22
KARA
Recargada en el borde de aquel balcón, solo viendo a la infinidad. Pensando, escuchando las olas arrastrar con fuerza las cosas, oliendo de lejos las lavandas casi muertas por el frío, sintiendo cómo el aire me pega con fuerza. Espero, espero a que pase el tiempo.
Cierro los ojos y me dejo llevar por todos mis sentidos, me dejo llevar por los recuerdos de anoche, y de la noche anterior, de hace una semana, dos, tres, cuatro. Los mismos recuerdos a su lado, su sonrisa angelical. Suspiro y sonrío de manera inconsciente. Quiero llorar al recordar lo que es estar con él, al recordar el cómo me hace sentir.
—Kara.
Abro los ojos y volteo alarmada. No puedo ver nada más que su silueta. He apagado ya todas las velas y he fingido irme a dormir, como todas las noches. Solo que esta vez no había querido dormir, el recuerdo de tom impedía que conciliara el sueño.
— ¿Qué haces aquí?
—Me han dejado salir e iba para mi casa, cuando decidí venir a verte.
Sonreí de oreja a oreja, y lo tomé de la mano para atraerlo junto a mi y mostrarle la linda noche.
—Alguien puede vernos —advierte y me observa inseguro.
—Nadie nos va a ver, todos deben pensar que ya estoy dormida.
Se pone junto a mi y sube la mirada. Mientras él está concentrado admirando la belleza de la naturaleza, yo he encontrado una mejor belleza y es la que está junto a mi. La que sonríe cuando ve una gran estrella y me cuenta historias viejas sobre ellas, a pesar de ya saberlas, las escucho y finjo emoción en sus partes favoritas. Nunca les presto atención, solo veo como mueve los labios y pienso en lo lindo que se mira esa noche.
—En la mañana conocí a la novia de Sam —baja la mirada para ver directo a mis ojos y yo sigo teniendo el descaro de mirarlo fijamente—. La ha llevado a casa y ella ha sido muy amable. Incluso me agradó más que Harry.
Suelto una risa silenciosa y el también sonríe.
— ¿Es bonita? —pregunto y el cambia a un semblante serio.
— ¿Qué clase de pregunta es esa? —argumenta desubicado— ¿Cómo voy a saberlo? Es la novia de mi hermano, no me fijé en eso.
Ruedo los ojos y hago una mueca de desaprobación.
—Solo debes decir si era linda o no.
—Pues, no es pelirroja y tampoco una princesa. Así que no le encontré nada de especial —concluyó y regresa la mirada a las estrellas.
Me quedé estática al escuchar eso. Un pánico intenso se detonó en mi interior. Sentí más fuerte el frío y escuché con más fuerza todo. Habló como si fuera la cosa más normal de todas ¿Cómo se supone que respondo a eso? Nadie nunca había dicho algo así, o al menos en ese contexto.
Un impulso entró en mi. Iba a hablar sin pensar, solo lo diría y no podía controlarme.
—Tom —susurré.
— ¿Sí? —respondió aún atontado por las estrellas.
—Creo que estoy enamorada de ti.
Lo solté, lo dejé ir. No sentía miedo, o inquietud por la respuesta. Me sentía libre por primera vez, me sentía en paz. El lugar donde estaba, con la persona correcta; aquí era, yo pertenecía aquí. No se supone que debería amarlo, se supone que él debería de ser James y todo sería más fácil. Sin embargo, estoy frente a uno de mis esclavos, confesando mi amor por él.
—No sé cuando pasó esto, lo único que se es que debo estar contigo todo el tiempo. Quiero permanecer a tu lado y que las noches sean eternas para estar junto a ti. Eres mi nueva adicción y no se supone que debería ser así.
—Kara... —lo interrumpo.
—La noche está llena de estrellas y yo te estoy viendo a ti, Thomas.
—Kara —subió el tono y yo lo miré asustada--, deja de hablar.
Hice una expresión de confusión. Él seguía con el semblante serio y sin decir algo de lo que acabo de decir, solo tiene la mirada baja y titubea en silencio. Comienzo a moverme con nerviosismo, ¿Qué pasa si él solo me veía como su amiga o su sostén económico? ¿Se sentirá presionado a decir que también me quiere para evitar que sus hermanos mueran de hambre?
—No te sientas presionado a sentir lo mismo, podemos fingir que nunca dije eso y que solo estábamos viendo las estrellas. En serio no quiero perderte Thomas, eres lo más cercano a un amigo que he tenido y no quiero perder esa única compañía que tengo. Por favor olvidemos que esto ha pasado y...
— ¿Por qué yo?
— ¿Qué?
—De todas las personas en el reino, de todos los príncipes e hijos de familias poderosas. ¿Por qué yo? Yo no soy nadie Kara, nadie me conoce y estoy lejos de tener una gran fortuna.
—No lo sé —susurré y baje la mirada—. No sé por qué eres tu, no sé por qué solo a mi se me ocurre hacer esto. Solo te miré y supe que estaba enamorada de ti, pero no sé por qué.
—Debe de haber algo.
Suspiré y regresé la mirada al cielo.
—A pesar de todo lo que he hecho, de las cosas que mi familia ha hecho. Tú me diste una oportunidad, tú me ayudaste y me mostraste que hay algo más allá del dolor y tristezas. Recuerdo que había días que no comías nada, pero siempre que venías intentabas sonreír y hacer todo lo mejor posible. A pesar de estar muriendo de hambre, nunca robaste nada, nunca hiciste nada malo cuando pudiste hacerlo. Eres mejor que muchos príncipes y duques que conozco, Thomas.
El silencio predominó una vez más. Me di por vencida y di la vuelta para meterme a la alcoba y resignarme a esta amistad perdida y a este amor no correspondido. Mi hermano siempre decía que no podías obligar a nadie a quererte, ese era uno de los otros errores que cometía la nobleza. Forzar un amor que terminaría en noches frías y vacías junto a un individuo.
—Kara... —escuché como Tom habló a mis espaldas con un tono suave y casi susurrante.
—Está bien Tom, no te preocupes —interrumpí.
—Es que no lo entiendes —dijo y voltee a verlo—. Yo también estoy enamorado de ti, pero tengo miedo de lo que pueda pasar. Tengo miedo de los problemas que podemos tener en un futuro por este maldito sentimiento.
— ¿Qué estas diciendo? —pregunté incrédula.
—Que tengo miedo de no estar contigo, en todo este tiempo solo tu me haz hecho sentir de una manera diferente, especial. Como si tuviera un propósito para levantarme todos los días y aguantar a llegar a la noche.
Se acerca lentamente a mi y me toma de los brazos. Aún entre las sombras puedo ver la magia que irradian sus ojos. Quedamos frente a frente, sintiendo su respiración cerca y pesada al igual que la mía.
—Mi madre siempre decía "mejor fallar intentándolo, que quedar con la duda de qué hubiera pasado".
Se acercó más a mi. Ahora podía sentir mejor el calor que emanaba su cuerpo, el olor a leña recién cortada. Un sentimiento de liberación surgió en mi cuando tomó mi cara y comenzó a besar mis labios. A pesar de no ser la primera vez, se sentía la misma emoción y excitación. Fue el tipo de beso que me hizo saber que nunca había sido tan feliz en mi vida.
Nos alejamos y el silencio vuelve a predominar.
— ¿Qué se supone que haremos ahora? —Tom rompe el silencio.
—Amarnos hasta el último día —respondí sin pensar y una vez más lo besé, sabiendo que lo que hacía me llevaría grandes consecuencias, pero no importa, todo lo que quiero es estar a su lado... por siempre.
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