Capítulo dos

 A la mañana siguiente había llegado una invitación a nuestra casa de parte de la empresa, en la cual trabajo, para hacer una celebración del gran progreso que ha obtenido la compañía durante este año.

Leí con atención aquella invitación y al finalizarlo le comuniqué a mi consorte, este se había puesto ansioso y feliz, ya que vería nuevamente a su mejor amigo - y único - Jimin, el cual estaba comprometido con uno de mis colegas.

Aún recuerdo con gracia los celos que sentí al ver que este era muy pegado a mi Jungkook e incluso llegué a pedirle a mi bonito esposo que se alejara de él, pero mi Jungkookie me dejó en claro que Park estaba más que enamorado de mi compañero de trabajo y no tenía de qué preocuparme.

Ya era media mañana y los papeleos que tengo en mi despacho me han dejado agotado.

Me quedé mirando a un punto fijo de la habitación y luego de unos minutos en mi mente pasó una recopilación de los ojos de Jungkook y de la forma tan dolorosa en la que me observa cada mañana antes de ir al trabajo.

Él sabía que todas mis llegadas de madrugada a veces no eran por el trabajo.

La culpa hizo acto de presencia con tan solo pensar en todo el sufrimiento que pasó por mi culpa y a pesar de todo lo que le hice padecer, él aún me sigue mirando como si fuera lo mejor que le pudo haber pasado en su hermosa vida.

Le he roto el corazón más de una vez

Me perdona, siempre se rinde a mis pies

Esa es su filosofía, amarme sin medida

Su amor es sordo y ciego.

Sacudí la cabeza al ver que me perdía nuevamente en mis pensamientos.

Me levanté e inconscientemente me dirigí hacia la puerta de la cocina donde se encontraba un Jungkook muy concentrado en preparar- seguramente - un delicioso almuerzo.

Lo observé desde mi lugar. No podía creer que un ser humano tan precioso, alegre, bondadoso y puro, se haya fijado en un pedazo de mierda como yo.

No me contuve. Me acerqué silenciosamente a Jungkook y tomé entre mis brazos a aquella pequeña cintura.

Él dio un brinco.

— Tienes que avisar cuando llegas. Me espantaste— dijo con una pequeña sonrisa avecinándose— un día me matarás del susto.

— No seas tan dramático, cielo. A parte si mueres tendrás que esperarme, ya que no sabría como vivir sin tu presencia.— lo último lo dije con una pizca de diversión aunque sea verdad.

— Idiota.

Ambos reímos.

— Te amo, cielo— susurré en su oído, para luego dejar en su garganta un largo camino de húmedos besos de manera lenta, mientras que escuchaba como ronroneaba por tal acción.

Su cuerpo se adjuntaba cada vez más a mi anatomía, dejando que mi creciente erección chocara con su trasero creando una deliciosa sensación.

— Tengo que terminar de cocinar— dijo en un suspiro tembloroso.

— Pediremos pizza, después— contesté mientras metía mi mano bajo su camiseta, mi cuerpo se comenzaba a calentar con tan solo tocar esa suave y nívea piel, que seguramente llenaré de marcas.

Se dio vuelta, posando en el acto sus brazos alrededor de mi cuello.

— Vale, pero que sea rápido— murmuró en mis labios.

— No, cielo. Me tomaré mi tiempo para degustar cada parte de ti.

Me sentí correcto.

No pude evitar sonreír al ver a mi consorte acostado en mi pecho y dibujando líneas imaginarias en él.

Sentía que mi corazón quería salir de mi pecho con solo ver la hermosa imagen que me otorgaba Jungkook.

Observarlo con su cabello despeinado, sus mejillas colorada, con esos labios rojos por mis besos, desnudo sobre mi cuerpo y con su blanquecina piel manchada por las marcas que dejé en él. Jeon Jungkook fue lo mejor que me pudo pasar.

— ¿Quieres comer?— le pregunté, ya que vagamente recordé que no habíamos almorzado aún.

— Me has dejado tan agotado que he olvidado que hace un momento tenía hambre— habló haciendo que brotara una risa ronca desde mi pecho.

— De toda forma llamaré a la pizzería, no puedes estar sin comer.

Besé su mejilla y con un gran pesar tuve que levantarlo de mi torso, para luego tomar mi teléfono y hacer el pedido.

En el momento que tomaban mi orden, vi como Jungkook tomaba algunas prendas y una toalla, yéndose en dirección al baño.

Corté rápido la llamada y así poder seguir los pasos de mi esposo.

Mi mente se quedó en blanco al ver como aquellas gotas recorrían toda su preciosa anatomía.

— ¿Te quedarás parado o vendrás a hacerme compañía?— me dijo en un tono tan bajo, pero al mismo tiempo potente, haciendo que mi piel se erizara.

Sin pensarlo dos veces me metí a la ducha.

Pasaron semanas hasta que llegó el día de la fiesta que nos otorgaba la empresa.

Mi hermoso esposo tenía un traje rojo que se amoldaba perfectamente a su anatomía. Marcando específicamente su pequeña cintura – que volvía loca a cualquier persona que lo observara -, y sus piernas que se cargaban esos muslos, que hacía delirar a cualquier mortal.

Cuando llegamos lo tomé de la cintura y nos dirigimos dentro del salón.

Había notado que la mayoría de las miradas estaban posadas en mi consorte por ese motivo lo apegue más a mí.

Pero al ver a algunos de mis colegas y otros superiores me iba a dirigir a ellos, pero antes le pedí a mi esposo si podría ir a buscar algo para tomar y que luego vaya a donde me encontraba, él solo asintió con la cabeza y se fue.

En el momento que salude a todos ellos empezamos a hablar de temas importantes de la empresa.

Miré mi reloj y vi que había pasado una hora y media sin saber de mi esposo ya que no apareció desde que le dije que trajera algunas bebidas.

Seguramente se encontró con su amigo.

Dejé de preocuparme y seguí hablando.

Pasó tres horas y Jungkook sin aparecer. No dude en ir a buscarlo.

Me despedí rápidamente, pero sin dejar de lado la educación.

Comencé a mirar para todos lados y al visualizarlo me encontré con una imagen que no fue de mi agrado.

Se encontraba junto a un chico desconocido riendo sin parar. Me dirige velozmente hacia ellos.

— Mi cielo— exclamé y sujeté fuerte su cintura desde atrás.

— Amor— dijo Jungkook y luego le sonrió al extraño, después lo señaló al desconocido— Él es mi nuevo amigo.

— Kim Taehyung, estoy hace tres años en la empresa. Un gusto— habló y me tendió la mano. La estreché fuerte y luego le sonreí con falsedad.

— Kim Seokjin, tu superior notablemente— le regalé media sonrisa. El ambiente se había tornado tenso mientras nosotros nos desafiabamos con la mirada.

— Amor— habló mi consorte. Los ojos de Kim y los míos se dirigieron a Jungkook, esté al ver eso se sonrojo— L-Lo siento, no te lleve nada para que bebieras.

— No pasa nada, cielo — lo tomé de su brazo.— Es hora de irnos.

— Espera— dijo mi esposo y se dirigió con una sonrisa a su nuevo "amigo".— Deme su número así no perdemos contacto y un día te presentaré a Jimin, es mi otro amigo, es muy amable, se llevarán bien.

Hablaba como un niño entusiasmado.

Sé que Jungkook tenía la intención de ser su amigo, pero ese sujeto quería ser algo más, me daba cuenta con tan sólo ver la forma en que lo observaba.

— Está bien— en el momento que Jungkook anotaba el número él se lo quedó viendo.

Apreté furmetemente mis piños, intentando tranquilizarme y no golpear a aquel idiota porla manera que le sonría y como brillaban sus ojos al posarse en mi consorte. Aunque no lo culpaba del todo, ya que cualquiera se enamora de él con tan sólo una mirada.

— Okey, ya intercambiaron números. Nos vamos.

—Adiós Tae.

— Nos vemos, lindura.

Jungkook no emitió palabra alguna hasta que llegamos al estacionamiento.

— Es muy agradable— apenas terminó de hablar supe a quien se refería.

— No me agrada del todo. Ten cuidado al momento de acercarte a él.

— Es respetuoso, amable y gracioso.

— No sabes como realmente es. No quiero verte junto a él.

—¿Por qué no quieres que tenga amigos?— el tono de su voz se elevó

Porque tengo miedo de que te des cuenta que mereces a alguien mejor.

— No es eso. Te quiero proteger de las personas malas. Todo el mundo al principio muestra ser buenos pero al paso del tiempo sacan sus garras y no dudarán en clavártelas

Después de decir eso no supe si fue parte de mi imaginación o él realmente lo dijo pero escuche un murmullo diciendo "e igual que tú". Pero no dije nada.

No tuve el valor.

Nos adentramos al automóvil. Nadie dijo nada en todo el camino de regreso a casa.

Esa noche no dejó que lo abrazara.

-lilith

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