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Kara

El corset estaba tan ajustado que apenas y podía respirar, aparte de que moría de hambre porque mi padre dijo que debía de verme más delgada para que el chico quisiera estar conmigo; por lo tanto decidieron matarme de hambre.

-Madre, apenas y puedo respirar.

-Lo sé cariño, pero tu padre tiene razón aparte pronto será parte de tu día a día, acostúmbrate.

La familia de mi futuro esposo y mi futuro esposo llegará hoy por la noche y todo el reino estaba como loco tratando de que todo se viera perfecto y lindo.

-Llamaré a Erin para que termine de arreglarte y luego irás con tu padre para ver que opina.

Después de miles de telas sobre mi, me vi en el espejo, ¿A esto le llaman belleza?

-Erin, ven aquí- la nombrada se acerco y me miró- No crees que es... demasiado. Es decir, traigo como dos vestidos abajo y se ve enorme todo esto.

-La reina dijo que ese era el vestuario, no puedo hacer nada. Perdone.

-Erin, ¿Quien va a servir al príncipe? Quiero saber quien tendrá que escuchar nuestras conversaciones.

-Un chico que su padre eligió, Thomas Holland. Es bueno en lo que hace y es muy amable, tal vez le agrade.

-Pff, ¿Agradarme? No digas tonterías, los pobres como ustedes nunca podrán agradarme, solo son objetos para satisfacerme. Pero he de admitir que en ocasiones tu me caes un poco bien.

-Si bajara su ego tal vez le agradaría a las personas- susurró, pero no lo suficiente para ser inaudible.

-Mira Erin, hoy amanecí con paciencia, pero si me vuelves a faltar al respeto de esa manera; prometo que esta vez en verdad no te la acabas.

Ella solo asintió con la cabeza y siguió arreglando mi cabello y luego mi cara. Espero que el príncipe no sea un idiota.





Las manos me sudaban, estaba muy nerviosa por lo que iba a pasar o por como nos íbamos a llevar. Mi madre dijo que cuando conoció a mi padre estaba terriblemente enamorada de el, sin embargo, estoy casi segura que lo dice solo para que no me de tanto miedo comprometerme a alguien por conveniencia.

-Les presentamos a la familia real representando el reino Burgundios- Mi familia y yo nos paramos para ver entrar a una señora de pelo casi blanco con joyas enormes colgando del cuello, un vestido amplio blanco acompañado de colores azules poco visibles. El señor que iba junto a ella (Asumiendo que era el rey) tenia los ojos más azules que había visto y una piel casi pálida, le faltaba sol, al igual que su mujer.

Se veía que tenían tantas joyas, tanto poder que me sentí pequeña en cuanto llegaron.

-Rey Francis, reina Isabell. Es un placer tenerlos aquí en Vándalos- Mi padre junto con mi madre se acercaron y los saludaron tan elegante que sentí pánico de no ser lo suficiente princesa en el momento.- Les presento a mi hija Kara Teagan Mountbatten-Windsor II.

Me acerque e hice una pequeña reverencia ante ellos para que la aceptaran y me sonrieran.

-Es hermosa- comentó el rey sin quitarme los ojos se encima- Estoy seguro que le agradará a nuestro hijo. Hablando de, les presento a mi hijo James William Barnadotte-Middleton III.

Abrieron paso y observé al joven que me esposaría. Tenía una una piel muy blanca que hacía que resaltaran sus ojos grises y el cabello castaño y ondulado.

Caminó a mi para tomar mi mano y dejarle un suave beso en ella- Princesa- dijo con delicadeza y me sonrió.

Mi padre intervino y sugirió que fuéramos al gran comedor para charlar, pero mientras decoraban todo yo tenía que darle un tour por el castillo para mostrarle y ofrecerle el reino.





-Y por aquí hay un gran patio, usualmente aquí hacemos asambleas entre los reinos para aclarar dudas y saber si habrá algún trato nuevo.

-De todo lo que me haz dicho, lo único que me ha impactado ha sido tu belleza, nadie me había dicho que su princesa era tan hermosa.- me sonroje y bajé la mirada- Cuéntame hermosa, ¿Qué pasó con tu hermano?

Mi expresión cambió totalmente, nadie sabía de el, se supone que era secreto de... de todos, ¿Quién fue el chismoso que pasó la información? Cuando le cuente esto a mi padre el pueblo tendrá su castigo.

-No se de que me hablas- seguí caminando y me acerque a un fuente que estaba en medio del campo.- Yo no tengo ningún hermano y nunca lo tuve.

-Vamos preciosa- agarró mi mejilla y la acarició- Se que tenías un hermano, Arthur, pero por alguna extraña razón, desapareció del mapa y probablemente de la faz de la tierra. Dime princesa, ¿Lo mataron?

-No, porque nunca existió. Así que porqué no mejor en lugar de inventar cosas seguimos con el recorrido.


Llegamos a su dormitorio y todas sus cosas ya estaban ahí. Creo que era más grande que el mio y tenía la vista "linda" del reino.

-Mi habitación está junto a la tuya por si necesitas algo.

-Creí que dormiríamos juntos; es decir, pronto seremos rey y reina.

-Aún no lo sabemos- me di la vuelta para salir pero la cerró rápidamente y me dio la vuelta bruscamente para quedar cara a cara.- ¿Qué haces? Déjame salir.

-¿Acaso no lo sabes? Tú nunca tendrás un voto en esto yo decido si me quiero quedar o no, yo decido si eres suficientemente buena para mo o no- se acercó tanto que sentía su respiración en el cachete- El reino que tienes es lindo y mi reina sería hermosa; así que preciosa, acostúmbrate a mi presencia.




Estábamos los 6 sentados en la gran mesa esperando a que trajeran la comida.

No comas mucho ni demasiado rápido, se delicada con los utensilios, mantente recta, no hables si no lo piden, no rezongues y sobre todo no creas que tu opinión cambiará algo, porque no lo hará. ¿Y sabes por qué? Porque eres mujer

Era lo único que podía pensar, las palabras de mi padre y de mi madre retumbar por mi cabeza, como haciendo una lista mental de lo que si y de lo que no.

-Así que Kara, dime, ¿Cuántos hijos planeas tener?- Preguntó la reina y todos me miraron fijamente.

Responde con delicadeza.

-En realidad no he pensado eso, pero creo que solo quiero uno.

-¿No lo has pensado?- recriminó contra mi y vi rápidamente como mi padre me veía un poco enojado.

-Lo que quiero decir es que, no he tenido tiempo de estar analizando mucho el futuro.

-Si no tienes tiempo para pensar, ¿Cómo tendrás tiempo para satisfacer a James?- Añadió el rey.

-¿Perdón?

¿Satisfacer sus necesidades?

-Lo que mi hija quiere decir es que ella estará dispuesta a darle los hijos que quiera a James, después de la boda el cuerpo de mi hija será de su propiedad.- añade mi madre tratando de salvar la situación y James sonríe con triunfo.


La cena se basó en charlas sobre los reinos y los hermanos de James; hasta que llegaron al tema del matrimonio.

-Mi hijo tiene algunas condiciones en cuanto a casarse con su hija.- comentó el rey Francis.

-Padre, por favor, déjame a mi hablar sobre eso- comenta el nombrado- Antes de esposar a su preciosa hija quisiera primero estar con ella y desvirgarla para saber si la elegiré o no. Depende de cómo se porte y como lo haga.

Mi padre y mi madre me miraron, no en busca de mi aprobación, si no para avisarme que me preparara. Por que eso no estaba a discusión.

-¡Claro que si!- comentó mi padre alegre- El día que quieras, estoy segura de que ella se dejará de todo.

Subí la mirada e intente sonreír amablemente, pero ¿Cómo sonríes a eso?.

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