34

Él había guardado un largo silencio antes de atreverse a contestarme.

-No la he podido localizar.

Mucho antes de poder saber lo que hacía, ya me estaba levantando de un salto de la cama, lista para irla a buscar yo misma. No sentí que estuviera llorando, incluso cuando me levanté sentí un ligero mareo pero mis piernas se seguían moviendo.

Pasó todo tan deprisa que no me había dado cuenta de que susurraba para mí misma: no puede ser, no, no, no. Una y otra vez.

Pero estaba algo sedada, y mi cuerpo por inercia se vino a bajo y el dolor apareció, partiendo mi abdomen en dos. Grité por el dolor.

-¡Kim SunHee! ¿¡A dónde vas!? ¡No puedes moverte así! -lo escuché reprenderme y luego como si se tratara de un huracán viviente, vi su cuerpo moverse en mi dirección y cuando sus brazos largos y fuertes me sostuvieron no tuve remedio que levantar la mirada y vernos cara a cara al fin.

Su mirada se volvió oscura y seria. Desvié la mirada, no quería recordar del porque lo dejé como lo hice. Nunca fue mi intensión lastimarlo de aquella manera pero mis actos erróneos con él, ya habían tenido sus consecuencias. Una parte de mí, intuía que ya sabía algo. Pero me límité a alejarme de su agarre y él no lo evitó.

Me senté en la orilla de la cama y ahí fue cuando me di cuenta de que estaba llorando, porque una gota cayó entre mis manos.

-Mira Sun-Hee, sé que no debí...

-Pertenecemos a mundos diferentes, J-Hope. -Le respondí sin aún verlo a los ojos, sabía que si lo hacía podría ver más allá de mí.

Podría ver qué no lo odiaba, que dentro de mí, su luz se reflejaba en pequeños fragmentos de arcoiris. El amor que sentía por él me hacía brillar y él no podía ser mi sol. Ya no.

-No estoy de acuerdo con eso, ambos sabemos que tú corazón es bueno y gentil cuando estoy cercas de ti...

Que dijera eso solo me motivó para volver a mí mentira, la mentira del desprecio hacia él. No podía permitirme amarlo en estos momentos, mi abuela estaba en peligro y él también aunque por el momento estuviera sano y salvo ante mi.

Así que sin un apice de aquello que el decía gentileza le respondí cortante:

-No conoces mi corazón, no puedes decir cómo soy, como siento o lo que pienso de ti y de todos ustedes.

-¿Fue por lo de tu beso con Suga? Mírame Sun-Hee y responde.

Ja. Quería reírme y llorar al mismo tiempo por su reclamo. Sus celos no me agradaban, pero los tomé como una señal más de que no debíamos estar juntos.

Poco a poco conecté mi mirada con la de Jung Hoseok. Le vi mal, se veía mal, tenía toda la pinta de que no había dormido nada. Unas ojeras suaves se marcaban en sus ojos, sacaba la respiración por sus labios resecos.

-No puedo quedarme más tiempo en Seúl. Debo de ir con mi abuela a América y necesito saber si ella se encuentra bien.

Él desvío la mirada y frunció la boca como si todo esto le pareciera gracioso.

¿De qué se reía este loco? Pensé con el enojo a flor de piel.

-No puedes irte tan pronto, tienes gripe y un fuerte golpe en la costilla. Además no me fío del silencio de tu madrastra.

-¿Silencio? ¿Qué pasa con Lola?

-No lo sé a la perfección pero sus hombres peinaron la calle y toda la zona alrededor de dónde estábamos. El equipo de seguridad de Hybe ya está al tanto e incluso el alcalde de Seúl y la autoridad. Aunque están tratando de encubrir todo lo que sucedió en aquel lugar de la prensa, pronto si no es que en unas horas pueden descubrir lo que ocurrió ahí en la zona rosa.

-Lo siento por meterte en estos líos -me llevé las manos al rostro y contuve mis ganas de limpiarme las lágrimas. Sentí el viento agitarse y sus manos frías quitaron las mías de mi rostro lleno de lágrimas.

-No es tu culpa Sun-Hee -me tomó con suavidad el rostro-, quizás ella piensa que alguien te secuestró y por eso mandó a sus hombres a buscarte.

No podía creer que estuviera pensando en eso. Era ilógico. Tu no buscas a alguien desaparecido a punta de pistola, cuando tú mismo la golpeaste, maltrataste y abandonaste en un lugar como aquél.

-Aunque sospecho que no fuiste ahí por cuenta propia... ¿Dónde estabas cuando te llevaron a ese lugar? ¿Qué ocurrió antes de encontrarte?

No sabía que decirle, estaba entre mentirle de nuevo por seguridad y no mentirle y decirle la verdad. Pero primero tenía que asegurarme que mi abuela estaba bien para revelarle aunque fuera un pequeño detalle de la loca de mi madrastra y su plan de quitarme todo lo que amaba.

-Necesito primero saber si mi abuela llegó a América.

Duró unos instantes en moverse, incluso se notaba que contenía la respiración. Hizo un sonido de chasquido con la lengua. Negó y luego se levantó y asintió aún con dudas en sus ojos. Sacó su teléfono y lo desbloqueó para que lo pudiera usar.

-Usalo el tiempo necesario, quizás tengas más suerte que yo en localizarla -se encaminó a la puerta- iré por tu comida, debes de estar muy hambrienta.

Asentí y lo vi marcharse. Me incorporé con dolor en mis costillas pero lo logré. Marqué el número que usaba mi abuela en América. Ya habían pasado tantas horas que era lógico que ella ya estuviera allá. Sonó tres veces pero nada, en automático me mandó a buzón de voz. Quise dejarle un mensaje pero mejor opté por marcar el número que usaba aquí en Corea del Sur.

Quizás su vuelo se había atrasado...

Al cuarto pitido, pude escuchar su voz al otro lado de la línea.

-Es bueno que hayas aceptado mi propuesta.

La voz detrás de la bocina no era más ni nada menos que la de mi madrastra. Sentí al teléfono resbalarse de mis manos.

━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━

No sabía ni como había llegado a lo que parecía ser una estancia grande con sillones cuando me topé con Jimin y lo sacudí con urgencia desenfrenada.

-¿¡Dónde está Hoseok!?

-¿Qué? ¿Qué pasó? -los ojos de Jimin se abrieron demasiado.

Escuché el abrir de una puerta pero estaba tan desesperada por detener a J-Hope.

-¿Qué sucede? ¿Quién grita así?

Se nos unió otra voz, ese era Suga, que iba solo en pijama y frotándose la cara. Parecía que lo había despertado.

-Es... Es... Necesito saber a dónde fue J-Hope.

Se me hizo un nudo en el estómago cuando ninguno de los dos me respondió. Fue Jimin que con voz entrecortada mandó llamar a uno de sus guardaespaldas por un radio que se sacó de sus vaqueros.

-Lo siento señor, se acaba de ir en su automóvil. Llevaba prisa.

-¿Se llevó a sus guardias? -preguntó Jimin con desesperación al ver qué yo traía el teléfono de él.

Me temblaban las manos. Suga se situó a un lado mío. El guardaespaldas tardó unos segundos en responder:

-No señor, solo les ordenó no seguirlo.

-¡Maldita sea! -corri escaleras abajo, sin saber que hacer pero sí sabiendo a dónde ir.

Los gritos de ambos me persiguieron. Preguntaron cientos de veces a dónde iba. Me limité a gritarles que no me siguieran.

Solo escuché decirle Suga a Jimin: Déjalos, tienen que resolver sus problemas solos.

Era obvio que pensaban que era una pelea de pareja o algo así. No sabían de lo de mi abuela, mi secuestro expréss. Negué, conociendo a J-hope de seguro les inventó una historia diferente a la real. Me parecía lo más correcto, mantenerlos alejados de todo este drama era lo más sensato que podíamos hacer.

Estaba tan acelerada al salir que no supe cómo expresarme bien a los guardias para que me soltaran uno de sus automóviles, me dí golpes mentales porque era obvio que no me iban a dejar...

-Nosotros podemos llevarla señorita -dijo de forma amable uno de los tres guardaespaldas que estaban en la caseta de salida.

Me mordi los labios y miré al cielo, no había de otra, no podía hacer esta persecución yo sola, no era como las películas de acción. Reí con pesar y acepté.

Mi paciencia estaba rota. El guardaespaldas era el Señor Lee. Era bien conocido por las fans, obviamente él había dejado salir a Hoseok sin rodeos, era su guardaespaldas, no su correa para impedirle salir. Mi paciencia estaba rota porque todo lo hizo con sumo cuidado y paciencia, desde abrocharse el cinturón, hasta volverse a bajar de la camioneta y limpiar el vidrio del espejo lateral.

Cuando por fin se digno a preguntarme a donde me dirigía, suspiré y lo miré directo a la cara.

-Necesito saber a dónde fue Jung Hoseok, salió repentinamente y creo que está en peligro.

-¿Por qué dice que está en peligro señorita?

De una mirada amable y profesional, su semblante cambió al preguntarme. Frío y calculador, un estratega de la seguridad de los chicos. Me dió confianza y a la vez alivio que el fuera el angel guardian de ellos.

-¿Está al tanto de la situación de la compañía?

-Digame a dónde tengo que llevarla.

Me temblaban las manos, quizás eso fue un indicador de que era algo importante, él lo notó al instante.

-A un edificio de Gangnam. Dece prisa.

Nos movimos a toda velocidad, sorteando el tráfico como si fuésemos bailarines de ballet.

-¿Quiere darme un resumen de lo que sucede? -me preguntó directamente mientras esperábamos que el semáforo cambiara.

Le conté lo más rápido y resumido posible la situación en la que estábamos, contarle a alguien más lo que me pasaba era el liberador del estrés que necesitaba. El señor Lee jamás me interrumpió se le miraba más y más preocupado. Fue entonces cuando terminé de soltar todo lo que mi pecho guardaba con angustia, cuando al fin aceleró y volamos por el asfalto. Tan rápido que los colores y siluetas que pasaban por los vidrios se veían distorsionadas.

-Tome -me entregó un chaleco antibalas y una pistola que depósito en mis piernas.

La miré horrorizada. Me sostuvo la mirada con una autoridad que me hizo recordar un poco a mi padre.

-Tengo que mover a los demás para acercarnos al edificio, si usted va y lo busca y lo saca de ahí sería más fácil.

-Esto es una locura, yo creí que usted me podría ayudar...

-No sabemos si esta persona tiene a matones al rededor o que más pueda hacer para impedirnos el paso... Si dice que es su madrastra, quizás la dejé entrar en cuanto la vea. Dice además que su abuela está ahí con ella. Tengo que también planear algo para sacarla de ahí. Señorita esto es importante y preste mucha atención. Tome el arma...

━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━

Quería poner a todos en una cajita de acero y guardarlos en el fondo de mi corazón, protegerlos de todo mal y desgracia. Recubrirme de un chaleco a prueba de balas y recibirlas todas por ellos.

Los kilómetros faltantes para llegar al acto final, se sintieron como si el tiempo se pusiera espeso, chicloso, pesado, atomicamente imposible de avanzar. Era denso, como las profundidades de un pantano.

La dilatación del tiempo se agrietó cuando llegamos al fin.

Ya no temblaba, ya no lloraba. Estaba lista para la prueba.

¿Esta era la cúspide del amor desinterado? ¿Abandonar la vida de uno mismo para salvar la de otros?

Fui tejedora de mi tiempo, me tomé mi tiempo, la música de fondo en mi drama eran los acordes de algo triste, majestuoso pero triunfal.

Habían demasiados hombres de negro en la recepción del edificio, me recordó al día en el que llegué a Seúl y me encontré con la mamá de Jung Hoseok.

Me ignoraron o eso parecía. Había sugerido al señor Lee que me llevara por la parte de atrás, él me lo negó argumentando que ahí era más peligroso, puesto que quizás tendrían ellos el escape por ahí. De ser necesario los retendría ahí mismo, impiendiendo su escapatoria.

Las manos me subadan cuando presione el botón del ascensor. Me dejaron entrar sin preguntar o dejar una identificación. Todos los del edificio parecían coludidos con Lola.

Al llegar al piso, el pasillo tenía las luces fundidas, estaban unas cuantas parpadeando y con terror miré impactos de bala por todo el corredor. El corazón lo tenía en mi lengua, listo para salir gritando lo peor.

El silencio era inusual, injusto pues hacía evidente mi llegada con cada paso que daba. Aunque no tenía pruebas pero tampoco dudas de que me observaban. Yo era como un pajarillo llendo a la jaula camuflajeada.

Lo que pasó al entrar en la estancia ocurrió tan deprisa que el recuerdo es borroso. Está de espaldas a mí, frente a ella está quien parece ser el señor Lee. El estruendo me aturde. Uno, dos, tres, cuatro disparos. La tomo de la mano y la estiro para quitarla de en medio del fuego cruzado. Nos abrazamos en el suelo, lejos de la puerta. Pero tenemos que movernos, salir de ahí, tan rápido como la atraigo a mis brazos nos levanto e intentamos correr.

Pero cometo el error de voltear a mis espaldas y por una fracción de segundos veo sus ojos. Están ahí, mirándome desde el suelo. No me escucho, no me siento, ya no estoy en mi cuerpo.

━━━━━━━━・☼・━━━━━━━━

"El amor no se ha terminado, no tiene sentido,
La historia no se ha terminado, no tiene sentido,
La charla no se ha terminado, no tiene sentido aún,
El problema no se ha terminado, no tiene sentido..." -Does That Make Sense?, BTS.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top