VI‹ ¡No le hagas daño!

La noche fue muy pesada, pues solo minutos después de que Zac se retirara, mi madre entró tomada y diciendo demasiadas cosas tontas y sin sentido.
Ni siquiera lograba mantenerse en pie por si sola y sus palabras se comprendían poco, pero eso no evitó que en algún momento se acercara a mí dándome una bofetada por una pelea estúpida entre ambas, finalmente Jo la detuvo antes de que me lastimara de nuevo, llevándose varios golpes también.
Debimos soportar el show de borracha que hizo por horas hasta que terminó dormida en el banco de la cocina.

***

–¿Nicole?– Cuando escuché la voz de Jo y la forma en que me sacudía desperté.

Me quejé por que estaba cansada y no quería levantarme –¿Y ese milagro que no me despiertas con la música a todo volumen?– me senté sobre la cama, aún adormilada.

–La noche fue muy pesada, no creí que fuera lo correcto. Es tarde, apresurate si no quieres llegar tarde a la escuela–

Tan rápido como pude, me vestí y preparé todo lo necesario para el colegio.
Sin darme cuenta ya estábamos en el almuerzo.

–¿Y Glen?– Zac y yo estábamos en una de las mesas de la cafetería. Por el contrario Glen no se había presentado desde la primera clase.

–Solo sé que las cosas en su casa no están bien desde hace tiempo– la cara de Zac demostraba preocupación.

–Oh... ¿Pero no es grave? ¿Crees que haya algo que podamos hacer para ayudarlo... O...?–

–Será mejor que él te lo cuente– Zac fijó su mirada en su comida y comenzó a jugar con ella.

–¿Ya no trabajas en la heladería del centro?–

–sólo por las vacaciones ¿Me recordaste?–

–¿Y cómo no?– estuve a punto de decir algo ridículo sobre sus ojos pero afortunadamente mi cerebro logró detener mi lengua. Pero no vayan a pensar que él me gusta ¡Por Dios, Zac es mi amigo! Nada más. –No todos los días te atiende el peor mesero del mundo– dije con tono burlesco

–¿Cómo que el peor?– hizo un gesto de indignación sobreactuado –No encontrarás un mejor mesero que yo–

Las cosas entre Zac y yo habían mejorado mucho, y digo eso  porque en un principio él era un poco tímido conmigo, sino fuera por Glen, quizá ahora no seríamos amigos.

***

Después de la escuela regresé a casa y como siempre Jo era el único en ella.

–Lindo delantal – dije dejando mi mochila en en sofá que se encontraba en la entrada. Jo llevaba un delantal rosa que yo usaba para cocinar postres. –¿Qué haces?– me acomodé en un banco de la cocina donde Jo se encontraba.

–Limpiaba la cocina e intentaba preparar algo de comer pero...– se giró al horno y saco de el, algo que que supongo, en algún momento fue comestible, ahora lucía como carbón. –Algo salió mal– miró decepcionado su platillo y yo reí.
Para Jo la cocina nunca fue su fuerte, cuando vivíamos en las otras ciudades y las cocineras por alguna razón no estaban en casa pedíamos pizza o si yo estaba de buen humor, preparaba algo de comer; porque por si no lo sabían, estudié cocina por dos años.

–¿Pizza?– dije con una sonrisa, él asintió. Parecía un niño pequeño después de haber hecho una travesura; a veces me preguntaba quien era el mayor aquí, Si él o yo.

–¿Y helado?– preguntó haciendo un pequeño puchero.
Me reí asintiendo y salimos de casa.

La tarde nos la pasamos afuera hasta que Regresamos a casa justo a tiempo para terminar mi tarea.

Recibí un mensaje, era de Zac.
Zac: "No he sabido nada de Glen ¿Y tú?

Nicole: "Tampoco ¿Crees qué todo esté bien?"

Zac: "sinceramente no lo sé"

Nicole: "¿Y si vamos a buscarlo a su casa?"

Zac: "me parece bien, nos vemos en la esquina de siempre en 10min. ¿Ok?"

Respondí afirmando y busqué una sudadera gris para salir.
Bajé a la sala donde se encontraba Jo discutiendo con mi madre; era gracioso pues a veces parecían madre e hijo.

–¿Y tú a donde crees que vas a estás horas?– mi madre se dirigió a mí con voz prepotente. La verdad es que no era tarde, recién comenzaba a oscurecer.

–Con un amigo– respondí

–¿Y quién te dio permiso?– ésta vez ella se acercó a mí.

–Maribel, dejala tranquila– intervino Jo con voz molesta y a la vez tranquila.

–No te entrometas– ésta vez mi madre se giró hacia el chico detrás de ella.

–¿Puedo salir? No me tardaré – No quería iniciar una pelea con mi mamá, así que opté por hacer las cosas como ella quería.

–¿Tan difícil era pedir permiso niña? Ve, pero no te tardes... y Jo ira contigo– dijo esto último retirándose hacia su habitación.

No me molestaba que Jo viniera, pero ahora que nos mudamos a una zona menos urbana no consideraba que un guardaespaldas deba vigilarme.

–¿A dónde iras? – Jo se colocó una chaqueta negra de piel sintética que lo hacía lucir rudo.

–Me encontraré con Zac, para ir a casa de Glen, no hemos sabido nada de él y nos preocupa un poco–

–Ok, si quieres te acompaño hasta donde Zac, y después los dejo– Asentí a su plan y salimos de casa.

***

Al principio Jo se comportó bastante intimidante al presentarle a Zac, era algo que él hacía a menudo por diversión. Aunque la diferencia de estatura entre ambos no era demasiada y tampoco era como que Jo tuviera una facha de chico malo; pero a veces su forma de expresarse era para temerse.
Finamente ambos terminaron siendo buenos amigos cuando después de que Jo le dijera que solo bromeaba cuando decía todas esa cosas,  como que lo golpearía si siquiera me miraba.

Los tres llegamos a casa de Glen, donde se notaba luz encendida dentro de ésta, por lo que había alguien ahí.

Zac tocó la puerta, y nos recibió el chico al que buscábamos.

–¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?– No era la bienvenida que esperaba, además de que Glen lucía algo nervioso.

–Estamos preocupados – Zac fue el primero en hablar.

–Estoy bien– en ningún momento el rubio abrió demasiado la puerta, sólo lo suficiente para él.

–Glen...– No terminé mi oración ya que el grito grueso de un hombre se escuchó dentro de la casa, seguido de cosas estrellándose.

–No...– se quejó Glen cuando se giró hacía dentro de su hogar.
Y antes de que éste pudiera escapar o siquiera cerrar la puerta el hombre lo jaló dentro de la casa.

–¡Glen!– grité e intenté ir detrás de él como reacción, pero Zac me detuvo.

–Espera, es peligroso – me dijo y entró cuidadosamente a la casa.

–Iré con él, quedate aquí y por nada del mundo entres – Y después de eso Jo entró detrás de Zac.

Por un instante la preocupación y quizá un poco de curiosidad me consumían, no escuchaba nada y tampoco nadie salía. Hasta que varias cosas estrellándose y  Glen gritando algo parecido a "¡Sueltalo!", interrumpió el silencio.

Entré con sumo cuidado, procurando que nadie me viera, y al llegar a la sala estaba Jo luchando por liberarse de el hombre que lo sujetaba aparentemente con demasiada fuerza por el cuello.
Glen por su parte se encontraba recostado en el suelo y lo que vi fue horrible, sangre corría por toda su pierna derecha.
No veía a Zac por ninguna  parte, y sabía que si Jo me veía allí se molestaría demasiado, pero ver que le hacían daño me hacía rabiar, y de la nada, obtuve las fuerzas suficientes para lanzarme sobre el sujeto.

–¡Nicole, sal de aquí! ¡AHORA!– escuché a Jo a lo lejos.

–¡Papá no le hagas daño!– Noté como Glen intentaba levantarse sin mucho éxito.
Por otro lado Jo también parecía tener problemas en reincorporarse.

El hombre, que al parecer era el padre de Glen me acorraló en una esquina.
«Es mi fin»
Cerré los ojos esperando lo peor, la furia que se notaba en los ojos de aquel sujeto era increíblemente grande e inexplicable. Parecía poseído.

Sentí como una lágrima salió de mis ojos cuando sentí como me sujetó con fuerza del hombro, no tenía el valor de mirarlo, así que en ningún momento abrí los ojos.

El sonido de un fuerte golpe frente a mí, provocó que los abriera y me encontré con el sujeto tirado en el suelo, aún consciente pero algo confundido y al parecer adolorido, Zac lo miraba algo asustado y fue cuando me di cuenta de que lo había golpeado en la cabeza con una botella al ver los trozos de vidrio regados en el suelo.

Sin pensarlo corrí  hacía Zac, quien me abrazó. Justo cuando el padre de Glen parecía recuperar sus fuerzas unas luces rojas y azules que provenían de la calle iluminaron parte de la casa.
Jo rápidamente sujetó al hombre, llevándole los brazos por detrás como si fuera a colocarle unas esposas.

Cuando la policía entró a la casa me sentí un poco más aliviada.

–¿Estás bien?– Zac me preguntó aún rodeándome con sus brazos.

–Eso creo. Gracias ¿Pero dónde te habías metido?– me  separé de él.

–El padre de Glen destruyó el teléfono de la sala cuando lo tomamos, así que me encerré en el baño para llamar a la policía, por que al parecer quería evitarlo, me siguió, pero Glen y Jo lo detuvieron –

–¡Glen! – grité cuando un paramédico lo subía a una camilla.

–Estoy bien, no te preocupes – el intento sonreír sin mucho éxito. A pesar de lo que dijo, en su rostro reflejaba otra cosa como miedo y dolor.
–Lamento lo que pasó– sin decir nada solo me agaché para abrazarlo y darle un beso en la mejilla.

Uno de los paramédicos nos indicó que deberían subirlo a la ambulancia rápido, así que lo acompañamos al lado de la camilla hasta que vimos el vehículo alejarse.

–Tranquila... Glen es muy fuerte– Zac se colocó a mi lado.

–¿Y si le sucede algo? ¿Y si...– sentí un nudo enorme al momento de recodar todo lo que pasamos hace rato, que ya no logré pronunciar más. Mis ojos comenzaron a aguarse y me dejé consolar en los brazos de Zac nuevamente; Quería mucho a Glen, y tenía miedo de que le sucediera algo malo, o que siguiera sufriendo esto una vez más.

Después de que Jo hablara con los oficiales de policía, Los tres regresamos a casa, y siendo sincera, no dormí nada esta noche.


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*EN MULTIMEDIA* Maribel Ross (Kali Rocha)

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