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-¿Están seguras que es su decisión irse? -pregunta por tercera vez el señor Jung y agrega: -¿Sucedió algo que les molestara?
-Pues verá señor Jung... -comienza mi abuela a explicarle pero la tomo del brazo y la detengo.
El señor Jung no debe de enterarse de lo que me han estado haciendo sus hijos. No lo creo conveniente, además él fue amigo de mi padre. No quiero manchar el recuerdo de su amistad con algo tan banal como mis disgustos con sus hijos.
-No, de verdad señor Jung, creemos que ya es tiempo de marcharnos. Debemos de continuar con los trámites legales contra la ex esposa de mi padre.
-Saben que yo les puedo ayudar en lo que sea. ¿No le dije acaso Señora Kim? Ya cité a mis abogados para que ellos lleven el caso y sin ningún costo.
-Es que Sun-Hee ya no está a gusto donde estamos, señor Jung -mi abuela se apena y baja la cabeza. Ahora ella trata de convencerlo para que nos permita irnos sin insistencias.
-Haberlo dicho antes -aplaude y manda llamar a Cece con solo levantar el teléfono y oprimir un botón.
Mi abuela y yo hemos decidido hablar con el señor Jung después de la cena y aquí estamos, en su despacho en la biblioteca de su mansión.
-¿Me llamó señor Jung? -Cece entra limpiando sus manos en su delantal. Parece que ha estado preparando ya la cena.
-Cece, mande a limpiar la habitación disponible en la parte de arriba. Que esté presentable dentro de una media hora.
-¿Se refiere a la del tercer piso la que dejó la señorita Jung?
Ji Woo ya se había ido. Antes de la cena y durante de la misma ella ya no se encontraba en la mansión. Mi abuela preguntó por ella discretamente a la señora Jung y ella nos dijo en tono confidencial que Ji Woo ya iba de regreso a la ciudad donde vivía actualmente con su esposo. Sus días de vacaciones se habían acabado en Busan y ahora comenzaría nuevos proyectos un tanto alejada de todos ellos.
Solo de escucharla decirnos todo aquello, solté el aire contenido. Había sido un tremendo alivio, me sentí liberada y en paz. Ji Woo ya no me vería, ni yo a ella.
-No, la del piso de Hoseok. La que está a lado de su habitación principal.
Oh, no... No de nuevo. J-hope me va a correr de ahí. Al parecer seguirían las peleas por aquí.
-Entendido mi señor ¿Algo más? -Cece nos sonríe, ella se ha encariñado mucho con nosotras y el sentimiento es mutuo.
-Lleva las cosas de la señorita Kim ahí. Será su nueva habitación. -Cece se retira y el señor Jung continua hablando:- Espero que ahora estén más cómodas. En cuanto a lo de el asunto de los abogados, a más tardar mañana a mediodía tenemos que citar a Lola para tratar de llegar a un acuerdo.
Mi abuela y yo asentimos. El señor Jung era muy amable con nosotras. Si tan solo hubiera conocido más a mi padre de seguro también hubiera conocido a la familia Jung. El corazón se me apachurra al no tener algo más a qué aferrarme al recuerdo de mi padre, afortunadamente estaba el señor Jung.
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Por primera vez en días, pude desempacar mi maleta y acomodar mis cosas. Tenía pocos cambios de ropa pero la sensación de volverme a poner mis prendas no tenía comparación. Pero, había solo un pequeño inconveniente... Mis dos pijamas.
Una de koalas azules y la otra de galletas sonrientes. Definitivamente no me puedo poner esto aquí, mucho menos J-hope se debía de enterar. Así que las doblo muy bien y las escondo al fondo de mi maleta.
Opto por ponerme solo una camiseta mía como pijama. Me lavo la cara y los dientes. Voy apagando luces, me acuesto en la grande y esponjosa cama. La luna está llena y resplandeciente, su luz proyectaba sobre el suelo y gran parte de la cama las tonalidades azules.
Cierro por un momento los ojos y detrás de mis párpados un rostro aparece, en mi mente su sonrisa y perfil se giran al verme. Hay cierto encanto en su largo cuello, en su mandíbula recta pero a la vez suave. Sus dos hoyuelos en las comisuras inferiores de sus labios. Sus ojos, brillando al verme. El corazón me comenzó a latir a toda prisa y me descubrí suspirando por él.
Escucho un sonido en la puerta y abro los ojos de inmediato. Me incorporo en mi cama y veo como lentamente va filtrándose la luz de afuera. Él entra despacio, no se asusta al verme aún levantada. Viene todo de negro. Se acerca a mi cama y extiende una mano.
-¿Qué haces aquí? -miro el reloj que tengo en la mesita de noche. Son pasadas las dos de la mañana.
Él no dice nada e insiste que lo tome de la mano. Me pongo mis pantunflas y bajo de la cama para tomarle la mano. Pone su dedo en sus labios para que sea silenciosa una vez más.
Entonces vamos a hacer algo que nadie tenía porque enterarse. Perfecto. Esperaba no salir lastimada una vez más por J-hope.
Me lleva escaleras abajo, para mí sorpresa, recorremos el pasillo de la cocina, entramos a la cocina y luego atravesamos otro pequeño pasillo hasta llegar a una puerta; afuera la luna nos ilumina un sendero obscuro y luego visualizo un automóvil deportivo ya con las luces encendidas y listo para ser montado. J-hope me abre la puerta del copiloto, me sube. J-hope lo rodea y también se sube. Me pide abrochar mi cinturón con una señal, obedezco mientras lo veo hacer lo mismo. Sus manos parecen temblorosas.
Apaga las luces y comienza a maniobrar su automóvil con una suavidad y sonido imperceptible que ni parece que lo esté conduciendo.
Pensé en algún punto que alguien nos negaría la salida de la mansión de los Jung, que incluso nos acompañaría un guardaespaldas con su propia camioneta detrás de nosotros pero no fue así. J-hope salió de su casa con total libertad. Intenté que aquello no me afectara pero ya tenía suficiente de misterio y silencio.
-¿No deberías de traer seguridad?
J-hope acelera en un instante, el motor se escucha feroz a comparación de unos minutos atrás. No parece el mismo auto sin embargo lo era. La avenida estaba desierta , solo él era el único escandaloso en la madrugada dando un paseo por la ciudad.
-¿No me vas a dirigir la palabra?
-¿Y de qué serviría? -su voz grave aparece- ¿No estabas por irte hace un par de horas?
Noto lo lastimado que está cuando pregunta lo último. Lo veo apretar el volante de piel y luego se limpia los ojos con la el dorso de la mano.
¿Está llorando?
No. No puede ser.
-¿Serviría de algo que me quedara? -se me quiebra la voz- ¿Por qué debería de quedarme en un lugar donde solo recibo desaires y maltrato?
-¿Entonces qué haces aquí? -su llanto está lleno de un dolor que no logro comprender. Si lo he lastimado no me he enterado.
-Entonces si tanto me quieres lejos de ti ¿Por qué estoy aquí? -comienzo a llorar y desabrochar mi cinturón- Regresa. Me quiero bajar.
-¿Qué harás si no lo hago? -despega un segundo su mirada de la avenida y me observa con grandes ojos cristalinos.
-Necesito aire, detente, por favor.
Vuelve la vista al frente y reduce la velocidad. Estamos en una zona donde solo hay viveros y pastizales. No reconozco el lugar pero sé que estamos en una zona tranquila. Me bajo del automóvil y el aire frío inesperado me golpea la piel desnuda de mis piernas. Solo traigo la camisa grande de pijama y ropa interior en la parte inferior. Me abrazo el cuerpo y camino unos pasos y me recargo en la cerca de lo que parecen ser varios viveros o granjas. No estoy segura.
-Hace algún tiempo quise alejarme de todo ese mundo -se recarga junto conmigo a ver la luna reflejada sobre los techos de los viveros.
-¿Por qué?
-Me sentía insuficiente, además de que había discutido con todos en un lapso corto de varios meses. No nos llevamos bien por aquellas épocas. Y estaba el hecho de que me habían roto el corazón.
Oh. Me abrigo más el pecho. El frío es perceptible.
-Todos tenemos rachas malas y creo que el perdón es indispensable para sanar las heridas. No por ellos, sino por nosotros mismos. A quienes queremos siempre lastimaremos de una u otra forma.
Las palabras se derramaron y ya no había vuelta atrás para tratar de fingir que no iba dirigido para él.
-Perdón si te lastimé en estos días.
Por el rabillo del ojo lo veo girarse para verme.
-No fue un buen inicio, si me lo preguntas pero ya lo he pensado mejor hoy.
-¿Qué pensaste? -mira mi cara como si la respuesta estuviera escrita ahí.
-Estas asustado, J-hope.
Nos miramos por lo que parece un minuto infinito. Él abre la boca y la vuelve a cerrar, lo he dejado sin palabras.
-Es que -baja la mirada- estoy sintiendo algo por ti, Sun-Hee y eso me asusta. Me molesta.
¡¿Qué?! Es una broma, claro. Él no quiso decir eso. Voy a ignorar lo que me acaba de decir. Sí, esto nunca pasó.
-No me puedes decir esas cosas -enfoco la luna y quiero por una sola vez que él no pretenda bajarla para mí de está forma tan abrupta.
Sus palabras en lugar de darme alas me las corta de un solo tajo.
-¿Por... qué... no? -dice en una sola respiración pausada. Cómo si preguntar le costara un montón de expresar.
-Porque no soy el tipo de chica que se deslumbra por un idol.
Trato de creerme mis propias palabras. De cierta forma es cierto, ni la fama ni el dinero me deslumbran tanto como una buena persona que me entienda y quiera por sobre esas cosas materiales.
-No te estoy hablando desde la postura de un idol o artista, Sun-Hee. Te está hablando Jung Hoseok.
No caigas, no caigas. Jung Hoseok, cállate. No juegues conmigo. No ilusiones a mi corazón. No así, no tan rápido. No tan de golpe.
-¿Por qué debería de creer en lo que me dices? -lo observo al fin- Me has tocado con total libertad desde el primer día que nos conocimos ¿Qué diferencia hay ahora?
-No lo entiendes ¿Cierto? -exhala ya rendido conmigo.
-Explica entonces.
Sí, una explicación me pondrá la mente despejada y así no diré cosas que me arrepienta después. Una explicación me haría entender del por qué me trata así.
-Regresemos al auto, te estás enfriando y lo que menos quiero es verte enfermar.
No de nuevo, no quiero regresar al ciclo sin fin de evadir preguntas y mentir respuestas.
-¡Estoy harta de que evites mis preguntas! ¡Ya me cansé de hacer lo que tú me digas que haga!
Me toma con fuerza de la cintura y me dobla hacia atrás recargada en la cerca. No me permite continuar o alejarme.
-Sigues viniendo a mí, pequeña Sun-Hee. No te estoy obligando a nada. Si quisieras te irías, si quisieras me darías unas buenas cachetadas, si quisieras me acusas con mi padre, con la compañía, con quién sea. ¿Por qué no lo haces, eh? Yo también necesito esas explicaciones y estoy harto de tener que presionar para que me digas los porqué. Así que...
Besa mi cuello y recorre sus manos por mi piel desnuda. Va levantando mi camisa, la quita del todo y quedo ahí, a mitad de una carretera sin nada más que pantaletas. Su cuerpo cubre el mío y no tengo palabras para describir lo que me hace sentir todo aquello.
-Así que -arroja mi camiseta lejos, adentro de los terrenos del vivero- una vez más hice algo y te haz quedado a ver qué más te hago. A ver cuál movimiento hago en el siguiente parpadeo ¿Quieres conocerme realmente pequeña Sun-Hee?
Me da la vuelta y veo las luces de un vehículo acercarse a lo lejos.
-Sube al auto -me dice al oído y luego me da una nalgada. Corro y obedezco.
¿Qué está pasando? Dios mío. ¿Qué estamos haciendo?
Él se sube, mira mi pecho subir y bajar por la adrenalina antes de arrancar su auto, acelerar y dar media vuelta y regresar a las luces de la ciudad. No tengo nada con que cubrirme así que pongo mis brazos para intentar no estar desnuda pero J-hope no lo permite.
-No te cubras, eres hermosa. -aplica los cambios y acelera más.
Pongo mis manos temblorosas en mis piernas desnudas. Me muerdo los labios. Las espectativas van en aumento de la misma manera que cada que veo a los autos venir con sus luces brillantes en sentido contrario.
-No te pueden ver -toca el vidrio cuando nos detenemos en un semáforo- tiene una capa protectora que hace que no nos veamos de afuera hacia adentro.
Se recuesta en el volante y se gira despacio para verme. No despega su mirada de mi cara y sonríe con dulzura. El semáforo cambia y el vuelve a acelerar.
-Me gusta que te sonrojes y quiero hacerlo muchas veces esta noche.
-¿Pu, pu, puedes darme algo para cubrirme?
-No. Acéptalo ya de una vez, Sun-Hee. Esta situación te gusta o ¿Me equivoco?
-Se supone que primero debes de cortejarme y luego los besos y regalarme chocolates el día blanco, también contar nuestros días juntos...
-Ja, ja, ja -se comienza a reír- eres tan dulce y romántica pero no soy un tipo romántico, no al menos con esas cosas comunes que hacen todos los amantes o enamorados.
-¿Entonces que tipo de hombre eres?
El motor ruge y Hoseok sonríe.
Estoy perdiendo.
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"Quiero ponerte en mi sueño azul (lado azul, de vuelta al lado azul),
Incluso si no lo es, en mis ojos (lado azul, de vuelta al lado azul),
Quiero abrazarte en mis sueños azules, (lado azul, de vuelta al lado azul)
Aunque no sea posible, en mis brazos, (lado azul, de vuelta al lado azul)." -J-hope, Blue Side.
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