25
TOM
— Corre Tom, apresúrate —Kara habla con voz trémula mientras jala de mi mano—. No hay tiempo, por favor.
Corriendo por los abandonados pasillos subterráneos del castillo. Tropiezo con torpeza cada tres pasos. Temo por mi vida y la de Kara.
Todo cada vez se vuelve cada vez más obscuro, confío ciegamente en ella y en que sabe todos estos caminos, mientras que por detrás de nosotros se puede ver muy a lo lejos el brillo que produce el fuego. Sé que son ellos, sé que nos han visto. Son los guardias. Estamos jugando como un gato y un ratón, y nosotros somos el ratón.
— Cuidado con la cabeza —advierte la princesa y tira hacia abajo de mi mano, me agacho y veo un pequeño cuadro que se alumbra por la luz de la luna—. Debes salir por ahí, solo salta y caerás sobre la arena, corre hasta que veas un gran árbol enterrado en la arena. Ahí sabrás que estás a salvo. Para cuando llegues ahí ya tendrá que haber amanecido, mandaré a alguien por ti, te llevará a casa y luego te quedarás ahí por un día. No nos veremos hasta que escuches el rumor de la boda. Ese día vendrás al castillo a primera hora.
Se acercó un poco a aquella salida y ahora el fuego que brillaba era su gran melena rojiza. Como un amanecer en plena obscuridad.
—No quiero dejarte aquí
—Debes irte antes de que lleguen aquí -toma con gran delicadeza mi cara y da un tierno beso en mis labios—. Estaré bien, ahora vete.
Me empuja a la pequeña salida, me ayuda a subir, la observo una ultima vez, pronuncio la palabra "te amo" y salto al vacío.
Justo como ella dijo, caí sobre arena mojada. Un dolor recorrió mi cuerpo como un rayo electrizante. Pequeñas punzadas en un brazo, un fuerte dolor en una pierna, un sabor metálico y una sensación espesa en la boca. Debí alejar la lengua de los dientes antes de aventarme.
Las palabras de Kara resuenan en mi cabeza "corre".
Me levanto con dolor y comienzo a caminar, me he lastimado el pie, me duele cada vez que doy algún paso. Siento como si muchas agujas se enterrarán y con cada movimiento me desgarraran por dentro.
Sigo caminando, casi corriendo. No miro atrás, el sentir la humedad, el como la ropa se pega a mi cuerpo sudado. He estado caminando por mucho tiempo. Freno un momento y me siento sobre la arena.
Volteo a las olas, el agua azul como el cielo, el sol casi saliendo. Volteo a la derecha y veo aún el gran castillo de roca. Una fortaleza que oculta secretos y penas, en medio de una serena naturaleza, está el dolor y la pena de otras. A la izquierda puedo ver muy a lo lejos un diminuto árbol. El árbol del cual Kara hablaba.
Me levanto con las pocas fuerzas que tengo y sigo caminando. Me acostumbré al dolor del pie y ahora solo pienso en llegar a casa y tomar toda el agua que haya en ella. Pienso en abrazar a Paddy y saludar a Sam.
Casi tropezando llego al árbol, el sol ha salido y no hay nadie esperando por mi. Me han mentido. No aguanto más y me dejo abrazar por una gran obscuridad y por la sonora música de las olas.
Poco a poco se van confundiendo con la serena y dulce voz de Kara. La veo, detrás de ella hay grandes estrellas y ella las observa con admiración y al verla ahí, parada, solo ella y yo un sentimiento inefable surge en mi.
— ¡Tom! —una fuerte voz y un impacto contra mi mejilla me despiertan de estar con Morfeo.
Al abrir los ojos veo a Harrison y Sam hincados en diferentes lados.
— Está vivo —dice Harrison y sonríe de felicidad.
Ayudan a levantarme y al hacerlo Sam me abraza fuerte y esconde su cabeza en mi cuello. Se separa de mi y me examina. Se ve contento, se ve como cuando paddy comió por primera vez un pan completo.
— Tenemos que llevarte a casa.
— No puedo caminar —anuncié—. Me he lastimado el pie. Duele al caminar.
Los chicos me toman entre los dos y caminan cargando conmigo. Nadie dice nada, solo caminamos cuesta arriba y al llegar a la cima veo bosque, solo bosque. No se donde estoy, no se como me encontraron. Pero aquí está, conmigo.
Entramos a la casa y Harrison suelta de mi agarre para acomodar el colchón del suelo y seguido Sam me tira por la poca fuerza que tenía. Me ayudan y horas después Harrison se va, debe ir al castillo.
— ¿Cómo me encontraron? —suelto en medio del silencio y Sam se sienta a mi lado.
—Harrison llegó corriendo a la casa diciendo que estabas en peligro y necesitabas ayuda. Harry no estaba y Patrick dormía. Así que fui con él. Al parecer Kara le dijo donde estabas, dijo que estabas herido y que no sabías como volver a casa, pero el si sabía, el se encargaba de sacar la comida de los botes. Los botes que se paraban ahí cuando llegaban.
De nuevo el silencio inundó la habitación. El goteo de la gotera contra la cubeta hacía todo más irritante, me ponía nervioso.
— Tom —habla Sam—. ¿Qué fue lo que pasó?
Suspiro al escuchar la pregunta y el recuerdo de la noche pasada me inunda como agua negra, una pesadilla hecha realidad.
— Yo estaba con ella, me quedaría a pasar la noche. No lo pensamos bien, no sabíamos que hacíamos. Creímos que nadie se daría cuenta.
— ¿Pero?
— Un guardia entro cuando estaba bailando con ella. Al vernos solo cerro la puerta, no dijo nada. Pensé que guardaría el secreto, o que entraría nuevamente y me mataría a golpes. Sin embargo solo se fue, pensé que estábamos a salvo, que todo estaba bien.
— ¿Kara no lo vio?
— No, estaba de espaldas, no escuchó nada y no dije nada. Confié de una manera ciega. Salimos al balcón y de la nada Kara agarró mi mano y salió corriendo de la habitación. Algo vio, algo supo que la asustó. No me explicaba nada, solo corría conmigo detrás —hice una pausa y seguí relatando—. Hasta que lo entendí, nos habían descubierto, nos habían delatado. Algunos pasillos después comencé a escuchar la manada de hombres que nos perseguían. Millones de hombres con espadas dispuestos a quitarme la cabeza nos seguían y ella lo sabía. Me ayudó a salir y dijo que alguien me ayudaría.
Al terminar de narrar la historia me siento expuesto. En la noche supieron de mi más grande secreto y hoy se lo estaba confesando a mi hermano. Ya no tenía nada que esconder, no tenia con que cubrirme o de que huir.
Sam estaba enojado, lo notaba por el cómo caminaba de un extremo a otro cabizbajo mientras mordía una uña ensangrentada.
Se que lo que hice fue peligroso. Puse mi vida en peligro y si no hubiese sido por la falta de agilidad de aquellos caballeros, mi cabeza estaría en la entrada del castillo como recordatorio del respeto que deben tenerle a la corona. La gente pasaría y fingirían no verla a pesar del gran charco de sangre que habría debajo de ella.
— Sam, comprendo que estes enojado y...
— ¿Enojado? No Thomas, estoy furioso contigo. Pudiste haber salido herido, pudiste haber muerto y todo ¿Por qué? Por un absurdo amor juvenil.
— Te recuerdo quien fue el que me alentó a seguir con esto.
— Te alenté, no te dije que fueras por ahí con ella agarrados de la mano ¡Se va a casar Thomas! —grita enojado—. ¿Qué acaso no lo ves? Ella es peligrosa.
— ¡Ya lo se! —grite de regreso haciendo frente a lo que me decía.
— ¡ ¿Entonces por qué sigues ahí? !
— ¡Por que ella es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo! —grite y Sam se quedó callado. Cambio a una expresión de lástima y bajo la mirada.
Lastima por la falsa historia de amor que tengo y lastima por el sentimiento que nos terminará matando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top