Capítulo nueve
«CAPÍTULO NUEVE»
"My first death"
Si existiera alguna clase de premio para la persona que más rápido se ilusiona, probablemente lo ganaría, por el simple y a la vez complejo motivo de no poder sacarme de la mente esa imagen de Yoonmi, ¡La imagen en donde me besa! Dios... sigo sin poder procesar que nos hayamos besado, aunque estoy segura de que no fue consciente y que probablemente ni siquiera lo recuerde.
Y el culpable de todo; el alcohol, o al menos es mi teoría hasta ahora, y es lo que me hace sentir más absurda de todo, ya que esperaba que dijese algo la siguiente ves que nos viéramos, pero actuó como siempre, y nadie mencionó lo sucedido ese día.
Es en este preciso momento, al escuchar los asientos removerse a mi espalda, y como alguien -literalmente- se echa en uno de los puestos, es donde mi corazón se acelera de improvisto, pues puedo apostar que conozco al causante. En cuanto nuestros ojos se encuentran, esboza sus labios por un milisegundo, para luego volver su semblante inexpresivo.
—Hey —dice, llamando mi atención.
—Hey —le contesto de la misma forma, apoyando ahora mi cabeza en el brazo izquierdo.— ¿Ya hiciste el ejercicio?
—De hecho por eso estoy aquí. ¿Estás sola?
Asiento con la cabeza, afirmando. April tuvo que retirarse minutos antes ya que la llamaron del jardín de Avery, diciendo que ella no se encontraba del todo bien. Por lo que aquí estoy, en completa soledad, sin saber con quién realizar el ejercicio en duplas que nos pidió el profesor, de no ser por Yoonmi.
—¿Quieres que lo hagamos juntos?
Su voz me hace volver a la realidad, y por un instante su comentario resuena en mi mente con otros significados, los cuales provocan que mi rostro se acalore. Termino aceptando, y nos ponemos a trabajar antes de que fuese demasiado tarde.
Su idea era realmente buena, me gustó en seguida, por lo que seguir desarrollándola no se nos hizo complicado. Quizá fue el momento donde más hablamos, un momento mágico, cuando él decía una palabra, mi mente en cosa de segundos ideaba algo para complementarle, y en pocos minutos terminamos una creación bastante decente.
El repentino trabajo en conjunto me hizo darme cuenta de un pequeño detalle que sospechaba desde que nos acercamos; el inmenso talento que tiene. Escucharlo hablar sobre algo que le apasiona es impresionante, sus pupilas se dilatan, da rienda suelta a sus palabras con determinación, es como si diera un paseo dentro de su mundo.
Aquello me hizo caer como boba. Espero que mi expresión ensimismada no haya levantado sospecha, porque se me dificultó no cautivarme ante su discurso y la inteligencia con la que cada palabra abandonaba su boca.
¡Y luego está ese beso! ¡Dios! ¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo un simple beso de pronto va a remover tanto en mi como lo hace? Veo sus labios y recuerdo como hace días atrás estuvieron sobre los míos, acariciándolos, sintiendo su textura y calidez... ¡Dios! Debo parar ya.
Cuando llega nuestro turno de presentar, los nervios comenzaron a ser más evidentes, aún me costaba hablar fluidamente frente a un grupo de personas, pero la confianza y seguridad que Yoonmi transmitía me hizo sentir mejor. Me paro a su lado, sosteniendo mi cuaderno con fuerza y de paso soltando todo el aire contenido en mis pulmones, a modo de calmarme.
—¿Y bien chicos? ¿De qué trata su creación?
—Hemos creado un micro cuento inspirado en una canción. —contesta Yoonmi, yo asiento con la cabeza, siguiéndolo.
—¿Una canción de quien?—cuestiona el profesor. Guardo silencio, porque la verdad no tengo idea de ello, ni siquiera sabía que el micro cuento que creamos estaba inspirado en una canción, y lo que vino después me sorprendió el doble.
—Mía.
Mis habilidades teatrales salen a la luz cuando debo simular estar al tanto de aquella información, siendo que todo en mi grita por dentro y deseo preguntarle "¿es en serio?".
Mi corazón se acelera cuando es la hora de empezar. Aclaro mi garganta, sintiendo un suave golpe en mi brazo que grita "tú puedes".
"Lentamente abro los ojos, encontrándome frente a frente con las paredes de mi estudio. Mi trabajo, mi espacio, se ha convertido en el último lugar donde quiero estar. Me pregunto constantemente si este será el momento, si habrá llegado al fin mi hora. Nada de esto se siente real, es como un sueño del que sólo deseo escapar.
Camino hasta quien fue por años mi refugio, mi primer amor. Mis dedos rozan con temor las teclas, temiendo que mi muerte se aproxime en ese instante. Cuento hasta tres antes de ahogarme por completo en el abismo de la desesperación. En cada segundo que transcurre siento mi garganta se cerrar, me asfixia y quema. Allí es cuando me doy cuenta, tocando una de mis primeras composiciones, que todo ha terminado.
Mi corazón no palpita con la misma intensidad, mi muerte ha llegado."
Al finalizar, levanto la vista del cuaderno, observando al profesor Vince con la vista clavada en el piso, y no estoy segura de lo que eso significa. Yoonmi vuelve a empujar levemente mi hombro, susurrando un "lo hiciste bien".
—Excelente trabajo. —nos felicita el profesor, puedo volver a respirar con normalidad. —A pesar de ser un texto breve, transmite lo necesario. El término de "la muerte" refleja exactamente cómo se siente cuando algo que nos apasiona ya no lo hace de la misma manera. —inquiere. —Buen trabajo, me ha gustado mucho. Hacen un buen equipo.
Con un par de aplausos volvemos a nuestros asientos, la sonrisa victoriosa que esbozo me es difícil ocultarla, porque bueno, no todos los días un profesor expresa lo mucho que le ha gustado tu trabajo, así que me siento feliz. Cuando Yoonmi toma asiento a mi lado, levanto la mano, esperando que choque los cinco conmigo, y a pesar de que se toma sus segundos para analizar lo que sucede, lo termina haciendo.
—Somos un buen equipo, quien lo diría. —digo aplaudiendo.
Al llegar la hora de término, recojo mis cosas para poder seguir mi camino, pero Yoonmi me toma por sorpresa, agarrando mi brazo cuando estoy rumbo a la salida del salón.
—Eh Bea, ¿estás ocupada ahora?
—Uhm no, pensaba en ir a almorzar, ¿por qué?
—Uhm... pues necesito tu ayuda.
—¿A-ayuda? —aquello me toma de improvisto, incluso me atrevo a decir que a él también, pues se nota que el que esté pidiéndome ayuda se le dificulta.—¿En qué?
—Mm...—piensa su respuesta por unos segundos, con los ojos fijos en alguna parte del salón.—Necesito tu voz.
—¿Mi voz?
—Sí.
—Uhm, bien.—mentiría si dijese que no me picaba la curiosidad, pero también temía el por qué.
Subimos un par de pisos por el ascensor en silencio. Me intriga saber en qué puede serle mi voz útil, pero no encuentro respuesta en mi mente hasta ahora. Nos guía hasta una sala que tiene un cartel a su lado "centro de grabación" y aquello despierta el doble de mi curiosidad.
—¿Qué hacemos aquí?
—Pues...—vuelve a dudar de sus próximas palabras, se toma su tiempo para pensar en qué decir.—Escucha, aceptaré un no, pero...
—¿Pero de qué trata?—me adelanto, divertida. Verlo actuar nervioso por pedir algo me causa ternura.
—Necesito tu voz en algunas partes de la canción que escribí.—aclara, suspirando.—E-es para una clase.—se apresura en explicar.
—P-pero... yo no canto.—aseguro. Yoonmi mueve la cabeza de un lado a otro, pensativo.—Tú sabes que yo no canto.
—Yo no estaría tan seguro de eso... el otro día escuché tu voz y tienes un bonito timbre, creo que es justamente lo que busco.
¿"Lo que busco"? Esas palabras me hacen sentir especial, tanto que el color no tarda en subir a mis mejillas. El pelinegro me mira ansioso, mordiendo su labio inferior inquieto, esperando mi respuesta. ¿En qué momento me escuchó? Es otra pregunta que ronda por mi mente.
—P-pues... si puedo ayudarte de alguna forma lo haré, p-pero no creo que pueda cantar afinadamente, te lo advierto.
Me sonríe, satisfecho con mi respuesta, y nuevamente me guía detrás del ventanal donde hay un micrófono en el medio. Me explica lo suficiente que debo saber para mi próxima acción, y me tiende un papel en donde visualizo varios párrafos, creo que se trata de la canción.
—Sólo debes decir esto.—apunta el papel con los versos con marcador, trago saliva, sintiéndome nerviosa.—¿Bien?
—S-sí, eso creo.
—Haremos la primera prueba. Tienes que decir esa frase como si le estuvieras diciendo a alguien en el oído.—asiento, acatando sus órdenes y echando un rápido vistazo a la letra de la canción.—Que sea suave, lento.
—Bien, entiendo.
Asiente, saliendo del área, dejándome frente a frente con el micrófono. Me pongo los audífonos que previamente me indicó y segundos más tarde la música empieza a reproducirse. Vuelvo a leer el párrafo, repitiéndolo mentalmente.
Don't fall way
(No te derrumbes)
Intento hacer caso a todos los consejos que Yoonmi me dio, sin embargo estoy nerviosa, y eso hace mi voz temblar. Me saco los audífonos, negando con la cabeza, viendo al pelinegro entrar por la puerta.
—Lo haré de nuevo, sólo estaba probando.—le aviso, y el asiente, sonriendo.
—Tranquila, Bea. Sólo estamos tú y yo.
—Lo sé, solo quiero hacerlo bien...
—¿Lo intentamos de nuevo?
—Sí.
Así estamos un par de minutos, ensayo y error por mi parte, Yoonmi riendo por mi frustración y yo sintiéndome absurda por no poder decir tres simples palabras. Hasta que al final termina convenciéndome que el décimo intento ha salido bien y que sigamos. Vuelvo mi atención hasta al papel, pero ahora sí reparo por completo en la letra e incluso el título; "Fall away".
Le echo un rápido vistazo mientras espero que Yoonmi entre, la letra es bastante triste, habla en grandes rasgos sobre la soledad y cómo alguien intenta seguir sus sueños pese a que todo está en su contra.
Uno de los versos llama mi atención en específico "soy el único aquí, ¿entonces por qué debería desahogarme? ¿Con quién debería desahogarme? La soledad es mi único consuelo." Será que... ¿Yoonmi se siente de tal forma?
—Pasemos al segundo verso subrayado.—el pelinegro entra en la salita mientras yo observo el papel completamente abstraída.—Eh, Bea, ¿estás lista?
—Sí, sí.
—Este verso es de la misma forma que el anterior, como si estuvieras susurrándole a alguien en el oído.—asiento ante sus palabras.—como si... quisieras darle esperanza.
Esa frase hace click en mi cabeza, sin embargo Yoonmi no deja que le conteste y sale de allí. Pronto la música nuevamente suena a través de los audífonos dando comienzo.
I'll be here for you until the end of your life
(Estaré aquí para ti hasta el final de tu vida)
Esta vez se siente diferente, y sólo necesito un intento para conseguirlo. Con las manos sosteniendo el papel, observo firmemente a Yoonmi a través del cristal mientras esa frase sale de mis labios. La música sigue sonando de fondo, no obstante me permito suspirar y agregar una frase de la misma forma que he hecho las anteriores.
Please don't give up, the world is better with you
(Por favor no te rindas, el mundo es mejor contigo)
Luego el chico para la música, así que saco mis audífonos, esperando no llevarme un reto por aquella improvisación.
...
Al finalizar las clases de hoy, decido visitar a mis abuelos, ya que no tengo tareas pendientes o algo urgente que entregar. Además necesitaba despejar mi mente de lo que sucedió hace un par de horas atrás, de sólo pensar en que probablemente la letra de la canción de Yoonmi describe parte de su vida y sentimientos, me entristece.
Al llegar a casa, encuentro a Nona hablando por teléfono. Es bastante gracioso verla interactuar con tal aparato, pues siempre se termina enojando y perdiendo la paciencia ya que se le dificulta manejarlo.
—¿Con quién hablabas Nona?
Dejo mi cuerpo caer en el sillón que está a su lado, notando como intenta colgar la llamada apretando fuertemente la pantalla. Suelto una risita antes de ayudarla y puedo leer el nombre de "Tanner" en la pantalla. Al instante abro la boca con sorpresa pues él ni siquiera se ha dignado a contestar mis mensajes.
—¿Y ese traicionero que quería? —vuelvo a cuestionar sacándole una risa.—¡Es que ni siquiera me ha contestado! Ya han pasado dos semanas desde que le contesté el "hola" que él mismo me escribió.
—Ya sabes cómo es tu primo Bea, ¿por qué te sorprende?
—Ugh, y ¿Qué quería?
—Llamaba para decirme que tienen un viernes libre, así que vendrán a visitarnos.
Esa fue una excelente noticia. Celebré con Nona, dejando atrás el hecho que Tanner, mi primo mayor, ni siquiera haya respondido mis mensajes. Los volvería a ver luego de tanto tiempo, eso me pone feliz.
—¿Y cuándo vendrán? —pregunto entusiasmada.
—Creo que la próxima semana, al menos eso le entendí.
—¡Genial! Ya ha pasado tiempo desde la última vez.
Se me va la tarde hablando y viendo series junto con ella. Al rato de mi llegada, el abuelo aparece en el salón diciendo que está hambriento, así que aprovecho de cenar en su compañía tranquilamente.
Antes de salir Nona me dice que ya está terminando de tejer la bufanda en la que está trabajando, todo iba bien hasta que mencionó que últimamente sus articulaciones le estaban doliendo más de lo habitual y por eso la tardanza. Se disculpó conmigo por ello, y yo le repetí que no debía disculparse por ese hecho. No sabía que mas decir al respecto, ver su frustración al no poder realizar lo que antes hacía de manera sencilla le estaba pasando la cuenta, eso y el hecho de no poder caminar bien, provocaron que nuevamente mi corazón diera un vuelco dentro.
No puedo recordar el momento en el que todo dio un giro, la edad de un momento a otro le pasó la cuenta, dejándola en este nuevo estado. Estaba consciente de que los cambios a su edad son esperables, pero el ver como día a día se deteriora me duele. No quiero que se vaya.
Al llegar a casa saco los audífonos de mis oídos y antes de entrar seco el rastro de lágrimas que han manchado parte de mis mejillas. Respiro hondamente y tomo el pomo de la puerta en una pequeña sonrisa. Allí veo a mamá sonreírme a penas me ve llegar, preguntando cómo me fue y de paso como está la abuela y el abuelo.
Un mensaje de invitación por parte de Dalton llega a mi teléfono en medio de la conversación con mis padres, y debido a su insistencia tomo el celular y leo:
Dalton
Bea!! Quieres ir a una fiesta?
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