XXIX‹ "¡Alejate!"

Y como mi padrastro lo dijo, me dieron los próximos cinco días libres.

Ya nos encontrábamos frente al hotel cinco estrella en las playas de Cancún, México. Debo decir que Drake tenía razón, el lugar es hermoso...

–Muy bien, tengo una suite, con tres habitaciones, una para los chicos, otra para Nicole, y por último una para Maribel y yo.– nos entregó una llave a cada uno.

La suite era grande, elegante y muy hermosa, en el centro se encontraba la sala, una cocina en el fondo, un balcón que tenía una vista increíble de la playa, al rededor de la sala se abrían las demás habitaciones.

Toc toc– David habló e hizo sonar la puerta de mi habitación.

–Pasa– abrí un poco más la puerta que se encontraba medio abierta. –¿Todo en orden?–

–Sí. Solo que...– se sentó en la cama, lucía inquieto.

–¿Qué pasa?– me senté a su lado.

–Venir aquí... Me trae muchos recuerdos...– hizo una pausa. –desde que mi madre murió yo no había venido a México. – bajó su mirada al suelo.

–Podemos regresar a L.A. si te sientes más cómodo así.–

–No, no quiero arruinar las vacaciones... Sabes, yo vivía muy cerca de aquí – esta vez me miró. –Mi madre era una mujer orgullosa y no aceptaba más dinero proveniente de mi papa de lo que necesitaba para mí. Nunca pensé que estaría en éste hotel algún día –

–Lamento lo de tu madre, suena que era una buena mujer. Pero creo que debes disfrutar del momento. Ya no estés triste –

–Era la mejor mamá, nadie podrá reemplazarla –

–Y en cuanto a la mía... Pues...–

–Oh, no quería decir eso. Tu mamá es... Diferente... a su manera.– dijo nervioso.

–No te preocupes, sé cómo es mi mamá–

–¿Y cómo te sientes de venir de nuevo a México, me habías dicho que tenías años que no venías?–

–De hecho no venía desde que tengo seis, y sinceramente no recuerdo mucho... Pero supongo que está bien regresar...–

–Espero no ser indiscreto... ¿Qué pasó con tu papá?–

–Pues... Tampoco se nada de él desde los 6 años.– suspiré. Claramente no recordaba nada, pero a lo que mi madre me había contado mi padre no se preocupada por nosotros. –Él... Nos abandonó –

–Lo siento... Yo no debí preguntar...– parecía incomodarse.

–Ya no importa. ¿Vamos a desayunar?– me levanté de la cama.

–Por favor– se levantó sonriente –Gracias por escucharme – dijo antes de salir de la habitación.

–No hay problema. – Sonreí.

–Es bueno tener a alguien que me entiende al fin – me abrazó, rodeándome por los hombros con su brazo.

–A mi también me alegra tenerte como hermano – salimos a la sala donde nos esperaban mis padres y Max –Aunque tu hermano no me quiera–

–Ignoralo, ya verás que lograrás ganártelo. Es un buen chico– me susurró.

...

Después de desayunar como reyes, salimos a dar un paseo por el malecón.

–Maribel y yo haremos a una actividad, deberían ir a divertirse juntos chicos. – Carlos se detuvo.

–Pero papá... – Max hizo un berrinche.

–Nos vemos luego– y prácticamente mis padres salieron huyendo dejándonos a los tres de pie.

–¿Qué hacemos?– David rompió el silencio. Y nos miró primero a mí y después a Max.

–Bien, ya que no quieren dar opciones... ¿Juguemos en la playa un rato– nadie dijo nada. Pero aún así nos encaminamos a la playa que prácticamente estaba a dos pasos.
Apenas si tocamos la arena cuando David recibió una llamada. –Tengo que irme–

–¡¿Qué?! – Max y yo dijimos al unísono.

–Unos amigos están aquí, voy a verlos...– guardo su celular en el bolsillo de su teléfono. –Nos vemos– y se fue.

Max y yo nos quedamos de pie por unos segundos. Nadie dijo nada y tampoco se movía.
Hasta que Max salió corriendo en dirección contraria a donde se encontraba el hotel.

–¿Max?– lo miré alejarse. ¿Debería dejar que se fuera? Estaría mal ¿no? –¡Max! ¡Vuelve!– grité mientras corría detrás de él. –¿Qué haces?– pregunté apenas se detuvo.

–¡Alejate!– gritó él.

–¿Eso quieres?– ambos nos miramos fijamente, como si lucháramos sólo con la vista fija en el otro. –Bien– dije. Me di la vuelta y di algunos pasos.

–No quiero que me agrades...– escuché a Max detrás de mí.

–¿Cómo? – pregunté sin voltearme a él.

–Olvidalo...–

–No. ¿Porqué dijiste eso?– está vez me giré hasta quedar frente a él. –Ya sé que no te agrado, pero ¿tienes que repetirlo? –

Max agachó únicamente la cabeza.

–¿Vas a decir algo?– me crucé de brazos.

–Ok... Melanie me metió un montón de ideas locas sobre ti...– hizo una pausa –Pero... No eres tan mala como ella o yo pensábamos.  Hasta creo que me caes bien– intentó sonreír. Parecía que en verdad era sincero, nunca lo había escuchado hablar tan enserio.

–oh... Gracias, creo.–

–En serio. Me gustaría intentar llevarnos mejor – bajo la mirada nervioso y después la elevó – ¿Como... Hermanos?–

Awww, eso fue lo más lindo que Max me ha dicho desde que nos conocimos.
–Eso sería genial – ambos sonreímos –Regresemos –

Caminamos por la playa platicando de temas triviales, de todo lo que se nos ocurría en el momento.
Max era muy divertido; era inteligente, en verdad conocía sobre todos los temas.

–¿Sabes montar a caballo?– de repente soltó Max, sin contexto.

–Uh... Sí – le dirigí una mirada extrañada.

–Lo que pasa es que te vi en una película con temática de caballos... –  asentí ante su comentario; esa película la había hecho poco antes de ir a San Francisco; fue divertido aprender a montar a caballo. –Eres una increíble actriz– habló con tono animado.

–Basta... Que me lo voy a creer.– parecía querer decir algo, pero no se atrevía. –¿Qué pasa?–

–Uhmmm... Es qué... Siempre he deseado subir a un caballo...– se rascó la nuca aparentemente nervioso

–Si quieres podemos ir algún día, yo te ayudo. ¿Qué dices?–

–Genial...–

Ese día no fue tan malo después de todo, la tarde la pasé con Max, quien por cierto me obligó a participar en ciertas actividades extremas que se llevaban a cabo en un lugar cerca de la playa; fue más divertido de lo que esperaba.

Por la noche cenamos en familia, de hecho fue lindo, por primera vez sentía lo que era tener una.

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Maratón 5/6

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