[Diagnóstico de angustia]

—Lamento los inconvenientes que les causé—las manos le tiemblan mientras acomoda el recién abierto expediente clínico del rubio—no creí que llegara a tanto—

—¿A tanto, dices? ¡Estoy preñado! ¿Cómo putas pasó?—reclama

Izuku mira a su compañero, "yo puedo decírtelo"
Katsuki chasquea la lengua y mira hacia cualquier lado de ese pulcro consultorio tratando de disimular el rojo de sus mejillas al recodar los posibles escenarios donde pudieron haber concebido a ese mocoso.

—Bueno...—empieza, nerviosa por la agresividad de Katsuki—. Trabajo en la clínica de fertilidad por una razón. Mi don permite esta adaptación temporal del cuerpo, ajustando los órganos reproductores a las necesidades del paciente, con el fin de procrear hijos biológicos en parejas del mismo sexo—

—Dijiste que se iría en unos días—

—Si no se usaba. El objetivo del don es lograr concebir, mientras la pareja siga intentando permanecerá activo. Y al parecer, ustedes le dieron bastante uso—dice eso último en voz baja, acomodándose las gafas que se resbalaban por el puente de su nariz, ocultando su enrojecido rostro—lo que resultó en éxito es decir, un embarazo. Aunque no fuera intencional. No creí que tuviera una pareja y una vida sexual tan activa. Fue error mío por asumir y no dar las advertencias requeridas en este tipo de casos—suspira y revisa de nuevo las hojas del historial clínico—asumo la responsabilidad. Y si desean interrumpir el embarazo me haré cargo del proceso y el acompañamiento psicológico—declara

El aire parece más frío. El silencio es ensordecedor y la luz blanca sobre sus cabezas no ayuda. Izuku mira de reojo a su esposo. No era algo que pudieran decidir a la ligera. Si bien el bebé no fue planeado y fue parte de un descuido no significa que no le hiciera ilusión la idea de vivir el proceso del embarazo y próximamente la paternidad, aunque no es algo que pueda decidir solo y por impulso.

—Dame un día para pensarlo—responde Katsuki, sin tener claro lo que quiere hacer. No era sencillo tomar una decisión de ese tipo. Se relaja un epoco cuando siente la mano de su esposo acunar la suya, brindándole confianza y algo de consuelo. La sonrisa gentil que regala le hace saber que lo apoyaba, decidiera tenerlo o no.

[•°•°•°•]

—¿Kacchan?—llama suave a la puerta de la habitación. Katsuki había pedido tiempo a solas para meditarlo y poner orden a sus propios sentimientos sobre la aplastante noticia de su embarazo—. Llevas mucho tiempo ahí, cariño. ¿Me permites pasar?—angustiado por el inquietante silencio decide preguntar. Esto le sabe a deja'vu.
Suspira al no tener respuesta, y está a punto de irse cuando el seguro de la puerta suena y esta se abre con dolorosa lentitud.

Entra y al toparse de frente con los impasibles ojos rojos siente una mezcla de alivio y contradictoria desesperación. Hala de él para abrazarlo, para darle refugio, para dejarlo soltar sus penas sobre su pecho.
Katsuki no se resiste. Agradece que lo haga, sentía que se iba a derrumbar.

La mano aspera y gentil acaricia su espalda.

—Tienes razones para estar asustado. Lo comprendo, Kacchan. Y quiero que sepas que lo resolveremos juntos, no te juzgaré ni obligaré a nada. Si no es el momento, simplemente no es el momento—lo aparta suave para verlo a la cara. Sonríe; llevándose con caricias las lágrimas que empapan sus mejillas. Besa su frente con un amor casi devoto que hace a Katsuki querer llorar con más fuerza.

–¿Por qué pareces tan tranquilo?—reprocha, liberando su frustración—. Solo me estás tomando en cuenta a mí, ¿y tú? No has dicho nada. Te escudas en esa estúpida sonrisa—

La respuesta le sorprende. Lo piensa. Y era verdad, no quería decirle lo que pensaba, no quería afectar la decisión que tomara al final, pero lo que Katsuki estaba exigiendo en este momento no era solo apoyo, era sinceridad.
Toma aire y lo suelta de forma lenta. Sujeta ambas manos entre las suyas—Sé que jamás tocamos el tema de tener una familia. Sé que puede ser shockeante y aterrador. Pero quiero que sepas que estoy aquí, que no estás solo. Y sobretodo que no me desagrada la idea de tener un bebé contigo—la declaración hace que a Katsuki le regrese el alma al cuerpo, que sus mejillas se enrojezcan y sus ojos se inunden, tiene que pasar saliva para tratar de deshacer el nudo de emociones que le obstruye la garganta—. Te amo. Te he amado toda mi vida y lo haré hasta el día que muera. No hay nadie con quien quiera formar una familia demás de ti. Y claro que pensaba planteartelo más adelante. Aunque dada nuestra situación lo más viable era la adopción... el que se presente esto, lejos de ser un percance, quiero tomarlo como un regalo de la vida para dos personas que se aman, que han construido una vida juntos, que tienen la plenitud, el amor y la solvencia para criar a un niño. Y  sobretodo, que merecen vivir una experiencia tan hermosa como lo es un embarazo—lleva ambas manos a sus labios , besa el dorso, un beso gentil y prolongado. El agarre es más firme, transmite confianza; fortaleza—. Aún así, el que llevará la mayor carga eres tú, tanto física como emocional. Es por eso que no quiero que hagas algo para lo que no te sientes preparado o que te genere algún tipo de malestar—aclara firme y sincero.

Katsuki evita la mirada. Se muerde el labio, ansioso. Se siente acalorado por la intensa mirada glauca.
Una caricia en la mejilla lo obliga a verle–¿Qué hay sobre nuestros trabajos? Es peligroso, podríamos no volver... y... no quiero dejar a ningún niño desamparado... o con poca atención...—Sabía lo que era crecer con padres que vivían en el trabajo.

—La delincuencia no es tan alta como en aquellos años. Y podemos ajustar los horarios para turnarnos. Te prometo que en ese aspecto será el niño más amado y protegido del mundo. Seremos padres presentes en todas las etapas. Y créeme, nadie se atreverá a molestarlo, o me pondré rudo—promete y deja un dulce beso sobre sus labios.

Katsuki ríe, por fin, liberando estrés. Observa con idolatría a ese hombre de ojos glaucos que es para él la vida entera, lo bueno y lo malo. Observa el amor con el que lo mira, la gentileza y calidez con la que lo sostiene. La seguridad que le transmite, y la facilidad con la que le da calma en momentos de angustia.
Oh, sí, suena maravilloso formar una familia con él; llevar un hijo de él.
Su corazón se hincha de orgullo, de amor y de tranquilidad. No pudo elegir a nadie mejor, no pudo darle un mejor padre a su futuro bebé.

Pasa los brazos alrededor del cuello del pecoso y le roba un beso, uno largo, lento y apasionado, lleno de gratitud; tomándolo por sorpresa. Izuku toma esto como respuesta afirmativa y no puede estar más feliz, lo sostiene de la cintura y lo levanta con facilidad, haciéndolo girar, provocando la risa del rubio. Su mirada transmite los miles de "te amo" que no hace falta decir —No puedo esperar para tenerlo en mis brazos–declara con una sonrisa boba, soñadora y llena de añoranza por conocer a su bebé; que seguramente será el ser más puro y perfecto que pudiera conocer jamás.









Whaaaaaaa, va a ser un reto, espero no cagarla <3

♥️C les ama✨️ y muchas gracias a los que votan y comentan, son lo mejor de la vida, la verdad ♥️✨️

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