𝟏𝟎 : 𝐏𝐥𝐚𝐲 𝐀𝐥𝐨𝐧𝐠

Violet se despertó con el sonido de un fuerte golpe en algún lugar de su dormitorio, seguido de un gemido de dolor. El incidente la hizo levantarse de la cama en estado de pánico; su cabello desordenado se encrespó cuando se sentó para mirar a su alrededor, con un poco de baba en el borde de su boca. Mientras Violet miraba a su alrededor, usó el dorso de su mano para limpiarse la boca y, justo cuando lo hizo, vislumbró de dónde provenía el ruido.

En la esquina de su dormitorio, sentado en su tocador, Thomas se estaba sosteniendo la rodilla contra el pecho. Violet notó que tenía los ojos cerrados por el dolor y el puño contra los labios como si estuviera conteniendo un grito.

―¿Estás bien? ―preguntó Violet con voz cansada, frotándose los ojos antes de alcanzar sus anteojos que nunca usaba frente a nadie.

Se había sentido lo suficientemente cómoda delante de Thomas como para olvidar lo avergonzada que se sentía por ellas mientras las deslizaba sobre el puente de su nariz. Las gafas de montura transparente se adueñaron de su rostro y se recogió el pelo suelto detrás de las orejas mientras el resto se le quedaba recogido en una cola de caballo.

-Me tropecé con tu maldita otomana. -Levantó la vista de su rodilla y sus ojos se abrieron de par en par al hacerlo-. ¿Usas gafas? N-no lo sabía.

-Oh. -Violet se rió incómoda, frotándose la frente con vergüenza-. Nunca lo menciono porque me veo absolutamente ridícula con ellas. ―Tenía la intención de trabajar en un hechizo para deshacerme de la horrible vista que me dieron.

Thomas se apresuró a sacudir la cabeza con desdén, no estando de acuerdo con la declaración que Violet acababa de decir sobre sí misma.

―Creo que te ves hermosa con ellos ―. respondió en voz baja, temeroso de hacer estallar una bomba en su actitud.

Violet miró en su dirección una vez más, sintiendo sus mejillas sonrojarse por el cumplido. Sonrió suavemente y logró emitir un suave "gracias" en respuesta que le hizo darse cuenta de que sus emociones se estaban suavizando hacia él. No le estaba gritando que se fuera o que detuviera las farsas; simplemente estaba permitiendo que todo sucediera.

Sintió un calor dentro de él después de pasar una noche en su dormitorio, que no era la intención, pero simplemente se habían quedado dormidos profundamente; lo siguiente que supo fue que se había despertado a su lado y ahora estaba aquí, haciéndola sonreír.

―¿Quieres una bolsa de hielo? ―Violet rompió el silencio, trayendo de vuelta el tema de la rodilla de Thomas. ―Puedo llamar a Karla si quieres.

―No, no, no. ―Thomas lo ignoró, levantándose de la silla y caminando hacia la puerta. ―Estaré bien, esto no es nada. Solo iré a mi habitación y me prepararé para el trabajo.

Violet asintió con tristeza mientras Thomas comenzaba a recoger su abrigo y zapatos del piso donde los había dejado la noche anterior. Los sostuvo en una mano y usó la otra para abrir la puerta de su dormitorio, dando un paso antes de que ella lo detuviera.

―¿No quieres quedarte a desayunar?― ella se interrumpió en un tono más tranquilo. ―¿Conmigo?

―¡Sí! ― él se apresuró a gritar, dándose cuenta de que era demasiado tarde mientras trataba de relajarse. ―Quiero decir, sí, eso suena bien. Tengo algo de tiempo antes del trabajo.

―¡Genial! ―Violet sonrió ampliamente mientras se levantaba de su cama. ―Déjame tomar una ducha rápida y bajaré para unirme a ti. Puedes pedir el desayuno que quieras.

Thomas asintió con la cabeza en señal de aprobación antes de despedirse, cerrando la puerta del dormitorio detrás de él. Se abrió paso por el largo pasillo que estaba cubierto con las obras de arte favoritas de Violet de sus artistas favoritos en lugar de los retratos familiares que todos esperaban.

Ninguno de los dos era un gran fanático de todo el cuadro colgado, lo encontraban espeluznante, así que decidieron cubrir sus pasillos correspondientes con el arte que apreciaban.

Realmente le gustaba el pasillo de Violet y la vida que podía sentir irradiando de las paredes. Las pinturas que ella eligió parecen atenuarse en felicidad cuanto más te alejas de su dormitorio y él siempre quiso preguntar por qué, pero nunca quiso entrometerse.

Al doblar una esquina, entró en su propio pasillo y pasó junto a docenas de pinturas brillantes hasta llegar a las puertas de su habitación. Abrió las puertas y miró los muebles negros que rodeaban su cama con sábanas negras. Todo era tan deprimente para él ahora que había pasado la noche en una habitación luminosa como la de Violet.

Sábanas de color beige claro, muebles blancos, cortinas siempre abiertas para que brillara el sol. Ella era tan diferente a él en todos los sentidos.

-¿Qué me has hecho, Violet? -Thomas respiró exhausto mientras pasaba junto a todos los muebles deprimentes y entraba en su baño para ducharse.

-

Thomas salió de su dormitorio después de ducharse, vestido con su uniforme de auror habitual y el cabello rizado partido al medio. Se arregló los gemelos mientras bajaba corriendo las escaleras, sus ojos captaron a la persona que no esperaba ver en su casa esa mañana.

Draco, buenos días! -gritó mientras llegaba al final de las escaleras, dando un apretón de manos mientras Draco permanecía sorprendido con sus ojos vagando por todos lados.-¿Quieres desayunar? Estaba yendo a la cocina.

-¿Comes en la cocina? -cuestionó Draco mientras miraba la remodelación-. Siempre comía en el comedor.

-Violet insiste en comer en la cocina. -se rió mientras Draco lo seguía de cerca, en el segundo en que Thomas comenzó a moverse-. Dijo que es mejor que comer en una mesa larga que se siente sola con quince asientos adicionales frente a ella.

-Mmm -Draco tarareó en respuesta-. ¿Por qué mi casa? No quiero parecer grosero, pero ¿no había otras casas en el mercado para una pareja joven como ustedes dos?

Thomas tomó una manzana de la bandeja de frutas que Karla había dejado en la isla para ellos y la mordió mientras caminaba hacia su asiento. Le hizo un gesto a Draco para que se sentara y, vacilante, Draco lo hizo, pero se sentía incómodo estando en su casa y que se viera tan extraña y diferente para él.

-¿Qué te trae por aquí? -Thomas habló con la boca llena, ignorando la pregunta de Draco porque lo molestaba. -Es bastante temprano, ¿no?

-Quería recoger algunas cosas que había dejado en mi oficina -respondió mientras rechazaba la oferta de una manzana de Thomas con un movimiento de cabeza. -Tal vez todavía estén allí si la persona que vendió el lugar no las tiró.

-Bueno, estoy seguro de que Violet lo desbloqueará para ti. -Thomas asintió de vuelta, sin saber sobre la tensión entre Draco y Violet. -Sí, esa es su oficina ahora, pero esa es la única habitación en la casa que nunca renovó, así que estoy seguro de que lo que sea que estés buscando todavía está allí.

Draco simplemente asintió en respuesta y miró alrededor de la cocina en la que estaban sentados, sin reconocerla ni un poco. No podía mentirse a sí mismo; Era mucho mejor que el diseño que eligió Astoria, pero era muy diferente.

Hermosos gabinetes de color verde, encimeras blancas, electrodomésticos plateados, plantas por todos lados. El ambiente de la cocina por sí solo era tan relajante que no podía ni siquiera imaginar el resto de la casa.

Violet incluso agregó una isla para que se sentaran y disfrutaran de las comidas mientras estaban sentados en sillas altas de color cobre. Era mucho más conveniente que caminar hasta el comedor cuando puedes recibir tu comida a solo unos metros de distancia.

-Me encanta la cocina -. Finalmente habló Draco, haciendo que Thomas asintiera en respuesta. -Es muy terrenal.

-Gracias-. Violet habló desde la entrada, su tono sonaba enojado. -No sabía que estaba de regreso en la ciudad, profesor.

Ella lo disimuló bien mientras se apartaba del marco de la puerta y caminaba hacia uno de los mostradores, agarrando la cafetera y una taza. Su cabello largo estaba rizado hoy, un lazo de satén atado alrededor de un pequeño mechón detrás de su cabeza para que se viera más apropiada.

Draco se distrajo porque ella lucía tan inocente hoy como el día que se conocieron. Cárdigan negro de manga larga y ajustado con una falda a cuadros marrón claro que descansaba justo debajo de su trasero.

Pero tenía medias puestas.

Medias negras transparentes que cubrían la piel de sus muslos y piernas hasta sus pies que estaban en mocasines negros.

-No hay necesidad de formalidades Violet. -Draco siguió el juego, sintiendo que sus pantalones se apretaban más. -Ya no soy tu profesor y bueno, ahora eres la jefa, ¿verdad?

-Verdad - respondió sarcásticamente con un gesto de la nariz y una sonrisa antes de volverse hacia Thomas. -¿Café, Thomas?

-Por favor, cariño. -Thomas sonrió, casi como si él también estuviera siguiendo el juego, pero era el único serio en esta situación. -Una taza para Draco también, si quieres.

-Por supuesto. -asintió en respuesta, fingiendo ser la ama de casa perfecta mientras servía dos tazas más de café caliente. -Dios mío, Draco, este café es para morirse. Karla sí que sabe cómo preparar una buena taza de café.

Caminó con dos tazas en la mano y sonrió ampliamente mientras colocaba una frente a su marido y la otra frente a su ex amante. Manteniendo un intenso contacto visual con Draco todo el tiempo, chupó el café de su pulgar que había goteado por su rápido caminar.

La acción lo hizo respirar profundamente, apretando la mandíbula y apartando la mirada de ella antes de que no pudiera contenerse.

-¿También quieres unas tostadas francesas? -ofreció Violet mientras volvía a buscar su propia taza de café, llevándola a su silla al lado de la de Thomas. -Parece que es lo único que hay en el menú esta mañana. Siempre sabe increíble, Karla es una cocinera excelente.

-¿Karla es? -Draco se volvió hacia Thomas, preguntándole directamente porque no podía mirar a Violet.

-Nuestra ama de llaves -respondió Thomas mientras revolvía su café, sin perder de vista a Violet-. Es increíble en todo lo que hace.

Violet asintió con la cabeza en acuerdo con la declaración de Thomas mientras llevaba platos de tostadas francesas a la isla para los tres. Ni siquiera se molestó en esperar y saber si Draco realmente quería un plato o no, simplemente trajo uno para mantenerlo allí más tiempo.

Cuanto más tiempo estuviera allí, más tiempo tendría para atormentarlo.

-Esto se ve increíble -. Draco sonaba sorprendido mientras miraba su tostada francesa con rodajas de plátano y fresas. -Gracias Violet.

-Es un placer completamente mío. -sonó forzada mientras le sonreía antes de volverse hacia Thomas. -¿Querías jarabe?

-No te preocupes, yo lo traeré -respondió mientras se ponía de pie, colocando un beso en su mejilla que la tomó por sorpresa y la hizo abrir los ojos. -Solo come y relájate.

Draco frunció el ceño cuando vio lo que sucedió y miró a Thomas con sorpresa. Estaba confundido porque no hace mucho Thomas fue a pedirle consejo sobre su supuesto matrimonio horrible; sin embargo, acaba de presenciar una interacción normal.

Cuando volvió a mirar a Violet, sus ojos ya estaban fijos en él, pero los de ella tenían una mirada traviesa y los de él, una mirada confusa.

-¿Cómo está Astoria? ¿Está bien? -Violet le sonrió, ladeando la cabeza. -Siento que ha pasado una eternidad desde que la vi. Dios, fue una figura maternal para mí, la extraño.

-Está descansando -. el rostro de Draco se puso serio. -Ambos sufrimos una terrible pérdida ayer y ella necesita recuperarse antes de volver a estar en el ojo público. Aparte de eso, está bien, gracias por preguntar, Violet.

Thomas regresó a su asiento después de encontrar con éxito el jarabe y se volvió hacia Draco con curiosidad por lo que escuchó.

-Lo siento mucho, ¿a quién perdiste? -se sintió lo suficientemente cómodo como para preguntarle al hombre que prácticamente lo crió a él y a Astoria, que era una segunda figura maternal para él.

―Mi hijo ―. respondió tan casualmente, sin dar más detalles sobre la situación.

Violet casi se atragantó con su comida, pero se recompuso antes de mirar hacia arriba en estado de shock mientras Thomas hacía lo mismo. Ambos mantuvieron los ojos abiertos y la boca abierta mientras miraban a Draco, pero ninguno de los dos se atrevió a pedir una aclaración.

-¿Perdón ? -preguntó Violet finalmente, frunciendo las cejas confundida. -Scorpius estuvo a-aquí anoche. Está bien ¿no?

Draco asintió, sin dejar de comer como si lo que acababa de revelar fuera perfectamente normal. Mientras tanto, la pareja frente a él estaba demasiado sorprendida como para levantar sus tenedores o taza.

-Scorpius está bien, no quise confundirte. -Draco tragó un nudo en su garganta. -No le habíamos dicho a nadie, pero Astoria estaba embarazada. Desafortunadamente, su edad simplemente no le permitió pasar un período de tres semanas.

Violet sintió que se le retorcía el estómago y se le formaban nudos, sintiéndose enferma casi porque esas palabras la hicieron recordar ese terrible incidente del año pasado. Ella también estaba embarazada, pero toda esa ira y estrés por enterarse de que Draco se iba, su compromiso con Thomas y la traición de Theo, la hicieron perder al niño.

Por supuesto, ella no sabía que estaba embarazada, pero la pérdida la dolía de todas formas y, por mucho que le disguste Astoria, siente pena por ella. Ese dolor y esa experiencia es algo que no le desearía ni a su peor enemigo.

-Lo siento mucho, Draco -. Violet cambió su tono, metiendo la mano debajo de la mesa para tomar la mano de Thomas porque necesitaba consuelo. -Solo puedo imaginar el dolor por el que está pasando y nadie debería pasar por eso. Si hay algo que Thomas y yo podamos hacer, estaremos más que felices de hacerlo, sólo háganoslo saber.

Thomas quería sonreír cuando Violet tomó su mano debajo de la mesa, pero ese no era el momento, así que simplemente dejó que su pulgar rozara el dorso de su mano. Escuchó sus palabras y rápidamente asintió con la cabeza en acuerdo con su última declaración.

-Sí, por supuesto, Draco, puedes contar con nosotros -miró a Violet antes de volverse hacia Draco. -¿Estás en un lugar seguro? ¿Dónde te estás quedando?

Violet se volvió hacia Draco, esperando que no la delatara por saber que estaba en la ciudad desde la noche anterior y por haberle dado las llaves de su apartamento. Su corazón latía con fuerza, pero trató de mantener la calma mientras Draco terminaba de masticar su comida.

-Me estoy quedando en un viejo apartamento que pertenecía a Astoria -mintió, haciendo que Violet se sintiera aliviada. -Es un poco más pequeño que nuestras casas habituales, pero es temporal. En cuanto encuentre una mansión, debería estar bien.

-¡Bueno, tenemos la mansión Blishen! -Thomas casi gritó de emoción, volviéndose hacia Violet, que no parecía tan emocionada.

Ella apretó sus labios en una fina línea, quitó su mano de la de él y se llevó su taza de café a la boca. Antes de que Thomas dijera algo más o antes de que Violet dejara su taza, se escuchó un fuerte alboroto en el vestíbulo.

-¡Estoy en casa! -la voz de Cressida resonó a través de los altos techos mientras seguía el olor a café y comida hasta la cocina.

Violet giró la cabeza hacia la puerta y sonrió torpemente cuando vio a Cressida, quien inmediatamente se tapó la boca con la mano. Pasó la mirada de Draco a Thomas antes de finalmente dirigir su atención a Violet, riendo mientras la miraba en esa situación incómoda.

-Uhm Violet -se rió a través de su nerviosismo. -¿Puedo tomarte prestada un segundo? ¿Afuera?

-¿Tu prometido no cocina para ti, Cressida? -Thomas lanzó un comentario sarcástico mientras Violet se levantaba de su silla. -Debería comenzar a cobrarte por cenar aquí.

-Oh sí, déjame conseguirte algo de dinero Tommy -Buscó en el bolsillo de su gabardina negra antes de sacar su mano vacía con su dedo medio hacia Thomas. -¿Cómo es eso?

Violet no pudo evitar reírse de la inmadurez de los gemelos mientras empujaba juguetonamente a Cressida fuera de la cocina, cerrando la puerta detrás de ella. En el momento en que la puerta creó una barrera entre ellas y los hombres de la cocina, Cressida saltó con un grito ahogado hacia su palma.

Se soltó del agarre de Violet y corrió por el vestíbulo, riendo mientras Violet la observaba con curiosidad correr como una niña.

-¡Oh, Dios mío! -Cressida se detuvo al final de la escalera, riendo mientras bajaba la voz para evitar que la escucharan. -¿Cómo demonios puede pasar eso? ¡Tu marido y tu antiguo novio están en la misma habitación, en la antigua casa de tu antiguo novio!

-¿Cómo es que esto te resulta divertido? -Violet corrió hacia el final de la escalera, abanicándose las mejillas sonrojadas mientras miraba a Cressida-. ¡Draco acaba de confesarle a Astoria que perdió un hijo! ¡Estaba embarazada y ni siquiera pude reaccionar como quería!

-¿¡Astoria estaba qué!? -susurró Cressida en voz alta mientras sus ojos se abrían de par en par-. ¿En qué estaban pensando? Ella es como...bueno ¡es muy vieja!

-No...tan vieja. -Violet se encogió de hombros con razón.

-Bueno, bastante vieja si estamos hablando de la cueva de murciélagos. -Cressida hizo una expresión de disgusto, moviendo las cejas para mostrar lo que quería decir-. Nunca he conocido a nadie que haya pasado por eso, así que no sabría qué hacer para consolarme, pero es prácticamente algo que se pide cuando tienes esa edad.

-Sí, no, yo tampoco -mintió Violet.

Bajó la mirada al suelo, recordando lo horrible que se sintió al ver el rojo carmesí extendiéndose por sus muslos. La horrible sensación de la sangre burbujeando en su estómago, que parecía que sus entrañas estaban hirviendo, pero era solo la vida dentro de ella muriendo.

Sin embargo, esa no fue la peor parte de lo que pasó. La peor parte fue descubrir que iba a ser madre al enterarse de que su hijo estaba muerto y que el padre le había mentido todo el tiempo que estuvieron juntos. La peor parte fue la soledad y el vacío que sintió cuando despertó en la mansión Nott con dolor entre las piernas y el corazón roto.

Por mucho que le disguste Astoria, o que desee que nunca haya existido, Violet se sintió terriblemente mal por ella porque entendía por lo que estaba pasando ahora. La única parte peor para Violet fue que nadie sabía que estaba pasando por eso, así que pasó por el dolor sola mientras se preparaba para una boda que odiaba.

Astoria al menos tenía a Draco, Scorpius y Thomas, quienes parecían preocuparse mucho por ella.

-Además de Astoria y sus desafortunados eventos -Cressida se frotó la sien con frustración. -¿Cómo te sientes con el regreso de Draco? Quiero decir, estabas bien con Thomas, ¿no?

-S-supongo que sí, no lo sé. -Violet sintió una oleada de incomodidad a través de sus nervios-. El regreso de Draco no afecta mis sentimientos, creo que solo afecta mi vida, ¿sabes? No siento por él como antes, pero quiero que me vea a mí y mi éxito. ¿Eso tiene algún sentido?

-No, no tiene ningún sentido.

-Uf, ¿cómo me explico para que puedas entender? -Violet se frotó la frente mientras decía sus palabras con fastidio-. No me gusta Draco y lo siento, pero tampoco me gusta Thomas. Siento algo por Thomas, pero no siento algo por Draco porque gustar y sentir algo por alguien son emociones muy diferentes. Sin embargo, quiero que Draco vea quién soy ahora y lo lejos que he llegado sin él porque solo quiero su atención.

-Todavía no lo entiendo. -Cressida negó con la cabeza. -¿Te gusta mi hermano o no? ¿Aún tienes sentimientos por Draco? ¿Esos sentimientos van a afectar el vínculo que has estado construyendo con Thomas?

Violet se sintió abrumada con todas las preguntas que le lanzaban y los sentimientos que nadaban en su corazón. Sacudió la cabeza repetidamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para decir, pero era demasiado para encajar en una simple respuesta.

-Yo... yo no... esto es demasiado... yo solo... -miró de un lado a otro entre la puerta cerrada de la cocina y Cressida, escuchando los latidos de su corazón en su oído-. No lo sé.

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