Capítulo 10: "Explosión de ira"
Jungkook
Mi trato hacia Jimin sufrió un ligero cambio.
Intenté seguir junto a él de la misma manera que antes, ajeno a toda la situación que presencié a hurtadillas entre él y Taehyung. La realidad es que estaba lejos de conseguirlo, con mi orgullo de hombre bastante apaleado y por los suelos.
El día que los encontré juntos, besándose y luego hablando tranquilamente, como si yo no estuviese metido en el centro de la ecuación, sentí que algo dejó de ser como antes.
Jimin me pidió que no dudara de que sus intenciones con Taehyung se limitaban a contenerlo, a ser un amigo dispuesto a escucharle. Así lo hice, apostando hasta lo que no tenía en que sería honesto al respecto. Le otorgué la confianza ciega que veníamos sembrando desde pequeños, ¿y para qué? Para que fuera pisoteada de la manera más impune posible.
Cualquiera diría que, bajo esas circunstancias, lo mejor sería enfrentar el problema, dar por finalizada la relación, pues cuando la confianza se quebranta es difícil volver a recuperarla. Sí, sería lo más lógico, ya que nadie planea su futuro con quien está más al pendiente de otro hombre que de su propio novio.
Pero no podía. Mi amor por él me doblegaba a hacer cosas estúpidas, e ignorar los hechos era la más importante de ellas.
Por más que sentí mi corazón resquebrajándose al verlos, entendiendo que no había nada que yo pudiera hacer que separara a Jimin de Taehyung, no pensaba dejarlo. No iba a perder a la persona que más amaba sin dar una pelea final por él.
A pesar de que no nos encontrábamos tan de seguido durante los recreos o después de clases, notaba que el cariño de Jimin se mantenía. Estaba escrito en su cara que su amor por mí seguía latiendo fuerte en su pequeño corazón.
No le incomodaba estar conmigo, sino que me buscaba todo el tiempo, seduciéndome. Para él, era como si lo suyo con Taehyung nunca hubiera tenido lugar. Me tenía desconcertado. ¿Quería estar con él o quería estar conmigo? Quedarse con los dos era más de lo que podría abarcar.
Entonces, ¿esto era una especie de competencia por ver quién sería el mejor hombre? ¿O se trataba de una fase de exploración?
Al mismo tiempo, comprendía que podía ser confuso. Quiero decir que ni Jimin ni yo salimos antes con otras personas. Tal vez estar muy cerca de otro hombre lo estaba afectando, haciéndole caer en la tentación de probar para asegurarse de que no se perdía de encontrar al correcto por estar anclado a mí.
Podía tener ciertas reservas sobre si yo sería el indicado. Si ese era el caso, me lastimaba que no lo conversara conmigo, que no me transmitiera sus inquietudes como acostumbrábamos a hacer. Podríamos haber hallado la manera de llegar a un acuerdo donde no tuviera que ocultarme información o que yo no tuviera que andar escondido como una rata, buscando respuestas concretas.
Creo que, si me hubiera pedido un tiempo para salir con Taehyung, se lo habría dado. Mi mayor deseo era que fuese feliz y, desde luego, no tenía ningún derecho sobre él.
Hubiera hecho cualquier cosa, así tuviera que esperarlo el tiempo que fuera necesario. Yo sí estaba seguro de que él era el indicado para mí. No había otro hombre que fuera igual de cautivador ni que se ganara tan fácil mi corazón.
Además, estaba seguro de que Kim lo usaría y le rompería el corazón. Una persona que no ha sentido el afecto de sus propios padres no estaba configurado para amar, para proteger y cuidar. Cuando lo desechara, no queriendo saber más nada con él, sería mi turno para recomponer a mi pequeño.
Lo bueno era que contaba con la ventaja de conocer cada detalle ínfimo de Park Jimin a la perfección. Si utilizaba eso para reconquistarlo, para que volviéramos a ser la pareja unida contra viento y marea, nadie nos separaría.
Así fue que le hice un pequeño detalle. Compré un pequeño anillo de plata, junto a un ramo de rosas rojas, a modo de regalo por nuestro tercer año como pareja oficial. Los anillos grandes eran su debilidad, al punto de que tenía una colección de ellos. Le gustaba llevar varios en cada dedo, para que los demás se interesaran por sus joyas y no en que sus deditos eran como los de un bebé: diminutos, suaves y gorditos.
Para no tener algo elegante como una cena, quedamos en ir a la fiesta que una chica de mi curso daría en su casa mientras sus padres estaban fuera de la ciudad. Habría un dj, alcohol y casi todo el instituto metido allí. Me pareció interesante, así que accedí en cuanto Jimin me ofreció asistir.
Lo pasé a buscar por su casa esa noche, le entregué sus regalos y él se mostró feliz, contento, sin ningún rastro de culpabilidad por sus acciones. Me esperaba con su propio regalo para mí.
Me sorprendió con una camisa negra, ceñida al cuerpo. Confesó que al verla no podía quitarse de la cabeza cómo me quedaría puesta para esa noche, por lo que le cumplí la fantasía y fui a cambiarme.
Mi recompensa fue un beso áspero, un arrumaco con toqueteo y una reluciente marca rojiza en su cuello, que no le mencioné para que la luciera con orgullo delante de todos en la fiesta. Podría llegar a costarme cara la osadía, pero qué más daba. Le estaba cobrando uno, comparado a muchos de los suyos.
Al llegar, nos encontramos con una de esas grandes mansiones al estilo de película yankee, con grupos de personas desperdigados en el patio delantero portando vasos rojos en sus manos. La música podía escucharse a una cuadra de distancia y prometía diversión.
Al traspasar la puerta de acceso, saludamos a unos cuantos conocidos que se nos cruzaron y fuimos directo al sector de la pista de baile.
Fue una odisea esquivar a tantas personas en medio de una oscuridad interrumpida por luces de colores. Los cuerpos danzantes, brillantes de sudor, se dejaban guiar por el alcohol, la música y las hormonas revolucionadas. El ambiente ya estaba cargado en ese sector del living que habían preparado para la ocasión, desprovisto de muebles, con un tipo al fondo como DJ. Con el volumen ensordecedor, no había forma de hacerse escuchar por la potencia de los parlantes.
Sujetando a Jimin de la cintura, lo hice desfilar hasta la cocina, esperando encontrar el área de tragos.
Suerte que no me equivoqué.
El área tenía un aspecto italiano, con encimeras de mármol, alacenas hasta el techo, una cocina industrial de acero inoxidable y una mesa isla enorme, con varias docenas de vasos llenos con distintas bebidas.
Dos chicos se encargaban de cargarlos con cerveza de una máquina dispensadora mientras otros tres se ubicaban en una esquina de la mesa isla, cerca del congelador rodeados de botellas de distintos tipos de alcohol, preparando tragos.
Jimin quiso ir a por un vaso sobre la mesa, y lo atajé rápido.
–Traeré algo para ti –susurré sobre su oído, para que me escuchara mejor.
Cualquiera que estuviera en la casa tenía acceso libre a esos vasos. No sería muy difícil drogar a alguien a través de la bebida. No iba a ser confiado en esta situación, no con Jimin.
Sin esperar a que me respondiera, fui hacia los chicos que servían cerveza, sacando dos vasos limpios de la pila que tenían embolsados a su lado. Uno de ellos asistía a tutorías conmigo, por lo que le encargué que me los llenara y me despedí.
Al buscar a Jimin, me encontré con que ya no estaba en la cocina.
Desconcertado y con un vaso en cada mano, caminé hasta la pista de baile y empecé a buscarlo, sintiéndome nervioso de golpe. ¿Por qué me dejó solo sin avisar?
Observé entre hombres y mujeres meneándose al ritmo de la música ansiando encontrar su cabellera rubia, desesperándome con cada segundo que pasaba. Despaché a una chica que quería sacarme a bailar, al mismo tiempo que lo divisaba en una esquina vacía, charlando con Kim Taehyung.
Tragué saliva.
Jimin sonreía y ahuecaba las manitas para hablarle al oído y él acercaba su cuerpo al suyo rodeándolo por la cintura en un gesto que claramente marcaba territorio. Taehyung le extendió la botella de cerveza que tenía en la mano libre, dejándole que bebiera un sorbo generoso.
Con razón Jimin tenía tantas ganas de venir a la fiesta como para dejar a un lado nuestra celebración de aniversario. Estaría Kim aquí. ¿De qué otra forma sino podría vigilarlo para que el estúpido no se acostara con alguien más?
Sin embargo, que estén juntos así delante de compañeros del instituto, era humillante. Ambos reían y se hablaban demasiado cerca, casi coqueteándose. Jimin tomó de la misma botella. ¿Acaso no se vería como un beso indirecto?
Arrugué los vasos en mi mano con bronca, sin molestarme por sentir el líquido frío derramándose sobre mi piel y arrojé a un lado los trozos de plástico.
Sé que dije que iba a luchar por Jimin, pero verlos tan cómodos delante de las personas, tan en su piel, me hirvió la sangre.
No iba a quedarme tranquilo con mi propio novio jodiéndome frente a medio colegio. Era injusto conmigo, con mis sentimientos y el respeto que mantuve por él, aun cuando no lo merecía. Era suficiente.
Fui hasta la chica que quiso bailar conmigo antes, aparté al chico con el que bailaba y la atraje lo más cerca de Jimin y Taehyung que pude.
Era hora de empezar con la función.
Ella era pequeñita, rubia también. Se contoneó sobre mi cuerpo sin pudor, siguiendo el ritmo, con una sonrisa de victoria iluminándole el rostro. Supongo que tomó como una anotación personal que me haya arrepentido de rechazarla y puso más empeño en sus movimientos, restregándome el culo sobre la polla.
Sin dejar de mirar a Jimin, bailé con la desconocida. Él bromeaba con Taehyung, ajeno a todo. Le dejaba acercarse y seguía tomando de su cerveza, sin preocuparse por buscarme. Era como si se hubiera olvidado que había venido conmigo.
En un momento, Taehyung reparó en mí y en la chica. Le habló a Jimin y consiguió que se girase a verme.
Entonces acaricié el cuerpo de la desconocida, subiendo desde sus piernas hasta su vientre y anclando mis brazos ahí, sujetándola contra mí. Ella se rio y meneó sus caderas, sin enterarse que estaba siendo usada.
Le sujeté el mentón y lo ladeé para poder besarla castamente en los labios. Fue algo fugaz, sólo para que Jimin me viera hacerlo.
Volví la vista a él y capté su tensión corporal. Boqueó por aire y sus ojos se empaparon rápidamente en lágrimas que no pude ver salir, puesto que salió corriendo. Sin siquiera detenerse a pensarlo, Taehyung lo siguió, mofándose de mí antes, como queriendo decirme que lo había arrojado directo a sus asquerosos brazos.
Tuve suficiente. Debía confrontarlos.
Aparté a la chica, sin ningún tipo de tacto, apresurándome por llegar a ellos.
Los detuve justo cuando pisaban el patio trasero de la propiedad, con Taehyung intentando llamar a Jimin.
–¡Supongo que ya terminaron de jugar, los dos! –les grité.
Jimin se paró en seco, con las mejillas completamente empapadas y la expresión enfurecida. Si supiera que era justo así como me hizo sentir desde que los descubrí, tal vez se habría replanteado hacer funcionar lo nuestro esta noche, en lugar de correr directo a Taehyung.
–Eres un hijo de puta –reaccionó Jimin, empujando a Taehyung con el hombro al pasar. Sus ojos llameantes estaban fijos en mí, como si tuviera el derecho del mundo a sentirse traicionado.
–¿De verdad, amor? –contraataqué–. Porque creo lo mismo de ti.
–¿De qué estás hablando? Yo jamás...
–Ni se te ocurra ir por ahí, Jimin –lo paré. No soportaría su mentira en mi cara–. Te vi. Los vi a los dos besándose bajo las gradas de la cancha en el instituto, así que no quieras venir a victimizarte ahora. ¡Me viste la cara de estúpido cuando te dije que confiaba en ti! Me dijiste que querías ser su amigo, nada más, ¿recuerdas? Y luego me propones venir a esta fiesta de mierda y me dejas tirado para buscarlo a él. ¡¿Te parece que tienes derecho a quejarte, a decir algo siquiera?! Mierda, Jimin ¡Lo arruinaste todo!
Se quedó lívido. Su cara empalideció de golpe, sin esperarse que yo lo supiera todo.
Esto echaba por tierra incluso nuestra amistad. Lanzó por la borda años de confidencias por un capricho.
Nada hubiera sido más sencillo que ser sincero al respecto y él prefirió ser egoísta, manteniéndome ajeno a lo que pasaba. ¿Se había pensado que no me daría cuenta nunca? ¿Qué sería fácil salirse con la suya y estar con los dos al mismo tiempo?
–Jungkook... –susurró, con la voz rota. –Yo no quería...
–¿Qué no querías, Jimin? ¿Reírte de mí con él o meterme el cuerno? Porque todavía no me queda claro.
–¡Ey! No lo trates así –se metió Taehyung, haciendo a un lado a Jimin para meterse frente a mí.
Justo lo que faltaba. Que el tercero en la relación se metiera en algo que no le incumbía por querer un poco de pelea.
–Vete a la mierda, Kim. Ambos pueden irse a la mierda juntitos tomados de la mano, ¿no es eso lo que querías?
Le lancé un empujón, cegado por el coraje. No soportaba tenerlo a la vista, porque todo él parecía burlarse por quitarme a Jimin y no lo podía soportar. La situación me superaba. Mi única opción era desaparecer, ir a casa para enfriarme un poco y hacer algo que no quería.
–No es mi culpa que no puedas satisfacer a tu novio –dijo Taehyung, devolviéndome el empujón con un poco más de fuerza aplicada.
Y ahí no hubo quien pudiera frenarme.
Fui directo y le lancé un puñetazo al pómulo. No se la vio venir. Le dio de lleno, tumbándolo al suelo. Tomé la ventaja para sentarme sobre él, inmovilizándolo y seguí tirándole puñetazos a la cara con toda la ira que venía acumulando.
Lo vi todo en rojo, sin poder detenerme una vez que empecé.
No recuerdo bien ciertas cosas, porque todo pasó demasiado rápido. Sé que Jimin gritaba y me pedía que me detuviera. Incluso se arrojó sobre mí, sujetándome el brazo, pero yo era más fuerte.
Varios chicos del equipo de fútbol americano me separaron del cuerpo inconsciente de Taehyung, usando su fuerza bruta.
Yo no pude dejar de ver cómo la sangre manaba del tabique y el labio que mis puños se encargaron de herir, ido en un trance.
Mi cuerpo era como una máquina. Una vez que ese lado se activaba, destruiría cualquier cosa a su paso. Estaba instruido sobre cómo hacerlo, y usé esa ventaja sin detenerme a pensar en las consecuencias.
Jimin se arrojó llorando desconsolado sobre el cuerpo herido, sin saber bien qué hacer con tanta sangre. Otras personas se acercaron a ayudarle.
Lo último que vi antes de que me sacaran de la casa fue su semblante decepcionado y lleno de miedo.
Jamás imaginé que llegaría a hacer daño a alguien a causa de los celos, yo que tanto me jactaba de ser una persona racional y no adepta a la violencia.
Pero bueno, tampoco pensé que mi relación con Jimin se acabaría algún día y así estábamos, a tres metros de distancia y a años luz de volver a encontrarnos.
Todo se fue al traste. Como mi salud esta semana, *ejem*
La única parte buena de que me haya agarrado el bichito contagioso, es que me dio tiempo a producir este puterío jugoso 😍
Mi consejo es que no abandonen nunca sus barbijos cuando hay mucha gente. Sean uno con él porque les aseguro que esto es horrible y no quieren vivirlo 😭😭
Fuera de eso, les agradezco por esperar otro capítulo 💖💖 Valoro su amor por la historia, es muy importante para mí y cada logro nuevo que consiguen tanto "A baby for Minnie" como "Before the baby" es increíble. Les amo con todo mi corazón y es un placer enorme que la vida me haya cruzado con gente tan preciosa aquí dentro. Manténganse sanitxs y cuídense! Muchos besitos y buen finde! 🙈😘💕
-Neremet-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top