03. hang out

ᴬᵖʳⁱˡ ²¹ᵗʰ, ²⁰¹⁷

Ninguna sabía si había sido por aquella charla hacía ya dos meses, pero definitivamente podían asegurar que había una obvia cercanía entre ambas. Las dos se llevaban mejor de lo que se imaginaban que se llevarían. Habían dejado de ser solo dos compañeras de trabajo, a ser amigas extremadamente cercanas que se contaban absolutamente todo lo que pasaba en la vida de la otra, por muy pequeño que fuese.

Sadie había encontrado la confianza suficiente para volverse más abierta con los demás gracias a estar tanto tiempo con Joe. Además, descubrió que tenían más cosas en común de lo que pensaban y que se complementaban asombrosamente bien a pesar de ser bastante distintas. Quizás al inicio encontraba a Joe demasiado activa para ella, pero ahora no la cambiaría a ella por nada en el mundo.

La pelirroja estudiaba tranquila en su habitación, puesto que no tenía nada que hacer en el día. Habría salido con cualquiera de sus amigos, pero no tenía ganas más que estar metida en casa con su familia. Aunque a decir verdad, se aburría un poco. Bastante.
Se había acostumbrado a tener a alguien a su lado hablándole a cada momento, y ahora, pasar un día sin esa voz constante en su oreja se le hacía muy raro. 

Molesta de haberse desconcentrado de su lectura, apartó el libro con la mano y se estiró para tomar su teléfono. Meses antes, habría llamado a Millie o Finn para pasar el rato. Sin embargo, ahora parecía querer estar con Joe. Sadie no sabía qué era, pero Joe tenía algo que la hacía sentir cómoda y menos tímida que con sus otros amigos.

Presionó el contacto de Joe con nervios inexplicables para ella y apoyó el móvil en la lámpara, mordiéndose la piel de sus dedos y moviendo su pierna sin control alguno. 

— ¡Shady Sades! —exclama Joe felizmente nada más contestar.

Sadie sonrió suavemente y dejó de morderse los dedos, agitando su mano para saludarla.

— JoeJoe, hey —dijo Sadie.

— ¿Está todo bien? —pregunta Joe, dejando su móvil en su almohada y apoyándose sobre sus manos.

— Sí, todo bien —dijo Sadie— Uh... ¿estás ocupada? —pregunta dudosa.

Joe negó con la cabeza.

— Bien, genial.

Sadie se quedó callada, mirándose las uñas de sus manos con el mismo nerviosismo de antes. Joe pestañeó un par de veces confundida y torció la cabeza mientras observaba a Sadie, esperando a que dijese algo. Al ver que no decía, habló.

— ¿Sadie? —llama Joe, con el ceño fruncido y una pequeña sonrisa.

La pelirroja tarareó y miró a Joe.

— ¿Por qué preguntas? 

— Oh —dijo Sadie torpemente— Estoy muy aburrida y me preguntaba si... —vaciló un poco— querías venir a casa a pasar el rato.

— ¡Claro! —dijo Joe entre pequeñas risas— Le digo a Belina que me lleve. ¿Cuándo me paso? ¿Y quiénes van a estar?

Sadie se quedó callada por un momento. Le daba mucha vergüenza tener que decirle que quería que viniese lo antes posible y que nadie más estaría ahí, porque solo quería estar con ella y solo ella. 

— Cuando quieras —responde— Y... solo nosotras —dijo, deseando que Joe no preguntase o la mirase extraño.

— Bien —dijo Joe sonriendo, sin cuestionar— Me visto y voy, ¿vale?

— Sí, vale.

— Hasta ahora, Sades —dijo Joe, segundos antes de colgar.

Sadie se quedó unos segundos mirando a la pantalla de su teléfono y frunció el ceño. 

Era curioso para Lori Sink encontrarse a Joe en la puerta con una sonrisa amable y unos cuatro cafés en una bandeja que sostenía con la palma de su mano. Confusa pero sonriente, la dejó pasar sin dudarlo a su hogar. No lo podía decir en alto frente a Sadie, pero Joe era en definitiva la favorita de entre todos los amigos de sus hijos. 

— Lori, hola —dijo Joe— ¿Cómo estás? ¡Señor Casey, hola! —exclama agitando su mano hacia el hombre, quién estaba sentado en el salón con Mitchell y Jacey viendo la televisión. Los otros dos hermanos mayores, Caleb y Spencer estaban fuera, ocupados con sus estudios universitarios

— Hola, cariño —responde Lori— No sabía que venías, disculpa el desorden.

— No te preocupes —dijo Joe— Les traje café. Los dejo en la cocina.

Lori asintió agradecida y enternecida a la vez. Vio a Joe ir a la cocina y dejar la bandeja con cafés en la encimera. Tomó uno y caminó hasta el salón para saludar a los demás miembros de la familia. 

— Hey, Mitch —saludó amablemente— Jacey.

El muchacho sonrió de vuelta y agitó su mano desde el sillón. La más pequeña de la familia saludó también de vuelta con más timidez que su hermano y sus padres. 

Joe se excusó y caminó rápido hacia la habitación de su amiga con el café con leche de avellana en su mano. Tocó un par de veces y extrañada de no recibir respuesta, abrió lentamente. Se asomó un poco y vio a Sadie sentada en su escritorio usando su ordenador portátil con los auriculares puestos. Entre risitas, Joe se acercó sigilosamente por detrás.

Sadie podía sentir una presencia detrás de ella. Justo cuando pensaba darse la vuelta para mirar, unos brazos la rodearon por detrás con firmeza y una carita se pego a la de ella. Pudo reconocer a Joe gracias a esos característicos abrazos firmes y cariñosos, y por el aroma agradable que desprendía.

— JoeJoe, me asustaste —dijo Sadie, suspirando.

Joe se rió, presionando su mejilla contra la de Sadie.

— Hola —dijo Joe entre risitas.

— Hola —responde la pelirroja sonriente.

Joe se separó un poco de ella y dejó el café al lado del ordenador.

— Leche de avellanas, para variar —dijo Joe.

— ¿Por qué de avellanas y no de soja, como siempre?

— Sadie, Sadie, Sadie —reprende divertida—. Tienes que salir de tu zona de confort, ¿cuántas veces tengo que decírtelo?

Sadie se quitó los auriculares y rodó los ojos divertida mientras agarraba el café de la mesa. Se llevó la pajilla a los labios y sorbió para probar la bebida. Joe por su parte, se quitó los zapatos y se acostó en la cama de Sadie como si fuera la suya propia. Se metió debajo de las mantas y se acurrucó en ellas a pesar de hacer calor. 

— Woah —dijo Sadie, mirando el café sorprendida.

Joe la miró curiosa.

— ¿Qué opinas? —pregunta sonriente— ¿Está bien? ¿Está bueno?

— Joe, es delicioso —dijo Sadie, volviendo a darle un sorbo—. Es mejor que con la leche de soja —se levantó de la silla y se sentó en la cama—. Prueba.

Joe se sentó también y se acercó a Sadie, mirando con curiosidad la bebida. Nunca había probado el café con leche vegetal antes, así que esto era algo nuevo para ella. Agarró la pajilla y sorbió. El líquido frío le puso la piel de gallina. Se separó pensativa y haciendo sonidos exagerados con la lengua y labios que hacían reír a Sadie.

— ¿Y bien? —pregunta Sadie.

Joe arrugó un poco la nariz y apartó la bebida de ella.

— ¿¡Qué!? —exclama la pelirroja.

— Es decir... —se excusa Joe con una leve sonrisa divertida, sabiendo como sería la reacción de su amiga— no está mal.

— ¿Bromeas? ¡Es delicioso! —vuelve a decir Sadie, viendo a Joe poner la misma mueca de disgusto de antes— Tienes un gusto terrible, ¿lo sabías?

Joe dejó una suave risa dejándose caer de espaldas en la cama dramáticamente ante la divertida y atenta mirada de Sadie. Cerró los ojos y dejó un pequeño suspiro.

— Millie me presentó hace unos días a su "amigo" nuevo —dijo Joe sin abrir los ojos.

Sadie pareció intrigada. Su ceño se frunció levemente sin dejar de mirar a Neumann y sin decir nada, esperando a que continuase.

— Se llama... uh... —soltó una risa y se puso la mano en la cara— ¿Jacob? Jacob... algo más. 

— ¿Y qué tal? —pregunta Sadie.

Joe suspiró de nuevo y abrió los ojos para mirar a la pelirroja. Tenía la mirada teñida de hastía y el ceño levemente arrugado que hizo reír a Sadie de nuevo. Joe sonrió al escuchar su risa. Luego, rodó los ojos antes de contestar.

— Está claro que Millie está babeando por él —dijo Joe con un subtono de disgusto—. No quiero ser ese tipo de amiga que critica los intereses amorosos de sus amigas, y menos con quien podría ser su futuro primer novio, pero... —resopló exageradamente— Es... um... ¿cómo lo digo sin que suene tan mal?

Sadie se mordió el labio tratando de no reírse. Le dio un pequeño golpe a Joe en el brazo.

— Es decir, si a ella le gusta, tendré que soportarlo —dijo Joe con un tono divertido, queriendo hacer reír a Sadie de nuevo— Supongo que no tiene la culpa de tener un gusto tan terrible.

— ¡Joe! —regaña Sadie sin evitar reírse de nuevo.

Ella se dejó caer al lado de Joe con las manos en su boca para silenciar sus risas. Joe seguía bromeando sin parar con el tema y Sadie casi no podía respirar de tanto reír. Cuando pudo calmar sus descontroladas risitas, puso sus manos sobre la boca de Joe para que dejase de hablar. 

Joe le agarró las manos a Sadie y simplemente no pudo evitar reírse como una niña ella también, contenta de haber cumplido su objetivo de hacer reír a Sadie. Se quitó las manos de la pelirroja con suavidad y la miró sonriente.

— Gracias por invitarme, Sades —dijo Joe.

Sadie tan solo le devolvió la sonrisa.

— Te veías un poco rara en la videollamada —dijo—. ¿Segura que estás bien?

— Sí, estoy bien —asegura Sadie rápidamente—. Estoy bien.

— Sabes que... me puedes contar lo que quieras, ¿verdad? —dijo Joe cautelosa, sin querer presionar a Sadie—. Lo que sea. Jamás te juzgaría.

Sadie tragó saliva y asintió, sintiéndose tímida frente a Joe. 

— Lo sé —susurró, desviando la mirada.

Joe ladeó una sonrisa y asintió lentamente.

— Bien —dijo.

— Bien.

[...]

Joe entró a su casa con  un gran bostezo y con Belina detrás de ella. No tenía ni idea que había pasado varias largas horas en casa de Sadie de no ser porque Belina la había llamado para decirle que ya estaba fuera esperándola. 

Eran casi las 12:00 p.m. A esa hora, Sadie ya habría estado dormida desde hace por lo menos dos horas, pero tener a Joe cerca de ella la llenaba tanto de energía que lo único que quería hacer era hablar, hablar y hablar toda la noche. Se sacaron muchas fotos, cuchichearon sobre algunos dramas -más bien Joe, Sadie escuchaba atenta-, hicieron karaokes  divertidos y en voz baja, tratando de no molestar a nadie, y más.

— J —dijo Belina, mirando a la muchacha, que tenía los ojitos medio cerrados del cansancio—, ¿ya cenaste? 

Joe negó lentamente y bostezó una vez más. Se quitó los zapatos y los dejó en la entrada, igual que la adulta.

— ¿Quieres que te prepare algo antes de que te vayas a dormir? —pregunta.

— Uh... No, está bien —dijo Joe, caminando hasta su habitación—. No tengo mucha hambre.

— ¿Segura?

Neumann asintió, arrastrando perezosamente los pies. Cuando llegó a su cuarto, se quitó los pantalones y se dejó caer en la cama de cara. No tardó mucho en sentir como su cuerpo se relajaba por completo y cómo empezaba a estar a punto de caer en el sueño profundo. 

— No te lo pregunté —dijo Belina en la puerta de su habitación de repente—. ¿Te lo pasaste bien con Sadie?

El cuerpo de Joe dio un pequeño espasmo del susto. Miró con el ceño fruncido a la adulta y murmuró una afirmación como pudo. 

— ¿De qué hablaron?

— Lina... —se queja Joe, queriendo dormir.

— Dime —insiste alargando la 'e'.

— De muchas cosas. Déjame dormir —se queja de nuevo la adolescente.

— Gruñona —bromea— ¿Planearon lo que van a llevar en la premiere? —pregunta, cruzada de brazos mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

Joe asintió lentamente con los ojos cerrados.

— Me tienes que ir diciendo, J. Recuerda que tengo que llamar y concertar citas para que te hagan el vestido o traje o lo que sea que te vayas a poner en octubre —dijo Belina—. No te puedes olvidar.

— Sí —dijo en un suspiro perezoso, volviendo a empezar a quedarse dormida.

Lina caminó hasta Joe para darle un beso en la cabeza y dejarla descansar. Joe cayó en un sueño profundo en cuestión de segundos.

———

BYE YA LLEGUÉ A LAS 1K??? TAN RÁPIDO???? de verdad que son lo mejor 😭❤

me gusta mucho Joe, no sé ustedes 🐱‍🏍

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top