Llegar a la sala de prácticas fue toda una odisea.

Primero los guardias dudaron de la autenticidad del código QR, pero una llamada por sus radios y listo. La orden había venido de más arriba, les comunicaron.

Luego cuando iba en el primer elevador que me llevaría a los pisos prohibidos, vi de reojo a RM con varias personas que no reconocí porque de inmediato tuve que salirme por la otra puerta del elevador. Así que me terminé quedando en el piso de la cafetería.

¿Sería mala idea llevarle el café de una vez? Los dos no habíamos almorzado o al menos yo no. Así que me detuve a pedir dos cafés fríos para llevar. Estaba tan entusiasmada con la idea que no me percaté de a quién tenía haciendo fila detrás de mí. Por poco y le aviento el café encima.

Era Taehyung, que miraba con curiosidad el menú que colocaban en pantallas en la parte de arriba. Se percató de mi presencia embobada y me correspondió con una sonrisa ligera.

Aún no podía creer que de nuevo me había topado con él, durante mi trayecto de regreso al ascensor con los dos cafres fríos en cada mano. Pensé que debí de haberle saludado o mínimo inclinado en señal de respeto. Algo debí de haber hecho pero en cambio solo me cohibí. Ya sería para la próxima.

Ya faltaba poco para llegar con J-hope cuando mi teléfono en mis pantalones comenzó a vibrar una y otra vez. No podía mirarlo porque llevaba los dos cafés y una caja de donas en las manos. Dejé pasar aquellas llamadas y mensajes.

El elevador se detuvo un piso antes de llegar a mi destino y los vi entrar en tropel. Los que no se percataron de mi presencia fueron, RM quién iba mirando un libro en sus manos, Suga estaba arreglando la carcasa de su teléfono con los lentes puestos, Jimin que iba explicándole algo a Taehyung mientras se reían. Taehyung que me había visto en la cafetería ni notó mi presencia. Al último todos ellos se abrieron paso para que entraran Jin, quién si me vió pero desvío su mirada a sus demás hermanos y JK al final, que fue el que me preguntó a qué piso iba:

-¿A qué piso vas? -se mordió el piercing de los labios esperando mi respuesta.

Me hice la loca y solo agaché mi cabeza y asentí. Él se percató de mi boina y lentes pero se resistió a preguntarme algo más y lo vi susurrarle a algo a Jin en la oreja, este le soltó un manotazo y comenzaron a bromear entre ellos.

Yo estaba al final del elevador con casi la agrupación completa. Tenía que pensar en algo y rápido. No me podían ver salir detrás de ellos. No tenía una justificación bien fundamentada porque RM y Suga ya sabían quién era yo y mentir y decir que era la nueva asistente solo haría que esto parecíera algo incoherente, tanto como llevarle el café a J-hope sería un escándalo a nivel impensable. Si es que el chisme salía de las paredes de Hybe Labels.

Llegamos al piso y ellos se bajaron, yo esperé en el fondo y JK se giró para verme, Jin fue el último en salir. Cuando las puertas del elevador se cerraron, puse de inmediato la caja de donas en el suelo y saqué mi teléfono. Tenía veinte llamadas perdidas del número de J-hope, le marqué de inmediato y el me contestó.

-Iban para allá.

-Lo sé, voy bajando. ¿Vas en el elevador? -se le escuchaba agitado.

-Sí, voy en el elevador ¿No ibas a ensayar?

-Si pero ya les dije que no puedo, tengo cosas que hacer.

En eso el elevador se abre y él entra con el teléfono en la oreja pero detrás de él viene Taehyung y lo detiene por el brazo.

-¿A dónde vas Hyung?

J-hope se me queda viendo y abre la boca.

-A ningún lado, solo qué encargué estás donas y un café pero ya están aquí -rie nervioso y me arrebata las cosas de la mano, accidentalmente me empuja el dorso de la mano y dejo caer el café en los pies de ambos.

-¡Fíjate! -me grita y bufa molesto. Taehyung se le queda viendo. Luego comienza a levantar el vaso de café y me pregunta si me encuentro bien.

-¿Se encuentra bien? ¿Le cayó café?

-No, no se preocupe -niego y salgo corriendo del elevador.

Escucho a Taehyung gritarme que espere que me repondrá el café. Pero no soy capaz de voltear a verlos.

Me encuentro con un baño en el camino y me meto. No hay nadie, salvo la señora de limpieza que al verme derramar unas lágrimas, me proporciona un pañuelo desechable.

¿Por qué J-hope no puede ser así conmigo? ¿Por qué siempre tiene que ir de blanco a negro? ¿De hostilidad a gentileza?

Recibo un mensaje de texto minutos después:

Ve por otros dos cafés, te espero afuera del elevador.

Le respondo cortante:

¿Por qué debería de hacerlo? Eres un idiota J-hope.

Me responde al segundo:

Por eso mismo, ve por los cafés y luego al elevador.

Ruedo mis ojos y respiro profundo. No tiene caso seguir luchando contra él. Al final siempre gana. Pero como soy una terca quiero verle la cara nomás para decirle lo cuánto lo odio por hacerme ese tipo de escenas frente a los demás.

-Oh, señorita Sun-Hee -se ríe cuando me ve llegar con los mismos productos de hace un momento- casi nos descubren.

-¿Qué fue lo de hace rato? Por qué siempre me haces lo mismo...

-¿Me compraste un café? -ignora mi reclamo.

-Sí, vi que no habías almorzado pero eso no es lo que estaba dicien...

Me toma de la cintura con fuerza y casi derramo el café encima de los dos. Con una mano descubre mi frente y me acaricia de arriba hasta el mentón. Acaricia mis labios con su dedo pulgar. Miro a todos lados porque no estamos en una zona sin cámaras de seguridad.

-¿Por qué eres tan dulce pequeña Sun-Hee? ¿Qué hechizo haz lanzado sobre mí?

-No empieces, J-hope. Alguien nos puede ver.

Él me empuja contra las puertas del elevador y oprime un botón.

-Ah ¿Eso quiere decir que si no nos ven puedo hacer más de esto? -besa mi cuello mientras nos conduce adentro del pequeño cubo. Su toque me pone las piernas débiles.

-Aquí no por favor -le ruego y el suspira aún sobre mi piel y se coloca a un lado de mí. Toma su café y las donas las coloca a un costado del mismo brazo que sostiene el vaso. Se ve que le importa poco si pierden su forma.

Y con la otra mano hace lo insólito.

Me toma de la mano, la de él es fría, delgada, de dedos largos a comparación de la mía, pequeñas y siempre cálidas. Eso hace que se renueva su mano entre mi palma, buscando el calorcito que emana. Me encuentro sonriendo como una boba con aquel simple gesto. Lo siento observarme pero no me interesa lo que esté pensando de mí, esto es demasiado íntimo para mí, más que vernos desnudos o provocarnos marcas en los cuellos.

La tensión se corta cuando una secretaria y varios ejecutivos paran el elevador y se suben, empujandonos hasta la parte de atrás. J-hope se coloca detrás de mi y me toma de la cintura mientras el asensor reanuda su marcha. Acerca su rostro a mi oído derecho y una descarga eléctrica me hace reír. Es mi punto débil. Se me sale una risita y él aprovecha para susurrar.

-¿Por qué se ríe, señorita Sun-Hee? -se lleva el lovulo de mi oreja a su boca y succiona. Eso me hace pegarme más contra su cadera. -No soy el único que cambia de humor ¿Eh? ¿No estaba enojada conmigo por el incidente del café?

Su mano sube por mi pierna y se mete en mi camiseta grande, coloca toda la palma de su mano en mi abdomen, hace círculos en mi ombligo. Trato de quitarme de su toque por hacerme recordar el accidente del café pero más me aprieta con su brazo libre. Me da besitos en la oreja y cuello, estoy a punto de tirar el café en la espalda de un ejecutivo, para girarme y entregarme al deseo que ha nacido en mí. Resisto todo lo que puedo.

Llegamos al piso donde todos se bajan y toda cordura se esfuma. Las puertas se vuelven a cerrar cuando la última persona sale. Suelta el café y las donas, yo también hago lo mismo y el suelo se mancha al instante. Me gira y me toma de las piernas para flexionarlas y cargarme entre sus brazos. Me tiene bien sujeta de las dos piernas que ahora cuelgan de su espalda.

Comenzamos con las caricias.

Él mete su mano ahora sí por mi abdomen y sube hasta llegar a mi pecho. Lo toma entre su mano y sin aún besarnos abrimos nuestras bocas, ante la espectativa de lo que podríamos llegar hacer. En eso estamos cuando el hechizo se rompe. El elevador da un último pitido y las puertas se abren. Nos separamos de inmediato pero es evidente que ya nos vieron y no cualquiera persona.

Lola.

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-¿Crees que diga algo? -le pregunto a J-hope quién no ha probado bocado alguno de su hamburguesa doble.

Estamos en un restaurante de comida rápida, muy alejados de Seúl. El peligro es inminente. Lola no dijo nada al vernos, solo se limitó a sonreír abiertamente y negar con la cabeza.

-No le van a creer, no tiene pruebas de nada -trato de darle ánimos.

Él ha estado así desde que llegamos. Ni una sola palabra. Le ha mordido a su hamburguesa y eso porque le hice un vergonzoso Aegyo pidiéndole que comiera.

-Me preocupa más que de eso se agarre para no darte tu lugar en la herencia de tu padre.

-Poco me ha importado el dinero desde antes y menos ahora.

-No digas eso, debes de terminar tus estudios y pagar los seguros de tu abuela y los tuyos. -me toma de ambas manos- Lo he arruinado todo por culpa de un lapso de calentura. Disculpame Sun-Hee.

-¿Así que te arrepientes ahora de lo que me hacías en el elevador? -me levanto indignada por las palabras que ha utilizado- ¿Eso es lo que haces, J-hope? ¿Eh? ¿Seducir jovencitas y llevarlas a la cama?

-¿De que hablas -frunce el entrecejo- siéntate ¿Quieres? No fue lo que dije.

-Creo que haz dicho y hecho suficiente por hoy -recojo mi bolso del respaldo- ya terminé de comer, gracias. Te espero en la camioneta.

Él se lleva las manos al rostro, estresado. Lo dejo solo con sus pensamientos. Admito que he exagerado un poco pero sinceramente me sentí rechazada por su comentario. Tal vez estoy siendo infantil pero era lo que sentía en ese momento.

-¿Quieres dejar de comportarte infantil por un momento? -entra a la camioneta ya discutiendo conmigo. Yo lo ignoro y me cubro con mi bolso mirando por la ventana.

Suelto algunas lágrimas en el camino. No sé ha dónde vamos y poco me importa. No quiero verlo a la cara nunca más. ¿Cree qué se me ha olvidado la humillación que me hizo pasar frente a Taehyung?

-Quiero ir a casa -pido con resolución.

Le da la señal a su guardia que le diga al chófer. La camioneta gira a la derecha y nos llevan de vuelta a la mansión de los Jung. O eso es lo que creo porque no reconozco la zona por dónde nos llevan. Veo locales de ropa y zonas de pequeños centros comerciales.

Cómo siempre va mensajeando su próximo plan improvisado para joderme el día. Guardo silencio y espero a ver qué sorpresa me espera con J-hope.

La veo mucho antes de que la camioneta se estacione y no va sola, va Ji Woo con ella. La señora Jung me saluda cuando J-hope y yo bajamos.

-¿Entonces se quieren unir con nosotras de compras? -la señora Jung me toma de los hombros y conduce adentro de un centro comercial.

Ji Woo y su hermano van hablando atrás de nosotros pero no me entero de nada.

-¿Señora Jung?

-¿Sí, Kim Sun-Hee?

-No quiero ir de compras.

-¿Por qué no querida? Es bonito ver ropa nueva y ¡Mira! ¿No son preciosos esos zapatos brillantes? -se detiene su sombrero de flores y va directo a la vitrina de una tienda, me sonríe y me hace señas con la mano para que la acompañe.

Me acerco dudosa al mismo nivel que ella para ver los dichosos zapatos. Que parecen tan delicados y caros que sería una compra demasiado alocada.

-Es que bueno, ya sabe... No creo que sea una buena compra, no tienen chiste.

-No te preocupes, compra lo que quieras. Yo lo pago.

Se detiene delante de nosotras con las manos en sus bolsillos y pasa silvando antes de que le niegue lo que me está ofreciendo. Esperaba una reacción escandalosa de parte de su madre pero en cambio solo chilló de alegría y me tomó de la mano para mostrarme toda la ropa que me ofrecía el siguiente local.

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"No contestas el teléfono, busco la manera de descubrirte,
Estoy buscando tus verdaderas intenciones,
Todo lo que me envías es una o dos líneas de texto,
¿Esta es la relación de ensueño que siempre he querido?
¿A dónde fue mi excitante historia de amor?
Muévanse a un lado, personajes de drama,
Arranqué mi cabello mil veces por tu culpa,
Pero no te importa, crees que está bien y me ignoras." -J-Hope, Danger.