26
TOM
— ¡Debes de separarte Thomas! —gritó Harry en medio de la casa.
Había llegado del castillo y Sam le contó lo que había pasado. Me traicionó poniendo de excusa la lealtad que debemos tener como familia. Patrick, por supuesto, no está aquí, está con Sam comprando un par de zapatos. Pues hace unos días unos hombres lo encontraron vagando solo por las pequeñas calles del lecho de oro y se los quitaron. Llegó corriendo y llorando, asustado por lo que había pasado.
—Ya les dije que no lo haré, esto no va a terminar así entre nosotros.
—Pronto se casará, tendrá hijos y te olvidará por siempre. El único que corre peligro ahí eres tú. Ella es intocable, es la próxima reina de Vándalos y tu eres solo un esclavo más. Ellos nacieron en cuna de oro y nosotros en lechos y barro. Mientras a ella le enseñaban a leer, a ti te enseñaban a como cazar en el bosque. Mientras ella aprendía a comer con cubiertos de plata, tú estabas comiendo un conejo recién cazado con las manos. Mientras...
— ¡Ya entendí! —grité interrumpiendo—. Pero puede ser diferente.
— ¿Cómo? ¿Cómo será diferente? —Se acerca a mi y nos miramos a los ojos enojados—. En el castillo ya están sospechando que hace falta comida y oro. Comienzan a inspeccionar todo Thomas y ustedes no están siendo cuidadosos. Están jugando a la pareja feliz y arriesgas a todos los de esta casa solo por una estúpida fantasía.
— ¿Y tú qué? —Me acerqué más a él— ¿Por qué no mejor te metes en tus asuntos? Nunca te veo por el castillo ¿Por qué no mejor me dices en que estas metido y el por qué Kara no quiere que confíe en ti?
El rostro de Harry se volvió blanco, tan blanco que sentía que podía ver todo lo que había detrás de él. Se quedó en silencio, agarró sus cosas y salió de la casa, no regresó hasta media noche. Cuando Sam y Paddy ya estaban dormidos.
Yo me quedé a esperarlo. Cuando entró a la casa solo me miró rápido y fue a dormir a la recámara. Quería ayudarlo, quería salvarlo, pero ¿Cómo se salva a alguien que quiere seguir nadando contra corriente?
Al día siguiente me desperté antes del amanecer y comencé a caminar al castillo. El aire frio pasaba por mis pulmones como un fuerte golpe. El día era nublado, la poca luz que salía de las lejanas nubes apenas y alumbraba para crear una pequeña fuente de calor. Sin embargo, para mi era un gran día. Al fin volvería a verla, después de algunos días regresaría a ver la hermosa cabellera rojiza. Roja como el fuego, roja como el poder, roja como mi corazón.
Al entrar al pueblo el ruido constante me molestaba, interrumpía mis pensamientos, pero me alejaba de las preocupaciones constantes de la obscura vida de mi hermano. Me desesperaba el no saber que era lo que pasaba con él. Entiendo la preocupación por la familia, pero hay algo más ahí, hay algo más que no puedo descifrar.
Al llegar al castillo abrieron las puertas y como todos los días, la imponente estructura frente a mi, extrañamente llena de comerciantes.
—La boda real será en una semana —escuché a una señora detrás de mi. Se veía vieja, la ropa rota y la cara demacrada, pero extrañamente, un peso no corresponde con la vista que da. Chismeaba con su amiga, otra señora, sin embargo, a diferencia de la otra, esta era esquelética. Las dos con cabello blanco y esperando en la fila de la reina, esperando por un poquito de bondad y comida—. Escuché que ya tienen el vestido y que después de la ceremonia en la plaza central, darán un paseo por el reino. Y también que será la fiesta más costosa que haya tenido el reino.
Las señoras avanzaron al igual que yo. Kara me lo había ocultado, ocultó todo. Ahora todo tiene sentido. Las constantes ausencias de Kara, los grandes rollos de tela blanca que caminaban de un lado a otro en los pasillos, los diferentes estilos de cabello. La estaban preparando para alejarla de mi, y ella lo ocultó.
Al llegar al jardín estaban los reyes, las reinas, kara y James. Los seis parados en círculo mientras estaban frente a ellos tres esclavos de rodillas con las manos atadas el la espalda y con la mirada baja. Guardias los rodeaban y ellos los miraban con superioridad. Incluso Kara, tenía una mirada de poder, una mirada de egocentrismo y crueldad.
Entro a la escena y encuentro a Harrison junto a un caballo blanco. El caballo de la reina.
La mirada de Kara estaba tan sometida en el poder, que no notó mi presencia.
— ¿Qué está pasando? —pregunto en voz baja.
—Son los acusados.
— ¿Acusados de qué?
—De lo que pasó aquella noche. Se creen que ellos fue los que interrumpió en la alcoba de la princesa y la obligó a besarlo. Arma blanca, amenazada de muerte.
— ¿De que noche hablas Harrison?
—De la noche en la que huiste.
Ellos eran inocentes. Y estaban hincados frente a ellos pidiendo por su vida. Pagando por un crimen que no cometieron, pagando por mis errores. Sin embargo, eran ellos o yo. Kara había mentido, sacrificará a alguien por mi, por nosotros o tal vez solo por ella.
— ¿Quién ha sido? —preguntó James, quien estaba junto a Kara. Rubio, imponente, ya con una corona y sus grandes joyas.
—Creo que ha sido el segundo —responde Kara. Pelirroja, cruel, con una tiara entre su grande melena y sus hermosas telas.
—El segundo —anuncia James y los guardias rodean al esclavo del medio.
Comienza a rogar por su vida, llora e implora que no hagan eso. Tiene hijos, dos niños, una niña y un niño recién nacido. Su esposa está enferma y debe mantener a su madre. Implora por ellos, llora por misericordia y por un momento tengo la idea de entregarme, de ser yo quien salve a sus hijos, a su esposa, a su madre. Pero no puedo. No puedo salvarlo.
—Cuando quieras preciosa —anuncia James y voltea a ver a Kara. Su mirada aún estaba clavada en la mirada suplicante del señor.
Pensé en todas las posibilidades que tenía. Decir que no era él, cambiar de sujeto, fingir que el descarado hombre que se metió esa noche a su alcoba había huido. Ella tenía el poder, el poder de quitar o salvar, de florecer o marchitar. Sin embargo, su mirada solo irradiaba satisfacción, cinismo. Si no fuera porque la conozco, pensaría que está sufriendo por el momento. Desearía no conocerla.
—Háganlo, córtenle la garganta.
El hombre solloza y un caballero se acerca a él para pasar un filoso cuchillo por su garganta. La sangre sale como una cascada y el hombre cae rendido en el pasto. Todo se pinta de un color rojo. El día se nubla más y todo comienza a verse más obscuro. El aire soplaba más fuerte.
Las palabras de Harry pasan por mi mente: Ella nació en alta sociedad, nunca puedes cambiar su naturaleza. Y ella no cambiará por ti.
— ¡No!
El grito desgarrador de una mujer se escucha en el pasillo y ponto aparece corriendo sollozando. Se acerca al hombre sin vida y llora por él.
— ¡Maldita perra, pagarás por lo que hiciste! —la chica se acerca corriendo a Kara y dos guardas se interponen en su camino— ¡Mataste a mi hombre, mataste a mi amor!
—En algún momento debía morir —se defiende Kara divertida—, pero dime ¿Qué tanto lo extrañarías? Después de todo, solo es un esclavo.
— ¡Cuando se enteren de quien es el verdadero hombre que estuvo contigo esa noche! —escupió la mujer enojada y luego recibió un golpe de parte de un guardia.
— ¿Habla del hombre que recién maté?
—Tú sabes de quien hablo.
Todos se quedaron en silencio por un momento. Hablaba de mi, ella sabía de mi. Volteó a verme de reojo y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Córtenle la garganta —dijo sin expresión Kara y James sonrió al escucharlo.
La chica luchó por su vida, pero fue inútil. También a ella se la llevaron.
Todos comenzaron a irse y el cuerpo de la chica y el hombre se quedaron en el piso. Los reyes y reinas pasaron junto a ellos como si de un adorno se tratase. James le extendió el brazo a Kara y ella lo tomó. Al verlo me vio en el fondo. Una mirada frívola, como si nunca nos hubiéramos conocido.
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Estamos comenzando a terminar la novela. ¿Les está gustando? En lo personal creo que debería ser mejor ¿ustedes que dicen?
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