VI





Increíble. Si Jungkook tuviera que describir en una palabra lo que estaba viviendo sin duda era increíble. Jamás imaginó que un hombre como Lee Minho, ese mismo que era reservado en algunos momentos y por otros una verdadera bomba pudiera tener algo en común con él. Ambos mentían en el trabajo. Mentían en general por que Jungkook había visto a su compañero a lo largo de los años salir con muchas mujeres.

Los labios de Minho abandonaron los suyos y el azabache suspiró por la perdida. Pero tenían cosas que conversar sin duda.

Su compañero se veía notablemente incómodo y un leve rubor cubría sus mejillas, Jungkook se maravilló por aquello, era raro ver a Minho de esa manera.

—Tú…

—Lo sé, lo sé, no debí haber hecho esto, pero es algo que vengo tratando de frenar hace mucho meses.

Oh dios. Jungkook estaba asombrado por aquella información, él había estado confundido por las señales que había visto tantas veces en su compañero y jamás pensó que fuera a ser real. Que ese cosquilleo que sentía dentro de él hubiese sido una verdad absoluta.

—Estoy muy asombrado en este momento —el azabache se alejó un poco y respiró profundo antes de volver a enfrentar a su compañero de equipo.

—Traté de ser lo más reservado posible pero no pude, no contigo. Siempre he mantenido un perfil bajo, ya sabes, mentir y reír frente a los demás ocultando lo que soy realmente por miedo a perder más que mi carrera profesional, pero tú llegaste a desequilibrar mi mundo.

—Necesito pensar —Jungkook se sentía mareado, era demasiada información para él de golpe, si bien el beso había estado bien y lo había disfrutado, tener algo con Minho era sinónimo de muchos problemas.

—¿Pensar? —Minho arrugó su ceño luciendo confundido. —Entiendo —dijo cuando comprendió que a Jungkook no le había gustado lo que había pasado entre ellos.

—Minho —Jungkook caminó detrás de su compañero hasta la puerta de su departamento. Lo tomó del hombro y lo hizo girar —no puedes besarme y luego irte.

—Dijiste que tenías que pensar, eso es muy claro para mi. No te gustó esto y está bien, era un riesgo.

—No pongas palabras en mi boca.

Minho se cruzó de brazos —entonces sé sincero conmigo… ¿Tengo alguna posibilidad?

—Si.

Jungkook cerró sus ojos un segundo, eso había sido demasiado rápido. Suspiró claramente avergonzado pero no tuvo tiempo para decir nada porque al igual que en la cocina su boca fue tomada pero a diferencia del beso anterior este fue un poco más allá.

Los brazos de Minho lo rodearon y su mente se nubló al sentir la lengua de su compañero explorar su boca. Tan delicado y casi pidiendo permiso, pero Jungkook quería más, mucho más. Por lo que tomando su nuca lo acercó lo más que pudo.

Sus reparaciones se agitaron y ambos se separaron para no llevar las cosas más allá.

—Sé que esto serían muchos problemas para nosotros, pero ¿No te gustaría intentarlo?

Jungkook mordió su labio, necesitaba pensar y claramente no podría hacerlo mientras tenía a su compañero viéndose tan jodidamente caliente frente a él.

—Necesito pensar... Me gustó esto, el beso, tú. Pero necesito tiempo.

Minho asintió —si, está bien, entonces me voy a mi departamento.

—No es necesario —el azabache suspiró —dijimos que cenariamos, la comida llegará en cualquier momento. —Jungkook tragó nervioso ante la mirada del otro.

—¿Cuanto tiempo? —Minho acorraló a Jungkook contra la pared —¿Cuanto tiempo debo esperar por ti?

—No quiero cometer algún error. Nuestro trabajo es importante, no quiero perderlo.

—Yo tampoco quiero perder mi carrera, no voy a saltar sobre ti durante los entrenamientos o en las duchas, ¿Crees que no me puedo controlar?

—Tú si, pero yo no estoy tan seguro de poder lograrlo, hoy en el camarín yo quería tanto abrazarte fuerte pero no podía. No se puede en ese lugar.

—Allá no, pero aquí si. Aquí si te puedo abrazar y si me dejas también podría besarte. —Minho tomó las manos del azabache y lo atrajo a su cuerpo. —Si quieres puedo ser tu soporte cuando nadie más esté para ti.

Jungkook pasó sus brazos por el cuello de su compañero y apoyó su cabeza en su propio brazo oliendo de paso la fragancia del castaño. Se quedó unos segundos allí oliendo ese particular olor.

—Tu perfume.

Minho se alejó un poco luciendo un poco confundido —¿Mi perfume?

—Si, creo que lo he olido antes, no sé…

—Es el que uso regularmente, ¿Que hay de raro en el?

Jungkook negó de inmediato. —No me hagas caso, pensé que lo había olido antes.

Minho asintió —Iré a mi departamento a ver a mis gatos en lo que llega la comida ¿Si?

—Si, está bien.

El azabache caminó de vuelta a la sala y se sentó en uno de sus sofás, todavía sentía en sus labios el hormigueo luego de aquellos besos con Minho.

Sonrió por primera vez en mucho tiempo, ilusionado por que quizá, luego de tanto tiempo, había encontrado sin querer a una persona para acompañarlo.

Negó con su cabeza, siempre había sido un idiota romántico, un hombre que deseaba poder tener una relación estable con alguien. Tener alguien con quien compartir el día a día, con quien viajar y hacer todas esas cosas que hacían los tontos enamorados. Quizá Minho era lo que tanto estuvo esperando.

Jungkook no lo sabía, ni tampoco quería ilusionarse, pero lamentablemente su mente ya estaba trabajando y se visualizaba teniendo citas románticas con su compañero, pasar horas mirando películas o jugando videojuegos.

Lamió sus labios cuando los escenarios se hicieron más candentes.

El timbre de su departamento sonó haciendo que se asustara levemente. Jungkook prácticamente corrió hasta la puerta pensando que era Minho. Pero no era él.

***

Seungmin había estado muchas veces en su departamento, habían incluso compartido la cama cuando se hacía tarde para que el joven delantero pudiera volver a su casa. Pero jamás una visita del chico había sido tan incómoda.

Jungkook lamió sus labios mientras esperaba que su compañero y el que en algún momento fuera su amigo, hablara. Podía casi asegurar que estaba borracho.

—No fue fácil venir, no después de lo que pasó en la mañana.

—¿Que haces aquí?

—Vine a pedirte disculpas. No debería haberte hablado de esa manera, no estuvo bien y quería que lo supieras… Lo siento por venir así —se tambaleó el menor.

El azabache asintió. La mejilla de Seungmin tenía dos grandes moretones y un pequeño corte al lado de su labio, sus ojos estaban rojos.

—¿Por qué dijiste todas esas cosas? Tú sabes mejor que nadie como me afectan las palabras y eso es lo que más me duele de todo, que me conoces tan bien que sabes donde atacarme.

—No es así, yo estaba enojado y me desquite contigo, no tenías por que escuchar aquello. Lo siento.

—Estás borracho.

—Si —Seungmin llegó hasta el azabache y se paró justo frente a él —me siento mal, yo no quería hacerte llorar.

—¿Desde cuando me odias tanto? Nosotros éramos inseparables. —Jungkook acarició la mejilla del otro. Tenía una tremenda debilidad por él.

Seungmin tragó saliva mientras cerraba los ojos ante el contacto. Luego trató de darse el ánimo suficiente para decir lo que tenía atorado en su garganta hace ya tanto tiempo. Pero no tuvo el valor necesario de hacerlo.

—Yo no te odio, lo siento Jungkook.

Jungkook arrugó su ceño entendiendo bien poco la actitud del menor. Su enojo pasando a segundo plano al ver a Seungmin quebrado, verlo tan vulnerable. Él siempre lo había consolado cuando no eran más que unos chiquillos tristes y sin esperanzas de un futuro con alguna familia cariñosa.

Ellos se habían tenido cuando no existía nada ni nadie para ellos.

El menor se pasó una mano por su cabello castaño claro brillante y suspiró exasperado. Se alejó del tacto caliente de su compañero para poder hablar con claridad —estoy muy avergonzado de lo que dije hoy en la mañana. No es lo que siento en lo más mínimo, no creo nada de eso.

Jungkook le creyó, Seungmin era un chico especial, era una buena persona que seguramente estaba pasando un pésimo momento laboral y personal. No había otra explicación para su comportamiento, que aunque era reprochable, él no podía juzgarlo.

Lo quería demasiado como para abandonarlo aún si las cosas entre ellos estaban frías y distantes.

El timbre sonó y Jungkook aclaró su garganta por que se dio cuenta que se había quedado mirando al castaño por demasiado tiempo.

—¿Estás esperando a alguien?

—Si, comida y a Minho.—Jungkook caminó hasta la puerta y suspiró más tranquilo cuando la abrió y su compañero entró con una bolsa en su mano derecha.

—Tengo algo que seguramente te vas gustar mucho, es un licor que traje de mis últimas vacaciones.

El portero entró a la sala y paró de golpe al ver a Seungmin sentado cómodamente en el sofá del azabache. Arrugó su ceño entendiendo bien poco el por qué de aquella inesperada visita.

Giró su cabeza para observar a Jungkook.

—Dame esa bolsa. —El azabache tomó la bolsa de las manos de Minho y se alejó hasta la cocina esperando que el castaño lo siguiera.

Minho por supuesto que lo siguió y cerró la puerta detrás de él cuando entró al lujoso lugar.

—¿Te dijo algo? ¿Qué está haciendo aquí?

—Vino a disculparse. —Jungkook sacó la botella de la bolsa y la dejó sobre la encimera de granito negro. —No soy tan maldito como para no escucharlo y pedirle que se vaya. Él antes solía pasar mucho tiempo aquí.

Minho asintió —tienes razón, quizás es bueno que puedan hablar, lo mejor será volver a mi departamento. —El castaño se movió por el lugar —puedes quedarte con la botella, estoy seguro que te gustará.

Jungkook asintió mordiendo su labio sin saber que hacer, quería hablar con Seungmin, pero también quería compartir un poco más con el portero. Sobre todo por esos besos que habían intercambiado y que él por supuesto quería repetir.

—No te vayas —dijo llegando hasta el otro. —No es necesario que vuelvas a tu departamento, podemos compartir con él.

—¿Estás seguro? Yo no sé si pueda controlarme esta vez si vuelve a herirte, en la mañana quería partirle la cara. Quería matarlo por haberte hecho llorar.

El corazón de Jungkook comenzó a bombear cada vez más fuerte, su estómago se llenó de burbujas que subían y bajaban haciéndole sentir sus piernas débiles. Un leve sonrojo se formó en sus mejillas ante las palabras de Minho.

Parecía un adolescente mientras sentía todas las jodidas mariposas recorrer su cuerpo completo.

—Estoy seguro.

El castaño asintió y le regaló una tranquilizadora sonrisa.

Jungkook lamió su labio inferior y dio un paso más cerca de su compañero. Lo rodeó por la cintura y escondió su nariz en su cuello —gracias. Gracias por estar aquí.

—No agradezcas —lo rodeó con su brazos por la cintura y dejó un beso en su cabello —siempre que quieras estaré para ti… Y necesito decirte que estoy realmente aliviado de poder ser como realmente soy contigo. No esconder nada.

El azabache rió bajito, alzó su cabeza y juntó sus labios. El beso fue correspondido de inmediato y cuando el citofono del departamento sonó ellos salieron de la cocina.

Jungkook atendió la llamada del conserje para hacer pasar al repartidor mientras Minho y Seungmin se quedaban en completo silencio en la sala.

—No sabía que ustedes eran tan cercanos. —Seungmin miró de reojo al castaño portero.

—Y yo no pensé que tendrías los huevos necesarios para venir aquí luego de lo que pasó en la mañana.

—No es algo que debería importarte.

Minho iba a responder pero Jungkook apareció con la comida.

—Comamos antes que se enfríe.

Los tres compañeros de equipo se sentaron alrededor de la mesita de centro y en un silencio demasiado incómodo comieron lo que se suponía sería una comida para dos.

Luego de que todo estuviera terminado Jungkook limpió todo y volvió a la sala por que sus compañeros de equipo se miraban de una manera muy poco amistosa.

—¿Puedo quedarme a dormir? —Seungmin sonrió hacia Jungkook.

—¿Dormir? —hacía varios meses que el menor no se quedaba en su departamento, lo cual era suficientemente extraño que quisiera quedarse justo ese día. Justo después de la pelea que habían tenido esa mañana —no creo que sea lo mejor.

El chico asintió —tienes razón, ojalá hubiésemos podido conversar hoy —miró a Minho un momento —lo mejor es que me vaya, mañana tenemos entrenamiento de nuevo.

—Así es —Minho estuvo de acuerdo y aunque también debía acostarse temprano, él no se movió de su sitio.

Jungkook se sentía cada vez más incómodo por las posturas de ambos hombres, pero no dijo, ni quiso pensar más allá.

Muchas cosas habían pasado ese día y él necesitaba un descanso.

Seungmin dejó su lugar en el sofá y se acercó a Jungkook quien mordía el interior de su mejilla en un gesto nervioso que él conocía muy bien. Y aunque lo conocía no entendía por que lo estaba haciendo.

—Gracias por aceptar mis disculpas —acarició el hombro ajeno y se alejó hasta la puerta sin siquiera despedirse de Minho.

Jungkook suspiró tranquilo cuando la puerta se cerró. Observó a su compañero que mantenía su ceño fruncido, se veía molesto.

—Yo también me voy. Nos vemos mañana Jungkook.

El azabache solo asintió y luego de eso quedó en medio de su sala entendiendo bien poco y con más dudas que respuestas dentro de él.



***

Tengan un bonito fin de semana, o lo que queda de el.
♥️♥️♥️














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