Un mundo falso y mentiroso
A paso rápido y agitado llego a aquel laboratorio que parecía estar abandonado, derruido y malgastado por el tiempo.
-¿La casa del profesor Dekapan...?- Preguntó asustado de lo oscuro y siniestro que se veía aquel lugar.
-Era su casa, Dekapan ya no vive aquí...- Aun con su voz enojada seguía cargando en su espalda a su pequeño hermanito, llevándolo por los pasillos -Bien... Este es el lugar...- Murmuró al tiempo que se arrodillaba para que el menor se bajara, cosa que hizo de inmediato.
-Eso es...- Se quedó boquiabierto ante aquel inmenso aparato delante de sus ojos -Es la maquina que uso el profesor para traerme...- Aun sin poder creerlo, estaba sin ningún rasguño.
Después de sus palabras no se escuchó ningún sonido, Karamatsu estaba perdido en sus pensamientos mientras buscaba varias piezas metálicas por los alrededores.
-¿Karamatsu-nissan?- Se acercó lentamente donde el mayor. Parecía preocupado -¿Sucede algo?- No obtuvo respuesta, el mayor solo se encargaba de tomar piezas desconocidas -¿Necesitas ayuda?-
-Jyushimatsu, mantente en silencio...- Pidió, pero aquella petición fue ignorada por la curiosidad del menor.
-Si necesitas ayuda, llamemos a Dekapan, el nos ayudara- esbozó una amplia sonrisa mientras corría para ganarse en frente de su hermano -Ne Nissan ¿Me escuchas?- preguntó de forma inocente -¿Nissan...? Llama a Dekapan- Sugirió nuevamente, pero otra vez fue ignorado -¡Nissan, busca a-
-¡Callate joder!- Gritó el mayor exaltando al contrario -¡Dekapan esta muerto!- Siguió sin bajar su voz -¡Aunque quisiera no nos podría ayudar!-
Su respiración se agitó por un momento, mientras con sus ojos furiosos observaba la cara de miedo de Jyushimatsu.
-¿Mu-muerto...?- Fue lo único que pudo procesar de aquello, que Karamatsu le gritase tan fuerte lo dejo en shock.
-Si...- Calmó un poco sus nervios mientras volvía a su trabajo de recolector -Todos están muertos...- Murmuró con una mueca de dolor en su cara.
-¿Eh...? ¿Por qué...?-
-Seras mas feliz si no te digo nada- Declaró en seco queriendo terminar la conversación, pero eso no era algo que su hermanito permitiría.
-Karamatsu-nissan ¿Que pasó...?- Volvió a preguntar esta vez con voz y mirada suplicante, aquella a la que Karamatsu no podía decir que "no"
-Tch...- Chasqueo su lengua denotando su malestar, aun así comenzó a explicar -No se como ni porque... Pero hace algunos años, en este mundo se inició una guerra a escala mundial... Duro mucho tiempo y casi todos los países del mundo fueron arrasados por la violencia... Japón fue uno de esos países...-
Ante aquello Jyushimatsu abrió sus ojos con miedo -No... Eso quiere decir...-
-Si... Todos los habitantes de este mundo... Que pertenecían a Japón perecieron... Eso incluye a nuestros amigos, conocidos... Y a nosotros mismos...- Se detuvo por un segundo para ver la cara de terror que se comenzaba a formar en el menor.
-Pe-pero O-Osomatsu-nissan y Cho-
-¡Son falsos!- Exclamó.
-¿Eh...?-
-No son mas que cúmulos de carne inerte y huesos putrefactos, moldeados por su titiritero... Fujitora-san...- Apretó con fuerza sus dientes, al tiempo que comenzaba a escuchar como su hermanito vomitaba sus entrañas -Esa fue mi reacción también...- Levantó su cuerpo al ya haber recogido todas las piezas que quería -... Al saber la verdad de este mundo...-
-¿Po-Por qué...?- Preguntó con su voz aguda, mientras que con asco recordaba lo que había hecho con ellos por tres días seguidos...
-Fujitora-san es el verdadero dueño de este mundo... En otras palabras... Es su dios...- Sin cuidado dejo caer las piezas metálicas sobre los paneles de la enorme máquina -Al ver la destrucción que se produjo en su mundo... Decidió crear uno nuevo... Uno donde no existiera el odio... Uno donde solo exista amor...- Se plasmó el odio en su cara mientras abría un compartimiento de aquella maquina para comenzar a insertar las piezas recogidas -Pero su compresión del amor... Es algo realmente distorcionado y desagradable...-
El silencio reino por varios minutos, Jyushimatsu estaba tratando de asimilar lo que había escuchado, y Karamatsu estaba esperando a que lo hiciera, sin dejar de trabajar.
-¿E-entonces Karamatsu-nissan no es... Real...?- Sus ojos se cristalizaron ante aquella idea que apuñalo su pequeño corazón.
-Si no lo fuera... No querría echarte a patadas de este mierdero mundo... Tu no deberías estar aquí... No puedo dejar que este mundo te devoré... Y te vuelvas como los demás...-
-¿Como los... Demás...?- Preguntó confuso.
-Si sigues aquí... Tu mente se irá haciendo pedazos y formaras parte de ese grupo de títeres sin corazón... Y tu cuerpo original morirá en el otro mundo...- Mordió su labio inferior con fuerza -Nunca en la vida... Voy a permitir eso...- Aclaró al tiempo que colocaba la ultima pieza que había recogido.
En ese instante la enorme maquina se encendió, mostrando la estática proveniente de la pantalla.
-Gracias a dios... Aun funciona...- Tranquilizó su semblante mientras suspiraba aliviado -Bien... Te vas a casa Jyushimatsu...- Mencionó con una ligera sonrisa en su rostro.
-¿Eh...? ¿Nissan no vendrá conmigo...?- miró preocupado a su hermano mayor.
Karamatsu no respondió, solo comenzó a caminar hasta un pequeño cubículo donde solo podía caer una persona.
-¿Nissan...?-
-Yo iré después de ti... Venga, adentro...- Siempre había sido de ese modo... Karamatsu no sabía mentir...
-¿No vendrás...?- Sus ojos se cristalizaron.
Al verse descubierto nuevamente endureció sus expresiones, exaltando al menor.
-Jyushimatsu... Adentro...- Señaló el cubículo con una sombría mirada.
No respondió, solo agitó con fuerza su cabeza en señal de negación, no aceptaba el hecho de separarse nuevamente de él.
-No te lo estoy pidiendo... Es una orden...- Aun si tenia que ser a la fuerza lo sacaría de aquel horrendo lugar.
-¡No me iré sin Karamatsu-nissan!- Gritó mientras era tomado con fuerza de su brazo y era arrastrado por el mayor.
-¡Deja de resistir te y entra ahí!- Con dificultad lo traía consigo, pero aun así le resultaba tedioso e irritante la terquedad del contrario.
-¡No quiero! ¡No quiero!-
-¿¡Por qué eres tan terco!? ¡Si te quedas aquí morirás!-
-¡No me importa!-
-¡No seas idiota y metete ahí!- Cuando al fin lo tuvo a míseros centímetros del cubículo lo empujó con fuerza dentro de esté, sin embargo, Jyushimatsu con lágrimas en los ojos no dejaba que la puerta se cerrase -¡Jyushimatsu deja de actuar como un idiota!-
-¡No lo haré! ¡Si Nissan no viene conmigo nunca lo haré!-
-¡No puedo ir contigo!-
-¿¡Por qué no!?-
-¡Porque ya lo e intentado y no puedo escapar!-
-¿Eh...?-
El silencio se hizo presente, la respiración agitada de ambos hermanos era lo único que se escuchaba.
Karamatsu miraba con rabia el suelo, mientras Jyushimatsu, con sus ojos llorosos lo miraba atónito.
-No puedo... Escapar de este mundo... Lo e intentado miles de veces... Y no puedo...- Su labio temblaba y su entrecejo se arrugaba cada vez mas en una mueca de dolor.
-Po... ¿Por qué...?-
Ya cansado de las largas explicaciones, Karamatsu decidió mostrárselo con acciones, por lo que, lenta y tranquilamente beso los labios de su hermanito.
No duro mas que segundos y ante los ojos de Jyushimatsu... Algo cruel e imposible se mostró.
-¿Nissan...?- Atónito podía ver como de los brazos, muñecas, piernas, cintura y cuello de Karamatsu salían gruesas cadenas que estaban adheridas al suelo y que gran parte de su cuerpo se veía en blanco y negro.
-Puedes verlas... ¿Verdad...? Las cadenas que me atan a este mundo...- Movió una de sus manos hasta su pecho para apretar con fuerza su sudadera -Mi tiempo se acaba... A cada segundo me vuelvo parte de este mundo... Por eso estoy perdiendo mis colores...-
-Pe-pero...- Trató de decir algo, pero fue interrumpido por el mayor.
-No hay "peros" Jyushimatsu...- Una amarga sonrisa surcó sus labios -No hay nada que puedas hacer... Yo ya soy prisionero de este lugar...- Miró con tristeza los ojos ajenos -Así que vete de una vez... No me hagas esto mas difícil... No soportaría verte de este modo...-
-Nissan...- Sus lágrimas comenzaron a caer con mas fuerza, al tiempo que sin previó aviso era empujado nuevamente adentro del cubículo, dejando que la puerta de vidrio se cerrara ante sus ojos.
-Cuando vuelvas... No les digas nada a los demás sobre este mundo...- Comenzó a hablar al otro lado de la puerta -Y... Destruye la maquina que tiene Dekapan en ese mundo...- No pudo seguir fingiendo mas, la tristeza la invadió y las lágrimas empezaron a salir de sus ojos.
-¡Espera Nissan!- Se desesperó al ver como Karamatsu se dirigía hasta el botón que accionaría la máquina -¡No lo hagas Nissan!-
Sus súplicas no fueron escuchadas, en su lugar pudo ver una sincera y tierna sonrisa dibujarse en los labios de su hermano.
-En verdad me alegra haberte visto por ultima vez... My little Jyushimatsu...- Sin dudarlo y sin dejar de sonreír, apretó el botón -Te quiero...-
-¡Nissan! ¡Nissan!-
Un haz de luz cubrió por completo su cuerpo, haciéndolo perder el conocimiento... Llevando su mente a donde pertenece...
Karamatsu pasó varios minutos en silencio secando sus lágrimas, hasta que decidió se dispuso a destruir la máquina que recién había utilizado.
-Bien... Terminemos con esto...- Dijo decidido.
-¿Terminar con que...? Matsuno-kun...- Su sombría voz... Lo hizo temblar de miedo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top