No podía moverse.
Se sentía fatal, su cuerpo ardía, sus pulmones estaban llenos de humo y polvo, solo podía escuchar un chirriante pitido, intento abrir los ojos con debilidad, solo vio gris.
Intento moverse, pero no tenía fuerza, solo podía mirar el techo, todo era confuso, no entendía nada, no podía recordar nada, solo dolor.
Lo siento... pero no tienes el corazón de un héroe.
Solo eso podía recordar. Esas palabras se repetían de entre lo más profundo de su mente, martillando su consciencia, tanto que era lo único que podía recordar.
¿Quién era él? ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido?
Sencillamente no podía recordarlo, solo podía sentir dolor. Arrugo la cara, no podía ni siquiera mover su cabeza, lentamente iba recordando quien era.
Maldito Deku, ¿Por qué no pruebas lazarte desde un edificio para ver si en tu segunda vida naces con un poder?
¡Lo siento, Izuku, lo siento tanto!
¡Deja de perder el tiempo pensando que eres la víctima!
No quiero acercarme a él, es un perdedor.
Su hijo no cuenta con ningún quirk.
Eres un caso perdido, niño
¡Que asco!
¡Solo desaparece ya!
¡Eres un inútil!
Pobre diablo sin peculiaridad.
¡Deja de perder el tiempo fantaseando con que serás un héroe, lo máximo que conseguirás será ser un don nadie en la sociedad!
Prometo traerte algo de mi viaje, hijo...
Siento que me caigo a pedazos, soy una madre tan inútil.
Lo siento... pero no tienes el corazón de un héroe.
El dolor cada vez se hacía más y más intenso, hasta el punto que lo hizo llorar de la agonía. Sus sentidos iban regresando, escucho las incesantes sirenas de las ambulancias, los quejidos y llantos de desesperación, los gritos de los héroes llamando a sobrevivientes. Olio el humo y la azufre, podía sentir el calor del fuego a su alrededor, finalmente, supo porque no podía moverse.
Con lágrimas en los ojos levanto la cabeza y miro su cuerpo, estaba sepultado en escombros del pecho para abajo, intento mover sus brazos, solo el derecho respondió, lo miro, estaba cubierto de polvo y sangre.
Se toco el rostro, esta ardiendo, parecía que tenía fiebre, noto el sabor a cobre que se alojaba dentro de su boca y escupió algo de sangre. Su líquido vital estaba ahogándolo, desesperadamente intento mover su cuerpo, gritar, pero solo salían gritos ahogados.
¿Iba a morir?
Esa pregunta cruzo por su mente velozmente, no supo porque esa idea no le aterro tanto como debería. Con su único brazo libre intento levantar los escombros para poder moverse, fue inútil, era demasiado peso. Todo parecía apuntar hacía el final de sus días.
Lo siento... pero no tienes el corazón de un héroe.
Esa frase le enfermaba e hizo que empezara a tener pequeños espasmos, su visión se iba nublando lentamente.
¿Quién era él?
Era Izuku Midoriya, el perdedor más patético del mundo.
-¡Por aquí, encontré a alguien cerca de la cabeza del villano! – Escucho y vio a una figura acercarse a su cuerpo.
-¡Diablos, apúrense, que se está ahogando con su propia sangre! – Volvió a gritar, a pesar de su falta de claridad, el héroe se acercó lo suficiente para ayudarlo para así verlo.
Lo reconoció de inmediato era Ingenium quien rápidamente quito los escombros y con cuidado lo volteaba a su costado. Izuku pudo toser la sangre, evitando ahogarse. El haberse salvado... le hizo sentir vació.
-No te preocupes, pronto recibirás ayuda médica adecuada, solo respira, estoy aquí para ti – Intento calmar el héroe.
Izuku lo miro, sus ojos parecían los de un muerto, esa mirada le provoco un escalofrío a Ingenium, ver a un niño de la edad de su hermano devolver la mirada de esa manera le perturbo, agito la cabeza.
-¡Ayuda! ¡necesito que alguien venga a ayudarme! – Grito otra voz con desesperación.
-¡Otro sobreviviente! – Declaró el héroe y se levanto rápidamente, solo indico a los paramédicos que se acercaban que aquí se encontraba Izuku antes de ir en la ayuda del resto de supervivientes.
¿Lo había dejado? ¿Por qué no permaneció junto a él? ¿No estaba aquí por él? ¿Acaso sabía que no tenía peculiaridad y por eso lo abandono? Quería gritarle, pero solo podía balbucear, su garganta dolía horrores.
La mente de Midoriya se preguntó, sin nada de claridad en sus preguntas, emociones negativas se arremolinaba dentro suyo, siempre se sentía mal, toda su vida era una mierda, estaba acostumbrado a sentirse como mierda, entonces... no entendía porque ahora era tan insoportable
Lo siento... pero no tienes corazón de héroe.
¿Por qué el mundo era tan cruel con él?
Su único brazo bueno rasgo el concreto, arrancándose varias uñas, la rabia se apoderaba de él. No lo soportaba, no soportaba seguir respirando, no soportaba más este mundo, tan solo...
Su brazo perdió fuerza, los paramédicos llegaron junto a él y comenzaron a entenderlo, le dijeron cosas, pero él ya no los escuchaba, pronto lo levantaron en una camilla y corriendo para llevarlo a otro lugar.
Los ojos del peliverde viajaron a su alrededor y solo pudo observar la destrucción, fuego, escombros, sangre, cuerpos, policías, héroes, victimas, supervivientes, humo... y... partes de un gigantesco esqueleto desprendiendo más humo.
Gracias a la posición en la que se movían, le permitió observar justo donde había estado... y solo un poco más atrás encontró a una cabeza enorme, mirándose parte de su cráneo, el lado de la cara que aún contaba con carne se iba desprendiendo mucho humo.
La visión era aterradora, había visto muchas peleas de gente con la habilidad de ser gigante, pero esta vez, eso era muy diferente, esta parecía haber salido del infierno más terrible, un emisario de la muerte y destrucción. No era un simple gigante... era un titan.
-Solo quiero... destruir este mundo tan cruel.
Pudo escuchar la voz de una chica al lado suyo, diciendo las mismas palabras que él había pensado en ese momento, compartiendo el mismo deseo... el mismo sueño. Ya no tuvo la fuerza de mover su cabeza, el dolor se volvió demasiado insoportable y esos paramédicos le habían inyectado algo.
Tenía mucho sueño, pronto volvió a cerrar los ojos y todo regreso a ser oscuridad pura.
~0~0~0~
-¡Es enorme! ¡dios mío nunca he visto algo así! – Narraba la reportera, se podía ver el temor puro en toda su mirada.
-¡No te acerques demasiado! – Grito el camarógrafo que sonaba incluso más aterrado que la mujer.
¡¡¡ARRRRRRRRRGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHH!!!
El poderoso rugido resonó en toda la ciudad, las personas se taparon los oídos adoloridos, a la reportera se le habían reventado los tímpanos y se desmayó, cayendo del helicóptero ante la incredulidad de los demás. El camarógrafo también soltó la cámara para poder cubrirse los oídos, con el movimiento frenético del helicóptero la cámara se cayo del mismo.
Un poderoso estruendo levanto una capa enorme de humo, de suerte la cámara continúo funcionando y enfoco hacía el centro de la calle destruida, llena de cadáveres aplastados. Ahí se pudo ver el cuerpo sin vida de la reportera, más estruendos, explosiones, gritos. Hasta que un edificio se vino abajo aplastado toda la calle. Ahí el vídeo se cortó.
Izuku cerró el vídeo sin expresión en su rostro. Arrugo el rostro insatisfecho. Solo mostraban una parte del villano.
Siguió su búsqueda por la red, habían pasado cerca una semana desde el gran llamado "Incidente de Musutafu". Siguió buscando, dio clic en un reportaje, leyó rápidamente; 47,856 muertos confirmados y más de 8984 desaparecidos, 34,958 heridos, ¼ de la ciudad vuelta escombros, 32 héroes caídos, el más popular era Gran Orca. Miro las imágenes que era lo que le interesaba, frunció el ceño, las mismas imágenes mal tomadas.
Maldijo profundamente, uno pensaría que en una época globalizada habría vídeos y fotos de mejor calidad, no obstante, estaban tumbado todas las publicaciones respecto al tema.
Siguió leyendo la noticia: Aproximadamente a las 6:34 pm un misterioso villano a quien el público a nombrado como "Titan" apareció y causo una de las peores masacres vistas en la época moderna. De apariencia abominable, tomo aproximadamente cuarenta y cinco minutos volver la ciudad un caos completo en este funesto atentado, en el que muchos héroes perdieron la vida, como miles de civiles de los barrios más bajos de la ciudad.
Eso ya lo sabía, estuvo ahí, quería más información de Titan. Lo único que sabía era su descripción a las fotos que más circulaban, realmente ninguna fue del villano combatiendo a los héroes o tumbando edificios. Los vídeos más fuertes estaban censurados. Eso le molestaba, le estaba costando mucho encontrar algo que no fuera lo que ya todos sabían.
Harto de recurrir a los noticieros, prefirió ir a los foros donde la discusión acerca de Titan estaba en boca de todos los internautas. Había quienes decían haberlo visto desde su departamento, otros argumentaron que casi los piso, verdades y mentiras entremezcladas, pero por lo menos, ahí se analizaba más al villano.
Su origen era desconocido, solo se supo que apareció de la nada entre un rayo dorado y destruyo toda la zona, si alguno que hubiera estado cerca habría logrado sobrevivir era seguro que todos estarían sobre esa persona, lamentablemente para el mundo y afortunadamente para aquel supuesto sobreviviente nadie de la zona había sobrevivido.
Había gente sacando a relucir sus más oscuros pensamientos clasistas, argumentando que Titan era un verdadero justiciero por ir a acabar con el nido de escorias más grande de la ciudad, claro, esos solo eran muy pocos estúpidos los que se atrevían a afirmar tales cosas, que se arrepentirían de decir cuando la gente del internet aplico "justicia" sobre ellos. Realmente la mayoría de opiniones al respecto eran sobre su misterioso origen del cual todos teorizaban, que si una persona reprimida, que sí un experimento del gobierno, algunos afirmaban que podría tratarse de algún extraterrestre, pues sus características eran colosales y nunca vistas en esa magnitud dentro de la sociedad superhumana.
Las comparaciones con la reciente heroína Mt. Lady no se hicieron esperar, pues hasta donde se tenía conocimiento, la mujer medía aproximadamente 20.86 metros, Titan rompía por completo esta cifra, llegando a medir la apoteósica altura 240 metros, eso era según el calculo que habían hecho los internautas.
Esa altura nunca antes se había visto en todo el mundo, era un caso genuinamente único, realmente, se dice que hubo mucha suerte de que Titan no hubiera avanzado tanto, aunque oficialmente ese crédito se lo llevaron los héroes, quienes, tras mucho esfuerzo, se dice que lograron inmovilizarlo fue el héroe número uno quien le dio el golpe de gracia, All Might tardo en prestarse en escena, razón por la que fue muy criticado.
Su tardanza fue lo que hizo que las redes sociales explotaran, así como los medios y el resto de héroes quienes despotricaron duramente a All Might, casi nadie resalto el hecho de que despedazo a Titan. Según algunos en internet que había estado cerca, All Might se lanzó contra el villano y le golpeo la cabeza, sin embargo, la cabeza se desprendió y salió volando, así como el resto de las extremidades.
Eso no lo conto nadie, pues con toda la fuerza que ejercieron para inmovilizarlo, se dice que fue por esto que los miembros salieron volando, causando más daños, según algunos testimonios de los héroes, Titan no pesaba lo que tenía que pesar, muchas teorías, hipótesis y análisis salieron a raíz de esas simples palabras.
Que luego todo el cuerpo de Titan comenzara a desprender enormes cantidades de humo, hasta finalmente dejar solo el esqueleto, que poco después se fue despedazando hasta volverse polvo.
Muy pocos creían que Titan seguía vivo, pero ahora la prioridad de los héroes y las autoridades era la búsqueda de supervivientes, aunque todos tenían presentes que ellos también estarían investigando el tema.
Izuku no era una excepción. Algo en su interior le decía algo, no sabía que, pero todo comenzaba con Titan. No recordaba nada posterior a la aparición de Titan, solo podía recordar las palabras de All Might y un sueño demasiado vago, solo recordaba una niña y una criatura brillante, pero todo era demasiado difuso.
Despertó entre las ruinas de la ciudad, lo llevaron al hospital, tuvo suerte, fue de los primeros en ser auxiliados, ahora todo estaba saturado de heridos, esta semana había sido todo un caos. Le dijeron que tuvo suerte de que sus heridas no fueran tan graves como las de otros y que pudo recuperarse rápidamente, solo estuvo tres días internado.
Tres días donde solo su madre lo visito, aun entre lo profundo de su ser, esperaba que All Might se apareciera en la puerta a decirle que se había equivocado, que podía ser un héroe, pero todo eso murió, eso era aún la esperanza tonta e ingenua de su yo interior, del estúpido niño débil que no sería nunca héroe.
Tenía una idea más que clara de porque All Might había tardado tanto en aparecer, él le había mostrado su herida, sabía que no era invencible, que tenía un límite, los días como héroes del mayor héroe se agotaban, antes se negó por completo a creerlo, pero ahora lo aceptaba.
Miro su habitación, ahora lucía tan vacía, todo lo relacionado a All Might se había ido a la basura, no podía mirar nada de él, sus palabras aún le pesaban, nunca antes se había sentido así de perdido.
Se trono el cuello, y siguió su búsqueda. Quería saber más de Titan, sentía algo extraño cuando lo recordaba, algo que no fuera amargura y tristeza, eso le servía para distraerse y no tener unas súbitas ganas de encajarse un cuchillo en la garganta.
Esa idea permaneció en su mente por un momento, lo estaba considerando seriamente, chasqueo la lengua y decidió ignorar ese pensamiento. Siguió su búsqueda, quería saber con exactitud lo que Titan provocaba en él.
Estuvo media hora buscando vídeos de calidad hasta que por fin encontró uno donde peleaba con los héroes, solo duraba minuto y medio.
El chico que grababa estaba en su departamento a bastante distancia de todo lo sucedido, pero, aun así, en su balcón, podía visualizar sin dificultad a la imponente y atemorizante figura tratando de aplastar a los tantos héroes que intentaban inmovilizarlo, alcanzo a distinguir a Best Jeanist sosteniendo uno de los edificios que se venían encima.
Vio a Ryukyu volando a atacar a Titan sin ningún éxito aparente. El vídeo se cortaba súbitamente a mitad del ataque de la heroína dragón. No era exageración de que los top de héroes habían intervenido en la batalla, y fue gracias a ellos que los daños fueron reducidos lo más que se podía teniendo a un gigante de 240 metros como enemigo.
Continúo navegando más y más, esto no era suficiente, necesitaba más información. Aun así, tomo una pausa para tomar nota, lleno casi tres hojas enteras con puras anotaciones. Miro su libreta, esta era la última libreta libre con las que antes había hecho sus anteriores análisis de peculiaridades, el último volumen estaba hecho ceniza gracias a Bakugo.
Este era nuevo, y pensó en dedicárselo exclusivamente a analizar a Titan. Era lo único que sabía hacer, esos eran sus pasatiempos, analizar quirks y héroes. Pero ahora se limitaría a quirks.
Ahora había encontrado algo más interesante, unas fotos con mejor resolución, había uno tomado desde cerca, la carne oscura de Titan resistía sin problemas los ataques que le lanzasen, solo All Might había podido dañar esa piel. Ni héroes como Mirko, el difunto Gran Orca, el torbellino de llamas de Endeavour lograron nada con sus ataques.
Miro otra foto tomada desde un dron, lo habían acercado lo suficiente para poder mirar la cara de Titan. Sí que daba mucho miedo, parecía más un cráneo con algo de carne, sus ojos completamente hundidos y ocultos en la oscuridad de los huecos de sus ojos, no tenía labios y se podían ver sus enormes dientes, su cabello verde oscuro. Era impresionante, ya no había más fotos, esa debió ser la única que se atrevieron a tomar, eso sí es que algún héroe no hubiera derribado el aparato o el propio Titan lo hubiera hecho.
Miro con toda su concentración esa foto al rostro de Titan, empezó a dibujarlo, ¿porque se sentía así? No podía reconocer esta emoción, era completamente nueva, pero de alguna manera le hacía sentir... fuerte. Eso sí que era extremadamente desconocido para el peliverde.
Tenía todo el día para encontrar más información, esta semana y posiblemente la siguiente, las clases en la ciudad habían cesado, solo las escuelas de héroes como la UA o las universidades de medicina circulaban como pasantes y mano de obra.
A Izuku no le interesaba recoger escombros, ya había visto toda la destrucción, recordar eso le hacía sentir escalofríos, y entre más vídeos y fotos encontraba, menos interesado estaba en salir, había bastante insensibilidad cada que miraba las duras imágenes, todavía no sabía que pensar al respecto. Realmente estaba perdido.
-Izuku... – Llamo su madre al otro lado de su puerta.
-¿Mande? – Respondió con una voz áspera.
-Hijo... ¿podrías ayudarme a preparar la cena? – Pidió con suavidad.
Hubo silencio por un momento, miro su pantalla, quería buscar más información de Titan, pero hace tanto que no pasaba más de diez minutos con su madre desde que regreso a casa, las visitas de ella en el hospital apenas duraban cinco minutos, suspiro.
-Esta bien, deja apago mi computadora – Anunció guardando todo lo que había encontrado. Seguramente se iría a dormir, estaba cansado y entre las penumbras de su cuarto donde solo la pantalla del pc le iluminaba era mejor no excederse, últimamente la mirada de preocupación de su madre le daba una ansiedad sin precedentes.
-¡Te estaré esperando en la cocina! – Sonó bastante animada.
Luego de guardar todas las fuentes necesarias, tomo su libreta y la coloco en su librero, quizá antes de dormir dibujaría más el rostro de Titan, la imagen de su rostro estaba más que fresca en su mente.
Prendió la pequeña lampara en su escritorio, solo para tener algo de visibilidad, camino hacía la puerta de su habitación, pero se detuvo en su espejo. Se miró con atención, estaba del asco.
Ojeras enormes, cara caída, ojos vacíos y miserables, le prestó atención a la quemadura de su mejilla izquierda cortesía de su mejor y gran amigo Bakugo que le había regalado una bella cicatriz para toda la vida. Recordarlo le daba tanto asco. Observo su físico, de nuevo, un delgaducho débil, bajo en estatura para su propia edad, ni siquiera se había bañado y tenía la misma ropa que ayer.
Verse a sí le daba rabia, se sentía tan encadenado a su patética y miserable realidad. Irritado, decidió pasar a su baño para echarse agua antes de ir con su madre.
Se seguía viendo terrible, pero ahora por lo menos no tenía la cara grasienta. Con eso hecho fue a la cocina donde su madre ya lo estaba esperando.
-¿Qué vamos a preparar? – Le preguntó acercándose.
-Katsudon – Respondió su madre tímidamente. Eso al menos era una agradable sorpresa, su comida favorita.
Inko asintió en silencio, sin dar una explicación.
-Puedes remojar el arroz, por favor – Pidió.
Asintió y empezó a trabajar, su madre empezó a preparar el tonkatsu. No dijeron nada y simplemente trabajaron, así Izuku termino su labor.
-Listo, ¿Quieres que vaya picando la cebolla? – Ofreció. Su madre asintió, sin decir nada. Eso era extraño, su madre nunca estaba tan callada, ambos sabían de sus respectivos problemas de comunicación, pero Inko siempre decía algo, aunque fuese un simple si o no. Sin embargo, Izuku no tenía el valor de reclamarle nada, no podía imaginarse estar en los zapatos de su madre, con un hijo tan inútil y patético, normal no querer hablar con él.
Sus ojos se mantuvieron vacíos y apagados, tomo el cuchillo, acercó la tabla de cortar y empezó. Se miro su mano derecha, sus uñas aún estaban vendadas, esperando el momento para que volviera a crecer, el doctor le había recomendado cambiar los curitas cada día, pero, a decir verdad, Izuku no le había hecho caso, se había dejado ahí los curitas, nunca se las quitaba, era de mala higiene, pero cada vez se preocupaba mucho menos por sí mismo. Tras el primer corte, su madre por fin se dignó a hablar.
-Izuku... yo... quiero hablar contigo de algo – Mencionó débilmente. Midoriya se detuvo, estaba inquieto.
-¿Q-Qué es? – Preguntó.
No hizo nada, espero la respuesta de su madre, manteniendo la misma posición, pero por el rabillo de su ojo la vio teniendo problemas para sacar las palabras.
-¿M-Mamá? – La llamo con mucha inquietud, estaba preocupándose mucho.
-Soy una pésima madre... – Finalmente dijo. Izuku se tensó.
-¿Q-Qué?
-Soy la peor madre del mundo... – Su voz comenzó a quebrarse, pero lucho por mantener las lágrimas. – Yo soy muy débil, hijo, toda mi vida he sido débil, sumisa a la voluntad de otros, mis padres fueron distantes de mi y yo nunca supe como acércame a otras personas, por eso me molestaban mucho, nunca tuve amigos... y esa fue mi vida durante años, hasta que conocí a tu padre, nunca había experimentado el amor y fue el único que me mostro amabilidad genuina. Trate de aferrarme a él y de esa desesperación por mantener cerca a la única persona que aparentemente me quiso, naciste tú, Izuku – Explicó.
El peliverde estaba helado, su madre solo temblaba. Un escalofrío bajaba y subía de su espalda sin control.
-Yo forcé a tu padre a cosas que él no quería, por esa razón fue que me engaño con otra, yo lo odiaba tanto que si lo hubiera tenido en frente en aquel entonces... yo... seguramente lo hubiera matado, pero... no quiero cometer el mismo error contigo, porque tú eres mi mundo, hijo. Sé que yo rompí tu sueño de ser héroe, sé que nunca te alenté y es por eso que nunca quise que estuvieras en un trabajo donde pudieras perder tu vida, me aterraba la idea de que me arrebataran lo único que me hacía querer seguir levantándome por las mañanas – De la pura ansiedad Izuku comenzó a cortar la cebolla con frenesí.
-He sido muy débil, no he sabido acercarme a ti, y yo... quiero convertirme en una buena madre para ti, no quiero que me odies. Eres mi todo, y solo he hecho más que lastimarte, dejarte solo, no estar para ti cuando más me necesitabas, y yo... sé que a ti también te cuesta acercarte mucho a las personas, sacaste eso de mi...
-(¡Cállate! ¡por favor, no sigas!) – Suplico en su mente, sin querer, se corto su dedo, era una herida algo grande, lo que lo hizo detenerse. No obstante, no emitió un sonido por el dolor.
-Soy tan débil... soy patética, y siempre pasa en mi cabeza que, si otra mujer te hubiera parido, hubieras sido feliz – Esta vez ya no pudo detener sus amargas lágrimas.
-(¡No digas eso! ¡Tú eres la única que no me ha abandonado! Sé que me quieres, no sé porque, soy yo el que debería disculparse por ser una mierda de hijo) – Quería gritarle esas palabras, per sencillamente no podían salir de su garganta, estaba petrificado.
-Me lo han dicho durante años en el hospital, pero soy una terca, y quise aferrarme a que quizá tu padre volviera o algo bueno por fin nos ayudase, pero... cuando casi te pierdo... cuando tú casi mueres aplastado en ese incidente por culpa de mi debilidad, porque supe que Katsuki te lastimo más y en lugar de ir a mí, decidiste ir por tu cuenta, porque yo solo te traía más infelicidad, por fin acepte que nadie va a ayudarnos...
Eran tan parecidos, madre e hijo, ilusos en por fin hallar la felicidad, aferrándose a una fantasiosa y maravillosa realidad en la que supuestamente todo iría mejor, y el peso de la verdad les caía más que una montaña.
-Me di cuenta... de que solo he huido, me he cerrado, nunca quise afrontar mis problemas, cuando me molestaban en la escuela nunca dije nada a los profesores, cuando casi me suicido tras graduarme ni siquiera les escribí nada a mis padres solo quería desaparecer de este mundo cruel, cuando tu padre nos abandono cerré mi corazón hasta el punto en que eso afecto mi salud, obligándote a estar más tiempo solo... tengo muchísimo miedo, Izuku, tengo miedo a que te alejes de mí, a que me odies por no haber dado la talla, sé que solo soy una mala madre... soy un asco de persona y... no sé lo que es realmente amar a alguien
-(¡Deja de decir esas cosas! ¡Solo cállate! ¡Por lo que más quieras cuerpo... muévete!) – Quería abrazarla y llorar a su lado, quería decirle que el patético era él, que podían salir juntos de estos momentos tan difíciles. Era inútil, su cuerpo no obedecía, podía ver su sangre mostrando su resplandeciente rojo, ni siquiera había soltado el cuchillo del miedo.
¿A qué le tenía miedo?
-No puedo amar a otros, si antes no me amo a mi misma, eso me lo dijeron bastante en el hospital, me recomendaron ir a un psiquiatra a estar en completo tratamiento y... yo... acepte – El corazón de Izuku se detuvo.
¿Lo iba a abandonar?
-Por una vez en mi vida, no solo veo por ti, sino que, para poder ser una buena madre, debo velar también por mi misma, tengo tantos problemas acumulados a los que simplemente trate de ignorar para no enfrentarlos, pero hacer eso me ha llenado de cicatrices de las cuales... no estoy seguro poder sanar.
La mente de Izuku iba a mil por hora, un terror como nunca antes había sentido antes lo inundo. Su madre... la cual había estado junto a él toda su vida... le iba a abandonar. No quería eso, no podía pensar en eso, todos en su vida siempre lo dejaban solo, su padre se largó, sus sueños fueron pisoteados, las personas lo evitaban, era un completo rarito al que nadie nunca amaría... la única persona que podría contradecir eso... era su madre, ella no lo había abandonado, pero ahora... iba a quedar completamente solo, no quería eso, nunca había sido muy dependiente de su madre, pero se negaba rotundamente a que lo dejará.
-Mierda... ni siquiera... soy capaz de mirarte a los ojos cuando te digo algo así de importante, porque sé que si te miro ahora... me voy a arrepentir y ya no puedo echarme para atrás, ya no más – Un brillo destello en su mirada, coraje. La única vez que podría mirar eso y el peliverde lo desconocía completamente, estaba ahogándose en sus desesperados pensamientos.
Ya no soportaba más puñaladas a su corazón, ya no podía con el dolor, la primera vez que Bakugo lo golpeo solo aguanto un golpe antes de hacerse bolita y ser la burla de todos, cuando trataba de tener coraje solo era ridiculizado y hecho de menos, odiaba tanto eso, odiaba tanto que las personas fueran así, nunca nadie le tendió la mano, solo se aferro en que si alguna vez se convirtiera en héroe, todo este dolor desaparecería, las personas dejarían de tratarlo como mierda, la sociedad por fin lo vería por quien es...
El problema... era que Izuku nunca había sido nadie y aspiraba a serlo. No obstante, era débil, no era un héroe, era un egoísta, era patético, estaba dolido profundamente en su corazón. Y ahora en esta situación... todos lo movían a donde ellos querían, él no tenía voluntad para oponerse, para luchar, se rendía apenas tiraban el primer golpe, y siempre que estaba solo podía ver lo patético que era.
Por eso siempre evito a su madre, para que no lo viera y lo odiara, algo en la mente de Izuku le decía que era solo una carga para ella, fue así con su padre, fue así con sus compañeros, fue así con sus profesores, toda su vida, solo fue un saco de carne que no servía de nada, que aspiraba a algo fuera de su alcance.
Izuku Midoriya odiaba desde lo más profundo de su ser eso, y fue por eso que comenzó a respirar con pesadez. No se dio cuenta que de su herida... comenzó a brotar un humo verde, era tenue, y no hacía ruido alguno.
La mente de Izuku cada vez se volvía más oscura, pensamientos cruzaban por su mente, deseos y ambiciones iban regresando a su mente. Recordaba la esclavitud, la indecisión, y la falta de coraje que lo había atormentado toda su vida. Recordaba la niña rubia que aquellos soldados querían matar. Recordaba a ese enorme bicho transparente y brillante. Recordaba... porque odiaba tanto al mundo. Porque solo buscaba herirlo, porque siempre... lo veían desde arriba y él solo podía mirar abajo.
-Yo... ya llamé a alguien que se encar... ¡Hijo! – Exclamó aterrada. Por primera vez, se ánimo a mirar a su hijo, lo que vio, hizo que todo su coraje se viniera abajo.
Izuku temblaba descontroladamente, se le veía tan tenso que sus venas se notaban con facilidad, él... también la miro y cuando miro esos ojos, supo que era la cosa más aterradora que había visto en toda su vida. El odio en sus ojos, la irá, el dolor mezclándose en un amargo e insaciable mar que lo engullía todo a su paso, un fuego infernal que no podía ser apagado.
Sus ojos brillaban con vigor, sus dientes se apretaban y su ceño se fruncía de la frustración. Por fin, sus emociones embotelladas por un largo tiempo salían a la luz, por primera vez en toda su vida, Inko Midoriya miraba cara a cara el verdadero rostro de su hijo, de cual estaba huyendo todo este tiempo. Para cuando se dio cuenta del humo verde, ya era tarde, lo había inhalado.
En ese momento por su cerebro una chispa recorrió todo su ser. Y en cuanto menos se percató, todo el lugar cambio, sintió la suave arena en sus pies, sintió un frío aíre recorrerle todo su cuerpo, por el rabillo del ojo vio una poderosa luz, pero lo que le hizo perder la cordura fue mirar el aspecto de su hijo.
Lleno de heridas, lleno de cortes, quemaduras, golpes, mugre, sangre, gusanos, su hijo era un cadáver putrefacto, un muerto en vida. Esas heridas eran incurables, eran intratables, eran parte de su hijo. ¿Acaso esto era... su auténtico ser? ¿Su alma?
En ese instante, Inko escucho la voz de su hijo, sonando en todas partes, por fin... escuchaba sus auténticos pensamientos.
¡SI NO ME QUIERES ENTONCES MUERETE! ¡SI SOLO SOY UNA CARGA ENTONCES LIBERATE DE MI! ¡MATAME O MATATE TÚ! ¡YA NO AGUANTO ESTAR SOLO! ¡YA NO AGUANTO SER CARGA DE NADIE! ¡LOS ODIO A TODOS! ¡ODIO ESTE MUNDO! ¡ME ODIO A MI MISMO! ¡TE ODIO A TI! ¡DEJA DE LASTIMARME! ¡DEJA DE HUIR DE MI! ¡DEJA DE AFERRATE A TU VIDA! ¡¿POR QUÉ MEJOR NO TOMAS UN CUCHILLO Y LO ENTIERRAS EN GARGANTA HASTA PINTAR TODO EL SUELO CON TU SANGRE?!
En ese momento, Inko regreso a su cocina, su mente... solo tenía algo en mente, la llama que antes ardía llena de esperanza, se habían apagado, y habían sido consumidas por el odio de su hijo, por su voluntad. Ella en ese momento, solo cumplió con el deseo de su hijo. Quizás así... sería libre por primera vez en su miserable existencia.
Cumplió con la orden que su hijo le había dado. Nunca aparto los ojos de su hijo, que patético tener que hacer lo que debiste hace mucho en tus últimos momentos.
Sin decir nada, Inko tomo otro de los cuchillos de la cocina, lo tomo con ambas manos, firme y se lo clavo en su garganta. Retrocedió unos pasos, y con una fuerza nunca pensó poseer en su vida, saco el cuchillo desparramando toda la sangre, bañando a su hijo, luego se volvió a clavar en la garganta con aún más fuerzas. Finalmente, retrocedió un paso y calló al suelo, tiñendo el lugar de rojo, cumpliendo la orden de su hijo. La coordenada que le había dado. Lo último que Inko miro fue el rostro de su hijo lleno de incredulidad por lo que había ocurrido.
Inko Midoriya toda su vida había sido sometida a la voluntad de otros y... en sus últimos momentos de vida... esto nunca cambio.
La oscuridad la envolvió y por fin dejo atrás este cruel mundo...
La mente de Izuku no procesaba lo que acaba de presenciar, su corazón latía tan rápido que parecía que iba a explotar, soltó el cuchillo, sus piernas perdieron fuerzas y cayó de trasero. Tenía la piel de gallina, escalofríos bajándole por toda la espalda, palideció, respirando entre cortadamente.
No entendió lo que había pasado, miro el cadáver sin vida de su madre, se miro las manos salpicadas de la sangre de su progenitora, por fin se dio cuenta del humo verde que salía de su herida abierta.
Grito con todas sus fuerzas, se dejo la garganta en ese grito lleno de desesperación y terror, no entendió que sucedía, porque su madre se había quitado su vida... luego de que... luego de que... le pidiera que se suicidará de la manera en que lo había hecho en sus pensamientos. Se miro la mano.
¡¿Por qué humo salía de su dedo?!
Esa pregunta llena de desesperación, no paraba de resonar en su mente, mientras observaba el cuerpo de su madre.
No paraba de temblar, sus lagrimas bajan libremente, se sujetaba la cabeza con horror, podía sentir su cara empapada de sangre, ahora podía sentir el humo verde saliendo de su dedo como si fuera una brisa, quería que por favor su madre se levantase, que todo esto fuera una pesadilla más y en cualquier momento despertaría en su cama a mitad de la noche con su madre viva.
Inmediatamente miro como el cuerpo de su madre comenzaba a hacer pequeños espasmos. Eso le hizo levantarse bruscamente y salir corriendo afuera.
-¡ALGUIEN POR FAVOR AYUDENME! ¡POR FAVOR! ¡¿ALGUIEN?! – Suplico llorando, al salir de su departamento tropezó lastimándose la cara. Se rompió la nariz. El humo ahora era mayor que sin quererlo, comenzó a abarcar todo el pasillo.
-¡¿Qué esta sucediendo?! – Dijo uno de los vecinos, el señor Miyuki, un hombre de más de cuarenta, calvo y alto.
Se quedo frío cuando miro a su vecino, cubierto de sangre, cubriéndose la cara mientras se hacía bolita en el suelo.
Tuvo miedo de acercarse.
-¡¿Qué son esos gritos?! – Pronto llegaron más vecinos y obtuvieron la misma reacción que el señor Miyuki.
-¿Midoriya-san... qué sucede? – Preguntó una de las vecinas temblando del miedo, profundamente perturbada.
-Mi... mi... ma... mamá... – Tartamudeo aun cubriéndose la cara por el dolor.
-¿Inko-san? – Preguntó el señor Miyuki. Él junto otros vecinos más ingresaron al departamento, rodeando al peliverde. Pronto los gritos del terror, las arcadas y las malas palabras se hicieran presentes.
-¡¿Qué le hiciste a tu madre?! – Exclamó el señor Miyuki cuando regreso, mirando con temor al adolescente.
-¡¿Qué ocurre con Inko-san?! – Preguntó una de las vecinas que no se atrevió a entrar al departamento.
-¡Tiene un cuchillo enterrado en la garganta! – Exclamó otro de los vecinos.
-¡Dios mío! – Todo era un caos.
-¡Acabo de llamar a la policía! – Anunció alguien.
-¡Te estoy hablando! ¡¿Qué le hiciste a tu madre?! – Volvió a exclamar el señor Miyuki, acercándose a Izuku, obligándolo a mirarlo.
Todos pudieron mirar su rostro arrugado del terror. Las miradas de repudio y miedo no se hicieron de esperar.
-¡Yo... yo... yo... no hice nada! – Tartamudeo.
Un golpe fue lo que recibió como respuesta.
-¡Maldito asesino! – Gritó asqueado mientras le propinaba una patada en el estómago.
-¡Maldito psicópata! – Se unió a la golpiza que el señor Miyuki le daba al peliverde.
-¡Estúpido loco!
-¡Monstruo!
-¡¿Cómo pudiste hacerle eso a tu propia madre?!
-¡Asesino!
Izuku podía sentir el desprecio, el odio, el enojo de todos sus vecinos. ¿Por qué lo golpeaban? Él salió para pedir ayuda, quería que alguien por favor lo salvara, le extendiese la mano, en lugar de eso, solo lo siguieron moliendo a golpes.
Sin mediar palabra, las alarmas contra incendios sonaron en todo el lugar.
-¡¿Ahora qué sucede?! – Una de las vecinas miro confundida. Fue en ese momento que se dio cuenta de algo. Había un tipo de humo verde.
-¿¡Oigan pueden ver e...!? – Su pregunta no se completo cuando sintieron una sensación extraña recorriéndoles todo el cuerpo. Inmediatamente ya no se encontraban en su edificio, incapaces de poder moverse.
Lo único que podían ver era a Izuku, su imagen había sido completamente alterada, era una visión extremadamente grotesca de ver. Los brillantes ojos verdes de Izuku por un momento parecieron las de un gigante.
Escucharon la voz del muchacho resonar en todos lados, como si fuera una especie de dios omnipresente.
¡¿POR QUÉ ME LÁSTIMAN?! ¡¿POR QUÉ ME ODIAN?! ¡¿POR QUÉ NADIE QUIERE AYUDARME?! ¡¿POR QUÉ ME RECHAZAN?! ¡LOS ODIO A TODOS! ¡QUIERO QUE MUERAN! ¡QUIERO QUE SE LANCEN DEL PUTO EDIFICIO Y QUE SUS SESOS MANCHEN LAS CALLES!
Regresando a la realidad, todos se detuvieron, dejaron de lloverle los golpes a Izuku. Las miradas de todos perdieron brillo, como si este se les fuera arrebatado, como si toda su vida hubiera sido succionada. Todos los presentes caminaron lentamente hacía el final del pasillo donde había una ventada. Este era el cuarto piso.
El señor Miyuki quien nuevamente encabezaba al grupo, abrió la ventana y sin decir nada saltó de ella, se lanzó de cabeza. Y uno tras otro, el resto de vecinos hicieron lo mismo. Los gritos de los transeúntes que presenciaron eso resonaron, el caos afuera fue inevitable. No quedaba mucho para que el sonido de las patrullas se hiciera de esperar.
Izuku solo podía permanecer en el suelo, se sentía débil, pero ya nadie le hacía daño, el mundo desapareció y para su incredulidad. Miro como al final de su pasillo se encontraba esa chica.
La rubia de aquel sueño, ella estaba llorando de rodillas, manchada en sangre, balbuceando incomprensibles palabras, eso, hasta que ella se percato de que algo no andaba bien.
Miro a su alrededor, confundida por no saber donde se encontraba. Luego, miro al frente, y ahí fue cuando miro a Izuku.
Por segunda vez, se vieron las caras, pero fue primera vez que se miraban a los ojos. Izuku miro esos pálidos ojos azules y ella miro sus ojos verdes. Ambos sin saberlo, tenían la misma mirada vacía y destrozada. Izuku noto como había unas prominentes marcas alrededor de los ojos y mejillas de la chica. Ella también noto el humo verde que alrededor del peliverde, el cual iba disipándose progresivamente.
-¿Quién... eres... tú? – Murmuro Izuku débilmente. Ella no respondió, en lugar de eso, solo se tambaleo, exhausta hasta caer desmayada.
El humo ya había desaparecido, con las pocas fuerzas Izuku intento acercarse a la chica, pero no pudo mover su cuerpo, solo su brazo respondió, intento alcanzarla estirando su brazo, pero algo más capto su atención, era el brazo donde antes se había cortado el dedo, la herida ya no estaba, no había cicatriz, se esfumo por completo.
La mente de Izuku trato de procesarlo, podía sentir nauseas, su calor corporal, solo podía sentir dolor en todo su cuerpo, presa de la golpiza. Sin embargo, ninguno de esos golpes fue tan grande como el que se llevo su mente cuando una revelación se apareció inminente ante él.
-(¿Tengo... quirk?) – Se preguntó incrédulo. Volvió a mirar a donde había estado esa niña rubia, desapareció, como si nunca hubiera estado ahí. Finalmente, el cansancio lo alcanzo, y todo regreso a ser oscuridad.
~0~0~0~
Hacía mucho frío dentro de la sala de interrogatorios. Solo con una mesa y una silla, ambas de metal, esposado para mantenerlo a raya. Izuku no luchaba por intentar liberarse, era una pérdida de tiempo, su mente ni siquiera pensaba en ello, estaba rememorando lo sucedido hace horas.
Se había quedado solo en el mundo, su madre ya no estaba. Su mente recordaba una y otra vez ese momento, el recuerdo era tan vivido que casi podía sentir la sangre de su madre salpicándole. Ahora tenía otra muda de ropa, dada por los policías.
Sin mover su cabeza, sus ojos viajaron hacía el frente, justo donde se encontraba una enorme ventana que no le permitía mirar al otro lado. Sabía que lo estaban observando, solo era cuestión de tiempo para que alguien entrara por la puerta que había al costado.
No había prisa para el peliverde, ¿para qué iba a tener prisa de que le preguntaran sobre la muerte de su madre? Se sentía fatal, ya no tenía a donde ir, seguramente lo dejarían en un orfanato donde los demás niños lo molestarían, nunca faltaba, siempre que intenta probar algo nuevo siempre lo repelían.
Era débil, tan patético y débil, odiaba serlo...
Se miro las manos, justo donde se había cortado, recordaba haberlo visto antes de desfallecer, ya no estaba la cortada, esto nunca le había pasado, acerco su rostro a sus manos y froto la nariz, la cual no estaba rota, se concentro en el resto de su cuerpo donde estaba seguro de que le habrían dejado moretones o algún hueso roto, pero nada, no había dolor. Todo había desaparecido, como si nunca hubiera pasado.
Se miro por el reflejo de la mesa, parecía que también la quemadura que Bakugo le había hecho se esfumo. Todo era completamente inexplicable en su mente.
Ese humo verde, eso salía de su cuerpo, cosa que nunca había pasado en toda su vida, se había cortado, herido, golpeado tantas veces y ni una sola vez algo como esto había pasado. Eso no era normal, al despertar pensó que era un sueño, una pesadilla demasiado real. Pero no, la realidad lo golpeaba y cada vez que lo pensaba, la realidad se hacía más confusa.
Esa chica rubia, la había vuelto a ver, y ella también lo miro. No entendía nada, ¿qué era real y qué no? Honestamente dudaba si su mente le mostraba cosas que no existían. Sería un agregado más a su lista de defectos, una estúpida esquizofrenia.
No obstante, si tenía claro algo: Quería saber más de este "quirk".
Ese humo le hacía sentir poderoso, lo sintió, recordaba claramente eso, cuando su madre y sus vecinos lo inhalaron se sintió poderoso, furioso, invencible. Era como si... el pequeño y tonto niño al que no podía tener un solo día sin un ataque de ansiedad tuviera rienda suelta a dejar salir sus verdaderos colores hasta consumirlo todo.
Era claro, ese pensamiento... esa orden, le dijo a su madre que se clavara el cuchillo y así lo hizo, cuando los vecinos lo estaban golpeando les ordeno que se tiraran del edificio y así lo hicieron. Había sido sometidos a su voluntad, todo paso tal y como lo pidió.
Un escalofrío bajo por su espalda. Esa rubia también tenía algo que ver. Cerro los ojos, algo más cruzaba por su mente, un recuerdo extremadamente borroso, todo era rojo, cálido, pero eso era todo lo que podía reconocer, de solo hacer el esfuerzo un dolor de cabeza lo inundo, consternado, decidió dejarlo para más al rato, pues justo en ese momento, un policía entro a la habitación.
Era alto, cabello negro, vestido como oficinista con su placa en su pecho, lucía amable, solo le basto mirar a su cintura para ver el arma colgando. Claro, sí el hombre quisiera solo es cuestión de apuntarle a la cabeza y apretar el gatillo. Él tenia el control de la situación incluso antes de pronunciar sus primeras palabras.
-Hola, mi nombre es Naomasa Tsukauchi – Se presentó sonando amable, llevaba unos papeles en la mano.
No respondió, solo se le quedo mirando. No podía imaginar lo mal que se veía como para que al hombre le costara más mirarlo sin lucir incomodo.
-Lamento tu perdida, Midoriya-san – Se disculpó acercándose.
Solo asintió.
-Gracias... supongo... – Susurro con su voz rasposa.
El hombre suspiro, sin duda, no tenía mucha idea de como abordar el tema.
-Muy bien, quiero que por favor me cuentes tu versión de todo lo ocurrido – Pidió mientras abría los papeles. – También te haré algunas preguntas que te pido que respondas con toda la honestidad del mundo – Izuku solo asintió.
-Primero que nada, empezaré con las preguntas: ¿Qué hacías con tu madre antes de que se suicidara?
-Íbamos a preparar la cena
-¿Dijo algo durante todo eso?
-Nada, solo empezamos a trabajar en silencio, hasta que ella se disculpó conmigo y...
-Esta bien, no tienes que terminar esa oración, lo entiendo
-Tu madre contaba con un largo expediente de visitas al médico por problemas de salud, ¿no es así?
-Sí, iba tres veces por semana para su revisión médica
-¿Sabes si tu madre contaba con alguna enfermedad mental?
-Estaba... deprimida...
-¿Y esos días su condición lo denotaba mucho?
-No lo sé, casi siempre estoy encerrado en mi cuarto
Hubo silencio tras eso. Izuku no miraba al policía, sabía que su mirada podía traicionarlo, lo delataría del crimen que estaba cometiendo, mentirle a un policía. Sin embargo, si contaba con algún quirk para detectar las mentiras estaría acabado.
No lo iban a encarcelar, cuando lo pensaba mejor, la sola idea de estar aprisionado ahí le daba muchas nauseas, sin contar todo lo que podrían hacer ahí, odiaba ser lastimado, odiaba ser débil y ahí solo lo matarían...
Antes... la idea de morir no sonaba mal, sería una forma en la que podría por fin escapar de todo el dolor, pero... ahora que sabía que tenía un quirk, no podía permitirse estar aprisionado, no importaba la culpa que se arremolinaba en su corazón, no importaba el miedo a lo desconocido, no importaba que no supiera absolutamente nada. Quería saber más de su "quirk", quería conocerlo todo, ¿por qué apenas se había manifestado? ¿qué relación había con esa chica? ¿ese sueño podría ser verdad?
Necesitaba conocer todo eso. Toda su vida, esperando el momento en que su poder se manifestase, que la bajísima probabilidad de obtener un quirk se hiciera realidad, todo su sufrimiento siempre abarcaba ser diferente a todos los demás.
Odiaba no tener peculiaridad, lo odiaba, pensaba que era la causa de todo el dolor en su miserable vida, y ahora... su deseó finalmente se cumplió. Este poder era lo único que le quedaba...
Le interrogatorio siguió, termino de contestar el resto de preguntas. Contó su versión, tuvo que ir mintiendo entre medias, para la parte de los vecinos fue que salió a pedir ayuda, pero se desmayó antes de que pudiera ver que alguien saliera. Finalmente, el hombre dijo que eso era todo por ahora y se retiró dejando solo a Izuku nuevamente.
Estaba cansado, muy cansado, en su mente no paraba de repetirse todo lo que ocurrió. La mirada que su madre le dio por una última vez sería algo que nunca abandonaría su mente jamás.
~0~0~0~
No tenían donde llevarlo, no podía regresar a su departamento. Su madre no tenía familiares conocidos, su padre estaba con su familia feliz en estados unidos. Era evidente que sospechaban algo, pero Izuku no podía hacer mucho al respecto.
Lo dejaron quedarse en una de las celdas de la comisaría. La tenía para él solo, ahí lo habían puesto a esperar hasta que supieran como proceder y salieran más datos de la investigación.
Izuku tenía miedo, ya no había vuelta atrás, ya había mentido, si ese humo verde dejaba un rastro, podrían sospechar más de él. Estaba tan nervioso que no paraba de temblar. No tenía su celular ni nada para distraerse.
Solo estaba aquí en la oscura celda, el resto de encarcelados no decían nada, tenía frío. Se abrazo a sí mismo intentando mantener el calor. Tenía los ojos irritados, quien sabe cuantas lágrimas había derramado hoy.
Recostado en la cama de la celda los pensamientos iban y regresaban, los recuerdos no abandonarían su mente nunca. Pensó en lo que su madre le dijo... ella... quería mejorar, quería ser alguien para él, ahora estaba muerta.
¿Cuándo fue la última vez que abrazo a su madre?
Serían años.
Entre más la recordaba más podía verse reflejado en ella. Ambos eran débiles, ambos eran lastimados... la diferencia era que a su madre ya no la lastimarían más.
Todo gracias a su tonto hijo.
Otro dolor de cabeza, intento cubrirse la cabeza con la almohada de la cama. No funcionaba, cerro los ojos con fuerza, otra vez las lagrimas iban bajando por sus mejillas.
Llorar había sido todo lo que había podido hacer en toda su vida, como odiaba eso.
Volvió a abrir los ojos, consternado, dejo de presionar contra su cabeza, miro al techo y extendió su mano.
Era la misma mano en la que se había cortado, se le quedo mirando unos segundos, sabía que era peligroso y tonto, que no era el momento adecuado, pero quería volver a ver ese humo.
Acercó su dedo índice a la boca y mordió con fuerza para hacerlo sangrar. Cuando saboreo el cobre de su sangre, recuerdos lo golpearon con una chispa que recorrió todo su cerebro.
¡Cuidado!
¡Maldito villano!
¡Quédate quieto!
¡Deja de destruirlo todo!
¡A tu derecha, Gran Orca!
¡Bastado!
¡No logro anular su quirk!
¡¿Qué diablos es esa cosa?!
¡Retrocedan!
¡Inmovilícenlo!
¡Monstruo!
¡Que el bastado no pueda dar un solo paso!
¡YA ESTOY AQUÍ!
Los gritos, los llantos, la desesperación, la destrucción, el fuego, los héroes, los helicópteros... sus rugidos.
La ciudad destruida, el fuego expandiéndose, los héroes yendo de un lado a otro intentando detenerlo, los rugidos, los cadáveres a los que aplastaba. Todo hasta que él llego...
All Might llegó, luego todo se volvió oscuro.
Ante esa visión tan aterradora... ante esta nueva revelación que le hizo tener la piel de gallina y la sangre helada murmuro sin aliento.
-Yo soy titan... – Sus ojos brillaron en la oscuridad mirando directamente su dedo ensangrentado, de su herida salía una pequeña dosis de humo verde. Izuku se llevo el dedo a la boca.
El mareo lo golpeo, su cabeza dio muchas vueltas, pero con su poca lucidez saco su dedo de su boca y comprobó que su herida se iba curando con rapidez, su sangre se evaporaba, el dolor iba desapareciendo y humo dejo de salir de su cuerpo, no quedando ningún rastro del mismo.
-Abuela...
Escucho la voz de una chica, estaba cerca, no reconocía su voz, pero la sentía familiar, llena de tristeza y dolor, eso fue lo último que escucho antes de caer desmayado.
~0~
Yepa
¿Qué tal gente? ¿Qué les pareció este nuevo cap?
Como ya dije en la parte anterior, esto iba a ser todo el primer capítulo de corrido, pero esa vez venía con algo de prisa, y mejor lo acabé donde vieron, pero, en fin.
Les tengo que avisar de antemano que los poderes que Deku tiene es una variante del poder del fundador, que ya el mismo personaje irá analizando en los siguientes capítulos, para que no me venga el shingekitard cringelord a mamarme con los poderes del fundador. Con eso claro, solo les pido paciencia para ir desarrollando la historia.
Otra cosa, espero también les guste la nueva portada la cual fue comisionada a mi bb @marcustine :3
En fin, eso sería todo por ahora, el siguiente cap, espero pueda salir este mes y seguramente será más largo que este, en cuanto a mis otros lectores de mis otras historias, lo siguiente que actualizo es el albino callejero.
Sin más, se despide Dark-Mask-Uzumaki.
Bye.
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