XXXVI‹ "Cuando la bruja no te persiga"
(Jo)
Carlos apareció junto a un policía diciendo que había retirando la denuncia contra mí.
El juez ordenó libertad condicional hasta cierto tiempo mientras conseguían las pruebas en mi contra.
–No sé que decir...–
–Señor, no es su culpa.– le dije al hombre que ingresaba conmigo a casa.
–¿Carlos? ¿Qué hace él aquí?– Que sorpresa. Maribel parecía tener un problema con aparecer en el momento menos indicado.
–Jonah regresará a ésta casa, a su empleo.–
–Puede llamarme Jo.–
–¿Cómo? ¿Te volviste loco?– Maribel hizo el esperado berrinche.
–No. Pero creo que es injusto que éste joven esté encerrado sin tener pruebas en su contra.–
–¡¿Y mi palabra no te importa?!–
–Maribel, por favor, no discutas más. Retiré la denuncia y no hay vuelta atrás.– Carlos dejó de prestar atención a su esposa para dirigirse a mí –Bien. Jo, puedes regresar a tus labores.–
–Gracias señor.– Él subió las escaleras, supongo que a su oficina.
–¿Crees que ganaste? Pues estás muy equivocado... Aún no haz visto nada.–
–No le tengo miedo – respondí con la misma actitud desafiante de la "señora de la casa".
La noche llegó y Nicole no aparecía, eso era extraño pues nadie en casa sabía nada de ella.
Maribel dijo que Nicole había salido a una reunión de trabajo y que seguro aún trabajaban en ello, pero eso era raro.
Todos se fueron a descansar, Carlos se fue un poco preocupado por la ausencia de su hijastra; en cambio yo, no podía conciliar el sueño.
***
A la mañana siguiente, las cosas se tornaron insoportables para mí, en primer lugar, la noticia de un accidente automovilístico cerca de aquí; la repentina renuncia de Edgard, el chófer de la señora Maribel y por último, que Nicole no haya avisado, llamado o al menos dicho que tardaría más de lo esperado.
–Seguro anda por ahí ¿quieres dejar de ser tan dramático y ponerte a hacer algo de provecho? –
–¿Cómo puede estar tan tranquila? ¡Es su hija de quien hablamos!–
Ya sabía que Maribel era una madre diferente, pero escucharla hablar así, me hacía rabiar.
–Ya cálmate, que no te pago para que hagas tus dramas –
–¿Jo?– Y de pronto Nicole apareció por la puerta principal acompañada de Drake. –¡Jo, estás aquí! –
–¿Qué haces aquí? – dijo Maribel entre los gritos de Nicole.
–Te extrañé...– Nicole corrió hasta mí, abrí mis brazos recibiéndola, la levanté un poco del suelo haciéndola girar.
–Y yo a ti– La dejé en el suelo.
–Lamento lo que dije...–
–No, yo lamento lo que pasó...– la interrumpí, pero ella me interrumpió a mí.
–Espera. Yo no quería decir eso, en verdad no esperaba que te pudrieras en ese horrible lugar, Lo siento.–
–Está bien, supongo que me lo merecía. El señor Slier me dijo lo mucho que te esforzaste para que yo saliera de prisión. Gracias.–
–Era lo menos que podía hacer por ti–
–Aaggh, sí, sí, todos felices...– Maribel habló.
– Será mejor que los dejé, nos vemos luego– Drake se despidió.
–Mejor hablemos en otro lugar, por qué aquí, podríamos terminar devorados por una bruja.–
–¡No olvides que soy tu jefa!– Maribel gritó cuando acompañado de Nicole subíamos las escaleras.
Subimos al último piso donde se encontraba la terraza.
Ambos nos sentamos en unos pequeños sofás uno frente al otro.
–supongo que debes tener muchas preguntas...– hablé.
–Por el momento, solo dos.–
–¿Cuáles son?–
–¿Qué sucedió con tu familia? ¿Dónde están ahora?–
Suspiré al recordar el hermoso rostro de mi madre y las caritas aterradas de mis hermanos menores. –Si siguen en el último lugar que los ví, en San Diego.–
–¿No los haz vuelto a ver?–
–No desde que escapé. –
–¿Y no te dan ganas de buscarlos?–
–¿Creí que sólo eran dos preguntas?–
–Lo siento.– Nicole bajó la mirada.
–Ok... La verdad es que sí lo he pensado varias veces... Pero me da miedo, a como reaccionen... Y a que me hayan olvidado.–
Me encogí de hombros; hablar de esto me destruía por dentro.
Cerré un momento los ojos y sentí como los brazos de Nicole me rodeaban, al abrirlos ella estaba al lado de mí.
–Ellos se lo perderían. Serían unos tontos si te rechazan–
Escuché su voz cerca de mí... Sin duda la extrañé el tiempo que estuve encerrado.
–¿Podemos cambiar de tema?–
–Bien. Tengo una pregunta más – hizo una pausa y se separó de mí para mirarme fijamente –¿Qué es eso que no puedes contarme, eso que descubriste hace tiempo?–
–Nicole... Hay cosas que no puedo decirte en éste momento, y aunque sé que no te gusta escucharlo, lo hago para protegerte.–
–¿Y me lo contarás algún día?–
–Claro que sí. Cuando la bruja no te persiga–
Ella río –¿Qué bruja? ¿De qué hablas? –
–Ya lo sabes...–
–Eres tan raro. Drake me invitó a pasar un día en México, él irá a una entrevista y un festival. Así que debes ir preparando tu maleta.– Nicole se levantó de su asiento.
–¿Viajar? ¿Ahora?– hice un puchero. –Estar en prisión es horrible, y estoy muy cansado–
–Aja...– Ella sonrió de lado con una mano en la cintura –¿Acaso no escuchaste a mi madre?– torno su rostro a una expresión más seria –Haz tu trabajo–
–Bien. ¿pero no me has contado dónde estuviste? Me tenías preocupado–
–Fue... Raro.– Dijo ella con una expresión rara en su rostro. –No quiero hablar de eso, lo importante es que estoy aquí–
(Nicole)
Por la noche ya estábamos en un avión directo a La ciudad de México.
El vuelo fue tranquilo, y varias horas después me encontraba acostada en la cama de mi habitación, mañana será un día ocupado...
Sin embargo, en mis sueños apareció una imagen, Edgar, el chófer, había abandonado el auto en una carretera por la que yo nunca había pasado; Estaba sola y asustada, mi mente se negaba a razonar, pues cientos de escenas pasaban por ella, una niña pequeña aparecía en la mayoría... Yo era niña también y lloraba...
Un automóvil moviéndose a una velocidad inexplicable y finalmente todo se volvía negro.
No tengo idea de cuánto tiempo estuve en medio de la nada.
Salí del auto hasta que unas horas después, una pareja que pasaba por ahí, me ayudó, llevándome al hospital más cercano, en donde llamé a Drake.
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Ya casi...
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