10

TOM

Mi espalda vuelve a tronar por cuarta vez en el día. Ya no la aguanto.

Llego exhausto a la casa y lo único que quiero hacer es recostarme y dormir por siempre, sin embargo al entrar solo veo como mis hermanos están discutiendo. Estoy tan cansado que no soy capaz de escuchar lo que dicen, solo veo como mueven los labios y se nota por las expresiones en los rostros que han estado así por horas.

No me molesto en intervenir o hacer algo y solo camino a la habitación para recostarme y sin cambiarme o hacer algo más, me quedo dormido.

-Mamá no, por favor no me dejes- Lágrimas salían de mis ojos sin cesar. Ella solo empacaba sus cosas y agarraba todo sin importar mis súplicas. -Mamá hazme caso.

Mi padre entra a la recámara y me empuja haciendo que mi espalda impacte con la pared. Toma a mi madre del brazo y la jala fuera de la casa. Salgo corriendo tras ellos y no soy capaz de pasar por la puerta, algo me detiene.

-¡MAMÁ! ¡PAPÁ!- Grito con todas mis fuerzas, pero no es suficiente- ¡Por favor regresen!

La silueta de mis padres se va desvaneciendo por la neblina. Se fueron y no pude despedirme, se fueron y se que nunca volverán.

Escucho fuertes golpes, mis hermanos están tirados en el piso totalmente desnudos y desnutridos. Están agonizando y solo los observo. Busco agua o algo comestible para salvarlos, pero no hay nada. No tenemos nada.

-Thomas, ayúdanos- Con las pocas fuerzas que les quedan, paddy suplica y luego se vuelve totalmente pálido.

Corro a ellos y todos están fríos, tiesos. No logré salvarlos. Los perdí, perdí lo único que me quedaba y que me importaba.

Decaigo en llanto y frustración cuando la princesa aparece frente a mi. Llorando llena de sangre.

-Sálvame a mi- susurra y se arrastra a mis pies.

Despierto exaltado y sudando, de nuevo esa pesadilla, pero esta vez estaba ella. Me levanto y a mi lado está sam durmiendo profundamente; sonrío inconscientemente, está aquí, está vivo y está conmigo.

Me levanto y salgo a la cocina, la noche aún domina, seguro aún faltan unas horas para que tenga que irme de nuevo a trabajar. Me sorprendo al ver a Harry sentado mientras recarga su cabeza en las manos. Por un momento pensé que se había quedado dormido así, pero luego vi como movía la cabeza de lado a lado. Algo lo estaba atormentando.

-¿En quien tanto piensas que no te deja ni dormir?- me burlo de el y me siento frente a el.

Me mira y su frialdad domina en la conversación. En automático mi felicidad se esfuma y todo se vuelve desagradable. Está molesto, ahora siempre está molesto o siempre está pensando en como hacer sentir mal a alguien. La pérdida de mis padres le afectó demasiado. Pensé que se le iba a pasar cuando consiguió el trabajo, pero solo empeora y ya no se que hacer con el.

-¿Te parece divertido todo esto?- responde con enojo -¿Te parece chistoso que trabajemos a todas horas y aún así tengamos que pasar hambre?

Él tenía razón. No nos alcanzaba para nada y hacíamos todo lo posible.

-Paddy cada vez está mas flaco, al igual que tu, sam y yo.- me quedo callado y solo lo escucho escupir palabras con furia- Si tan solo me dejaras trabajar ahí no deberíamos de hacer eso.

De nuevo con ese tema.

-Ya te he dicho que no, no sabes como son las cosas ahí y tampoco te quieres meter.- rezongo molesto.

-Muy tarde.- añade y lo miro con confusión -Me he presentado y me han aceptado. Inicio mañana en la tarde.

Se levanta y me deja solo en la mesa. Estoy furioso por la decisión que ha tomado, mis padres se lo han advertido una y otra vez, y aún cuando ellos no están siguió haciendo lo que se le da la gana. No puedo creer lo que acaba de decir. No podía dejar que el trabajara en el castillo, pero el tomó una decisión y ya no hay vuelta atrás. Ya es muy tarde, ya no puedo protegerlo.


Entro al cuarto y arreglo lo de siempre. Tomo las cosas del suelo y las vuelvo a poner en su lugar.

Erin había regresado al trabajo y de nuevo estaba a las ordenes del Príncipe James lo cual era un dolor de cabeza. Sus grandes necesidades eran cosas estúpidas que cualquiera podía hacer.

Camino por los grandes pasillos del castillo y salgo en uno de los centros que tiene la gran estructura. Ahí hay una fosa llena de agua donde dicen que tiran todas las evidencias que existen para evitar que el reino corra peligro. ¿Evidencias de qué? Nadie sabe y las personas que han intentado contarlo, han muerto en el intento.

A lo lejos veo como la princesa va pasando y se sienta en una de las bancas que hay. El sol alumbra toda la fosa y todas las bancas. Me acerco y solo me observa. Después de todo ya es capaz de hablar y ya no le duele nada.

-Hola- me acerco y sigue observándome- ¿Cómo está tu garganta?

-Bien, gracias por preguntar.- Responde con amabilidad y el silencio predomina.

Volteo a verla y ella está concentrada en el movimiento del agua. Tiene la piel tan suave como porcelana, los ojos más perfectos que he visto, de un color verde jade intenso, el cabello chino y rojizo como las hojas que caen en otoño, perfectas y hermosas, la nariz más pequeña y respingada que he visto, hace resaltar sus grandes y carnosos labios. Por primera vez en mucho tiempo me siento ¿Feliz?

-Sígueme- susurra de la nada y se levanta para dirigirse a otro pasillo.

Me lleva a un lugar totalmente obscuro y estoy comenzando a pensar que fue una mala idea haber confiado en ella. Después de todo es de la realeza, es sangre azul, la más peligrosa de todas. El lugar se vuelve frío y el olor a musgo inunda mis fosas nasales. Escucho como detrás de mi se cierra una puerta y por unos segundos el pánico me domina. No tuve que haber venido, no tengo porque estar aquí; pero está tan obscuro que no sé por donde salir, no se como es aquí. Ni si quiera sé si me encuentro solo o si ella se quedó conmigo.

Me tenso al pensarlo. Me han traído al cuarto obscuro. Seguramente se han enterado de lo que pasó los días que estuve cuidando a la princesa y pensaron que abusé de ella, pero yo soy incapaz de tocarle un solo pelo sin su consentimiento.

Volteo a los lados ansioso y veo como una lámpara se enciende logrando alumbrar el lugar. Es un cuarto muy estrecho y a los lados tiene una gran tabla pegada a la pared para usarse como asiento. No hay ventanas, no hay nada que te permita ver la luz del día.

-Aquí es donde mi familia manda a los traicioneros o soplones- la delicada voz de Kara resuena en una de las esquinas. Solo puedo ver su silueta, sin embargo la poca luz que hay no me deja ver sus expresiones o sus movimientos.

-¿Qué hacemos aquí?- cuestiono para ver como camina a mi con la bombilla en las manos.

-Es seguro estar aquí- comenta sentándose junto a mi.- Si alguien nos ve hablando por más de 30 segundos, van a sospechar que algo pasa y lo que te quiero decir tardará más que eso.

Curioso la veo. Se escucha angustiada, asustada. Como cuando suplica por el dolor, o pide a gritos más comida. Siento temor, angustia, estrés.

-No debiste haber traído a tu hermano aquí. Cometiste un gran error- su respuesta me revuelve el estómago, no entiendo a que se refiere. ¿Cómo se ha enterado?- Lo harán pagar por todo lo que ha hecho.

-No sé a que te refieres, mi hermano nunca se ha metido en problemas con ustedes- replico con inseguridad, pero sobre todo con ira. Ella no sabe nada. Por su culpa mi hermano está metido en este castillo, si ellos no hubieran matado a mis padres injustamente, nada de esto hubiera pasado.

-He escuchado a mis padres, debes de evitar que el entre aquí, aún puedes salvarlo.- contesta ignorando mi comentario.

No soy capaz de discutir. Mis padres fueron asesinados sin piedad alguna. Los expusieron como animales y los trataron como objetos. Mi hermano no tiene nada que ver con esto, ella no sabe lo que habla; ella no sabe nada.

- ¿Por qué me estás diciendo esto?

Se queda callada y baja la cabeza. Suspira como si estuviera buscando las palabras correctas para luchar contra algo, seguramente lucha contra su gran ego. Está buscando que excusas y mentiras dirá para evitar que mi familia salga adelante. Desde el inicio ese fue su objetivo, matarnos a todos nosotros y yo aquí limpiando sus pies y su sangre cuando pude haberla dejado desangrarse y morir "naturalmente".

-Por que me has salvado la vida más veces de las que me gustaría admitir. Tú has sido amable conmigo a pesar de todas las malas acciones que he hecho contra ti.- me sorprendo por la sinceridad en su voz- Mi madre tiene los ojos puestos en ti y en tus amigos. Deben de andarse con cuidado si no quieren que algo les pase a ustedes o a sus familias.

Recuerdo todas las veces que mi mamá decía que la reina no era mala persona, solo cuidaba lo que era suyo con todo y garras; así como todos lo harían. Nunca entendí a que se refería. Ella siempre decía que sentía una gran admiración por la mujer, me contaba que sufría un dolor inmenso y aún así intentaba ser mejor madre para la princesa y el príncipe.

Kara a pesar de todo el maltrato que ha pasado y todas las noches en soledad que ha tenido, se ha expuesto a que le otorguen el título de traicionera al decirme esto. Ella me está devolviendo el favor. Me está devolviendo el favor de la vida a través de mi hermano.

-y quería aprovechar para decirte gracias por... por todo. Tú me sanaste y tuviste paciencia cuando no podía ni pararme del dolor. Aun que estoy segura de que lo hiciste por trabajo pero aun así, gracias. También quería darte esto.- de su vestido saca una bolsa de tela como la de la vez pasada- Sé que tu hermano se metió aquí porque están necesitados.

Me la entrega y por el peso puedo decir que es una gran cantidad de dinero. Estoy asombrado por lo que está haciendo por mi, no merezco tanto. Esto es demasiado para mi.

-No puedo aceptarlo- rechazo y se lo entrego- Ellos sabrán que lo has sacado y cuando se enteren que me lo diste te meterás en problemas.

Ella comienza a reírse de una manera muy cínica y pienso que todo ha sido una broma de mal gusto que solo fue para quitarle el aburrimiento por un rato o solo para verme la cara de estúpido.

- ¿A caso crees que se darán cuenta que falta eso? -me dice divertida-. El dinero me sobra, puedo ir y tirar trozos de oro al río y aún así seguiría siendo una de las personas más poderosas de todas. No seas ingenuo.

Sonrío inconscientemente con el sonido de su risa. La miro a los ojos y a pesar de la falta de luz, puedo ver como brillan sin cesar. Caigo en cuenta de todo el resplendor que tiene cuando sonríe. Tan linda por fuera, y tan muerta por dentro.

Salimos de ahí y guardo bien el saco de dinero que me ha entregado.

Tengo que evitar que harry venga. No sé que es lo que pasó o el porqué no puede estar aquí, ni siquiera se si ella me está diciendo la verdad. Pero no me arriesgaré a exponer a mi hermano de esa manera.

Corro a la entrada para empujarlo cuando quiera entrar. El camino se me hace eterno y todos me ven extraño, como si estuviera corriendo por mi vida, lo cual si estoy haciendo pero es para salvar la de mi hermano.

Estoy por llegar, las piernas me duelen y siento como si los pulmones me quemaran. Sin previo aviso caigo a causa de una roca que estaba en el camino. Mi cabeza azota contra el suelo y siento como mis manos se raspan para evitar el resto del impacto contra mi cuerpo. Solo pienso en que tengo que pararme rápido para llegar a mi hermano, pero las piernas no me responden. Me duele, el golpe me dolió.

-Déjame ayudarte- una mano se posa en mi espalda y cuando volteo me doy cuenta que he llegado tarde.

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