XI‹ Eres el peor mesero
(Zac)
Esperé a que Nicole entrara a su casa para retirarme.
Estando en mi habitación, me senté en el borde de la cama y abrí el sobre que ella me había entregado.
Había una linda tarjeta en la que se leía:
¡FELICIDADES QUINCEAÑERO!
Lamento no haber celebrado ese día contigo, pero intenté compensarlo. En verdad esperó que hayas disfrutado éste día.
Eres mi mejor amigo, no puedo creer que por un momento haya pensado que era mejor idea estar con esos neandertales, que contigo.
Eres increíble, gracioso e inteligente.
Siempre agradeceré que me hayas hecho caer al suelo el primer día de clases. Por que ahí comenzó nuestra amistad.
Te quiero un montón. Ojitos azules.
Un abrazo de oso enorme.
'Nicole'
Al final estaba pegada la cuenta de la heladería donde trabajé en vacaciones. Y al reverso se leía: "eres el peor mesero" "Pero eres mi mesero favorito".
El papel tenía la fecha de lo que fue realmente el primer día en que nos conocimos.
–Yo también te quiero... – dije para mí.
***
(Nicole)
Semanas después...
Mi madre se dio cuenta de que había abandonado el equipo de animadoras y como ella no es feliz si no me ve " haciendo algo productivo" todo el tiempo, me inscribió en un curso de teatro después de la escuela, como si necesitara más en mi vida.
–¡es solo una niña!– antes de abrir la puerta de mi casa, después de llegar de la escuela; escuché los gritos, ésta vez de Jo.
–¡Ya no lo es! Está por cumplir 15... Claramente es una señorita ¡deja de protegerla, yo soy su madre y sé qué es lo mejor para ella!– Mi madre parecía tomada, pero aún así, se escuchaba en sus sentidos.
Decidí entrar, pues obviamente hablaban de mí.
Al estar adentro de casa, noté como mi madre lucía furiosa en el centro de la sala, mientras Jo apretaba sus puños detrás de la barra de la cocina, supuse que él se había alejado, pues es impulsivo, y a pesar de lo mucho que mi mamá lo hiciera rabiar, él no sería capaz de ponerle una mano encima.
Ambos me miraron, pero mi madre fue quien se acercó a mí.
–Estoy cansada de seguir viviendo de esta forma.– ella se dirigió a mí. Como culpándome.
–Y todo es por tú culpa – el olor a alcohol me golpeó.
–¿Porqué dices eso?– pregunté
–Por estar jugando a la escuelita... No sé como me dejé convencer por Jo, para dejarte ir a la escuela ¡eso no te servirá de nada!–
–¿Jugando? Yo no estoy jugando– ésta vez contesté molesta
–¡es hora de que retomes tu carrera! ¡Ya fue suficiente!–
–Pero...– Jo intentó intervenir desde su lugar pero mi madre lo interrumpió.
–¡Tú no te metas!– le gritó y volvió a mirarme –Me tienes cansada con tus caprichos de niña mimada–
–¡No son caprichos! ¡Y te darías cuenta si me prestaras atención!– sentí una ganas inmensas de llorar por la furia.
–¡Ya basta! Mañana irás a un casting, y no hay opción –
–No. No quiero ir–
–¡Irás, y punto! ¡Necesitamos dinero ¿qué no vez?!–
–¿Dinero? ¿Quieres hacerme ir a ese casting porque ya no tenemos dinero?– un nudo enorme se formó en mi garganta –¡Quizá si no gastaras lo que tenemos en tus vicios...! – un golpe de su parte no me dejó terminar, la bofetada provocó que perdiera el equilibrio provocándome ir contra la mesa de centro.
Ella solo se ocupó de mirarme con odio. Intenté moverme, había quebrado la mesa de vidrio.
–¿Éstas bien?– Jo corrió a mi auxilio.
No respondí, me sentía en shock, una sensación en mi costado derecho, desde espalda media a hombros de un líquido correr daba una idea de lo que sucedía.
–¡¿Ves lo que provocas?! ¿Y aún así te quedas quieta? Definitivamente hay mujeres que no deberían ser madres– ésta vez Jo reclamaba a mi madre, quien lo miraba pérdida.
Ella se fue dando un portazo a la puerta.
–Nicole... ¿Estás bien?– Jo se arrodilló a mi altura. Lucía preocupado.
–Creo que no...– me daba miedo moverme, desde que caí, hasta ahora, permanecía en la misma posición, la parte de mi cuerpo que se estrelló contra la mesa me ardía horrible.
Jo me ayudó a levantarme con cuidado. Solté un quejido tras otro, hasta que finalmente estuve más o menos de pie.
–Tengo que llevarte al hospital– ambos nos dimos cuenta de que mamá se había llevado el coche –Llamaré un taxi ¿puedes viajar en uno?– me preguntó con el teléfono en la mano.
–Creo que sí...– Me quedé quieta intentando no hacer ni el más mínimo movimiento.
–Mejor una ambulancia... – comenzó a marcar.
–No creo que sea necesario – ¿pero que digo? ¡estaba desangrándome!
Ignorándome, Jo pidió una ambulancia.
Y en cuestión de minutos Estaba en el hospital, en sala de emergencias, dormida gracias al efecto de la anestesia.
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Maratón 2/6
...
Hey!
Solo para aclarar, los personajes obviamente hablan inglés, pues la historia se desarrolla en los Estados Unidos. Pero por obvias razones no lo escribo en ese idioma.
Entonces lo que escriba De este modo, osea, subrayado, Será porque supuestamente utilizan el español.
Espero que haya quedado claro...
Bye, bye.
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