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El chófer de la señora Jung nos deja en la puerta del cementerio privado. Soy solo una especie de espectro que deambula por los caminitos de piedra entre las lápidas de lujo.

No tuve una buena noche, me quedé despierta hasta hace una hora pero no sirvió de mucho ya que a los pocos minutos mi abuela ya me estaba despertando para ir lo más temprano posible al sepelio de mi padre.

Quise decirle que no me sentía bien y que de preferencia quería hacerme bolita y no despertar hasta dos semanas después. Quería evitar todo esto, quería evitar ver las caras de mis familiares y sus absurdas sonrisas fingidas de afecto hacia mi.

-¿Qué debería saber sobre ellos abuela?

Nos detuvimos a mitad para descansar. Era un cementerio grande por lo tanto el encargado de la entrada nos había dado un mapa todo empolvado de los alrededores del lugar.

-Pues son personas demasiado educadas y estiradas. Se fijan mucho en el aspecto y en cuanto dinero tienes en la cartera. Así que son agradables, supongo.

-¿Por qué se casaron mis padres? Tengo entendido que tú familia no era de mucho dinero abuela.

Ella me sonríe y reanuda la marcha.

-Se enamoraron y casaron.

-¿Cómo se conocieron?

Jamás tuve la oportunidad de preguntarle a mi mamá. Me parecía buen momento para hablar de mis orígenes.

-Tenían un amigo en común.

-¿Qué amigo? ¿Lo conozco?

-Basta de preguntas por ahora Sun-Hee, ya hemos llegado, ya los veo por allá.

Y en efecto, la poca gente alrededor de un ataúd nos ve llegar. Sus rostros están cubiertos por el cubre bocas, sombreros, velos en la cara y sombrillas. Todos visten de negro sin excepción alguna. Son altos, delgados y huelen a perfumes costosos.

Me tiemblan las piernas y siento náuseas de tan solo mirarlos.

-Buenos días -saluda mi abuela con una inclinación ligera. La imito de inmediato.

Nadie responde y solo se vuelven a girar. Nos han ignorado. Mejor para mi.

Nos mantenemos al margen escuchando las palabras del padre que ha venido a dar las últimas oraciones antes de sepultar a mi padre.

Me acerco al ataúd con sigilo y le doy un vistazo. Bien. No recuerdo nada de él, ni siquiera su rostro o su voz. Solo es un desconocido para mí y eso me duele. Me duele tanto su ausencia que aunque no lo quiera me hace derramar más lágrimas.

Alguien me toca el hombro y giro para ver quién es.

-Era un buen hombre, creelo. Era mi mejor amigo de la infancia.

Un hombre alto y delgado de rostro, se limpia las lágrimas que brotan bajo sus gafas negras de sol.

-Disculpe, no lo conozco.

-Yo tampoco a ti. Pero tu abuela si me reconoció y me dijo quien eras.

-Ya veo.

Nos quedamos en silencio un par de minutos. Ahora ha llegado el momento de dar el último adiós, así que me acerco en contra de mi voluntad (mi abuela me ha empujado desde atrás para que me acerque) y de pronto ya estoy en la primera línea de la familia de mi padre. Varias personas se me quedan viendo, así que levanto mi barbilla. Aquí nadie me va a menospreciar, él era mi padre así que tengo el mismo derecho que ellos de estar aquí.

Veo como bajan en ataúd poco a poco, nadie dice nada. El amigo de mi papá me entrega un ramito de flores.

-Arrojalas, te sentirás mejor -señala el pozo donde ahora yace mi padre.

Las tomo y arrojo pero en lugar de sentirme bien, comienzo a sentirme mal y no puedo soportar estar ni un minuto más ahí. Doy media vuelta y me marchó de ahí. Paso a un lado de mi abuela, ella no me detiene.

Me recargo en un árbol y lloro desconsoladamente en silencio. Veo a mi abuela dar un abrazo al amigo de mi padre, el señor ve en mi diré y me saluda. Mi abuela está negando y luego lo invita a caminar en mi dirección. Se detienen cuando una mujer los intercepta. Va toda de negro y con el rostro cubierto por un velo. La escucho levantarle la voz a mi abuela y la señala con un dedo en repetidas ocasiones, así que corro a dónde están. No permitiré que le falten al respecto a mi abuelita.

Llego justo a tiempo para ver cómo la tipa esta la empuja y mi abuela cae hacia atrás entre el lodo que se ha acumulado en el pasto.

En lugar de levantar a mi abuela me limito a empujar a la mujer y gritarle:

-¿¡Qué le pasa!? ¡No toque a mi abuela!

Estoy furiosa y solo soy capaz de manotear con la mujer, ella grita y cae de senton manchando su impecable ropa. Me trepo arriba de ella y la agarro del cabello. Sigue gritando:

-¡Sueltame estúpida niña!

-No soy ninguna estúpida niña, vieja pendeja -le quito el velo de la cabeza y cara y la revuelco en el lodo del pasto.

-¡Sun-Hee detente! -me abraza mi abuela e intenta quitarme de encima pero al no poder quitarme, se hace a un lado y el amigo de mi padre me levanta y me aleja de la mujer que está en el suelo. Le alcanzo a rasguñar el cuello y ella chilla de dolor.

-Son unas salvajes, me alegro que mi difunto esposo no haya tenido ningún contacto con ustedes.

Un par de hombres se acercan a la desamparada mujer y la levantan. Ella les quita las manos y se incorpora sola.

-Una disculpa señora -comienza a disculparse mi abuela, cuando veo que se va a inclinar la detengo.

-Tu no tienes porqué disculparte con esta señora abuela. Ella te debe una disculpa por haberte empujado.

Me le quedo viendo, esperando su disculpa. Pero ella se limita a reírse como villana de película.

-Oh no, querida. Estás muy equivocada si piensas que me voy a disculpar con esta -señala de arriba de abajo hacia arriba con desprecio a mi abuela- ...anciana mediocre.

Intento safarme del agarre del amigo de mi padre pero no me lo permite en cambio le responde de forma contundente a la mujer:

-Me da mucha pena que te estés comportando así Lola, mi amigo no permitiría un comportamiento así en su presencia.

-Y qué más te da cómo me comporte. Ah es cierto... -da un aplauso exagerado- Ya quieres discutir sobre tu parte de la empresa ¿Verdad?

-Siempre es el dinero contigo, Lola.

-¿Qué más da? El dinero mueve al mundo Ki-Won y tú -me mira directo a los ojos- mañana te espero en las oficinas de tu padre, necesito que firmes unos papeles.

-Ni crea que firmaré algo de usted -la interrumpo.

-No tienes otra opción niñita -pasa a nuestro lado y palmea mi cabeza. Intento de nuevo irme contra ella pero mi abuela y el señor me contienen.

La veo menear sus caderas, la esperan más familiares y se nos quedan viendo. Se coloca unas gafas de sol y trepa al auto de lujo. Cuando vemos que todos se van es cuando al fin puedo hablar.

-¿Por qué te ha tirado abuela? -le pregunto con ojos llorosos.

-Porque tenía todo el derecho a hacerlo.

-¡No! No lo tenía.

-Debemos de volver a la mansión de los Jung -evade mi reclamo- ¿Seguro que nos quiere acompañar Señor Ki-Won?

Caminamos hasta la entrada del cementerio. Aún voy muy molesta por lo que le hizo aquella mujer a mi abuela.

-Sí, hoy tengo libre -dice de pronto el señor Ki-Won y nos sonríe para después tronar sus dedos en alto. Enseguida llega su camioneta negra y nos abre las puertas traseras.

-No es necesario que se moleste en llevarnos -murmuro mientras me pone el cinturón de seguridad.

-No es nada, además debo de ir a casa, no he visto a mi hija y esposa desde antier.

Abro y cierro la boca, volteo a ver a mi abuela para ver si ha escuchado lo que ha dicho el señor Ki-Won. Ella solo asiente.

No puede ser...

Acabo de conocer al papá de J-hope.

¡Espera, espera, espera!

-¿Usted desde cuándo es amigo de mi padre? -me suelto a preguntar cuando lo veo sentarse en el lado del copiloto.

-Uff, fue mi mejor amigo desde los seis años. Crecimos juntos en Ilgok-dong ¿Si conoces?

Me mira por el retrovisor, yo volteo en automático con mi abuela. Ella mira por la ventana.

-Es que nunca antes había estado aquí y mi madre aunque no le gustaba contarme muchas cosas de mi padre, solo mencionaba en pocas ocasiones sobre dónde creció.

Él asiente con tristeza.

-Deberías ir algún día a Ilgok-dong, es muy pequeño pero acogedor, queda dentro de Gwangju.

-Si mi mamá era de Gwangju.

-Lo sé, también conocí a tu madre. De hecho fui con tus padres a la universidad de Gwangju.

Sonrío, descubrir que mi padre tenía un amigo de la infancia tan amable y atento y que se expresara muy bien de él me daba esperanzas para reconciliarme con el recuerdo de mi padre.

La lluvia no volvió a aparecer en todo el trayecto y sí, el cielo estaba nublado pero eso no afectó en mi estado de ánimo... Lo que si lo hizo fue el hecho de que llegando a la mansión de los Jung tenía que volver a verle la cara a Ji Woo. Esperaba que su actitud mejorara en mi ausencia matutina.

-Sun-Hee ven aquí -mi abuela me llama cuando nos bajamos de la camioneta.

-¿Sí? -a diferencia de ayer, nadie viene a darnos la bienvenida. En su lugar todo parece estar en calma.

-No menciones nada de lo que te dijo el Señor Jung ¿Entendido?

-¿Por qué abuelita?

Se me queda viendo esperando que entienda su referencia. La capto muy tarde.

-No te preocupes abuela me voy a comportar -le doy una falsa sonrisa de tranquilidad.

No me cree y niega.

Para mí fortuna, Ji Woo no está en la mansión, según Cece (quién nos atendió de nuevo con bocadillos y bebidas por órdenes del Señor Jung) la señorita Ji Woo había salido de comprar con su madre.

-Bien y ¿qué piensan hacer para arreglar el tema legal?

El señor Jung era demasiado dado a la acción inmediata. Me pregunté si mi padre también compartió ese rasgo en vida.

-¿Usted sabe si mi yerno dejó algo por escrito?

-Sí, por eso su viuda se le fue encima. Ella quiere reclamar la herencia pero le falta la firma de su nieta -bebe un sorbo de su bebida y me mira con seriedad. Levanto mi barbilla, me contengo.

-Pues entonces hay que darle la firma para que nos deje en paz.

-¿Enserio haría eso señora Kim?

Mi abuela se frota las manos y yo le tomo una, está fría. Busco una manta que está atrás del respaldo del sillón y se la coloco sobre sus piernas.

-¿Qué tanta herencia es? -se me ocurre preguntar sin mirar a ninguno de los dos.

-Compartirás las acciones de la compañía donde tu padre invirtió todo su capital -suspira y eso me hace verlo a la cara- era accionista de Hybe Labels.

Trato de contener mis impulsos. Escondo mis manos bajo la manta que cubre a mi abuelita Kim Mi. Ella estrecha mi mano bajo la manta, me da un apretón fuerte.

-Prácticamente podrías ir al edificio y entrar sin ningún problema. Podrías estar en la junta directiva de mañana -dice y después saca su teléfono- Sí quieres te doy dos pases de visitante ahora mismo. Solo mando traerlos de mi despacho y pasado mañana te muestro el edificio.

Todo esto era demasiada información que procesar.

-¿Qué gana usted en todo esto? ¿Por qué nos está ayudando?

Él se quita el teléfono de su oreja y nos mira.

-Son familia de mi mejor amigo. Fue una extraña coincidencia que ayer mi esposa se las encontrara o quizás fue el destino que tu padre mandó. No quiero nada más que ustedes obtengan lo que les corresponde. Además Lola no puede hacerles eso. Es demasiado manipuladora y traicionera.

-Gracias por todo pero no podemos quedarnos por más tiempo en su casa señor Jung.

-¿Y por qué no? No discutamos eso ahora, son mis invitadas de honor. Así que no acepto esa petición de su parte Señorita Kim.

Espero que Ji Woo no rompa nada en nuestra estancia. Hablando de la reina de Roma...

-¡Papi lindo! ¡Ya llegamos, mira lo que le compramos a Hoseok! ¿A qué es lindo? ¡Sí, hoy viene! ¡Aaaaaah que emoción!

Los gritos de Ji Woo son un pitido en mis oídos. Me comienzo a poner roja. Viene. J-hope viene a casa. Lo conoceré.

Hoy me voy a morir, es lo más seguro.

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"En realidad sería mejor si esto de verdad fuera un juego,
Porque me hace sufrir mucho,
Tengo que curar a mi sanador,
Pero soy otra estrella,
Me culpo a mí mismo por no haber podido ser perfecto,
Freno a mi cabeza, freno mi paso, siempre,
Quería hacerlo bien,
Quería hacerte sonreír, maldita sea." -J-hope, Jamais Vu.

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