para dar, pero al final, solo pude asentir. No porque tuviera todas las respuestas, sino porque en ese instante, no podía negar lo que mi corazón pedía.
Yoongi se acercó a mí, y su mirada volvió a ser esa mezcla de deseo y tristeza que lo caracterizaba. Sabía que esto cambiaría todo, pero no podía dejarlo ir, no después de todo lo que había prometido.
—Quiero saber si realmente sientes lo mismo, Sun-Hee —dijo, con voz grave.
Y en ese momento, supe que ya no había vuelta atrás.
━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━
Escuché a lo lejos la puerta abrirse y luego el sonido de la puerta de la habitación. Estábamos sentados en su cama, en completo silencio, cuando vi entrar a Hoseok. Estaba visiblemente borracho, sus ojos algo entornados y su caminar ligeramente tambaleante. No podía evitarlo, su presencia en el momento parecía una mezcla de inconsciencia y descontrol.
Nos miró unos segundos, una sonrisa tonta en su rostro, como si todo lo que acababa de ocurrir no tuviera el peso que realmente tenía. Se acercó a mí, con pasos vacilantes, y antes de que pudiera reaccionar, me tomó entre sus manos y me besó.
Su beso fue inmediato, impulsivo, como si no pudiera resistir más. Pero lo extraño fue la forma en que la mano de Yoongi, que había estado descansando en mi hombro, se tensó. Sentí la presión de su toque, como si quisiera protegerme, o tal vez reclamarme en ese momento. Todo sucedió en un instante, el beso de Hoseok y la palpable tensión que surgió entre los tres.
El beso de Hoseok no fue suave. Fue urgente, demandante, como si quisiera recuperar algo que sentía perdido. Su cuerpo estaba cerca del mío, su aliento caliente y pesado, pero no pude evitar notar la forma en que Yoongi, al otro lado de la cama, no dejaba de observarnos. No pude distinguir si estaba celoso, o si simplemente estaba esperando una reacción de mí.
Me separé del beso abruptamente, un tanto atónita por lo que había sucedido, y miré a ambos. Yoongi me miró a los ojos, pero su expresión era difícil de leer, oscura tal vez, como si su corazón estuviera dividido entre el amor y la desesperación. Hoseok, por otro lado, parecía satisfecho, pero algo en su mirada me hizo sentir una mezcla de culpa y incertidumbre.
—¿Qué estás haciendo, Hoseok? —pregunté, tratando de mantener la calma. Mi voz sonaba más tranquila de lo que realmente me sentía.
Él no respondió inmediatamente, solo me observó un momento, con una sonrisa un tanto forzada.
—Lo siento, Sun-Hee —dijo, pero su tono era distante, como si no estuviera del todo presente. Entonces, se giró hacia Yoongi. —Creo que ya no es necesario que nos sigamos mintiendo, ¿no?
Yoongi apretó los dientes, su mano que había estado en mi hombro ahora tensándose contra la tela de la cama. El ambiente entre los tres se volvió pesado, cargado de algo más que simplemente los sentimientos de celos y amor no correspondido.
Yoongi suspiró, bajando la mirada un momento antes de mirar nuevamente a Hoseok.
—No es el momento, Hoseok. No lo es. —Su voz era baja, pero firme, como si estuviera tratando de calmar una tormenta interna. Pero la tormenta entre nosotros estaba apenas comenzando.
Me sentí atrapada, como si todo lo que había sido una decisión consciente en mi mente se estuviera desmoronando en fragmentos que no podía controlar.
El ambiente entre los tres se tensó aún más. No sabía qué decir ni qué hacer. El conflicto entre Hoseok y Yoongi estaba tan cerca de explotar que podía sentir la electricidad en el aire. Miraba a cada uno de ellos, tratando de encontrar una solución, pero las palabras parecían escapar de mi boca.
Hoseok, aún con una ligera sonrisa, parecía haber tomado la delantera en la conversación, pero su mirada estaba vacía. Yoongi, por su parte, mantenía una postura rígida, sus ojos fijos en Hoseok, como si estuviera a punto de saltar como una bestia, pero luchando contra sí mismo para no hacerlo.
El silencio era ensordecedor.
—Por favor, controlense... —supliqué, casi en un susurro, mi voz temblorosa. Las palabras salieron de mi boca con una urgencia desesperada. No quería que esto se convirtiera en algo irreversible. No quería que su relación de amigos se destruyera por algo que yo no podía entender ni manejar.
Ambos se quedaron en silencio, mirándome. Hoseok dejó de sonreír, y Yoongi cerró los ojos por un momento, como si estuviera buscando fuerzas dentro de sí mismo para no perder el control. Todo se sentía como un caos que yo no podía detener, y sin embargo, lo único que deseaba era evitar que algo peor ocurriera.
—Sun-Hee... —dijo Yoongi, su voz algo más suave pero aún cargada de emoción. —No quiero pelear con él... No quiero que esto nos haga daño a los tres.
Hoseok frunció el ceño, mirándome primero, luego a Yoongi, como si estuviera decidiendo si debía continuar o callarse.
—Lo sé... —respondí, sintiendo una presión sobre mi pecho. —Pero esto no nos llevará a ningún lado si no hablamos de lo que sentimos. Todos necesitamos respuestas, pero no de esta forma.
Hubo un breve momento de silencio, en el que ambos parecieron reflexionar sobre mis palabras. Yoongi se inclinó hacia adelante, pasando una mano por su rostro, y Hoseok dio un paso atrás, mirando al suelo.
—¿Qué quieres que hagamos, Sun-Hee? —preguntó Hoseok, su tono ya más calmado, pero con una tristeza palpable en sus ojos.
Me sentí desgarrada, como si estuviera atrapada entre dos mundos. Pero lo que más deseaba era que todo esto terminara sin que ninguno de los tres quedara completamente destruido.
—Quiero que todo esté bien... Quiero que los dos estén bien. No quiero que esta noche termine en una pelea que ni siquiera me pertenece. Necesito tiempo para pensar, pero necesito que todos tengamos claridad. —Me llevé las manos al rostro, sintiendo las lágrimas amenazar con salir, pero luchando contra ellas. —No sé si estoy lista para elegir, no sé si puedo hacerlo.
Hubo un largo silencio mientras Yoongi y Hoseok se observaban entre sí, como si pudieran sentir el peso de mi indecisión.
Finalmente, Yoongi suspiró y se levantó de la cama. Caminó hacia la ventana, mirando la noche fuera de la habitación. Hoseok, aún parado cerca de la puerta, me observaba sin decir una palabra, como si estuviera esperando una respuesta que no podía dar.
—Necesito irme, Sun-Hee. —dijo Yoongi en voz baja, sin volverse a mirar hacia nosotros. —Debo darles espacio para que puedan pensar. Quizá... quizá esta no es la noche para hablar más.
Mi corazón se apretó, pero sabía que era lo mejor.
Hoseok me miró una última vez, antes de hacer un leve gesto con la cabeza, como si entendiera lo que Yoongi había dicho. Al final, se acercó a mí, me tomó suavemente de las manos y susurró:
—No quiero perderte, Sun-Hee.
Lo miré, sintiendo la verdad de sus palabras en mi pecho, mientras Yoongi suspiraba, dejando el silencio entre los tres como una sombra que ya era imposible de ignorar.
Ninguno durmió esa noche, los tres nos instalamos en la sala. Mirando Friends en la tele. Todos estábamos bebiendo. Al parecer el alcohol cura los corazones rotos. O quizás no... Simplemente expone más las heridas.
—¿Ya terminaste el álbum?
Preguntó de pronto Yoongi a Hoseok.
Hoseok me tenía abrazada por la nuca. Se giró para ver a Yoongi de reojo.
—Ya está terminado, ya tengo la agenda llena para los próximos meses... ¿Cómo vas tu con tu álbum?
—Estoy aún en proceso. Creo que trabajaré un poco ahora sí no les molesta. Prometo no hacer mucho ruido.
Hoseok y yo asentimos, yo evitaba la mirada de Yoongi.
Lo escuché cerrar la puerta de su habitación suavemente.
—Ve.
—¿Qué?
—Ve con él, dale consuelo.
Sentí su voz en mi cien. Estaba obviamente ebrio. No sabía lo que decía.
—Estas ebrio Hoseok.
—Estoy más lucido que nunca Sun-Hee. Así que ve.
—No eres quien para mandarme.
Soltó una risa. Luego tomó mi rostro y me dió un beso.
—No soy tu dueño, eso lo sé. Pero te estoy pidiendo por favor que vayas. No quiero que recaiga más en la bebida. Suga es muy sensible y se cierra como un caparazón ¿Crees que no veo como está por todo esto? Quiero que él esté bien. Y tú eres la única en estos momentos que lo puede consolar.
—Quiero que sepas que yo no lo amo.
—Lo sé, ahora lo sé. Pero aún así, ve.
Me quedé unos segundos en silencio, mirando a Hoseok con los ojos entrecerrados, no sabía si sus palabras eran producto del alcohol o si realmente entendía lo que estaba diciendo. En el fondo, mi corazón quería ayudar a Yoongi, a pesar de lo que había pasado entre los tres, a pesar de todo lo que sentía.
—Está bien, iré —dije finalmente, con la voz baja, sin estar completamente convencida de lo que estaba haciendo.
Hoseok sonrió, una sonrisa suave pero con algo de tristeza, como si hubiera encontrado algo que necesitaba escuchar, y me dio un pequeño empujón hacia la puerta de la habitación de Yoongi.
Caminé lentamente, sin saber bien cómo enfrentar lo que me esperaba al otro lado de esa puerta. Toqué suavemente la madera, la sensación de estar invadiendo su espacio me hacía sentir aún más vulnerable. Al fin, empujé la puerta y entré.
Yoongi estaba sentado en su cama, la luz tenue de la lámpara iluminaba su rostro, que parecía tan serio como siempre, pero sus ojos reflejaban algo que no había visto en mucho tiempo: dolor. Su cabello caía desordenado sobre su frente y su postura era encorvada, como si el peso del mundo estuviera sobre sus hombros. Escribía frenéticamente sobre una libreta de notas. El piano eléctrico reposaba a un lado de él, sobre la cama.
—¿Puedo pasar? —pregunté en voz baja.
Él levantó la vista de lo que escribía y me hizo un gesto con la mano para que me acercara, sin decir palabra. Caminé hacia la cama y me senté en un costado, sintiendo la tensión en el aire. No sabía qué decirle, no sabía cómo romper el silencio que nos envolvía, pero sabía que tenía que hacer algo, no solo por él, sino también por mí misma.
—Hoseok me pidió que viniera —dije finalmente, sin mirar sus ojos, porque temía ver algo que no pudiera manejar.
—¿Por qué? —Su voz sonó rasposa, como si llevara tiempo sin hablar.
—Porque... porque eres importante para él. —Mis palabras salieron con más firmeza de lo que esperaba, pero eso no cambió lo que sentía. A veces, el dolor de los demás te obliga a confrontar el propio.
—Y... ¿para ti? ¿Qué soy para ti? —me preguntó, la voz aún más grave, pero su tono no era exigente, solo... expectante.
Me quedé en silencio por un momento, porque, aunque quería decirle lo que realmente sentía, sabía que había algo más profundo entre nosotros que aún no estaba listo para enfrentar. Sin embargo, la sinceridad me impulsó a decir algo que llevaba tiempo guardando.
—No te voy a mentir. Estoy confundida... pero no quiero que te hagas daño. Eso es lo que siento. No quiero verte hundido en esta tristeza.
Yoongi me miró fijamente, sus ojos llenos de una mezcla de emociones que no pude identificar. Pero fue en ese momento cuando comprendí que las palabras no siempre eran suficientes. A veces, el simple hecho de estar allí, en silencio, podía significar mucho más.
Él se acercó lentamente y, sin previo aviso, me abrazó, apretando su cuerpo contra el mío como si estuviera buscando algo que lo hiciera sentir menos solo. Lo dejé hacer, porque también necesitaba este abrazo, aunque no sabía si estaba haciendo lo correcto.
—Gracias —susurró contra mi cabello.
━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━
"¿A quién amas?
¿En quién más piensas?
¿A quién más recuerdas?
¿A quién más odias?
¿Quién es la razón de tu vivir?
Y ¿Quién te hace sonreír?
¿Por quién lloras?
¿Acaso esto podría ser amor?
Debido a la grandeza de la palabra "amor"
A lo que se olvida y se vive fácilmente le llamamos amor,
¿Es a ti a quien echas de menos?
¿O a esos recuerdos valiosos que están en el fondo de tu mente?" —SDL, Agust D.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top