Capítulo cinco
«CAPÍTULO CINCO»
"Hangover"
Daehyun y yo permanecemos en el pequeño balcón, conversando unos minutos más. Es divertido verlo preguntarme sobre cada cosa que se le ocurre, me hace sentir como su hermano mayor, cuando dice que yo estoy interrogándolo.
Lo bueno de todo, es que aquella expresión de fastidio que surgió en su rostro al ver a Maia hablar, desapareció, siendo reemplazada por un semblante de intriga y diversión.
Aun podemos escuchar de fondo las risotadas de los chicos, inclusive estando el ventanal cerrado, sin embargo afuera el viento nos envuelve creando nuestra propia atmósfera de serenidad y sin el fuerte aroma a alcohol.
—¿Y por qué nunca te había visto?—inquiere, echándose a la boca una de las frituritas que previamente robó de la sala.
—Porque no somos tan cercanos con tu hermano. —Contesto, encogiendo mis hombros.
—Pero ahora estas aquí, él te invitó a su cumpleaños.
—Uhm... así es.
—Y comparten clases. —Prosigue, yo asiento, divertida. —¿De qué te ríes?
—Es que yo suelo hacer muchas preguntas, y tu hermano... es de pocas palabras.
—¿Le haces preguntas a Yoonie?
—Sip, él le llama "interrogatorio" pero solo quiero saber sobre él...
—¿Por qué quieres saber sobre él? —vuelvo a reír, sin saber qué contestar. Daehyun sonríe, mostrando la hilera de dientes.
—Me recuerdas a mí con todas estas preguntas.—termino diciéndole.
Luego de un par de palabras más, el menor se retira, avisando que debe levantarse temprano mañana, así que me despido, deseándole una buena noche. Antes de que su cuerpo entre completamente, voltea a verme para decirme "me alegra que no seas igual que los amigos de Yoonie", y a pesar de que no comprendo el contexto de su comentario, me causa ternura que apenas conociéndome, tenga la confianza para decirme ese tipo de cosas.
Vuelvo a entrar a la salita, con una pequeña sonrisa en el rostro. Abro el ventanal e instantáneamente se escuchan los gritos, risas y la mezcla entre el olor a cerveza y otros alcoholes.
Sé que dije que no era una gran fan éste, y sigo manteniendo mi postura al respecto... pero solo bastó un poco de vino —el cual fue recomendado por el anfitrión para seguir con aquel loco juego— para que mi temperatura corporal aumentara, al igual que el sueño que estaba comenzaba a experimentar.
Son la una de la madrugada según la hora de mi teléfono, mis ojos pesan y el haber bebido esa copa incrementa mi sueño. Hemos estado un buen tiempo aquí, siguiendo con las preguntas que en ocasiones rozaban la vergüenza.
Intento levantarme del sillón, oyendo luego de un rato las carcajadas de los chicos debido a un mal chiste contado por un ebrio Noah. Al levantarme todo gira, y debo parpadear repetidamente para pasar los mareos. ¡No debería haber bebido esa copa de vino! Me arrepiento en este instante.
—Somos un pésimo ejemplo para Daehyun, Yoonie.
Isaac habla lentamente como si quisiera procesar lo que acaba de decir, Dalton ríe al ver su particular expresión mientras por mi parte me dirijo al balcón nuevamente en busca de un poco de aire.
A pesar de estar en un sexto piso y que la altura no fuese la suficiente como para ver toda la ciudad, la vista es bastante amena. Yoonmi vive en un barrio tranquilo, cerca de varios negocios y una plaza con una cancha para jugar baloncesto, Dalton y yo nos fijamos en eso cuando nos dirigíamos hasta acá.
—¡Bea! ¡Isaac tiene una pregunta para ti!
Como puedo, camino lentamente hacia mi lugar pero me detengo al notar como este ya ha sido ocupado por alguien más, específicamente Yoonmi, a quien por seguro estaban molestando. Isaac tenía puesto su brazo en el hombro, acercándolo hacia él mientras que el pelinegro intentaba escapar.
—¿Seguimos jugando? —pregunto. Siento mis mejillas calientes gracias a aquella copa de vino que se me ocurrió ingerir.
—Sí, esta vez tengo una pregunta para ti—contesta Isaac, frunzo el ceño acercándome más hacía ellos para escuchar mejor lo que debía decirme. Yoonmi sigue con su vago intento por escapar de los brazos de Isaac, sin conseguir el éxito —¿Te acostarías con Yoon?
¿Qué...? Esto ya estaba traspasando mis propios límites. Si mis mejillas ya estaban acaloradas debido al alcohol, esa pregunta acrecentó el rosado en éstas. Paseo la mirada por la sala en busca de Maia, con ánimos de ver su reacción, no quería entrometerme en nada, pero ella no se encontraba cerca.
—¡Imbécil! —exclama el pelinegro, zafándose de los brazos de sus amigos. Las risas no cesan, inclusive Yoonmi ríe, ahora parándose a mi lado, a una distancia prudente de sus amigos para no ser capturado de nuevo.
—¡Lo digo porque es un hombre gruñón! —expresa el rubio, con gracia. Noah sigue riendo de manera escandalosa, como si le hubiesen contado el chiste más divertido del mundo, y creo que el culpable de ello es el alcohol, por seguro. —¿Qué le gusta a las chicas? —vuelve a preguntarme.
—Todo menos tú. —bromea el pelinegro a mi lado, y la mirada de pocos amigos que le lanza Isaac lo hace reír el doble, y yo también me permito soltar una risa, sobre todo porque Noah seguía riendo hasta las lágrimas, y Isaac luego de tal comentario, se cruzó de brazos anunciando que no jugaría mas, como si fuera un niño.
Poco a poco fueron abandonando el departamento hasta que sólo quedamos Dalton, Yoonmi y yo, quizá era un buen momento para irse, no sé cuánto tiempo ha transcurrido.
Me levanto del sillón con la intención también de abandonar el lugar, pero al hacerlo, diviso en uno de los muebles una foto familiar. De reojo observo si alguien está pendiente de mis movimientos, y cuando no es así, me acerco para examinarla más de cerca. Son Yoonmi y Daehyun con sus abuelos al parecer, hace un par de años atrás. Ellos lucen tan felices en la foto... eso me recuerda a Nona, también tenemos una foto parecida, con el abuelo, ella, mis primos y yo.
Las palabras de mamá hace un par de días atrás se insertan en mi mente intrusivamente, repitiéndose mientras ojeo esa foto, y allí es donde mi corazón se estremece. Los ojos me pican de tan sólo pensar en la pérdida de Nona, eso me devastaría.
Diablos, creo que no es tiempo de ponerse nostálgica.
...
Entreabro los ojos cuando por mis oídos retumba un fuerte sonido, como si algo se hubiese quebrado. Pongo mis sentidos alerta, alzando mi cabeza para observar a mí alrededor. Lo primero que distingo son los oscuros muebles de Yoonmi, junto a la televisión apagada. Todo se encuentra oscuro, la única luz entra por la puerta de la cocina. Me remuevo de donde sea que me encuentro despacio, ya que el cuello comienza a dolerme a penas hago el primer movimiento.
—Ugh Daehyun...
Me asusto al escuchar la ronca voz de Yoonmi muy próximo a mí. El desconcierto se plasma en mi expresión por lo que decido sentarme de manera correcta y analizar lo que sucede. La cabeza me duele un poco, siento la garganta reseca y unas tremendas ganas de orinar, pese a ello agradezco no seguir mareada ya que es algo realmente molesto.
Me encuentro en el living del apartamento del pelinegro, lo que quiere decir que de alguna forma que desconozco, no volví a mi casa, posiblemente porque... pues no lo sé, es un gran misterio, lo último que recuerdo es que estaba lista para volver a casa, pero aquí estoy.
Mis pies están descalzos y estaba cubierta por una mantita bastante acogedora, lo que significa que alguien —aun no se específicamente quien— se apiadó de mi para que al menos pudiera dormir cómodamente.
—Uhm... oh, ya están despiertos.
Daehyun asoma su cabeza por la puerta de la cocina, observándonos con una mueca arrepentida, seguramente el ruido que me despertó —y a su hermano—provino de él.
Fijo la vista en el mayor, quien curiosamente se encuentra acostado en el piso, cubierto también por una manta y con la cabeza descansando sobre una almohada. Exclama unas palabras hacia su hermano que no descifro, pero al menor parece hacerle gracia ya que vuelve a la cocina, riendo.
—Yoonmi—lo llamo, aclarando mi garganta —Uhm ¿Qué haces allí? o mejor dicho, ¿Qué hago aquí?
Aún observándolo desde arriba, el decide sentarse y de paso estirar su cuerpo. Me intriga saber el por qué está durmiendo en el incómodo suelo siendo que su habitación debe tener una cama bastante agradable. Restriega sus ojos y procede a levantarse, tomando de paso la almohada y la manta con la cual previamente se abrigaba.
—¿No recuerdas nada? —Cuestiona, con áspera voz. Niego con la cabeza al mismo tiempo en que me acomodo para que tome asiento a mi lado. —¿Realmente no recuerdas lo que dijiste ayer? No bebiste mucho, no tienes mucha tolerancia.
—No acostumbro a beber alcohol, mucho menos vino —confieso avergonzada, de paso intento arreglarme el cabello con las manos, no quiero ni imaginar mi aspecto.—¿Qué fue lo que dije? Dios, ¿dije alguna tontería?
—Espérame un segundo, ya vuelvo.
El, aún estando descalzo, camina hasta la cocina e intercambia algunas palabras con su hermano, las cuales no alcanzo a captar puesto que mis sentidos aún no están al cien por ciento. Segundos más tarde sale por la puerta de la cocina seguido de Daehyun, quien al mirarme emite un silbido, acompañado de una risita divertida.
—Bea, deberías ver tu rostro en este momento.—dice, sentándose en una de las sillas y dejando algunas cosas sobre la mesa —Al parecer ayer lo pasaron bien, ¿No?
—Sí, solo que algunos se excedieron con el alcohol. —Menciona Yoonmi, mirándome en el transcurso.
—Uhm... yo iré al baño.
Indico, levantándome del sillón y caminando hasta el lugar. Puedo escuchar como Daehyun entretanto camino hasta el baño exclama: —¡Aún así te ves linda, Bea!
¿Ya notan la clara diferencia entre Yoonmi y su hermano? A pesar de tener algunas características similares físicamente, en cuanto a personalidad, Daehyun es mucho más extrovertido que su hermano, no le es para nada difícil formar una conversación con personas mayores que él, mucho menos tomar confianza.
Lo primero que hago al llegar al baño es espantarme por mi reflejo, estaba hecha un desastre, desde mi cabello hasta la ropa. Por algún motivo mis ojos se hallaban hinchados, como si hubiese estado llorando, acto que no recuerdo haber cometido la noche anterior, pero allí estaba la prueba. Definitivamente debo averiguar qué fue lo que pasó en mis pequeñas lagunas mentales.
El rímel y delineador que usé como maquillaje estaban corridos, mi cabello bastante desordenado y pude notar una mancha en mi suéter color caramelo. Me lavé el rostro, con la intención también de borrar el rastro de maquillaje estropeado y arreglé con mis manos mi cabello. No traía algo para hacerme una coleta así que lo mejor sería dejarlo lo más ordenado posible, con el asunto de la mancha, sería mejor verlo en casa y rogar porque ésta saliera con el lavado.
—Uh, ¿Y Daehyun? —le pregunto a Yoonmi al no verlo sentado tomando su desayuno, cuando vuelvo a la salita.
—Tiene que trabajar, así que ya se fue.
—¿Trabaja? —inquiero asombrada, no me esperaba aquello, sobre todo porque Daehyun no parecía tener mucha edad.
—Es decir, "trabaja"—hace comillas con sus dedos— Cuida a nuestros primos en casa de mi tía. Aunque realmente es un trabajo, nuestros primos son muy revoltosos, no entiendo de dónde saca tanta paciencia ese chico.
—Oh, ya veo.—asiento, aún tengo muchas preguntas en mente, de alguna u otra forma debo enterarme de qué es lo que paso ayer, lo mejor sería interrogar a Yoonmi, al menos hasta lo que recuerdo, él no estaba totalmente ebrio.—Yoonmi... tú uhm, ¿puedes decirme lo que sucedió ayer? Porque mis recuerdos son realmente vagos.
—Te quedaste dormida justo allí. —Señala con su dedo una de las sillas que se encontraban puestas en la mesa.
—¿Dormida?
Eso... podría ser una posibilidad, si ya tenía sueño cuando estábamos en medio del juego, puedo imaginar el efecto que provocó el resto de la copa de vino que bebí, ¡ya lo recuerdo! Terminé de beber la copa de vino que tenía servida, pero no recuerdo con exactitud el motivo.
—Luego Dalton y yo te acostamos en el sillón, ya que fue el único lugar donde pudimos llevarte, o de hecho al que yo pude llevarte ya que Dalton no estaba ayudando en nada.—corrige, negando—Y eso fue lo que pasó ayer.
—Eso suena convincente, no suelo quedarme en casas ajenas pero supongo que mi tolerancia al alcohol me jugó una mala pasada.—aclaro, mas para mí misma que para él.
—¿Quieres desayunar?
—Creí que no cocinabas.—frunzo el entrecejo, el ladea su cabeza haciendo una mueca.—Recuerdo perfectamente cuando lo mencionaste.
—Pues no, no lo hago, pero deberías de comer algo después de lo de ayer, ¿qué dices?
Claramente asiento, mi estómago comenzaba a rugir debido a la falta de comida, y una vez que le confirmo él camina hasta la cocina y yo procedo a sentarme en una de las sillas que me da el ángulo de visión hasta su dirección.
—¿Y Dalton? ¿Cómo fue que logró irse?
—Está en mi habitación.
—¿Qué? —vacilo, el vuelve a repetir lo dicho y ahora las cosas tienen un poco más de sentido— ¿Es por eso que estabas durmiendo en el piso?
—Sí, el muy idiota se apoderó de mi cama. No dormiría con él, así que el piso pareció una buena idea en su momento.
Pobrecito. Dalton es un aprovechador, Yoonmi era el cumpleañero, al menos debería poder dormir en la comodidad de su cama y no en el piso. Bueno, mejor no digo nada, yo hice lo mismo.
—Y... ¿Cómo lo pasaste ayer? ¿Te divertiste?
—Sí, fue divertido.
—Te dije que celebrar tu cumpleaños es importante, ¡es un hermoso motivo para celebrar!
—Aja. —asiente—Hey, piensa rápido.
Confundida, miro a través de la puerta y algo viene volando directo hacia mí. Intento agarrarlo, pero mis reflejos a esta hora no se encuentran tan despiertos. El objeto termina rodando debajo de la mesa, luego de mi absurdo intento por alcanzarlo.
—¿Qué es? —inquiero, agachándome para poder recogerlo.
—Mandarina, ¿te gusta?
—¡Claro! ¿Y cómo es qué...? ¡Auch!
Definitivamente a esta hora mi torpeza supera todo. Veo los pies descalzos del pelinegro y salgo de debajo de la mesa para poder pararme y frotar mi cabeza.
—¿Estás bien? —Pregunta con gracia, sobando la parte en donde estúpidamente me he golpeado.
—Sí, creo que no estoy del todo despierta.
—¿Quieres café?
—Está bien.
Vuelve a la cocina, luego de dejar una porción de mandarinas sobre la mesa y pronto el fuerte aroma a café se expande por el pequeño apartamento. Me trae recuerdos sobre la primera vez que pisé el lugar.
—¿Te gustan las mandarinas?
—Sí.
—¿Cuál es tu fruta favorita?
—Las mandarinas. —señala, sentándose frente a mí. Termino asintiendo, haciendo el intento de pelar la que me ha entregado para poder ingerir algo. El pelinegro rueda los ojos y me pasa una ya lista, no demora nada, a diferencia de mi.
—Lo siento, aun no despierto del todo. —Me disculpo, apenada.
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