37

El tiempo parecía alargarse mientras esperábamos. Los minutos eran como horas, y mi mente era un torbellino de pensamientos. Miré al señor Lee, que permanecía en silencio pero alerta, su postura rígida y sus ojos atentos a cualquier movimiento alrededor.

Finalmente, una figura se materializó desde las sombras del callejón. Era Yoongi, vestido de manera discreta con una gorra y una chaqueta oscura. Su expresión era seria, pero al verme, un destello de preocupación cruzó su rostro.

-Sun-Hee -dijo en un tono bajo mientras se acercaba rápidamente. Sus ojos me inspeccionaron de arriba abajo, notando los vendajes en mi pierna y el cansancio en mi rostro. -¿Qué pasó? Recibí tu mensaje ¿Estás de nuevo herida? ¿Dónde está J-Hope?

-Mis heridas no son importantes ahora y J-Hope está siendo atendido en el hospital -respondí, intentando mantenerme firme. -Lola, mi madrastra, está ahí adentro en Hybe. Estoy segura de que está usando la compañía como refugio y, probablemente, como un lugar para chantajear a quienes la rodean.

Yoongi apretó la mandíbula, claramente procesando mis palabras. No entendía nada eso era un hecho. Finalmente, asintió. -De acuerdo. No entiendo mucho pero al parecer tienes problemas. Lo único que sé es lo de su pelea por tu herencia de ahí en fuera solo que estás con J-hope...

Ambos nos miramos. El beso que me dió aún era un fantasma.

-Si ella está ahí, -Continuó el señor Lee, pretendiendo no haber escuchado lo último o al menos eso quería pensar. -no podemos hacer un escándalo. Tampoco podemos dejarla moverse con libertad adentro de la compañía. Pero no podemos actuar de manera impulsiva. Hybe tiene seguridad en todas partes, y no sabemos quién podría estar de su lado.

-Por eso te necesitamos -El señor Lee miró a Yoongi. Su tono cortante pero respetuoso. -Sun-Hee debe entrar sin levantar sospechas. Tú conoces ese lugar mejor que nadie. Incluso un poco mejor que yo. Sabes cómo moverla sin que llame la atención. Si me ven a mi alguno de sus guardaespaldas o incluso alguno de los que estuvieron en el tiroteo de hace rato... Atacarán rápidamente y es crucial que la detengamos sin llamar la atención.

Yoongi exhaló profundamente, asintiendo con determinación. Aunque sorprendido cuando el señor Lee mencionó el tiroteo. -Está bien. Pero será peligroso. Ella no estaría ahí si no tuviera algun plan y aliados.

-Lo sé -respondí, mirándolo directamente a los ojos. -Pero no puedo quedarme de brazos cruzados. No después de todo lo que ha hecho.

Yoongi asintió, reconociendo mi determinación.

-Bien. Entraremos por el acceso del estacionamiento subterráneo. Conozco a alguien de seguridad que podría ayudarnos a evitar las cámaras en las zonas comunes. Si Lola está en alguna oficina o incluso en alguna sala de ensayo, la encontraremos.

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Entrar a Hybe fue un torbellino de emociones. El señor Lee nos esperaría en el callejón, no muy lejos para entrar en acción pero no tan cerca para llamar la atención. Nos había dado dos radios pequeños y discretos para mantenernos en contacto. También dos armas... Las cuales nos dió un entrenamiento express de como utilizarlas. Me estaba negando en cuanto extendió una frente a mí.

-Es por tu seguridad Sun-Hee -Decía Yoongi, me frotó el hombro con su mano para relajarme, pero lejos estaba por relajarme. La situación me tenía en un estado de supervivencia.

-Señorita Sun-Hee es primordial que tenga el conocimiento de como usarla porque sabemos que Lola no está desarmada y sabe utilizarla tan bien que sería arriesgado mandarla a usted a enfrentar y no saber de armas.

-Entiendo pero yo no sé ni cómo se toma correctamente una...

-Descuide, preste atención y le diré como usarla para empezar, continuó el señor Lee con un tono firme pero paciente, mientras sostenía el arma frente a mí. Min Yoongi permanecía a mi lado, su mano aún en mi hombro, como un ancla en medio de la tormenta.

-Primero, asegúrese de mantener el dedo fuera del gatillo hasta que realmente necesite disparar. -El señor Lee demostró con calma cómo sostener el arma, colocando el dedo índice a lo largo del marco-. Esto evita accidentes.

Tomé la pistola con manos temblorosas, sintiendo su peso frío y metálico.

-Ahora, sosténgala firmemente con ambas manos -indicó él-. Su mano dominante toma la empuñadura, y la otra apoya para mayor estabilidad. Así.

Seguí sus instrucciones lo mejor que pude, aunque mi pulso seguía acelerado y mis pensamientos eran un caos. La sola idea de tener que disparar me provocaba náuseas.

-Respira profundo, Sun-Hee. -La voz de Yoongi era baja, casi un susurro junto a mi oído-. Es solo una medida de precaución. Nadie quiere que llegues a usarla, pero si pasa algo... quiero que estés preparada.

Tragué saliva y asentí, sin atreverme a mirarlo a los ojos. Sabía que él entendía mi miedo, pero también sabía que estaba tan decidido como el señor Lee a que entrara lista para lo que fuera.

-Bien, lo está haciendo bien -continuó el señor Lee-. Ahora, apunte. Mire a través de la mira y alinee su objetivo.

Intenté apuntar, aunque mi brazo temblaba. Yoongi se colocó detrás de mí, sus manos cubriendo las mías para guiarme.

-Así está mejor. Mantén el brazo recto, pero no rígido -me corrigió con suavidad.

El peso de su cercanía me dio una extraña sensación de calma, aunque seguía sintiéndome completamente fuera de lugar.

-Recuerde, si dispara, exhale antes de apretar el gatillo. Eso estabiliza su puntería.

Asentí de nuevo, mi mente repitiendo las instrucciones como un mantra, intentando ignorar la creciente presión en mi pecho.

-Eso será suficiente por ahora -dijo el señor Lee, guardando su propia arma-. Recuerde: su seguridad es lo más importante.

Yoongi retiró sus manos lentamente, como si temiera que el más mínimo movimiento pudiera romperme.

-¿Estás lista? -me preguntó en voz baja.

No lo estaba, pero aun así respondí:

-Sí.

La noche era pesada y el silencio en el callejón, ensordecedor. Era como si todo estuviera conteniendo el aliento. El edificio oscuro de Hybe se alzaban imponente frente a nosotros, y en algún lugar dentro de esos muros estaba Lola.

Yoongi intercambió una última mirada con el señor Lee antes de apretar el botón del radio.

-Entraremos ahora. Manténgase atento.

El señor Lee respondió con un breve "Entendido".

Yoongi me miró una vez más, y por un instante, el torbellino de emociones en sus ojos se igualó al mío.

-Vamos, Kim Sun-Hee. -Su voz era firme pero llena de una extraña calidez-. Salgamos de esto juntos.

Y entonces, cruzamos la calle, dejando atrás la seguridad del callejón y adentrándonos en la boca del lobo.

Sabía que estaba a punto de enfrentarme a algo que cambiaría todo, pero no podía darme el lujo de dudar. Al acercarnos al radio de las cámaras de seguridad, Yoongi me guió hacia la entrada del estacionamiento subterráneo. Era diferente al estacionamiento donde Lola y yo habíamos peleado. La zona estaba desierta, salvo por un guardia que, al vernos, simplemente asintió y dejó pasar.

-Es un amigo -murmuró Yoongi al notar mi mirada inquisitiva. -Confío en él.

Nos movimos con rapidez por los pasillos hasta llegar al ascensor. Cada paso resonaba en mis oídos como un recordatorio del riesgo que estábamos tomando. Yoongi apretó un botón en el panel, y las puertas se cerraron tras nosotros.

-Si está aquí, probablemente esté en una de las salas de ensayo o en alguna oficina privada. No sé a ciencia cierta si ella tenga una oficina fija en el edificio, los accionistas externos no las tienen pero tu padre si tenía una... -dijo Yoongi en voz baja mientras el ascensor ascendía. -Pero si siente que está siendo acorralada, podría intentar huir.

Asentí, mi mente ya trabajando en lo que diría si me encontraba cara a cara con ella. El ascensor se detuvo, y las puertas se abrieron, revelando el amplio y moderno interior del edificio de Hybe. Todo estaba sorprendentemente tranquilo, pero Yoongi se movía con cautela, guiándonos por pasillos y esquivando las zonas más transitadas.

Finalmente, nos detuvimos frente a una puerta. Era la sala de juntas, la de aquella vez que Namjoon me defendió de Lola. El recuerdo parecia muy lejano en mi mente. Yoongi levantó una mano, indicando que esperáramos. Puso su oído contra la puerta por un momento antes de girarse hacia mí.

-Hay alguien adentro -susurró.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Sabía que ese era el momento de la verdad. Yoongi abrió la puerta con cuidado, y lo que vimos me dejó sin aliento.

Lola estaba allí, de pie en el centro de la sala de juntas. Frente a ella, una pantalla mostraba lo que parecían ser grabaciones de seguridad. Pero no estaba sola. A un lado, sentado en una silla con una expresión tensa, estaba un hombre que reconocí al instante.

-¡Lola! -exclamé, dando un paso adelante.

Ella giró la cabeza hacia mí, una sonrisa fría y calculadora curvándose en sus labios. - y aquí está la mismísima Kim Sun-Hee. Qué sorpresa verte aquí. ¿Vienes a disfrutar del espectáculo?

Mi mirada se movió hacia el hombre en la silla. Era Bang Si-hyuk... Bang PD. Su rostro estaba pálido, y sus ojos reflejaban una mezcla de enojo y desesperación.

-Déjalo ir -dije con firmeza, mi voz resonando en la sala. -Esto termina aquí, Lola.

Ella soltó una risa suave, casi burlona. -Oh, querida, ¿Quién te crees que eres? esto no ha hecho más que empezar.

Se le veía frenética, su ropa estaba mugrosa, llevaba jeans, sudadera y una gorra y bajo de está su cabello parecía no haberse lavado en días. También desprendía un olor a alcohol por toda la sala de juntas.

Y aún así sabía que el enfrentamiento que había estado evitando era inevitable. Apreté los puños, decidida a poner fin a su juego de una vez por todas.

-Sun-Hee, siempre tan valiente -continuó Lola, dando un paso hacia adelante, su figura delgada proyectando una sombra inquietante bajo las luces del techo. -¿Crees que puedes detenerme con tus palabras? Esto no es un drama, querida. Esto es poder real, y tú estás fuera de lugar.

-Eso es lo que tú crees -respondí, avanzando un paso más hacia ella. Mi mirada se mantuvo fija en la suya, aunque cada fibra de mi ser estaba alerta. -Sabes perfectamente que no tengo miedo de enfrentarme a ti.

Lola levantó una ceja, interesada. -¿No tienes miedo? Entonces dime, ¿qué estás dispuesta a sacrificar? Porque yo no tengo nada que perder.

De pronto me percaté que junto a mi no había entrado Yoongi. Fue buena idea porque así solo tendría la atención de Lola y no correría el riesgo de dañar a alguien más.

Mi mirada se desvió hacia Bang PD que permanecía en la silla, pero visiblemente luchando por mantener la calma. Su voz, aunque débil, logró romper el silencio:

-No hagas lo que te pida, Sun-Hee. No le des la satisfacción.

Lola giró la cabeza hacia él con una sonrisa burlona. -Cállate, Si-hyuk. No eres más que un estorbo en todo esto. Aunque admito que tenerte aquí ha sido... útil.

Yoongi, que hasta ahora había permanecido en alguna parte del pasillo y en silencio, dio un paso adelante, su presencia imponiéndose en la sala. -Señora, termine con esto ahora. No tiene escapatoria. ¿O es que realmente cree que puede contra todos nosotros?

La expresión de Lola se endureció, y en un movimiento rápido, sacó un control remoto de su bolsillo. -¿Creen que pueden intimidarme? -preguntó, apretando un botón. De inmediato, la pantalla detrás de ella cambió, mostrando varias cámaras de seguridad en diferentes áreas del edificio. -Con un solo clic, puedo borrar cualquier evidencia de que estuve aquí. Pero antes de hacerlo, voy a asegurarme de que se arrepientan de haber venido.

Un ruido metálico resonó detrás de nosotros. Giré la cabeza rápidamente y vi cómo dos hombres vestidos de negro entraban en la sala, ambos claramente bajo las órdenes de Lola. Sentí una ola de adrenalina correr por mi cuerpo mientras Yoongi se posicionaba frente a mí, como un escudo.

-¿Qué esperabas, Sun-Hee? -se burló Lola. -¿Un final feliz? Esto no es un cuento de hadas.

-Tal vez no lo sea -respondí con firmeza, mi mente trabajando a toda velocidad. -Pero tú subestimaste algo: no estoy sola.

En ese momento, la puerta detrás de nosotros se abrió de golpe, y el señor Lee entró con una precisión impecable, neutralizando a uno de los hombres con un movimiento rápido. Yoongi aprovechó la distracción para lanzarse contra el otro, desarmándolo en cuestión de segundos.

El caos llenó la sala, pero mis ojos permanecieron fijos en Lola. Sabía que, aunque todo se resolviera a nuestro favor, ella no iba a rendirse tan fácilmente. La vi retroceder hacia el escritorio que estaba a un lado, tomó una laptop y se la llevó al pecho, aferrándose a ella junto con el arma como si su vida dependiera de esas dos cosas.

-Ni se te ocurra -le advertí, avanzando hacia ella. -Si haces algo más, te aseguro que no saldrás de aquí.

-¿Y qué vas a hacer? -preguntó, con una risa amarga. Agitó el control remoto que traía en la otra mano -¿Arrestarme? ¿Entregarme a la policía? No tienen idea de con quién están lidiando.

-No, pero tú tampoco -respondí, justo antes de tomar un impulso y arrebatarle el control remoto de un manotazo. Lola intentó recuperarlo, pero en ese momento, Bang PD, liberado por Yoongi, se levantó y la sujetó por los brazos. Dejando caer el arma y la laptop al suelo, esta última se le desprendió la pantalla.

-¡Basta, Lola! -gritó él, con una mezcla de furia y desesperación. -Esto no es lo que quieres.

Por primera vez, algo en el rostro de Lola pareció quebrarse, aunque solo fue por un instante. Entonces, recuperó su compostura, pero ya era demasiado tarde. El señor Lee y Yoongi la inmovilizaron también, asegurándose de que no pudiera escapar.

Con el control remoto en mi mano, miré la pantalla. Todo lo que ella había estado usando para chantajearnos estaba allí, listo para ser mandado a la prensa. Mis vídeos íntimos con J-hope y carpetas... Con nombres de personas... había varias con el nombre de Bang PD.

-Se acabó -dije, apagando el sistema con un clic final.

Lola me miró con odio, pero no dijo nada más. Sabía que había perdido esta partida, aunque algo en su mirada me advirtió que esto no era todo.

El silencio en la sala era denso, roto solo por nuestras respiraciones agitadas. El control remoto temblaba en mi mano, y por un segundo, sentí que finalmente habíamos ganado. Pero esa calma fue breve.

Lola, aún inmovilizada por Yoongi y el señor Lee, movió rápidamente su cuerpo hacia adelante, escapando del agarre de ambos con una agilidad que no habíamos anticipado. Antes de que pudiéramos reaccionar, se lanzó hacia Yoongi, arrebatándole su arma del cinturón.

-¡Atrás todos! -gritó, apuntando directamente a Bang PD. Su rostro estaba descompuesto, el maquillaje corrido y los ojos encendidos con una mezcla de furia y desesperación.

-¡Lola, detente! -gritó Yoongi, levantando las manos en señal de calma mientras intentaba acercarse lentamente.

-¡No te acerques! -advirtió, apretando el arma con ambas manos-. Todo esto es culpa tuya, Bang Si-hyuk. Tú creaste este imperio y dejaste que se convirtiera en una prisión para personas como yo.

Bang PD permanecía inmóvil, pero su rostro reflejaba el peso de sus palabras.

-Lola... -comenzó él, con una voz grave-. No tienes que hacer esto. Si hay algo que quieras decir o negociar, hazlo, pero no cometas un error del que no puedas volver.

-¿Negociar? -se burló ella, soltando una risa amarga. -¡Tú nunca negociaste conmigo! Me usaste, igual que a todos los demás.

Yoongi dio un paso más, pero Lola reaccionó, girando la pistola hacia él.

-¡Dije que no te acerques! -gritó, sus manos temblando visiblemente.

Yoongi se detuvo, alzando las palmas en señal de rendición.

-Está bien, Lola. No me acerco. Pero escucha... no tienes por qué hacer esto. Nadie tiene que salir herido.

Por un momento, parecía que podía razonar con ella. Pero entonces, con una mirada decidida, Lola giró el arma nuevamente hacia Bang PD y, antes de que alguien pudiera reaccionar, apretó el gatillo.

El disparo resonó en la sala como una explosión, y todo pareció moverse en cámara lenta. Bang PD cayó hacia atrás, agarrándose un costado, mientras la sangre comenzaba a manchar su camisa.

-¡No! -grité, corriendo hacia él sin pensar.

Yoongi y el señor Lee reaccionaron al instante. Yoongi desarmó a Lola en un movimiento rápido, lanzando la pistola lejos, mientras el señor Lee la sujetaba contra el suelo.

-¡Llama a una ambulancia! -gritó Yoongi, mientras yo presionaba una mano contra la herida de Bang PD para intentar detener el sangrado.

Saqué mi teléfono con la otra mano temblorosa y marqué el número de emergencias, apenas capaz de formar palabras coherentes.

-¡Por favor, necesitamos una ambulancia en el edificio de Hybe! -grité alejándome del cuerpo herido de Bang PD, mi voz quebrándose.

Bang PD jadeaba, su rostro pálido pero sus ojos aún abiertos.

-No... no se preocupen... estaré bien... -dijo débilmente, aunque la sangre seguía fluyendo.

Mientras esperábamos, Yoongi me miró, su rostro marcado por la culpa y la preocupación.

-Sun-Hee, ¿estás bien?

No sabía cómo responder. Todo se sentía surrealista. La sangre en el suelo, la mirada de odio de Lola mientras era esposada por el señor Lee, y la sensación de que, aunque habíamos ganado esta batalla, el precio había sido demasiado alto.

El sonido de las sirenas en la distancia me trajo de vuelta a la realidad.

-Sí... estoy bien -dije en un hilo de voz, aunque la tensión en mi cuerpo decía lo contrario. Mis manos temblaban mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder.

Yoongi se acercó y me tomó suavemente por los hombros, inspeccionándome de pies a cabeza. -No estás herida, ¿verdad?

Negué con la cabeza, pero mi mirada se desvió hacia Bang PD, quien estaba jadeando, sujetándose el costado. Su camisa blanca estaba empapada de sangre.

-Está herido -exclamé, arrodillándome a su lado.

-No es tan grave como parece -dijo Bang PD con una mueca de dolor, tratando de mantenerse calmado. -He tenido días mejores.

Yoongi se agachó junto a él, sacando un pañuelo de su bolsillo para presionar la herida. -Quédese quieto. La ambulancia no tardará.

El señor Lee se acercó, ajustando las esposas en las muñecas de Lola, quien luchaba débilmente, su energía completamente drenada. -Esto fue una locura, pero al menos logramos detenerla.

-¿Qué pasa con los vídeos y los datos? -pregunté, mi voz apenas un susurro, mientras observaba el control remoto tirado en el suelo.

Bang PD, que aún luchaba por mantenerse consciente, levantó la cabeza con dificultad. -Bórralos... Todos.

Yoongi frunció el ceño y lo miró con preocupación. -¿Está seguro? Podrían ser evidencia importante contra Lola.

-No quiero que nadie más tenga acceso a ellos -insistió Bang PD, su voz débil pero decidida. -Esos datos contienen cosas que podrían dañar a muchas personas... a la empresa... a sus familias. Esto tiene que terminar aquí.

Me quedé paralizada, mirando el control remoto en el suelo. ¿Era realmente correcto borrarlos? Por un lado, entendía su preocupación, pero por otro, sabía que esos archivos eran prueba de los crímenes de Lola.

Yoongi me miró, leyendo la duda en mis ojos. -Es tu decisión, Sun-Hee. Tú eres la más afectada por todo esto.

Tomé una respiración profunda, sintiendo el peso del momento sobre mis hombros. Miré a Bang PD, a su herida, a la desesperación en su rostro. Luego miré a Yoongi, buscando algún tipo de consuelo.

-Está bien... los borraré.

Con un movimiento decidido, presioné una combinación de botones en el control remoto. Hasta encontrar la palabra "borrar". La pantalla parpadeó por unos segundos antes de apagarse por completo, dejando la sala sumida en un silencio pesado.

Bang PD cerró los ojos, aliviado. -Gracias... -susurró antes de inclinar la cabeza hacia atrás.

-¿Hicimos lo correcto? -le pregunté a Yoongi en voz baja.

Él asintió, aunque su expresión era seria. -Hicimos lo necesario.

El señor Lee, que observaba desde un rincón, dio un paso adelante. -Esto no cambia lo que Lola hizo. Aún tenemos suficientes pruebas para que enfrente las consecuencias.

Asentí, aunque una parte de mí seguía sintiendo que habíamos dejado algo inconcluso. No importaba cuántos archivos borrara; las cicatrices emocionales seguirían allí.

Las puertas del ascensor se abrieron, y varios policías entraron al lugar, acompañados por paramédicos. Todo comenzó a moverse rápidamente. Lola fue escoltada fuera de la sala mientras los paramédicos atendían a Bang PD. Yoongi se mantuvo a mi lado, asegurándose de que no me derrumbara.

-Necesitarán tu declaración -dijo el señor Lee al acercarse. -Pero por ahora, lo importante es que estés segura.

Asentí, aunque mi mente seguía atrapada en las imágenes de lo ocurrido. Las amenazas de Lola, el sonido del disparo, la sangre...

Yoongi me guió fuera de la sala, manteniendo una mano firme en mi espalda. -Respira. Ya pasó.

Pero mientras caminábamos por los pasillos de Hybe Labels, no podía evitar sentir que aún no había pasado todo.

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"Mira mis pies, mira hacia abajo,
La sombra se parece a mí,
¿Es la sombra la que está temblando?
¿O son mis pies los que tiemblan?
Por supuesto que tengo miedo,
Por supuesto que no todo está bien,
Pero yo sé que, torpemente, fluyo,
Vuelo junto a este viento negro..." -ON, BTS.

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