Capítulo cuatro

«CAPÍTULO CUATRO»

"Birthday"

Debo admitir que la invitación de Yoonmi me sorprendió mucho. En el fondo, una parte de mi sabía que le había agradado, de lo contrario no me hubiese invitado a su celebración. Y eso me hace feliz.

A pesar de estar feliz, también los nervios revuelven mi estómago. Como bien le dije en un momento, no soy alguien tan sociable, cuando entro en confianza sí puedo afirmar que no me cuesta para nada hablar, pero antes de eso, se me dificulta un poco lo de encajar. Seguramente sus invitados serían sus amigos o gente de su carrera, a quienes no conozco, más que a Dalton. Espero que no sea tan incómodo, no tengo la misma capacidad que él para hacer amistades, Dalton llega a un lugar y tres segundos más tarde ya conoce a todo el mundo, es increíble.

Desde que supe de su invitación, estuve todo el resto de los días partiéndome la cabeza en busca de un regalo adecuado para él. Le pedí ayuda a April, pero tanto ella como yo sabíamos que Yoonmi no era como el común de los chicos, y yo quería algo que le gustase, a pesar de no tener idea de sus gustos. Recurrí a Dalton como segundo opción, a lo que obtuve un "Regálale un vino". Tampoco es como si mi presupuesto alcanzara para aquello, pero no era la idea que tenía en mente como regalo, por lo que tuve que arreglármelas por mi propia cuenta.

Así fue como llegó el ansiado viernes. Dalton y yo quedamos de juntarnos cerca de mi casa para llegar juntos ya que no recordaba la dirección con exactitud y además no quería ir sola. Sus notificaciones de mensajes ya comenzaban a hartarme.

El camino hasta mi encuentro con él es corto, estaba esperándome muy cerca de casa. Al verlo de pie a un lado de la parada de auto buses sonrío lo más tiernamente posible para evitar recibir alguna queja de su parte. Sólo fueron un par de minutos de retraso, no es nada

—Debes agradecer que te quiero Bea, de lo contrario me hubiese ido hace un largo rato, ¡Me estoy congelando aquí!

—¡Lo siento! —me disculpo haciendo un puchero.— de todas formas no hace tanto frío.

—Lo dice quien lleva un suéter increíble calentito.

—¡Pues no es mi culpa que solo vistas una camiseta!

—Traigo una chaqueta aquí.—apunta hacia ella.

—Dalton, eso no abriga nada. Deberías haber traído algo más calentito.

—El alcohol me proveerá el calor necesario.

Con una risa ambos emprendemos rumbo hacia la residencia de Yoonmi. En el transcurso Dalton me cuenta de algunos chismes que se ha enterado en sus clases, e indudablemente me sorprende lo chismoso que puede llegar a ser un chico.

— Tú conoces quien estará allí, ¿no?

—Yep, los mismos de siempre.—Desvío mi mirada del camino para observarlo, al notar que no dice nada, empujo su hombro con el mío como señal para que siga hablando.—Oh pues, los chicos y Maia.

—Oh sí, los chicos, claro que los conozco.—Me burlo, rodando los ojos—No los conozco Dalton, tampoco a Maia.

—¿No los conoces? Yo creí que sí. Son nuestros compañeros de clase y las personas con las que más habla Yoonie.

—¿Y qué tal? ¿Son simpáticos? ¿Crees que les agrade?—muerdo mi mejilla interna, sintiéndome inquieta— ¿Qué tal Maia? ¿Dices que ella también estudia lo de ustedes?

—Sí, por eso le gusta a Yoonmi.

—¿Tiene novia?—vacilo, totalmente sorprendida. Eso no lo vi venir.

—No. —niega, pero al instante vuelve a pensar.—creo que lo de ellos ya acabó.

—¿Entonces es su ex?

—Nunca fueron novios. Sólo... ya sabes.

—¿A qué te refieres? —mi confusión es aclarada cuando Dalton hace un gesto específico con sus manos que me lleva a hacer una mueca de asco. —Iugh, ya entendí. ¿Y tu cómo sabes todo eso?

—Porque se nota, Bea. O se notaba, como sea. No estoy totalmente seguro si siguen haciéndolo, pero ellos en un momento se acercaron mucho, y no específicamente por la música. —Aclara.— Cuando le pregunté si pasaba algo con ella se excusaba diciendo que sólo le estaba ayudando en algunas cosas de música y por eso pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Luego bastó con observar como intercambiaban miradas y ya está.

—A veces me pregunto cómo es que sabes tanto de la gente.—menciono, alzando una de mis cejas.

—Soy muy observador, es mi talento.

—Que miedo.

—¿Sabes que muerdes tus lápices en clases?

—¡Dalton!

Cuando llegamos finalmente al departamento de Yoonmi se puede escuchar desde afuera la risa y voces de varias personas. No quiero sucumbir ante los nervios pero mi corazón se acelera al tocar el timbre. ¡Tú puedes Bea! Solo son personas.

La puerta se abre mostrando al cumpleañero del día de hoy. A pesar de vestir un atuendo bastante casual, los vaqueros rasgados junto a la camiseta negra holgada le sientan muy bien. Dalton es el primero en saludarlo con su típico y efusivo abrazo, deseándole feliz cumpleaños en el paso. Cuando es mi turno, Yoonmi me observa con una ceja alzada y una sonrisa ladina.

—Feliz cumpleaños. —digo, acercándome hasta él y extendiendo la pequeña bolsita con su regalo. —Espero que te guste, no es mucho pero lo escogí con amor.

—¿Tu...? Oh. —toma el regalo genuinamente sorprendido y articula un gracias, sonriendo abiertamente. Segundos más tarde, luego de que he dejado mis zapatos en la entrada, me guía hasta la pequeña salita del departamento.

La atmósfera aquí dentro es distinta a la de afuera, puede ser por la cantidad de gente en el espacio reducido, o por otros motivos que prefiero no pensar. En el salón tal como anunció Dalton anteriormente, se encuentran tres chicos y una chica, la cual supongo tiene por nombre Maia. En la pequeña mesita de centro se localizan varias botellas de cerveza, algunas vacías y otras medianamente llenas, también distingo unas bolsitas con snacks y por supuesto la música que se reproduce por la televisión. Todos hablan animadamente entre sí hasta que Yoonmi los hace callar. Me congelo por algunos segundos cuando sus miradas están puestas en mí y siento una de las manos del asiático tocar mi hombro.

—Ella es Bea.—me presenta, me limito a saludarlos con la mano, sonriendo cortésmente.— En la nevera hay cerveza, vino y también hay pizza. Si quieren algo más son libres de ir a comprarlo.

Y luego de esa clara bienvenida Dalton toma mi mano obligándome a sentarme a su lado en donde el resto se encontraba. Los tres chicos mantienen una amable sonrisa al igual que la chica, uno de ellos tiene una cerveza en la mano, específicamente el chico con el cabello medianamente ondulado, tez color canela y ojos pardos.

—¡Así que tu eres Bea! —dice, bebiendo de su cerveza.—¿Puedo ofrecerte algo? Yoonie es un anfitrión bastante especial.

—Uhm pues...

—¿Bebes? —se apresura en preguntar la chica amablemente, dudo algunos segundos mi respuesta.

—Sí, eso creo. —Me encojo de hombros, ella me muestra una lata de cerveza o el vino que se encontraba en la mesa, haciéndome elegir.—Cerveza, por favor.

—Los chicos tienen pésimo gusto en cerveza, no creo que sea de tu total agrado pero aquí tienes.

—¡Qué dices Maia! Es la mejor cerveza de la ciudad. —Defiende otro de los chicos levantándose de su asiento y caminando hasta el balcón.—¡Yo soy Knox!

—Yo Noah y él Isaac.—El chico de ojos pardo se apunta a sí mismo y luego al último quien se encuentra a un lado de Dalton.— Y ella es Maia.

—¿Qué estudias? —pregunta el chico desde el balcón, mejor conocido como Knox.

—Comunicación audiovisual—Le contesto alzando mi voz, da una calada a su cigarrillo asintiendo.

—Ahora que llegaron los últimos invitados, podríamos jugar algo para conocernos mejor, ¿no? —Propone Noah.

—No jodas, todos aquí nos conocemos, sólo quieres conocer a Bea, maldito pervertido. —Contesta Dalton en una risa.

—Pero hagamos algo para entrar en calor, ¡Vamos! No sean aguafiestas.

—¿Qué propones? —inquiere la chica a su lado.

—¿Cartas? —comenta Isaac. Mis ojos se pasean discretamente analizando a los chicos presentes y me debato internamente cómo es que no tenía idea de su existencia siendo que vamos en la misma universidad.

Antes de que cualquiera pudiera emitir otra frase, Yoonmi aparece en nuestra vista luciendo aquel gorro negro con una pequeña frase grabada que le he regalado. Inconscientemente una sonrisa nace de mis labios al verlo exhibir mi regalo.

—Mira nada más que belleza de hombre.—Exclama Dalton, molestándolo.

—¿De dónde sacaste eso? —cuestiona Maia, fijando su vista en él.

—Fue el regalo de Bea.—Contesta, esbozando las comisuras en mi dirección.

—Necesito una Bea en mi vida, definitivamente.

Aquella frase dicha por Noah me toma desprevenida, y la vergüenza poco a poco se hace presente como fuego ardiendo en mi interior. Dalton me abraza por los hombros y deposita un fogoso beso en mi mejilla, para luego dar pequeños golpecitos en mi cabeza, como si fuera alguna clase de mascota. Ruedo los ojos separándolo de mi, sintiendo su risa llegar a mis oídos.

—Tener a Bea como amiga es el mismísimo cielo.—dice suspirando, maldito descarado.

—Solo porque recuerdo tu cumpleaños y te doy regalos, eres un materialista Dalton.—le acuso, el toca su pecho dramáticamente haciéndose el ofendido.

—Sabes que no es solamente por eso.

—¡Este tarado ni siquiera recuerda nuestros cumpleaños! —exclama Isaac señalando a Yoonmi, este último ni siquiera se inmuta ante su acusación.

—No tengo buena memoria—se defiende tranquilamente, encogiendo sus hombros.

—Creo que ya sé que podemos hacer para que esto se vuelva divertido.

Knox, quien acaba de terminar su cigarrillo, nuevamente entra en el salón llamando nuestra atención. Lo observo con intriga y en cuando anuncia su idea de pronto me siento atrapada.

—Y para que no sea injusto, todos jugaremos.—termina, parándose justo frente donde estábamos.—¿Qué opinan?

—¿Qué clase de preguntas? —cuestiona Noah, su amigo encoge los hombros.

—¿Sin censura? —prosigue Isaac, poco a poco los nervios se adueñan de mi cuerpo.

—¡Pervertido! —acusa Dalton, apuntando al chico.—Pero me gusta. Esta es la clase de juego en donde salgo completamente ebrio, me apunto.

Me doy una auto palmada en la frente ante el tonto comentario de mi amigo, luego tomo un sorbo de cerveza y lo dicho por Maia anteriormente cobra sentido. Esta cerveza está asquerosa. ¡Yo ni siquiera bebo cerveza! Pero todo lo que hay aquí es alcohol, ni siquiera alguna bebida.

—¿Qué dices Bea? ¿Te apuntas?

Lo pienso por unos segundos, finalmente el juego es para conocerme a mi ya que soy la desconocida del grupo, y al mismo tiempo tengo la oportunidad de conocerlos a ellos, no suena tan malo si omitimos lo del alcohol pero ¿Qué más da? ¿Qué es lo peor que puede pasar?



...



Asegurar que el juego fue una mala idea no sería del todo correcto. Mejor dicho, no resultó ser un desastre como en algún momento temí, pero tampoco fue la mejor ocurrencia del mundo.

El juego en sí no tiene mucha ciencia, se trata de alguien en el grupo, al azar, realiza una pregunta dirigida a otra persona, y si esta no desea contestar por cualquier motivo, debía beber un trago de lo que sea que estuviese tomando. Para este punto me debato cómo fue que llegó a la mesa la botella de tequila y los pequeños vasitos de chupito, un total enigma.

Resultó ser que, a pesar de mi reciente unión al "grupo", la confianza para responder las diversas preguntas no fue impedimento alguno para los tres chicos a quienes empezaba a conocer. Incluso me atrevo a decir que mis oídos fueron maltratados con información innecesaria, y cuando todo se volvió hacia mí, es decir, fui invadida de preguntas, pensé en abandonar el sitio fugazmente, sin embargo nadie fue obligado a responder nada, por el contrario, los ánimos a beber eran mucho mayores que para obtener respuestas.

Y siendo el rey de la noche, en la cúspide de la pirámide por supuesto que se encontraba él; Dalton. Fue como si la palabra alcohol estuviera grabada en su frente, e incluso bebía a pesar de contestar a lo que le preguntaban, sin duda algo divertido de ver.

—¿Alguna vez has tenido sexo en la universidad?

Aquella pregunta va dirigida hacia Maia. Trago saliva recordando lo dicho por Dalton en nuestro lapso hacia aquí y sólo espero que el nombre de su amigo no salga a la luz porque sería algo extraño, y bastante incómodo.

—¿Por qué me haces ese tipo de preguntas, Noah? —demanda ella, rodando los ojos.

—¡Entonces bebe si no quieres contestar!—le anima Dalton desde mi costado.

En algún momento de la noche, también se nos unió el hermano menor de Yoonmi, Daehyun. Es un chico muy hablador, divertido y risueño, lo opuesto a su hermano, el cual es demasiado serio. Fue gracioso ver sus intentos por acercarse al alcohol, a lo que Yoonmi por supuesto se negó rotundamente.

En parte agradezco que haya llegado luego de que hicieran ese tipo de preguntas porque claramente hubiese sido un tanto perturbador para él. Fue increíble ver lo idénticos que ambos eran, los mismos ojos pequeños rasgados, la sonrisa de encías rosadas y su níveo tono de piel, solo que Daehyun es algunos centímetros más grande que Yoonmi, ¡y es menor que él! Es como estar frente a una mini versión de Yoonmi, sólo que mucho mas parlanchín y abierto ante el resto.

—Esto parece la típica fiesta americana, hermano.

Daehyun toma asiento en los sillones a un costado de nosotros, bebiendo lo que espero sea bebida. Aún no sé cuántos años tiene, pero debe ser menor de edad.

—Estamos en América, ¿Qué esperas?

Le responde sarcásticamente Yoonmi. Bueno, al menos sé que su forma de ser es con todos, no solamente conmigo.

—Oh, ¿ella es nueva? ¿Es tu nueva novia, Yoonie? No te había visto.

Eso es inesperado, demasiado inesperado. Niego con la cabeza rápidamente, sintiendo la risa de Dalton por algún lado del salón. Daehyun sonríe con malicia, bebiendo del vaso. Al parecer le gusta molestar, igual que su hermano.

—Soy Bea. —me presento ante él. Por su lado, Daehyun hace una pequeña reverencia con su cabeza, sonriendo abiertamente.

—Así que no eres la novia de mi hermano.—asegura. Vaya, sigue haciéndose el gracioso. ¿Por qué Yoonmi no le dice algo?

—Somos compañeros. —aclaro.

—Esa es una buena pregunta, Daehyun. Es extraño ver a Bea aquí, considerando lo gruñón Yoonmi es con la gente.—inquiere Noah, haciéndose el pensativo. Vamos, ¿que a nadie le incomoda esto?

—¿Cómo lo soportas, Bea? —entre risas, Knox se dirige hasta mi. Esto era con el afán de molestar a Yoonmi, estoy segura.

—Ya déjenlo en paz, Yoonmi no es tan malo. —Maia sale en su defensa.

—Claro, lo dice quien se revuelca con él. —balbucea Daehyun. Nadie parece escucharlo, salvo yo. Todos siguen hablando de otras cosas, no reparan en el comentario del menor, están absortos dentro de su propio mundo, pero Daehyun bebe de su vaso ahora con fastidio. ¿Qué le sucede?

Luego se levanta, aún puedo percibir el enojo en él, y se dirige hasta el pequeño balcón del departamento, sin decir nada. No debería meterme en temas ajenos, lo sé, pero fue bastante extraño el drástico cambio de actitud cuando Maia habló. Así que ya que el resto estaba sumido en sus propios temas, lo seguí. Afuera corría una brisa helada, me estremeció el radical cambio de temperatura.

—Hey, ¿Estás bien?

Daehyun parece sorprendido al verme allí. Imito su acción, poniendo mis brazos en la baranda y respirando la fría brisa.

—Al parecer tú no estás ebria como ellos.—dice divertido, yo niego, soltando una ligera risa.

—Nop, no soy tan fanática del alcohol.

Vuelve mirarme con el ceño fruncido, pero una sonrisa en el rostro.

—No te pareces en nada a sus amigos.

—¿Eso es malo?

—No lo creo.







...

Muchas gracias por los votos y comentarios, amo leerles, ¡lo aprecio mucho! Espero de corazón que esta historia les guste❤️

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