Alter ego

La luz brillante del fluorescente logró despertarlo. Parpadeo varias veces tratando de acostumbrarse a la cegadora luz.

Levanto una de sus manos a la altura de sus ojos para darse sombra. Cuando logró acostumbrar su vista a la claridad, escrutó con detenimiento el lugar donde se encontraba.

La paredes la habitación eran blancas y grises. Notó que estaba acostado en una cama típica de hospital.

Miró si brazo y tenía suero contactado a él.

Sus ojos se abrieron grandes al recordar la masacre de sus padres y ...

- El intruso - se dijo a si mismo alarmado.

Palpó con ambas manos su vientre, estaba vendado y adolorido.

Se preguntaba cómo había sobrevivió, si aquel hombre de ojos rojos le había clavado su mano profundamente en su estómago.

Volvió a recordar la forma horrorosa en la que sus padres habían muerto en manos de aquel hombre.

Se preguntaba porque había sucedido esto, por eso tanto odio a sus progenitores.

La respuesta abría justo la puerta.

- Buen día Milo, veo que por fin haz despertado.

Camus ingresaba a la habitación donde estaba internado.

- Mí amor, creí que no te vería más.

El alivio del griego se hacía presente al verlo juntó a él

-Te dije la última vez que nos vimos que no te dejaría solo. Pues aquí estoy, vine a ver cómo estabas.

- No sé como estoy, recién me despierto.

- Milo ¿Sabes por qué estas aquí?

- Creo... Estoy aquí recuperándome de la herida, alguien asesinó a mis padres.

Camus se sentó en un sillón al lado de la cama donde Milo descansaba. Sacó de su portafolio una libreta y una lapicera para anotar todo lo que Milo le diga.

- Correcto, tus padres fueron asesinados ¿Te acuerdas de algo de esa noche?

- Todo...

Milo comenzó a contarle con detalle a Camus de lo que había vivido. Aunque se sentía extraño por la forma distante que el francés lo trataba.

- Milo - lo llamó - no hay rastros de que nadie más haya estado en esa casa más que tus padres y tu. Encontraron tus huellas en el arma homicida.. Milo tu mataste a tus padres.

- ¡No, amor, yo no los mate! Fue el hombre de ojos rojos.

- Milo, ya te he repetido que no me llames por tu amor.

- ¿Cómo que no te llamé así? ¿Llevamos saliendo por 7 meses? - Milo estaba notablemente alterado y confundió.

- No, eso lo haz inventado tú, nunca fuimos pareja. Nos conocemos hace 2 semanas, que fue cuando llegaste a esté lugar.

Milo no daba crédito a lo que escuchaba.

Estoy dentro de ti.

Volvió a escuchar en su cabeza como un eco repetitivo.

Déjame salir.

Milo cerró sus ojos, los apretó tan fuerte que creyó que se acalambraría.

Cuando los volvió a abrir, el hermoso color turquesa del que era sueño, se había convertido en un rojo furioso. Su alter ego había tomado el control.

Camus lo miro desde su sitio asombrado, abriendo ligeramente su boca. No podía creer de lo que era testigo. Jamás había tratado un caso de este tipo y le parecía tanto aterrador como asombroso.

El rostro de Milo tomo una seriedad y sonrisa maligna inusual en él. Su voz era más ronca. Lo miró y al fin le habló.

- Si, yo mate a mis padres. Los maté porque los odiaba. Encontré a mí padre acostándose con mí ex pareja y mí madre permitió todo. Incluso después de que mí parte débil intentara morir, mí madre seguio con mí padre. Y sabes que, de haber salido contigo seguramente la historia se hubiera repetido. Eres malditamente igual a Degel.

El intruso se abalanzó sobre el cuerpo de Camus y lo ahorcaba hasta matarlo.

- Mereces morir, no lastimaras a nadie - gritaba desquiciado mientras apretada con más fuerza el cuello del francés.

Un fuerte abrazo de 4 brazos fueron los que lograron apartar a Milo de Camus.

El galo se incorporó tosiendo y frotando su cuello con su mano. Ese loco casi lo mata por tener un parecido con su ex.

Milo, por su parte, no paraba de luchar por soltarse en los brazos de dos hombres.

Gritaba desaforado.

- ¡Él no volverá nunca más! Es débil y yo soy más fuerte. Te mataré, te mataré Camus.

Camus volvió a mirarlo serio. Pero dentro de él sentía pena por ese joven.

- Sédenlo - ordenó a los enfermeros, para luego retirarse de la blanca habitación.

Una vez afuera ojeó el expediente de Milo.

Tenía una denuncia por agresión hacía Degel Lebelle.
Intento se suicidio.
Sesiones de terapia y medicación.

Había desarrollado un alter ego, que aguardo entre las sombras el momento de la venganza. Mantuvo a Milo en un mundo de fantasía hasta debilitarlo y tomar el mando.

Escuchaba gritos que poco a poco eran apagados por el efecto de las drogas.

Cómo había dicho su paciente, el lado bueno de Milo no volvería y esa persona allí dentro era un peligro para la sociedad.

Quedaría encerrado de por vida.

Fin.

Hola bellos lectores.

Les dejó el último capítulo de esta historia rara.

No se me da mucho por el terror pero lo intente.

Gracias por leer y nos seguimos leyendo en "gracias a ti"

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