Behind The Scene ୨ৎ único

Nada más levantarse, Jungkook agarró su celular con un gesto casi automático.

Ni siquiera se molestó en mirar la hora ni las miles de notificaciones que iluminaban la pantalla; su atención estaba centrada en un chat en específico. La emoción burbujeaba dentro de él mientras sonreía al leer los mensajes.

V Hyung:

Jungkookie, ya estoy en el aeropuerto.

Escuché un poco de jazz para calmarme durante el viaje, las alturas me siguen poniendo nervioso.


Yo:

Entonces no pensaste en mí.

V Hyung:

Oh, despertaste.

Yo:

Sí, justo ahora.

¿Quieres ver?

V Hyung:

¿Me mostrarías?

Yo:

Si quieres.

V Hyung:

QUIERO.

Yo:

Ups, la camisa se me alzó.

V Hyung:

Qué malo eres con tu hyung.

Yo:

Dramático.

V Hyung:

Ay, pero eres muy bonito.

Mi Jungkookie es el más lindo de todos.

¿Cómo puedes ser tan hermoso?

Yo:

Lo mismo me pregunto.

V Hyung:

Pronto estaré contigo y con Jimin.

Quiero comer mucha comida deliciosa cuando llegue.

Yo:

Tenemos muy buenos chefs.

V Hyung:

Nooo, yo quiero que me cocines 🥺

Yo:

Hyung, no seas malcriado.

V Hyung:

Jungkookieee

¿Por favor?

Yo:

Está bien, pero no demores, porque cambio de idea.

V Hyung:

Ya estoy en camino.


Yo:

Buen viaje.

Y si te vuelves a sentir mal, piensa en mí y en todo lo que te haré cuando te tenga de frente.

Jungkook apagó el teléfono con una sonrisa y se levantó de la cama, estirándose y cambiándose de ropa rápidamente. Notó que la cama de Jimin estaba revuelta, lo que indicaba que su amigo ya había despertado. Miró disimuladamente las cámaras en cada esquina de la habitación, recordando las instrucciones que les habían dado.

Tenía que comportarse como si todo fuera normal, aunque por dentro estaba más emocionado que nunca por la llegada de Taehyung al programa.

"Are you sure?" había sido, desde el principio, una idea de Jimin y Jungkook: un viaje entre amigos para compartir buenos momentos, que luego se convertirían en memorias compartidas con Army.

Jungkook nunca imaginó que Taehyung también querría unirse a ellos.

Sin embargo, sabía lo obstinado que podía ser su novio a veces. Así que Jimin no tuvo problema en aceptar que Taehyung se uniera a la aventura.

Al salir al patio, fue recibido por el delicioso aroma de una parrillada, con el humo de las salchichas y la carne asada llenando el aire. Su estómago gruñó en respuesta, y la saliva comenzó a acumularse en su boca ante la tentadora vista de la comida. Jimin estaba al lado del chef, mirando con curiosidad y probando cada bocado que le ofrecían.

Jungkook se posicionó detrás de él y, sin pensarlo dos veces, lo asustó.

Jimin pegó un brinco, acompañado de un pequeño grito que resonó en el aire.

—¡Jungkook! —exclamó, llevando una mano al pecho—. ¡No hagas eso! Por poco escupo lo que estaba comiendo.

La risa de Jungkook resonó alegremente mientras Jimin le sacaba la lengua en señal de reproche.

Más calmado, Jungkook observó que el staff estaba tomando un descanso entre las tomas. Aprovechando el momento, se acercó a la parrilla para probar algunas cosas.

—¿Ya llegó Tae? —preguntó Jimin entre bocados.

Jungkook asintió, sin dejar de disfrutar de la comida.

—Sí, me escribió nada más aterrizar en el aeropuerto. Dijo que estaba emocionado por vernos.

—¡Nunca me escribe! —Jimin hizo una mueca de descontento—. Ni siquiera me lo contó. Ustedes son novios, pero yo soy el mejor amigo. También tengo derechos.

Jungkook rodó los ojos, divertido.

—Hemos tenido esta conversación mil veces, Jimin. Tae solo me cuenta cosas cuando insisto mucho. A veces creo que tiene el teléfono como un adorno.

Jimin soltó una risa, asintiendo con la cabeza.

—Es verdad. Tae es como Yoongi hyung; pueden pasar días sin responder un mensaje. Es como si estuvieran en su propio mundo.

—Así que les gusta hablar a mis espaldas —murmuró una voz grave desde atrás.

Ambos chicos se dieron la vuelta y allí estaba Taehyung, sonriendo con esa mirada traviesa que siempre lo caracterizaba. Vestía elegantemente, con un aire sexy que hizo que Jungkook sintiera mariposas en el estómago.

De inmediato, Jungkook dejó de comer y se levantó abruptamente. No le importaron las cámaras; podrían eliminar la escena, cortarla o mostrarla al mundo entero.

Corrió hacia su hermoso novio y lo levantó sin esfuerzo, besándolo profundamente, con una pasión que parecía desbordarse. Taehyung se amoldó a su cuerpo, siguiendo el ritmo acelerado de sus labios, entrelazando su lengua con la de Jungkook en un baile íntimo. Lo abrazó con sus largas piernas, pegándose a él como si fueran uno solo. Fue un momento mágico, electrizante, como la primera vez, como siempre debió ser.

—Mmm, sabes a frutilla y alcohol, Jungkookie —susurró Taehyung, jadeando mientras volvía a probar la mezcla adictiva en su saliva—. Me gusta.

Detrás de ellos, se escucharon carraspeos y silbidos incómodos.

—Ay, busquen un hotel, ¡sucios! —exclamó Jimin, provocando risas entre el staff.

Solo entonces, Jungkook y Taehyung se dieron cuenta de la realidad que los rodeaba. El equipo les lanzaba miradas reprobatorias; varias tomas habían quedado arruinadas por su demostración de afecto. Sin embargo, Taehyung endureció su expresión, dejando claro que el descontento ajeno no le perturbaba en absoluto.

Jungkook depositó a Taehyung suavemente en su lugar y le dio un último beso, esta vez en la frente. Taehyung acarició disimuladamente su meñique, recordándole que seguía ahí, y luego se dirigió a Jimin para abrazarlo.

El pelinegro recibió el cálido abrazo con una sonrisa divertida al ver la mueca celosa que Jungkook hizo. Era evidente que el golden maknae podía ser muy posesivo sin quererlo.

—¿Cómo está Seúl? —preguntó Jimin una vez que ambos tomaron asiento en la larga mesa.

—Muy caluroso y aburrido como siempre. Estaba muy solo sin ustedes, por eso les pedí unirme. Espero que a Army le agrade nuestra aventura juntos; vengo con muchas ganas e iniciativas.

Taehyung pronunció lo último en un tono más bajo y enigmático, dirigiendo una mirada furtiva hacia Jungkook, quien se removió nervioso y derramó un poco de su bebida sobre la mesa. Taehyung sonrió triunfante y robó un poco de la carne del plato de Jimin.

—Está deliciosa; no sé desde cuándo probaba algo tan bueno. Con toda la campaña de modelaje, he tenido una dieta estricta y esto es por fin un respiro.

—Pues come el mío, Taehyungie —ofreció Jimin al cambiar sus platos.

Taehyung devoró la comida casi sin masticar, ajeno a la mirada preocupada que Jungkook le dirigía.

Jungkook sabía lo estrictos que podían ser con las dietas durante las campañas de modelaje, especialmente cuando las fotos eran para la promoción de un disco. Sin embargo, había una diferencia abismal entre su metabolismo y el de Taehyung. Él podía sobrevivir a base de agua y manzanas por un tiempo prolongado, pero Taehyung no; en ocasiones extremas había llegado a desmayarse o sufrir hipoglucemias.

Su mente se llenó de escenarios inquietantes donde su hyung sufría. Sin decir una palabra, se levantó de la mesa y se dirigió a la cocina para preparar uno de los platillos favoritos de Taehyung.

Jungkook arremangó las mangas de su sudadera y lavó sus manos al entrar en la amplia cocina equipada con todos los suministros necesarios. Sabía que varias cámaras apuntaban hacia él en diferentes tomas, así que se aseguró de disfrutar el proceso, poniendo todo su amor en cada ingrediente.

Los fideos cocieron rápidamente, y saltear las verduras fue aún más veloz. Jungkook decoró el plato con semillas de sésamo y cebollino finamente picado. Probó una pequeña porción; estaba delicioso. Con orgullo, salió de la cocina.

Cuando puso el tazón humeante frente a Taehyung, sus ojos pasaron de ser medias lunas a dos esferas brillantes.

—¡Japchae! —exclamó con una sonrisa radiante—. ¿Es para mí?

Jungkook asintió mientras volvía a sentarse frente a él.

—Sí, lo hice para ti.

Taehyung bajó un poco la cabeza para ocultar su sonrojo, pero Jungkook lo notó; era imposible no percibir sus reacciones. Jungkook siempre estaba atento a él, siempre cuidando su bienestar.

—Gracias, Jungkookie. Lo comeré todo.

Y así lo hizo.

Apenas dejó algunos restos de fideos en el plato, Taehyung se sobó el estómago levemente hinchado y Jungkook sonrió orgulloso.

—Tienes salsa aquí —le dijo Jungkook, señalando una parte de su boca.

Taehyung la limpió, pero del lado contrario.

—¿Ya?

—Todavía. Ven, acércate.

La cercanía de Taehyung siempre le robaba el aliento a Jungkook, lo volvía débil. Su rostro era un lienzo de belleza que desafiaba cualquier descripción. Era más hermoso que las palabras y los adjetivos; no existía un término que pudiera abarcar todo lo que Taehyung era: su sonrisa radiante, la chispa en sus ojos, la forma en que su piel brillaba con la luz del sol.

Jungkook se sintió atrapado en un instante eterno, donde el mundo a su alrededor se desvanecía y solo existía la conexión entre ellos.

—Déjame ayudarte —susurró Jungkook, inclinándose un poco más cerca, sintiendo la calidez del aliento de Taehyung.

Con un toque suave, limpió la salsa de su boca, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Sus dedos se detuvieron en el lunar de su labio inferior, un pequeño detalle que se acentuaba con cada beso apasionado. Taehyung siempre parecía más hermoso en esos momentos donde debía abrir toda su boca para recibir cada centímetro de su...

Sin embargo, una señal interrumpió su conexión, obligándolo a despegarse a regañadientes. Jungkook respiró hondo, observando cómo Taehyung comenzaba una conversación con Jimin.

A veces anhelaba un refugio solo para ellos, un espacio donde pudieran amarse sin las expectativas del mundo exterior. Solo ellos dos y su amor fluctuando como la cosa más pura y correcta del universo.

Sabía que un día tendrían esa libertad.

Más tarde, después de que Taehyung dejara su equipaje en el cuarto de Jimin y Jungkook, los tres se pusieron sus trajes de baño y se dirigieron a la piscina.

Justo cuando Taehyung estaba a punto de salir, un chorro de agua fría lo sorprendió en el pecho desnudo. El susto lo hizo cubrirse instintivamente, pero Jungkook no se detuvo y continuó disparando agua hasta que Taehyung tuvo que escapar.

Jimin se reía mientras los veía correr por el césped, sus risas resonando en el aire. Después de un rato, agotados, se sumergieron en el agua, que resultó ser cálida y acogedora.

Jugaron a piedra, papel o tijera bajo el agua, y Taehyung usó una pistola de agua para mojar a Jungkook. Pero lo más divertido fue cuando Taehyung se subió a la espalda musculosa de su novio, imitando una escena de surf.

Las risas llenaron el ambiente, pero cuando Taehyung emergió del agua y se sentó en el borde de la piscina, la mirada de Jungkook se desvió hacia sus piernas: largas, esbeltas, torneadas y muslos suaves. El material del traje de baño se ajustaba a su figura como una segunda piel, no dejaba nada a la imaginación.

Y la de Jungkook estaba volando.

El pelinegro sintió que su corazón se aceleraba. Disimuladamente, nadó hacia él, aprovechando que las cámaras no grababan y que Jimin había salido para darles espacio. Con un toque juguetón, le hizo cosquillas en la planta del pie.

—¡Jungkookie! Sabes que soy sensible ahí —exclamó Taehyung entre risas.

Las cosquillas continuaron, pero Jungkook no pudo resistir la tentación de dejar que su mano ascendiera por la pantorrilla de Taehyung, recorriendo suavemente su piel hasta la cinturilla de su traje de baño.

Taehyung se agitaba entre pataleos y carcajadas sofocantes, ignorando el hecho de que Jungkook estaba más que excitado, con la polla dura marcándose en su traje y el deseo de comérselo como la mejor de las comidas.

—Jungkook, no... no puedo más.

Taehyung estaba más que rojo, y Jungkook se bajó la parte delantera del traje de baño y se sacó la polla allí mismo.

Taehyung se atragantó con su propia saliva, tosiendo.

—¿Qué... qué haces? —Se alarmó—. ¡Te pueden ver!

—No me importa, hyung. No paro de pensar en tus piernas rodeando mis caderas, presionando mis glúteos, impulsándome dentro de ti.

Jungkook agarró su pantorrilla, Taehyung apenas la movió por voluntad propia, era líquido entre sus manos. Con los dedos de su pie, Jungkook los llevó a que acariciaran la suave piel que recubría su miembro, el glande rosado sobresalía del agua y brillaba por el presemen.

—¿Lo imaginas, hyung?

Taehyung jadeó.

—No me llames así en este momento.

Jungkook sonrió divertido.

—¿Por qué?

Oh, él sabía muy bien.

—Porque no podré controlarme en lo absoluto y terminaré montándote frente a los ojos de todos.

Jungkook gimió y agarró esta vez ambas piernas y con los dos pies se empezó a masturbar lentamente, tan suave para sentir cada roce y rastro de piel de Taehyung en su pene.

—¿Quieres tocarte? —Le preguntó Jungkook, señalando con el mentón la erección que crecía bajo su pantalón.

Taehyung negó, mordiendo su labio.

—Prefiero verte a ti.

—Qué voyeurista saliste, mi amor.

Taehyung se estremeció ante el mote cariñoso.

—¿No crees que deberíamos ir a un lugar más privado?

Jungkook detuvo lo que hacía, un poco contrariado por lo bien que sentía Taehyung en cada aspecto. Bajó los pies de su novio al agua, luego se subió el traje con la polla más que dura y deseosa por liberación.

—¿Tienes algo en mente, hyung?

Taehyung sonrió de lado y se metió al agua para rodear las caderas de Jungkook como mismo él había descrito tiempo atrás.

—Siempre, Jungkookie. Contigo mi imaginación se pone muy creativa.

Jungkook apretó su trasero.

—¿Ah sí? ¿Te gustaría enseñarme?

Taehyung se pegó a su cuerpo duro y húmedo, sintiendo la marca de su deseo meterse entre sus nalgas. Gimió un poco alto, listo para más.

—Llévame a la habitación, te quiero montar.

A Jungkook no tuvieron que repetírselo dos veces, salió de allí con Taehyung en brazos, quien había empezado a repartir besos húmedos por todo su cuello y oído.

Los miembros del staff se quedaron pasmados al verlos entrar juntos a la habitación, incluso Jimin sonrió mientras sacudía la cabeza.

El mundo podría acabarse afuera, pero Jungkook y Taehyung no se alejarían. No ahora que estaban a punto de tocar el cielo.

Jungkook quiso dejar a Taehyung en el piso, pero él usó toda su resistencia, apretando esas piernas que lo volvían loco contra su cuerpo y pegándolo más hacia sí.

—Contra la pared, quiero que me pongas ahí.

Jungkook no podía negarse, jamás le negaría algo a su lindo novio. Así que lo incrustó allí, como él deseaba y sus labios al instante hicieron colisión.

Fuerte y sucio, Jungkook tuvo dificultad para adaptarse al ritmo que Taehyung había implantado entre sus bocas. Hambriento, lo tomaba sin restricciones y deslizaba una mano por toda la musculatura de Jungkook: abdominales tensos y bíceps abultados.

Él gimió, Taehyung mordió su labio en respuesta a esa lujuria fluctuando entre sus pieles.

Finalmente, estaban siendo ellos dos, los verdaderos, amando lo que eran, amándose.

—Hyung...

—Silencio —dictaminó Taehyung pegado a sus labios—. Abre la boca.

Jungkook hizo lo dictado y Taehyung metió la lengua para enredarla con la suya. Su boca era demandante, lo consumía por completo. Exploró cada rincón de su interior y se grabó el sabor de su esencia, lo chupó, le nubló la cabeza.

El deseo seguía avivándose, Jungkook sentía que podía venirse solo con sus labios sobre los suyos.

Por eso rompió el beso y dejó a Taehyung en el piso. Él no se veía muy diferente, con el pelo castaño alborotado en varias direcciones y los labios hinchados por todo lo compartido. Su pecho subía y bajaba con inhalaciones agitadas, lo miraba vehemente, turbulento por la lujuria. Los dos necesitaban la liberación.

Jungkook dejó un rastro de besos por su mejilla y garganta, mordiendo suavemente la tierna piel antes de plantar un beso final en su clavícula y alejarse.

—Mira hacia la pared e inclínate.

Los ojos de Taehyung brillaron y no demoró en acatar la orden: apoyó las manos en el concreto e inclinó su culo hacia fuera.

Jungkook le propinó una nalgada, sin poder contenerse. Taehyung dejó salir un grito diminuto, satisfecho.

—Jungkookie, ¿no me dejarás montarte? —murmuró sobre su hombro y mordió su labio mientras le imploraba con la mirada tantas cosas.

Jungkook se bajó el traje y lo pateó lejos, luego enganchó las manos en la cinturilla del de Taehyung mientras encajaba los dientes en su espalda.

—Si te portas bien, puede que te deje montar mi polla, hyung.

Taehyung jadeó y echó el culo desnudo hacia atrás para pegarlo contra el miembro duro de Jungkook.

—Abre las piernas.

—Sí...

Suavemente lo hizo, Jungkook separó las mejillas de su trasero y escupió entre ellas. La saliva se deslizó por toda su piel y Taehyung gruñó con entusiasmo, contoneando las caderas frente a él.

—Mételo.

—No.

—Jungkook... —Lloriqueó.

Jungkook estrujó su pezón y con brusquedad metió su polla en el espacio disponible entre sus suaves muslos.

—Cierra las piernas, por nada del mundo las abras o me detendré.

Taehyung se estremeció ante su brusquedad, y que Jungkook comenzara a penetrar con duras estocadas entre sus muslos, solamente lo puso peor. La humedad de la saliva y el presemen facilitaba que se deslizara más rápido, más delicioso.

—Mi amor...

Jungkook gimió, fue imposible continuar.

Estaba enloqueciendo, tenía cierta obsesión con las piernas de Taehyung. Su galería llena de fotos así lo dejaban en claro, pero eso era mil veces mejor, más exquisito.

Jungkook apretó la carne de sus muslos para que cerrara más las piernas, gruñó cuando aquel espacio cerrado estranguló su miembro, cuando sus penes chocaron y Taehyung perdió los estribos.

—Jungkookie, me gusta, me gusta...

Taehyung estaba moviéndose al compás para recibir cada estocada, ido, tan hermoso.

—Me encanta lo excitado que te ves, todo tu cuerpo está temblando y de tu pene no deja de salir semen, hyung. ¿Lo disfrutas, eh?

La visión desenfocada de Taehyung siguió el rastro de hilos que su polla expulsaba, en el piso habían varias gotas blanquecinas y por sus muslos estaba bajando la corrida de Jungkook.

Él gimió, apretándose contra su cuerpo y pegándolo a la pared. El líquido caliente estaba deslizándose con parsimonia por su piel, tan abundante y cremoso que Taehyung anheló tenerlo sobre su lengua.

—Más rápido, Jungkookie.

Jungkook aumentó el ritmo de las embestidas, hasta que con un gemido ronco se derramó por todo su cuerpo. Taehyung lo siguió enseguida, por segunda vez se corrió mientras sentía las contracciones del miembro de su novio contra su piel sensible.

Puntos blancos en su visión, sus dedos enroscados, los gemidos, la liberación.

Jungkook lo abrazó y besó su coronilla, susurró palabras de amor, de afecto. Después cayeron en la cama hechos un embrollo de extremidades enredadas y besos lentos.

—Estoy todo pegajoso —dijo Taehyung con sus frentes unidas.

Jungkook sonrió y esparció su semen por las nalgas de Taehyung y metió dos dedos en su agujero para dilatarlo. 

Taehyung gimió con la cabeza hacia atrás y la garganta expuesta para recibir más besos.

—Todavía nos queda algo pendiente, ¿recuerdas?

Taehyung sonrió.

Eran insaciables, siempre deseando más del otro, pero finalmente, allí dentro, habían encontrado la libertad.

Porque detrás de cámaras, Jungkook y Taehyung podían revelar su amor verdadero sin restricciones, sin miedo al qué dirán.

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