No se sabe exactamente la hora que era ni tampoco el lugar donde estaba, ¿Cómo era posible que no recordara su noche? Por el bulto que se removía a un lado suyo se imaginó toda la situación. Estaba Jodido, literal.

No recordaba haber tenido sexo con el otro hombre, ni siquiera recordaba como llegaron a ese lugar, trató de levantarse pero al hacerlo un fuerte dolor se produjo en el trasero, una clara señal de que estaría casi imposibilitado para caminar. Odiaba todo aquello, pero se odiaba más a si mismo por ser tan tonto y caer rápidamente en la cama de alguien.

Con todo y dolor empezó a buscar la ropa tirada al rededor de la habitación, le ardía horrible y ni hablar de cuando se trataba de agachar. Comenzó a vestirse con una camisa de botones de JungKook y con su anterior pantalón, la ropa interior estaba descartada porque estaba rota.

Ni siquiera pasó por su mente el pensamiento de decirle algo a su compañero de cama, suspiró frustrado por el error más grande que pudo haber cometido. Su madre lo mataría si se enteraba de su desliz y Jin lo encerraría por todos unos cuarenta años. Antes de irse recordó buscar algo que le indicara que se protegieron, a un lado de la cama, en en piso reposaba un condón atado, eso lo tranquilizó, dando así paso a la huida. 

Ahora mismo no quería un hijo en su vientre. 

Al parecer no había salido el sol ya que la fiesta continuaba su curso como si recién empezara. Continuó con su camino hasta llegar a la salida y parar a algún taxi que lo llevara.

Al llegar a su casa —la que compartía con Jin— fue todo un desastre. Jin estaba malhumorado y no por su llegada tarde sino por interrumpir la sesión de juegos previos en el sofá de la sala, tampoco es que a TaeHyung le agradara verle el pito a su cuñado, sin embargo ahora tenía de que burlarse. 

Gracias a los dioses la sala estaba oscura con solo la poca iluminación del televisor que aún seguía reproduciendo Bob Esponja, Jin no notó el caminado extraño de TaeHyung. Avanzó con un poco de rapidez hacia su habitación privada para poder descansar, ya mañana se prepararía para lo que fuera que viniera. 

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Un fuerte dolor de cabeza se instaló en la parte trasera de su cabeza, el aliento era parecido al olor que destilaban los perros cuando estaban muertos y la garganta le ardía por lo seco que se sentía. 
Ni siquiera podía levantarse bien.

Esa cruda era la primera y esperaba que la última. En cuanto se pudo poner de pie vio estrellas y un ruido chirriante se instaló en sus oídos.

Rogaba para se le pasara rápidamente con alguna pastilla que su hermano le ofreciera. Sin embargo lo primero que recibió al poner un pie fuera de la cama era un grito de su hermano Jin avisando que el desayuno estaba listo. 

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Ese día tocaba clases y por mucho que la cabeza le girara tenía que asistir, TaeHyung no se consideraba alguien irresponsable, quizás un poco vago cuando no tenía ganas de nada pero siempre cumplía cada orden con responsabilidad.

Para su mala suerte NamJoon ya estaba ahí, esperando por su persona, seguro buscaba una explicación de su desaparición y claramente no le diría que había escapado por culpa del show de su queridísimo Bogum y su amor platónico Jimin. Además no tenía el ánimo ni las ganas de hablar, se sentía agotado y adolorido. No podía sacarse de la cabeza los recuerdos que lo atacaban, sabía que se había equivocado pero lo hecho, hecho estaba y eso no podía cambiarse. 

—¿Por qué te fuiste?—Dijo NamJoon poniendo sus libros en una mesa cercana.—Estuve  preocupado toda la noche pensando en ti. 

—¡Que romántico!—Exclamó TaeHyung haciéndole cara a Nam.

—No de esa forma, cariño. Ni en tus mejores sueños.—NamJoon tomó asiento, tirando a TaeHyung antes de que llegara primero.—Llegaste bien a casa?

Tae asintió meneando la cabeza.—Llegué bien pero me encontré con un chiste terrible. 

—A ver. Cuéntalo.

—El pito de YoonGi...—TaeHyung empezó a carcajearse a lo que NamJoon cubrió su rostro con su libro de anatomía.

—Raro.—alcanzó a murmurar. 

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Cortito.