Capítulo dos

« CAPÍTULO DOS »

"Mr. doctor"


—Entonces... ¿En tu país primero se le llama por el apellido y luego el nombre?

—Sí.

—Pues suena mucho más lindo Han Yoonmi. —vuelvo a repetir su nombre completo, que por cierto me ha dicho. —que... Yoonmi Han. —lo pienso por unos segundos. —Uhm, me gusta más la primera.

—A mi también, el segundo suena extraño.

—¡Sí que lo hace! ¿Los profesores te llaman por tu nombre completo?

—Suelen llamarme Han o Yoon, o como se les dé la gana realmente. Todo porque no saben cómo pronunciar mi nombre.

—Oh, pero no es tan difícil. —a no ser de que incluso yo le esté pronunciando de manera incorrecta. —Yoonmi es un lindo nombre, me gusta.


Seguimos el viaje con dirección a mi hogar. No sé cuánto tiempo ha transcurrido hasta ahora, pero agradezco que no me haya lanzado del auto, siendo que hace un rato estaba segura que deseaba con todas sus fuerzas hacerlo.

En este lapso de tiempo he notado que Yoonmi posee un tono voz demandante y grave, pero como hasta el momento nuestra conversación ha sido tranquila, no ha logrado intimidarme, porque estoy segura que si hablara más fuerte de lo que lo hace, conseguiría hacerlo. 

Nunca formamos una conversación antes de esto, por lo que no estaba segura de cómo sería hablar con él. Siempre lo vi como alguien lejano con el cual nunca tendría contacto, pues demostraba cierto desinterés ante el resto de las personas y eso me asustaba.

Resultó no ser tan malo como pensaba... hasta el momento. A pesar de estar bajo los nervios y que mi capacidad para callarme esté demasiado escondida, Yoonmi fue alguien cortés y paciente. Inclusive bombardeándolo de preguntas.

La piel se me eriza cuando vuelve a mencionar mi nombre de forma autoritaria, provocando que vuelva a la realidad. Mi boca se cierra al instante. El auto se ha detenido, ¿en qué momento?

Nuestras miradas chocan, con sus ojos me apunta hacia fuera, allí comprendo porque ha llamado mi nombre de ese modo, obligando a detener mi parloteo.


—Creo que llegamos.


Su voz me saca de la burbuja en la que estoy. Por escasos segundos he olvidado en la situación que estoy envuelta. Doy un vistazo alrededor, cerciorando que estuviéramos fuera de casa, y sí lo estábamos. Allí nuevamente mi corazón se sacude y las manos comienzan a picarme debido al sudor.

Desabrocho el cinturón de seguridad y tomando la mochila en mis pies me dirijo al asiático.


—Gracias por traerme. —esbozo una sonrisa leve, y antes de que pueda salir de su auto completamente lo escucho llamarme.

—¿Estarás bien?

—¿Uh? ¡Sí! eso creo. —trato de ser positiva y no sucumbir en los terribles nervios que me están atormentando.

—¿Segura?

—Si...

—En caso de que tu madre se halla desmayado, ¿sabes qué hacer?

—Mi madre... ¿qué? ¿Tú crees que...?


¿Desmayo? Puede ser una posibilidad, sí, la cual por supuesto no he premeditado para nada. Mucho menos se encuentra en la lista mental que hice cuando entré en el vehículo. Corro hacia la entrada de la casa con esa idea rondando mi cabeza. ¿Por qué me dice algo así? ¿Qué no ve que ya estoy lo suficientemente intranquila con lo que sucede?

Al llegar a la sala veo a mamá recostada en uno de los sillones con los ojos cerrados y el alma se me sale del cuerpo. No se mueve. ¡No se mueve!


—¡Mamá! —grito, corriendo hacia su dirección.

—Bea... ¿por qué haces tanto ruido? —se queja, y aunque lo haga agradezco que no esté desmayada.

—¡Gracias a Dios! Creí que te habías desmayado. —allí el alma regresa hasta mi cuerpo. Siento ganas de llorar por el tremendo susto que acaba de darme. Me arrodillo a su lado, tocando su frente para asegurarme de que no tiene fiebre o algo así.

—¿Quién es... él? —musita, observando algo a mis espaldas.


Sigo su mirada hasta toparme con Yoonmi en la entrada de casa. Bueno, no puedo culparlo, quizás mi grito se escuchó lo suficientemente fuerte para espantarlo. Eso y que... probablemente dejé la puerta abierta. Vaya, no soy una persona que funcione bajo presión. No sirvo para esto.


—Oh, él es Yoonmi, mi compañero de clases.


Mamá intenta sentarse pero no cuenta con la fuerza suficiente para hacerlo, incluso me atrevo a decir que luce más pálida de lo normal. En ese momento nuevamente entro en pánico, porque no tengo idea que hacer en estos precisos momentos.

Nota mental: tomar un curso de primeros auxilios.


—Y... ¿y si te llevamos a urgencias? No te ves muy bien. ¿M-mamá?


Ella vuelve a recostarse en el asiento, cerrando sus ojos. No sé qué hacer, me siento una incompetente total, a mis veintiún años no tengo ni la remota idea sobre qué hacer en esta situación. Vuelvo mis ojos hacia atrás, mirando a Yoonmi, pidiéndole ayuda desesperada, como si éste supiera que hacer frente a esto, y gracias al cielo ¡si sabe! Al menos más que yo. Se acerca hacia nuestro lugar lentamente, y luego de saludar a mamá con una corta reverencia de cabeza, comienza a chequearla.

¿Dónde aprendió eso?


—Deberías llevarla a su habitación.—murmura en mi dirección— te ayudo.

Mamá estaba muy débil. No comprendo en qué momento llegó este estado, siendo que en la mañana se encontraba bien. Cuando la recostamos en su cama Yoonmi le pide unos extraños aparatos que al parecer sirven para tomar la presión y saturación. Yo por supuesto, sigo allí acatando instrucciones y haciendo lo posible por ayudar, pero sigo sintiéndome increíblemente inútil. Si estuviera sola, de seguro el pánico me hubiese apresado.

Por segunda vez en el día me siento agradecida por su presencia.


—Todo apunta a que su presión bajó. —Yoonmi se pone de pie y en ese mismo instante exhalo todo el aire que llevo contenido dentro—Le diré a Bea que prepare algunas cosas para usted, por el momento intente respirar con normalidad y despreocúpese porque no es nada grave, ¿sí?


Mamá asiente, agradeciéndole en una pequeña sonrisa. Yoonmi, con un movimiento de cabeza me señala la salida, por lo que en silencio lo sigo hasta que cierra la puerta y se planta frente a mí cruzando sus brazos.


—¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así? —cuestiono, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo.

—Si tu madre no mejora con lo que haremos ahora, será mejor que la lleven a urgencias.

—¡Dijiste que no era nada grave! —grito en un susurro. Aprieto las manos en puños ya que puedo sentirlas tiritar y es algo que odio.

—No es grave, sólo que si sigue así, es mejor llevarla. ¿Le sucede a menudo?

—No, no. Definitivamente no.

—¿Esta bajo estrés o algo así?

—Uhm... p-puede ser. Ayer nos comentó que tuvo unos cuantos problemas en el trabajo que debía resolver sí o sí hoy.

—Entiendo. —señala, asintiendo. —Quizá sufrió un colapso a causa del estrés. No debes darle más problemas.

—¡No le doy problemas!

—Entonces procura no hablar mucho, le estresara el que no te calles.

—¡Hey! —protesto al instante, acto que lo hace reír. ¿Se está burlando de mí? Claro que lo hace. Que esté riendo al menos me da indicios de que esto no es tan grave.

—¿Dónde está la cocina?

—Por aquí.

Lo guio hasta la cocina en silencio. Yoonmi me pide unas cuantas cosas para mamá por lo que le entrego todo lo que tengo a mano. Procede a volver a su habitación y segundos más tarde está nuevamente a mi lado.

—G-gracias por ayudarme Yoonmi. —señalo, a penas veo su cuerpo entrar en la cocina.

—¿Estás mejor?

—¿Mejor?

—Supongo que... el hecho de hablar tanto es algo que ayuda a calmar tus nervios.

—Supones bien. —musito. —Estoy bien—contesto confiada, aunque aún siento mi cuerpo temblar. —¿Dónde aprendiste todo eso?

—Uhm... ya qué. Estudié medicina por un año.

—¿Medicina? —cuestiono impresionada, el asiente restándole importancia. —¡No inventes! ¿Por qué lo dejaste?

—No me gustaba. —confiesa, alzando sus hombros en señal de desinterés. —Sin embargo aprendí un par de cosas.

—¡Eso es genial! —inquiero asombrada, pero al instante me detengo. —Bueno, no tan genial porque no te gusta, pero... ¡igualmente genial porque aprendiste cosas!

Solo suelta una corta risita nasal sin contestar nada. Mantengo mi sonrisa hasta que su mirada y seria expresión me hacen estremecer.

—¿Estás bien?

—¿Yo? Claro, ¿por qué preguntas?

—Estas tiritando.

—Claro que no.

Toma una de mis manos y la eleva hasta la altura de mis ojos. Efectivamente mis manos aún seguían tiritando. No hallaba la manera de pararlo. ¿Cómo se dio cuenta de ello?


—Bueno... nunca me ha pasado algo así. Creo que esa es la respuesta.

—Tranquila, ella está bien.

—Dijiste que si se seguía sintiendo así la lleváramos a urgencias. ¡Eso no es estar bien!

—Bea, está bien. Confía en mí.

—Bien. Creeré la palabra del casi doctor Yoonmi.

—Solo fue un año. Creo que ni siquiera se puede decir el "casi".

—Eso me tranquiliza demasiado. —Ironizo, haciéndolo sonreír ligeramente.

—Bien, bien. Dejémoslo en casi doctor.

Vuelvo a sonreír ahora mucho más tranquila. No sé que hubiera hecho de no ser por él. Ni siquiera éramos cercanos como para tener el deber de ayudarme, y aún así, no conociéndome completamente, lo hizo. Manejó hasta mi casa y ayudó a mi madre. Por mucha apariencia de chico rudo y desinteresado que tenga, no cualquiera hace eso por un "desconocido".

Debía compensárselo de alguna forma.

—De verdad te agradezco por todo esto. Sobre todo por tener que escucharme en el auto. Lamento si te sentiste presionado por responder.

—No es nada.

—¡Sí que lo es!

—Bueno... me iré ahora. Sólo respira y procura que tu madre mantenga el reposo, no le hables tanto, ¿bien?

Asiento con la cabeza, acatando el pequeño instructivo que acaba de darme. Lo acompaño hasta la salida y me despido de él con la mano, viéndolo desaparecer con su lindo auto negro por las calles.

Dejo salir todo el aire que llevo dentro cuando estoy sola. Paso las manos por mi cabello y respiro tal como dijo Yoonmi. Ya pasó lo peor, mamá está bien, todo está bien.

Cierro la puerta de entrada para dirigirme a la habitación de mamá, cuando me ve entrar sonríe débilmente, indicando que me siente a su lado.

—Mamá, me diste un susto terrible.

—Lo lamento hija, yo también pasé un susto. Creo que todo esto me ha excedido.

—¿Todo esto? —ella asiente, soltando un suspiro amargo. —¿Qué es "todo esto"?

—Pues... luego de que te fuiste en la mañana, tu abuela me llamó diciendo que no se sentía bien. La llevamos a urgencias con tu abuelo porque nos preocupó su estado... y bueno, nos dio un susto gigante.

—¿Y por qué no me llamaste? Podría haberlos ayudado. —interrumpo. —¿Cómo está Nona ahora? Debería ir a verla. ¡Oh! No puedo, debo cuidarte a ti primero.

—Ella está relativamente bien, es sólo que el doctor nos dijo que debemos... aprovechar el tiempo.

—¿Aprovechar el tiempo?

Oh, aprovechar el tiempo, con que a eso se refería. Trago saliva con dificultad, rogando que el nudo recién formado en mi garganta se esfume. Recuerdo las palabras de Yoonmi, "no darle más problemas", eso incluye no hacerla pensar en cosas que puedan generarle otra recaída como la de hace unos momentos.

—¿Quieres que te traiga algo de comer? —mi intento por cambiar el tema parece ser aceptado. Ella asiente y en mi interior celebro, no debería seguir pensando en eso, por ahora. —¿Quieres que haga waffles? Creo que algo dulce nos vendría bien, ¡hay que estrenar la máquina que compramos!

—Está bien, waffles suena bien.

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